domingo, 30 de enero de 2011

NUEVO SAQUEO A LAS ARCAS PÚBLICAS

Perdemos el tiempo de manera miserable si esperamos que este Gobierno reaccione de una vez y deje de dilapidar el poco dinero público que aún se recauda a pesar de la crisis económica. Es esta una de las causas que lamentablemente, aunque nos duela, debemos dar por perdidas de manera irremediable y definitiva. Cuando lograron hacerse con el Gobierno y comenzaron a gastar alocadamente, todos pensamos que se trataba de un catarro pasajero. Pasó el tiempo y al no ser tratado oportunamente, ese catarro derivó en algo más grave, en una neumonía preocupante. Si no es desde un Ministerio, es desde otro, se da giro al dinero de todos los españoles, subvencionando las cosas más peregrinas que uno pueda imaginarse. Esta vez es la inefable ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, la encargada de fundir alegremente 2,6 millones de euros, que repartió entre más de un centenar de colectivos afines, en su abrumadora mayoría de signo inequívocamente feminista.

En el Boletín Oficial del Estado del pasado 24 de enero se publica la resolución de 16 de diciembre de 2010, en la que se detallan las subvenciones que concede el Ministerio encabezado por Leire Pajín y que se llevan prioritariamente esos grupos progres y feministas afectos al PSOE. Dada la gravedad de la crisis económica, escasea el dinero y no hay manera de cubrir tantas necesidades como tienen que soportar los ciudadanos españoles. No habrá dinero para quitar el hambre a los que carecen de todo tipo de recursos; no habrá manera de financiar debidamente a los pequeños y medianos empresarios para que no cierren sus instalaciones y así, puedan mantener todos sus puestos de trabajo; pero sería imperdonable que no hubiera dinero para todo ese variado elenco de todo tipo de mujeres, entre los que está el Lobby Europeo, buen número de grupos de lesbianas, bisexuales, cantantes, escritoras y artistas que luchan contra la Violencia de Género y para los sindicatos.

La generosidad de Leire Pajín, claro está, no podía dejar fuera de ese reparto del dinero de los contribuyentes españoles a las dos centrales sindicales mayoritarias, CC OO y UGT. La confederación sindical de CC OO recibió la bonita cifra de 50.943, desglosados de la siguiente manera: 17.340 euros para la realización de una revista Trabajadora, 21.465 euros para la realización de materiales en materia de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y 12.138 euros para realizar jornadas para avanzar en esa igualdad. La UGT fue agraciada con 12.640 euros por una iniciativa denominada ‘Crisálida’, y 21.150 euros por el observatorio de medidas y planes de igualdad en la negociación colectiva. En total 33.790 euros.

Alguna de estas ayudas o subvenciones firmadas por Pajín son tremendamente escandalosas, como es el caso de los 71.619 euros que se lleva la Federación de Planificación Familiar para prevenir embarazos y en poner al día a las mujeres inmigrantes en salud sexual y reproductiva. No menos obscena resulta la ayuda que se lleva la Federación de Mujeres Progresistas, que dispondrán de 120.125 euros para prevenir principalmente la violencia de género en los centros educativos y para promocionar la Ley de Igualdad en las empresas. Y tratándose de un Gobierno tan poco serio como el de Rodríguez Zapatero, ¡qué menos de 30.790 euros para solazar a la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales!

La Asociación de Mujeres Juristas Themis es premiada con 61.962 euros, entre otras cosas, para realizar Seminarios de práctica jurídica desde la perspectiva de género y preparar cursos monográficos relativos a la defensa de los derechos de la mujer. Como Leire Pajín es sumamente rumbosa, gratificó con 83.790 euros a la Confederación de Federaciones y Asociaciones de Viudas, para eliminar la exclusión y avanzar en la igualdad para el cambio. Otro tanto pasó con la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales a quienes entregó 22.790 euros que deberán emplear en programas innovadores dirigidos a la formación y promoción de mujeres en cualquier ámbito de actuación. La Asociación Española de Mujeres Separadas y Divorciadas “Carmen García Castellón” logró hacerse con 34.054 euros como apoyo al movimiento asociativo.

La Asociación Española de Mujeres Profesionales de los Medios de Comunicación, se han encontrado con 28.790 euros para mantener, además de su red de mujeres, la publicación ‘Género y Comunicación’. Mientras que la Federación Andaluza de Mujeres Gitanas “Facali” recibe 26.398 euros para sus programas de mantenimiento, la Asociación Clara Campoamor se lleva 25.290 euros para orientar a las mujeres víctimas de violencia de género y en riesgo de exclusión social. Hay otra Asociación de Mujeres Gitanas “Alborea” que es premiada con 17.790 euros para el mantenimiento de sus actividades habituales, y con 15.396 euros la Asociación de Mujeres Saharauis en España para su integración y empoderamiento.

Son 15.790 euros la cantidad destinada, faltaría más, a la Asociación de Mujeres “Concejalas 79” para que potencien su papel dentro de los Ayuntamientos. A todo este elenco de Federaciones y Asociaciones de Mujeres que ya hemos visto, hay que agregar la Asociación Nacional de Mujeres Ucranianas en España, la Asociación de Mujeres Progresistas Victoria Kent, la Asociación de Mujeres Emprendedoras y Progresistas de Melilla y otras muchas hasta completar la curiosa cifra de los 2.600.000 euros. A excepción de la Federación Católica Española de Servicios a la Juventud Femenina, que se vio favorecida con la cantidad de 3.000 euros, los demás grupos o Asociaciones están integrados, eso sí, por mujeres de izquierdas que presumen de progres y que profesan el más acendrado feminismo. Y alguna de ellas con el llamativo nombre de Colectivo de Jóvenas (¡sic!) Feministas, para que no haya duda. Esta es la manera que tiene nuestro Gobierno de apretarse el cinturón.

