lunes, 29 de junio de 2015

AL SERVICIO DE PPODEMOS

En los días previos a las elecciones del pasado 24 de mayo, el “otro” Pablo Iglesias lanzó un mensaje extraordinariamente claro a todos los socialistas. Y no se han dado por enterados ni Pedro Sánchez, ni una buena parte de los miembros que integran el Comité Federal del PSOE. Cuatro días antes de las elecciones pasadas, en un acto público celebrado en la plaza Claudio Moyano de Zamora, después de congratularse por ser nieto de unos socialistas que votaron con mucha ilusión en 1982, no dudó en afirmar que “los socialistas de corazón van a votar morado. Bienvenidos a casa, compañeros”.
En Zaragoza, al día siguiente, el líder de Podemos reclama para su formación política el voto de los que, en realidad, son “socialistas de verdad”, a los que vuelve a dar la bienvenida, porque, según dice, van a votar morado. Y va aún más lejos y, dirigiéndose directamente al PSOE, acusa a  Pedro Sánchez y a sus gentes de “haber dejado de ser el partido de la gente corriente”. Según Pablo Iglesias bis, el PSOE actual no se parece en nada  al de 1982, ni al de la Transición. Y después de insultar gravemente a distintos miembros del Partido Popular, dijo que Podemos "no gobernará para todos, porque no puede gobernar igual para quien desahucia que para el desahuciado".
Y Pedro Sánchez, que confunde frecuentemente la oportunidad con el oportunismo, piensa erróneamente que, pactando con Podemos, disimula mejor su estrepitosa derrota en las urnas y acelera así su ansiado desembarco en La Moncloa. Y realmente no es así. Con semejante pasteleo, el secretario general del PSOE conseguirá, eso sí, alguna migaja más de poder territorial, pero perderá una buena parte de sus posibilidades de cara a las próximas elecciones generales. Con su apoyo indiscriminado a las formaciones populistas, se arriesga a que el partido socialista de España termine quedando compuesto y sin novia, y que, como en Cataluña, en Baleares y en Galicia, pase a ser una fuerza política meramente residual. De ser un partido de Gobierno, convertirse irremediablemente en un partido bisagra.
El actual líder del PSOE comete un error monumental al aceptar voluntariamente las condiciones impuestas por Podemos y que termine regalándoles alcaldías tan importantes como la de Madrid y Valencia. Y todo a cambio de alguna que otra autonomía y unas pocas alcaldías de segundo orden. Le ciega el sectarismo y no ve que, en casi todas las grandes ciudades,  el partido socialista ha sido víctima propiciatoria de Podemos y del resto de plataformas de izquierda,  pilotadas todas ellas, faltaría más, por las huestes de Podemos. 

domingo, 14 de junio de 2015

EL NARCISISMO ENTRE LOS POLÍTICOS

El narcisismo es un trastorno psicológico, muy generalizado actualmente, y que está causando verdaderos estragos entre la clase política. Y los políticos narcisistas son especialmente peligrosos porque consideran que están muy por encima de los demás. Y precisamente por esto, están incapacitados para reflexionar y madurar sus decisiones. Y esto les impide descubrir y asumir a tiempo muchos de sus errores. Los políticos que padecen esa anormal inflación del ego, están siempre a la defensiva,  y reaccionan invariablemente con una agresividad excesiva cuando se cuestionan sus posiciones o se ponen en evidencia sus equivocaciones.

Según nos cuenta el poeta romano Ovidio en su obra de Las Metamorfosis, el primer caso narcisista de la historia lo protagonizó un apuesto joven, llamado Narciso, que se distinguía precisamente por su extraordinaria belleza. Este personaje mitológico era hijo del dios rio Cefiso y de la ninfa acuática Liriope. A los 16 años, ya despertaba la admiración de hombres y mujeres y destrozaba el corazón de todas las doncellas que le conocían. Pero como era extremadamente vanidoso e insensible a los encantos de los demás, las rechazaba a todas.

Su primera víctima fue la ninfa Eco, que le seguía sigilosamente a través de los bosques cuando Narciso iba de caza. Hasta que un día, éste la descubre y, entonces, Eco sale de entre la maleza con los brazos abiertos y, completamente entregada, intentó abrazar a su amado. Pero Narciso la rechazó de manera altanera, y la pobre ninfa, hundida y desolada, se ocultó en una cueva solitaria, donde terminó consumiéndose de amor hasta que no quedó más que su voz. Además de la ninfa Eco, hubo otras muchas víctimas de tan presuntuoso y despiadado joven. Hasta que un día, una de esas despechadas ninfas, dirigiéndose a los cielos, pidió a Némesis, la diosa de la venganza, que castigara al engreído Narciso, haciendo que experimentara en sí mismo todo el dolor y el sufrimiento que produce el amor cuando no es debidamente correspondido.