Gijón, 27 de enero de 2011

José Luis Valladares Fernández

miércoles, 26 de enero de 2011

DESCAPITALIZACIÓN DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Cuando José María Aznar llegó a La Moncloa, se vio obligado a solicitar un préstamo para cumplir con los jubilados y abonar oportunamente sus pensiones. El Gobierno socialista de Felipe González había dejado en cuadro las arcas de la Tesorería General de la Seguridad Social, cuyo déficit alcanzaba la cifra de 500.000 millones de pesetas. A base de tesón y esfuerzo, Aznar logra invertir esa situación. Crea más puestos de trabajo que ningún otro país de Europa y, como consecuencia de esto, se bate el récord de personas que se afilian a la Seguridad Social. De este modo, con su razonable “política de déficit cero”, el Gobierno de Aznar logra en el año 2000, enjugar el déficit de la Seguridad Social. Y no se queda ahí. Para garantizar en el futuro el cobro de las pensiones, crea ese mismo año el llamado Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Al finalizar su mandato en marzo de 2004, las cuentas de la Seguridad Social ofrecían un superávit de 15.000 millones de euros.

Al llegar José Luis Rodríguez Zapatero a la presidencia del Gobierno, en un principio y por inercia, siguió haciendo acopio de dinero, hasta alcanzar la cifra de 19.330,40 millones de euros al finalizar 2004. Como se negó tozudamente a reconocer que la crisis comenzaba a hacer estragos en nuestra economía, no se tomaron medidas adecuadas a tiempo par hacer frente de manera razonable a los efectos negativos de la misma. La tardanza en tomar esas medidas, se tradujo desgraciadamente en una destrucción galopante de empleo y por consiguiente en una progresiva descapitalización de la caja de las pensiones. De los 14.128 millones de euros con que se cerró 2008, pasamos a 8.502 millones en 2009, cantidad que se redujo a finales de 2010 a los 2.382,97 millones de euros. Con referencia al Producto Interior Bruto (PIB), el dinero disponible en 2008 representaba el 1,31% y solamente el 0,22% al cierre del año 2010.

Todo esto quiere decir que el superávit de la Seguridad Social se ha esfumado prácticamente en los dos últimos años. La caída del superávit en 2010 representa un 71,9% con respecto al año anterior. Los ingresos obtenidos durante 2010 suponen 122.484,55 millones de euros, un 0,97 menos que en 2009. Los gastos se elevaron a los 120.101,58 millones de euros, un 4,55% más que en el año anterior. De seguir esta progresión, es muy posible que la Seguridad Social, vuelva, durante este año, a los tiempos de Felipe González, y aparezca de nuevo un déficit en su cuenta de resultados, ya que no es previsible que mejoren las condiciones económicas durante el año 2011. Es más, según todos los indicadores, empeorarán notablemente.

La paga percibida por los pensionistas, como consecuencia de la desviación del IPC a lo largo de 2010, ha contribuido evidentemente a descompensar el cierre del ejercicio, acentuando así aún más la caída del superávit. Pues hay que tener en cuenta que el Gobierno había previsto una subida del IPC del 0,8%, y la realidad fue muy distinta. La desviación fue bastante más elevada de lo previsto, llegando hasta el 1,3% por culpa del inesperado crecimiento brusco de la energía y del petróleo. A esto hay que sumar otro dato negativo, la disminución notable de los ingresos por cotizaciones, que cayeron un 0,60% durante el pasado año.

La destrucción endiablada de puestos de trabajo a lo largo de todo el año 2010 y la caída consiguiente de los ingresos por cotizaciones han exigido un duro y continuado esfuerzo a las arcas de la Seguridad Social para mantenerse a duras penas en un exiguo superávit. Si las circunstancias no cambian, es muy posible que, este año, la Seguridad Social entre en números rojos. Y entonces el Gobierno no tendría más remedio que acudir a la hucha de las pensiones y comenzar a tirar de ese Fondo de Reserva que se ha ido acumulando durante todos estos años, y que, a primeros de año, sumaba la cantidad de 64.375 millones de euros.

De acuerdo con la Ley reguladora dicho Fondo de Reserva, la cartera de activos de la Seguridad Social tenía invertidos más de 5.000 millones de euros en deuda pública alemana y francesa y holandesa. La Ley en cuestión, de fecha 29 de septiembre de 2003, establece que el Fondo de Reserva solamente puede invertirse en deuda “que tenga la máxima calidad crediticia”. Pero el Gobierno que dirige José Luis Rodríguez Zapatero, cuando le conviene, no se muestra especialmente respetuoso con la legislación vigente. Y así, para enjugar el voluminoso déficit de las cuentas públicas, decide vender 5.194 millones de euros de esa deuda completamente segura de los países europeos citados y los invierte en la tambaleante deuda pública española. Se oculta maliciosamente que los bonos europeos cuentan con la máxima nota de todas las agencias calificadoras y los españoles no.

Este cambio de estrategia se debe, según nos dice el Comité que gestiona la hucha de las pensiones, a que la deuda pública española es mucho más rentable, lo que no pasa de ser una disculpa bananera. Los intereses efectivamente son más altos, porque se trata de una deuda calificada como tóxica por los inversores extranjeros, y si no es así, no la quiere nadie. Además se corre el riesgo de no cobrar los intereses y perder hasta la inversión. El problema de la hucha de las pensiones es sumamente grave, ya que no se trata solamente de esos.5.194 millones de euros procedentes de la venta de deuda segura. Lo más grave del asunto es que se ha destinado casi todo el dinero del Fondo de Reserva de la Seguridad Social -el 90% de los 64.375 disponibles- , a comprar deuda pública española. El Gobierno se está jugando la caja de las pensiones. ¡Que Dios nos coja confesados!


Gijón, 21 de enero de 2011


José Luis Valladares Fernández

domingo, 23 de enero de 2011

CADA DÍA SOMOS UN POCO MÁS POBRES


Todos los años, al comenzar enero, se habla reiteradamente de la “cuesta de enero”.  Y ¡qué cuesta la de este enero de 2011…! Quizás merezca figurar con todos los honores  en el Libro Guinness de los Récords, ya que va a ser una cuesta sumamente ardua y empinada. Las subidas de precios en este mes de enero harán que recordemos con nostalgia las de otros eneros pasados, pues además de ser desproporcionadas, vienen en uno de los momentos más delicados para las maltrechas economías domésticas. Todo un golpe de efecto al bolsillo del sufrido consumidor que, aunque lo esperaba, no mitiga en absoluto el cabreo y el disgusto extraordinario que esto le ha ocasionado. 

En lo que va de enero, ha subido el transporte, ha subido la luz, el gas y hasta los servicios que recibe el ciudadano. La subida del precio de la luz ha batido su record histórico,  situándose en un excesivo 9,8% y el gas subió casi el 4%. Los billetes de Renfe también son más caros, al igual que los peajes y los impuestos. Viajar en los trenes de cercanías y de medio recorrido costará un 3,1% más y un 2,3% más si viajamos en el Ave. A todas estas subidas de precios, este año hay que agregar la escandalosa subida de los carburantes, muy por encima de la de otros años. La Administración echa balones fuera y culpa de esta subida a los impuestos, a la depreciación del euro con respecto al dólar y a la escasa competencia entre las compañías de hidrocarburos.

No suben en cambio ni los sueldos de los trabajadores públicos, ni las pensiones. Son aproximadamente 3 millones los empleados públicos que, además de ver reducido su sueldo en   una media de un 5% durante el año 2010, en 2011 los tendrán congelados. Es el mismo problema que deberán afrontar más de 5 millones de jubilados que tendrán que aguantar un año más con su pensión congelada. Y como esa nueva escalada de precios  afecta directamente  a artículos de primera necesidad, trabajadores públicos y pensionistas verán reducido su poder adquisitivo, que es lo mismo que si redujeran sus ingresos. Es la manera un tanto peregrina que tiene Rodríguez Zapatero de mantener el estado de bienestar de los ciudadanos españoles. Quizás piense, como aquel filósofo de la antigua Grecia, Epicuro de Samos, y quiera hacernos ricos, obligándonos a familiarizarnos con la escasez. 

La gasolina, al igual que la energía eléctrica, también ha batido su record histórico al encarecerse por tercera semana consecutiva, hasta alcanzar los 1,285 euros por litro, 9 céntimos más cara que en julio de 2008. Solamente en esta última semana, el litro de gasolina se ha encarecido un 1,6%, ya que hace siete días se vendía el litro a 1,265 euros. El precio del gasóleo también ha experimentado un incremento notable en esta última semana, nada menos que un 1,9%, vendiéndose a 1,217 euros por litro. Desde primeros de año, estos dos combustibles  se han encarecido un 2,23% en el caso de la gasolina, y un 2,53% el gasóleo.

Hasta comienzos del año 2010,  había una correlación manifiesta entre los precios de las gasolinas y los crudos, correlación que ha desaparecido desde entonces y que se ha acentuado con la llegada del 2011. Las fluctuaciones de precios en el crudo se reflejaban de manera más o menos inmediata en los precios finales de los derivados. Ahora la gasolina está  9 céntimos más cara que en julio de 2008. Y entonces el barril de petróleo costaba 147,5 dólares y hoy, sin embargo, está casi un 35% más barato, ya que se cotiza a 92,7 dólares el barril. En 2010, en efecto, el precio de crudo cayó a sus niveles más bajos de los últimos cinco años y, sin embargo, el precio de la gasolina se encareció durante ese año un 13,4% y el del gasóleo un 18%.

Desde el 1 de enero hasta hoy, hay que agregar  un 2,23% en el caso de la gasolina, y un 2,53% el gasóleo. Con precio resultante, llenar un depósito de gasolina de unos 55 litros,  costará por primera vez por encima de los 70 euros, casi 10 euros más que en la misma semana del año pasado. El llenar el depósito de gasóleo costará casi 67 euros, casi 12 más que en la misma semana del año pasado. En un producto que los impuestos representan casi el 50% del precio de venta, como es el caso de estos carburantes, cualquier subida impositiva dispara el precio final del mismo. Y a partir del 13 de junio de 2009 se comenzó a aplicar un impuesto especial de 2,9 céntimos litro y desde julio del año pasado el 2% que corresponde al incremento del tipo de IVA del 16 al 18%. Hay que tener también en cuenta los impuestos especiales de algunas Comunidades Autónomas. 

Otro factor que tiene su influjo en el precio final de estos combustibles es el tipo de cambio del dólar con respecto al euro. Actualmente el precio del euro anda por los 1,36 dólares, cuando el 14 de julio de 2008 costaba 1,55 dólares. El euro ha sufrido, por consiguiente,  una depreciación del 14%, que es lo más que cuesta ahora a España el petróleo. A esto, la Administración agrega otro factor más que influye en el encarecimiento de los carburantes, la falta de competencia. Según la Comisión Nacional de la Competencia, son tres empresas las que se reparten más del 60% del mercado de los hidrocarburos, Repsol-YPF, Cepsa y BP. Con el dibujo de este escenario, es imposible que haya presión competitiva entre las diferentes empresas petroleras.

Si a la depreciación del euro con respecto al dólar, que alcanza alrededor de un 14%, sumamos los impuestos a mayores que soportan actualmente los carburantes, el encarecimiento de estos andaría por un 20% aproximadamente. Hasta el 34% menos que nos cuesta el crudo, aún queda un buen margen  que no han querido repercutir en los precios que pagamos por las gasolinas y por los gasóleos. Y es un dinero limpio que alguien se lleva gratuitamente, contribuyendo así a que los consumidores, con ese mayor gasto adicional, vean reducidos notablemente sus salarios o sus pensiones. Para evitar que las petroleras sigan perjudicando de manera tan desconsiderada  a los ciudadanos, el Gobierno debería fijar un precio máximo de referencia, como ha hecho con otros sectores liberalizados, como es el caso de la telefonía móvil. De momento el Gobierno prefiere favorecer a las empresas petroleras y eso, claro está, a costa de los consumidores.

Gijón, 22 de enero de 2011

José Luis Valladares Fernández

miércoles, 19 de enero de 2011

LOS ENGAÑOS DE ZAPATERO

El paso de José Luis Rodríguez Zapatero por La Moncloa ha sido, en general, tremendamente negativo para España y para la inmensa mayoría de los españoles. Nunca ha sabido estar a la altura de las circunstancias y ha dado muestras abundantes de que la presidencia del Gobierno le queda demasiado grande. Un talante ficticio y una sonrisa bobalicona es muy poco bagaje para desempeñar adecuadamente las tareas propias del jefe del Ejecutivo. Si a esa falta notable de aptitud para tan elevado cargo, le sumamos su manifiesta irresponsabilidad, nos encontramos con el Zapatero real que ha hipotecado nuestro futuro económico y cultural y que ha puesto en peligro hasta la convivencia nacional.

Ni que Rodríguez Zapatero fuera un personaje de novela, pues además de ser un tipo extremadamente utópico, sueña que él es el mesías, el salvador, el que por fin hará felices a todos los españoles al hacerles partícipes del mejor de los estados de bienestar social posible. Como si fuéramos indefensos niños, trata de tutelarnos económica y culturalmente, para protegernos hasta de la verdad. Sus continuas mentiras tienen esta piadosa intención. De ahí su afán por ocultar la cris económica. Como a pesar de todas sus precauciones, llegamos a saber que estábamos en crisis, había que dulcificarnos la desilusión sufrida, con los brotes verdes y las señales ciertas de nuestro repunte económico definitivo.

Comenzando por el principio y guardando el orden cronológico, veremos que esto no es una exageración. Para levantar los ánimos de los ciudadanos españoles, como aperitivo, puso su primera inyección de entusiasmo el 19 de diciembre de 2005, con una de sus primeras frases famosas: "Somos la envidia de Europa y en pocos años vamos a ser un país de primera división en el mundo". Ya en el año 2007, concretamente el día 11 de septiembre, cuando la crisis comenzaba a producir los primeros estragos, quiso situar a nuestra economía entre las más florecientes de nuestro entorno. "Haciendo un símil futbolístico -dijo-, se podría decir que la economía española ha entrado en esta legislatura en la Champions League de la economía mundial, mal que les pese a algunos”. E insiste: "En esta Champions League de las economías mundiales, España es la que más partidos gana, la que más goles ha metido y la menos goleada. Ésa es la realidad." Y por si a alguien le quedaba alguna duda, remachó en la Cadena SER y en Libertad Digital: "El Gobierno ha situado a España en la Champions League de las economías del mundo".

Sería ya en 2008, a raíz del debate electoral entre Pedro Solbes y Manuel Pizarro, cuando llamaría “antipatriotas” a quienes anuncian que la crisis ya está haciendo estragos en nuestra economía y piden medidas específicas y estructurales para enfrentarnos a ella con garantía. A estas personas las acusa Zapatero de “falta de patriotismo” porque generan, según dice, un “alarmismo injustificado”. Quizás no se había enterado de que, por entonces, ya se destruía empleo a un ritmo injustificadamente elevado, la inflación era cada vez más alta y nuestro crecimiento estaba ya estancado. La pérdida de poder adquisitivo era muy notable y la confianza en nuestra economía estaba ya bajo mínimos. Fue en diciembre de ese mismo año, cuando las circunstancias le obligaron a cambiar de disco y afirmó: "Aunque la crisis es fuerte y aún nos quedan momentos duros en los próximos tres o cuatro meses, España saldrá de ella en la segunda parte del 2009". Pero es cierto que aún le costaba utilizar la palabra “crisis”, como apreciamos por la siguiente frase, pronunciada a primeros de 2009: “No hay crisis, hay una desaceleración acelerada de la economía”.

Según reveló entonces el Banco de España, la economía había caído un 1,8% en el primer trimestre de 2009 y el 2,9% en el último año. Es en el mes de abril cuando Zapatero, ante estos preocupantes datos que reflejaban la mayor contracción de la economía española desde la década de los 70, aseguraba en Bruselas que “es probable que lo peor de la crisis económica haya quedado atrás". Y atribuía estos datos, tan negativos para nuestro crecimiento, a la recesión mundial que azotaba a todos los países y que no tenía precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Poco tiempo después, en pleno verano de dicho año, aparecen los famosos brotes verdes tal como afirmó solemnemente la ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado. Lo que confirmaría en la práctica Rodríguez zapatero, al presentar el informe económico correspondiente a ese año, con esta concluyente frase: "La economía española va a volver a crecer con carácter inminente".

Las medidas que ha tomado el Gobierno a lo largo del año 2010, por iniciativa propia u obligado desde Bruselas, son en realidad muy pocas. Entre ellas está la descafeinada reforma laboral aprobada el 9 de septiembre, el recorte de salarios a los trabajadores públicos y la congelación de las pensiones. Piensa Zapatero que, con este escaso bagaje, tenemos garantizada la salida inmediata de la crisis económica con un crecimiento posiblemente espectacular. Por eso no dudó en afirmar, en una entrevista concedida a la cadena de televisión CNBC en el pasado mes de diciembre que "Hay algunos análisis que dicen que, con la implantación de las reformas que se han puesto en marcha, en 2011-2012 España podría ser uno de los países que registre mayor crecimiento en la Unión Europea". Esto nos vendría muy bien pero, como las dotes proféticas del presidente del Gobierno son tan poco fiables, tendremos que verlo para creerlo.

Gijón. 17 de enero de 2011

José Luis Valladares Fernández

sábado, 15 de enero de 2011

ZAPATERO Y SU MANERA DE HACER POLÍTICA

El paso de José Luis Rodríguez Zapatero por la presidencia del Gobierno ha resultado catastrófico para España y para los españoles. A excepción de esos cuatro caraduras que han sabido explotar las manifiestas carencias y debilidades del jefe del Ejecutivo, todos han salido chamuscados, incluso hasta sus propios compañeros de partido. Se han librado de la quema los líderes de las centrales sindicales mayoritarias, CC OO y UGT y los del sindicato de la ceja, entre los que se encuentra el mundo de la farándula y de los titiriteros. A pesar de las duras dificultades por las que atraviesa España, ni los líderes sindicales, ni los de la ceja, han sido zarandeados por la nefasta crisis económica que soportamos, pues unos y otros han sido beneficiados ampliamente con el dinero de todos los españoles.

Fueron muchos los que, en 2004 dieron alegremente su voto a Zapatero y ahora todos estamos pagando unas consecuencias muy duras, derivadas de ese voto inconsciente. Es cierto que, en la actualidad, muchos de aquellos votantes están ya plegando velas y dispuestos a no repetir errores. Aunque demasiado tarde, se han dado cuenta que Zapatero ha resultado ser todo un bluf, endiosado, eso sí, pero tremendamente incapaz e incompetente. El daño que ha causado a la economía nacional y a la necesaria coexistencia pacífica entre españoles, es francamente enorme y tardaremos muchos años en levantar cabeza.

El pacto de convivencia firmado por todas las fuerzas políticas en 1978 y que dio origen a la Transición democrática, se estaba respetando escrupulosamente. Comenzó a ser cuestionado desde el momento mismo en que Rodríguez Zapatero fue investido presidente del Gobierno. La Ley de Memoria Histórica y el Estatuto de Autonomía de Cataluña fueron los instrumentos utilizados por Zapatero para quebrantar aquel espíritu de concordia que dio paso a nuestra democracia actual. Además de una buena dosis de incompetencia, el presidente recién estrenado se dejó llevar por su radicalismo extremo y por sus ansias incalificables de revanchismo.

Con su mente puesta en la memoria de su abuelo el capitán Lozano, puso todo su empeño en el desarrollo de la trasnochada Ley de Memoria Histórica. Con dicha ley, Zapatero buscaba y consiguió algo tremendamente negativo para la convivencia nacional, enfrentar a buena parte de la izquierda, que había sido más proclive a la ruptura que a la reforma política, con los grupos nostálgicos de la derecha postfranquista. Dice Zapatero que la Transición española se hizo “sobre la base de mucha concordia”, pero dejando a un lado la memoria. E insiste en que los de su generación, que como él llegaron a la vida política en un contexto de democracia y libertad, necesitan reconocer el sacrificio de muchos de sus familiares y tienen derecho a saber qué les pasó, para proceder a su rehabilitación.

La otra medida nefasta, propiciada por Rodríguez Zapatero prácticamente desde antes de llegar a la presidencia del Gobierno, la tenemos en el Estatuto de Autonomía de Cataluña. Fue el 13 de noviembre de 2003, en la precampaña de las elecciones al Parlamento de Cataluña, cuando se desató el pelo y tuvo la desfachatez de prometer con toda claridad: “Apoyaré la reforma del Estatuto de Cataluña que apruebe el Parlamento de Cataluña.". Y andando el tiempo, así lo hizo. Este Estatuto fue aprobado sin más en las Cortes Generales con los votos favorables del PSOE, a pesar de que no encajaba en absoluto en el actual orden jurídico español. Se trata, en efecto, de un Estatuto sumamente radical, que propugna el carácter nacional de Cataluña, la bilateralidad del Gobierno catalán con el del Estado central y aboga por la descentralización del Poder Judicial. En una palabra, más que de un Estatuto, se trata de una Constitución paralela a la española.

Esto es tanto como poner en práctica esa idea absurda de Zapatero de que el término de Nación española es un concepto discutido y discutible. Y sirvió además para avivar los sentimientos separatistas de las personas adscritas al nacionalismo y sobre todo de los independentistas del radicalismo republicano catalán. La unidad indisoluble de la Nación española, de que nos habla el artículo 2 del Titulo Preliminar de nuestra Constitución, queda reducida a cenizas. Pero para Zapatero, acostumbrado a jugar con fuego, esto no tiene importancia. Es su manera de imponer sus antojos políticos, utilizando siempre medidas extremas y peligrosas.

Desde que los sucesos del 11M le llevaron a La Moncloa, ha intentado una y otra vez dar al traste con el espíritu constitucional, logrado a base de cesiones mutuas, de reconciliación y de convergencia. Ha tratado de manera insistente de debilitar y romper los acuerdos a que llegaron los diferentes actores de la Transición política. Ha pretendido reestructurar España, un poco a su aire convirtiéndola en una especie de federación asimétrica. Y en parte lo ha logrado. Ya que España, hoy día, es prácticamente un Estado Federal, por el alto grado de descentralización del gasto que ha propiciado. Eso si, las diferentes partes que integran ese Estado cuasi Federal se caracterizan por su enorme insolidaridad.

La “revolución cultural”, intentada aviesamente por Zapatero, ha tenido también sus consecuencias nefastas. La educación ha terminado en una situación manifiestamente desastrosa. Ahí está, por ejemplo, el informe “Educación para todos”, que elabora cada año la Unesco. Según dicho informe, en cuanto al funcionamiento de nuestro sistema actual educativo, estamos, por debajo de casi todos los países de la Unión Europea. El último informe “Pisa” de la OCDE es también muy claro y revelador: España, con respecto al año 2000, cayó 12 puntos, situándose con 481, demasiado lejos de los 496 puntos de media de la OCDE. Quedamos hasta por detrás de Portugal, que alcanzó los 489 puntos. Todo un logro de la impericia y el mesianismo de Zapatero

Gijón, 15 de enero de 2011

José Luis Valladares Fernández

miércoles, 12 de enero de 2011

LOS SINDICATOS SÍ CREEN EN LOS REYES MAGOS

En la antigua Grecia utilizaban el vocablo Συνδηκου para referirse a aquellas personas que se dedicaban a la defensa de los que eran llevados a juicios y a los defensores de las leyes antiguas contra todo intento de innovarlas o modificarlas. Con el paso del tiempo, esta palabra se adjetivó y se universalizó, transformándose en Συνδηκι, con lo que adquiere un significado sensiblemente diferente. El síndico, según esta nueva acepción, hace referencia a la persona que elige una corporación concreta o la comunidad para que cuide de sus intereses. Las actuales sindicaturas públicas tienen su origen en la activad de aquellos antiguos síndicos. Y por analogía, se dio el nombre de sindicatos a todas aquellas asociaciones que, aunque ilegales y perseguidas inicialmente, fueron apareciendo a partir del año 1776, sin otro objetivo que la defensa de los intereses del mundo laboral.
Con la sustitución del feudalismo por el capitalismo, aparece lo que llamamos la revolución industrial. Esta revolución industrial incipiente impone unas condiciones laborales muy duras. Para luchar contra esa explotación descarada y mejorar las compensaciones salariales, aparecen las primeras organizaciones obreras. Una vez que fue reconocida la legalidad de la acción colectiva de los trabajadores, esas organizaciones obreras se fueron agrupando de acuerdo con los distintos oficios de cada uno. Fue en Inglaterra donde comenzaron a funcionar estas organizaciones obreras emergentes con el nombre de ‘tradeunions’, uniones de oficios y poco a poco se fue extendiendo a toda Europa.
Las asociaciones actuales, herederas de aquellas ‘tradeunions’ y que seguimos llamando ‘sindicatos’, debieran encargarse, al menos en teoría, de la defensa del mundo del trabajo. Y como es normal, estarían formadas por aquellos trabajadores que, sin romper su relación contractual con la empresa, asuman responsablemente la defensa de los intereses sociales, económicos y profesionales de todo el colectivo obrero. Pero la prosaica realidad es muy distinta. Los sindicatos actuales se han alejado de tal manera de los trabajadores, que no se parecen en nada a aquellas antiguas organizaciones que, sin medios para hacerlo, ponían todo su interés en defender a sus compañeros. No representan a nadie y se han prostituido miserablemente a cambio de beneficios particulares y los trabajadores se ven obligados a soportar de manera estoica las decisiones de las cúpulas sindicales. Además, al menos sus dirigentes, hasta han empezado a creer en los Reyes Magos.
No hay más que repasar los Boletines Oficiales del Estado de los días 4, 6 y 7 del actual mes de enero. Las centrales sindicales, por medio de José Luis Rodríguez Zapatero, han recibido de los Reyes Magos, en vez de carbón, tres extraordinarios y suculentos aguinaldos por un importe total de más de 27 millones de euros. En el BOE del día 4 de enero, se les asigna un primer aperitivo de 358.110,10 euros por representar al “personal docente en los Centros Públicos de Enseñanza no Universitarios” y haber “participado en las reuniones de negociación colectiva de las condiciones de trabajo de los funcionarios docentes”.
Para premiar su conversión y su fe en los Reyes Magos, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, según el BOE del día 6 de enero, reciben en exclusiva para sus respectivas centrales sindicales otro aperitivo de 147.000 euros, concedidos por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, del que es titular Leire Pajín. De esta cantidad, UGT recibe 75.000 euros para prevenir drogodependencias en el ámbito de trabajadores de atención primaria, para sensibilizar sobre esta materia a los trabajadores de instituciones penitenciarias y para un programa sobre Centros libres de alcohol. Los otros 72.000 euros restantes se los lleva CC OO para editar un DVD de “estrategias de acercamiento” y para prevenir el consumo de alcohol y otras drogas en las escuelas taller.
El verdadero regalito de los Reyes Magos lo reciben de manos del Ministerio de Política Territorial y Administración Pública, del que es titular Manuel Chaves, mediante una resolución en el BOE del día 7 de enero. Mediante la citada resolución, además de conceder subvenciones a la Administración Central, a las Comunidades Autónomas y a los Ayuntamientos, el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, otorga a las Organizaciones Sindicales una dadiva de nada menos que 26.690.100 de euros. Todo un extraordinario aguinaldo de Reyes que posiblemente venga cargado de segundas intenciones, pues de todos es sabido que hay una amenaza de huelga de por medio si el Gobierno decide ampliar la edad de jubilación a los 67 años.
Es normal que el Ejecutivo quiera evitar a toda costa otra huelga general, motivada esta vez por la reforma de las pensiones, pero que no lo haga a costa del dinero de los contribuyentes, que es lo que en realidad se deduce si leemos entrelineas las clausulas de la resolución ministerial. Quieren dar a entender que estos fondos van destinados a fomentar las políticas activas de empleo. Pero el hecho de que a las organizaciones sindicales que den cursos de formación a lo largo de 2011 se las exima de presentar “justificación documental” de los gastos corrientes, nos hacen suponer que buscan la desactivación de la huelga que se otea en el horizonte.
Y no solamente es que a los organizadores de los cursillos no se les obligue a justificar lo que gastan en agua, en gas, en electricidad, en teléfono, en material de oficina y en limpieza, por ejemplo. Además, se les permite opacidad en un 6% de todos los gastos directos, lo que entra en contradicción con los planes de austeridad anunciados por el Gobierno, siguiendo directrices emanadas directamente de Bruselas. También llama la atención, cómo no, que los principales beneficiarios de este millonario aguinaldo sean CC OO y UGT, por tratarse de organizaciones con “capacidad organizativa y técnica”.
De todos modos resulta meridianamente claro que los sindicatos siguen viviendo del cuento, merced al dinero público que les regala el Gobierno de Zapatero. Y esto a pesar de los más de cinco millones de parados reales, muchos de ellos sin medio alguno para mantener su familia. Es tremendamente inmoral que el Gobierno dilapide así el dinero de todos los españoles para comprar la voluntad de unos dirigentes sindicales que se despreocupan de manera obscena de los trabajadores que carecen de un puesto de trabajo y tienen que depender de Cáritas para seguir viviendo. Normal que estos sindicatos crean firmemente en los Reyes Magos.

Gijón, 10 de enero de 2011

José Luis Valladares Fernández

domingo, 9 de enero de 2011

SUS SEÑORÍAS LOS SENADORES SE PASARON

Los socialistas, como es su costumbre, están siempre apuntados al despropósito y al absurdo. Tal es así que, guiados por su jefe de filas actual, José Luis Rodríguez Zapatero, han hecho de la España de las Autonomías otra España diferente, un país prácticamente seudofederal, donde los nacionalistas disfrutan de ciertos derechos que no tiene el resto de los ciudadanos. Seguro que Zapatero habrá sido convenientemente asesorado por Minerva, o quizás por Atenea, para disponer que el español deje de ser la lengua común de los españoles. De otro modo, sería inexplicable el acuerdo con los nacionalistas que quita al español el calificativo de ‘común’ dentro del Senado.
Los adscritos a las organizaciones nacionalistas, con semejante iniciativa, pretendían y han conseguido que en la Cámara Alta se utilicen habitualmente las lenguas cooficiales, tanto en los plenos y en las comisiones, como en la Diputación Permanente. Piensan que de este modo se salvaguarda el derecho que tiene todo individuo a expresarse en su propio idioma. Y claro, según esto, a sus señorías periféricas no se las puede prohibir que hagan del Senado una auténtica torre de Babel lingüística, por lo que podrán prescindir del idioma común que todos comparten y utilizar cada uno su propia lengua cooficial que muy pocos comprenden.
A semejante desaguisado se llegó el pasado 21 de julio, cuando sus señorías, con el voto en contra del Partido Popular, aprobaron la reforma del Reglamento que proponían los senadores nacionalistas. De este modo se amplia el uso de las lenguas cooficiales, ocasionando así un importante gasto adicional a las arcas del Estado para que esa minoría nacionalista pueda hacerse entender. Se da la circunstancia de que el español es también la lengua común de los senadores nacionalistas, ya que tienen la obligación de conocerla y el derecho a utilizarla. De ahí que la inversión en traductores de las otras lenguas particulares, más que gasto, es un auténtico despilfarro. Y los contribuyentes, que yo sepa, no han renunciado jamás al derecho inalienable que tienen de que no se dilapide miserablemente el dinero que aportan con sus impuestos.
Los integrantes de las fuerzas políticas periféricas, aunque son minoría en la Cámara Alta, hacen lo que los plebeyos en la primitiva Roma hacían con los patricios: exigir de los demás senadores toda una serie de concesiones políticas y económicas extraordinarias. En Roma, con la intervención de Menenio Agripa, contando a unos y a otros su famosa fábula, cedieron los plebeyos y regresaron a la ciudad, plenamente dispuestos a defenderla. En el Senado español en cambio, quizás por falta de un oportuno Menenio Agripa, triunfa la plebe nacionalista. Los patricios centralistas, convenientemente chantajeados, cedieron de forma incomprensible a las exigencias de aquellos, sin tener en cuenta el excesivo coste económico que esto comporta. Los socialistas, buscando su propio interés político, propiciaron con sus votos tan lamentable concesión. Como siempre se va de menos a más, ante el éxito logrado por el nacionalismo en la Cámara Alta, ya ha comenzado la lucha para imponer lo mismo en el Congreso.
Del desaguisado que se avecina hubo ya un previo ensayo en el Senado el pasado 24 de mayo de 2010. Fue el cordobés de Iznájar, José Montilla, que ostentaba entonces la presidencia de la Generalitat, quien, sin defenderse bien en catalán, utilizó esta lengua ante la Comisión General de las Comunidades Autónomas, buscando que estas apoyaran su ofensiva para renovar el Tribunal Constitucional y desbloquear la sentencia sobre el famoso Estatut. Esta comparecencia de José Montilla obligó al Senado a contratar siete traductores, dos para el catalán, dos para el euskera, otros dos para el gallego y uno para el valenciano, para que pudieran entenderse unos con los otros. Esta carnavalada costó entonces unos 6.500 euros.
Ahora ya no se trata de ensayos. De manera oficial, el Senado estrenará el uso de las lenguas cooficiales los próximos días 18 y 19 de enero en el debate de las mociones, de acuerdo con la reforma del Reglamento aprobado parlamentariamente. A partir de ese primer pleno del año, los senadores podrán intervenir en cualquiera de dichas lenguas, lo que obliga a la Cámara a proveer de auriculares a todas y cada una de sus señorías y oficializar además la intervención de los traductores. Si tenemos en cuenta que el debate de las mociones en pleno dura dos días, cada mascarada nos va a costar a los españoles la cantidad de 11.950 euros.
Que una minoría de senadores, apuntados a un nacionalismo absurdo, se dirija a la mayoría de la Cámara Alta en sus respectivas lenguas cooficiales, para ser traducidos después al idioma que todos ellos conocen, es cuando menos una astracanada de muy mal gusto. Si esto no costara dinero, podría darse de paso, aunque aún así se trataría de una broma excesivamente pesada. Pero como cuesta mucho dinero, más del millón de euros anuales, deja de ser una broma y se convierte en una auténtica imbecilidad surrealista. Es imperdonable que el PSOE gaste así el dinero de los contribuyentes, aunque cabe esperar cualquier cosa de una formación política, cuyo líder máximo se atreve a confesar que la nación española es un “concepto discutido y discutible”.

Gijón, 5 de enero de 2011
José Luis Valladares Fernández

jueves, 6 de enero de 2011

EL TARIFAZO ELÉCTICO DEL PSOE

Con la subida eléctrica decretada por el Gobierno el pasado 23 de diciembre y que aparece en el Boletín Oficial del Estado del día siguiente, se consuma el anunciado “tarifazo” que se venía anunciando desde hacía tiempo. Es ésta una medida desproporcionada, tomada unilateralmente por el Ministerio de Industria, para tratar de corregir el déficit tarifario del sector eléctrico. Piensan que de este modo se racionalizan y se contienen los costes regulados, soportados hasta ahora por dicho sistema eléctrico. Más aún, según explica incomprensiblemente el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, este incremento de la tarifa de la luz forma parte de las medidas previstas por el Ejecutivo para recuperar el crecimiento económico.
El subida de la energía eléctrica que soportarán los consumidores afectados, sean estos usuarios domésticos, pymes o comercios, van más allá del 9,8% fijado en el decreto. Según un estudio de la organización Facua, después de analizar más de 50.000 facturas, la medida supondrá un encarecimiento aproximado de 5,46 euros mensuales en el recibo de la luz del consumidor medio. Si a esta cantidad le sumamos el 24,03% de los impuestos sobre la electricidad, más el IVA, nos ponemos en 6,7 euros al mes, lo que da un incremento anual de 81,24 euros. Los 6,7 euros mensuales suponen más del doble de los 3,2 euros mensuales de incremento que anunciaba el Gobierno para un hogar de tipo medio.
Si desglosamos la factura eléctrica, veremos que, aproximadamente la mitad de su importe, va destinado a pagar el consumo; el resto del recibo refleja el coste de las primas y de los impuestos que recauda el Gobierno. En porcentajes, el 53,8% de dicha factura corresponde al pago de la energía consumida. El 18,2% de la misma es lo que se destina a pagar las primas a las energías renovables y un 16,5% para los impuestos. El 12,5% restante se emplea teóricamente para enjugar el déficit tarifario, para compensaciones extra peninsulares y a la minería del carbón. Esto viene a demostrar que la energía eléctrica en España esta entre las más caras del mundo y además sin guardar correlación alguna ni con el volumen de los salarios, ni con el consumo generado.
Como no podía ser de otra manera, ya salió el ministro de Fomento, José Blanco, afirmando que la subida de la luz es “una herencia envenenada”, recibida del Gobierno de José María Aznar. Y cómo no, el Ejecutivo de Zapatero ha resuelto el problema “de la mejor forma que se podía resolver”. Y acusa al Partido Popular de populismo y de demagogia, ya que “se oponen a todo y lo único que quieren es la quiebra y construir una alternativa en base a las ruinas y a un edificio totalmente destruido”. Y espera que los ciudadanos perciban esto y lo sancionen con su voto cuando corresponda.
No aclaran ni José Blanco, ni el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, a que se debe ese encarecimiento tan exagerado de la energía eléctrica. Se limitan ambos a culpar al Partido Popular del desmadre del precio de la luz. Hasta hay quien presume, dentro del PSOE, de que haya sido un Gobierno socialista el que haya hecho esto para poner coto al déficit tarifario. La verdad es muy diferente a lo que nos dicen Blanco y Chaves. Cuando Zapatero llegó a La Moncloa, el déficit de tarifa no llegaba a los 1.500 millones de euros. En los seis años de Gobierno socialista, dicho déficit se ha multiplicado por 17, para alcanzar a finales de 2010 los 25.000 millones abundantes de euros. Y es que Zapatero se ha dejado llevar, a la hora de marcar la política energética, de una ideología trasnochada y de una falta de realismo económico evidente.
La apuesta preferente de Rodríguez Zapatero por las energías renovables y cerrarse en banda a las nucleares ha magnificado el problema del déficit tarifario. Eso sin contar las elevadas subvenciones del dinero público que se llevan las denominadas energías verdes. Cerró la central nuclear de Zorita y tiene sentenciada a la de Santa María de Garoña y está empeñado en centrar todo su esfuerzo en las renovables, a pesar de su corto rendimiento y de lo cara que resulta su producción. Las diferencias de precio entre un tipo de energía y otros, que vemos a continuación, es considerable.
La energía nuclear, con mucho la más barata, nos sale a 11 euros/Mwh, mientras que la eólica nos cuesta 85 euros/Mwh y la fotovoltaica que se dispara nada menos que hasta los 400 euros/Mwh. La energía obtenida a partir del carbón no baja de los 25 euros/Mwh y la de tipo ciclo combinado de gas sale por 43, por 57 ó por 70 euros/Mwh, dependiendo de que sea con gas a 35, a70 ó 110$/barril equivalente. El coste de las demás energías, incluida la procedente del carbón, es mucho más elevado que la obtenida a partir de las centrales nucleares. Y si queremos equilibrar el presupuesto energético y solucionar de una vez el déficit tarifario, no nos queda más remedio que optar decididamente por la energía nuclear.
La intención de Zapatero de ir cerrando por cuestiones ideológicas todas las centrales nucleares al final de su ciclo sin construir ninguna nueva, es totalmente descabellada. Si le dejan, volvemos al uso exclusivo de los candiles; o aún más, nos devuelve a la época de las cavernas. Tiene razón el Gobierno al reconocer que somos energéticamente dependientes, pero se equivoca al pensar que, primando las energías renovables, dejaremos de tener dependencia y seremos autosuficientes. La subida de la luz, diga lo que diga el Ejecutivo, más que al exceso de dependencia energética, es debida al enorme costo de las energías verdes, acrecentado por los millones de dinero público que el estado se gasta en primas a dichas energías. En 2009, la energía eólica se llevó 1.608 millones de euros en subvenciones y la fotovoltaica se embolsó nada menos que 2.688 millones de euros. Lo que ocasiona un sobrecoste de aproximadamente un 7% en el suministro eléctrico.
Este tipo de energías serán muy limpias, pero, además de contaminar el paisaje, disparan el crecimiento de la tarifa eléctrica de un modo imprevisible. A esto se une su carácter prácticamente intermitente. Los molinillos, que tanto afean el paisaje, necesitan que sople el viento. Y como la demanda de electricidad hay que satisfacerla en cada instante, las fuentes de energía eólica no son nuca autosuficientes. Necesitan siempre de otras centrales de apoyo, que estén siempre en marcha y que sean capaces de producir electricidad rápidamente, para entrar en servicio cuando fallen las renovables. La solución a todos estos problemas, sin lugar a dudas, la tenemos con las centrales nucleares, que nos proporcionan una energía eléctrica mucho más barata y competitiva. Pero los socialistas, hoy en el Gobierno, tienen demasiados prejuicios ideológicos que les incapacitan para dejar un poco de lado las energías renovables y apostar decididamente por la energía nuclear. Y así, o suben mucho más el recibo de la luz, o seguiremos soportando ese inasumible déficit tarifario.

Gijón, 3 de enero de 2011

José Luis Valladares Fernández

lunes, 3 de enero de 2011

ASÍ SE GASTA EL DINERO PÚBLICO

Son muchos los españoles que, como consecuencia de la crisis económica, viven de la caridad ajena y para matar el hambre tienen que acudir diariamente a los comedores sociales de la Iglesia. Son muchos más de 1,3 millones los hogares que en España tienen a todos sus miembros activos sin trabajo, y con la prestación del paro ya agotada. Algunos aún cobraban esa pequeña ayuda de 420 euros que, aunque no era mucho, serviría para taponar algún hueco. Pero a partir de ahora, José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido retirar esta ayuda, en busca de un ahorro de cara a la necesidad de controlar el déficit.
El 21 de febrero de 2010, en un mitin del PSOE andaluz celebrado en Málaga, Zapatero dijo con cierta energía: "Conmigo de presidente jamás habrá en este país recortes sociales." Semejante compromiso, que fue aplaudido a rabiar por las huestes socialistas que asistían al acto, duró exclusivamente dos meses. El 12 de Mayo, por imposición directa de Bruselas y del Fondo Monetario Internacional, Zapatero sube a la tribuna del Parlamento y con el rostro demudado anuncia que “debemos hacer un esfuerzo extraordinario”. Y pone en marcha el mayor recorte social de la democracia. Los salarios del sector público se reducirán una media de un 5% y se congelaran durante el próximo año y se suprimirá la revalorización de las pensiones durante 2011, lo que pone fin a 25 años de subida garantizada por ley de estos emolumentos. Además del denominado “cheque-bebé”, decide suprimir también esos 420 euros de ayuda que recibían los parados que ya no disponen de ingresos y han agotado la prestación correspondiente.
Si la falta de liquidez obliga a Rodríguez Zapatero a reducir en 6.045 millones de euros la inversión pública y en otros 600 millones la ayuda oficial que se venía aplicando al desarrollo, ya puede ser crítica la situación de los ciudadanos españoles y hasta pasar hambre, que el Estado no podrá darles de comer y mucho menos remediar cualquier otro tipo de necesidades. El dinero que logra reunir el Gobierno a base de vaciar los bolsillos de los sufridos pensionistas, lo que birla a las madres y a los dependientes y lo que sablea a los trabajadores públicos, o se lo llevan los sindicatos de clase o se destina a cubrir supuestas necesidades de más allá de nuestras fronteras. Y los ministros de nuestro Gobierno son especialistas en descubrir todo tipo de carencias por esos mundos de Dios.
Hace pocos días concedían a Marruecos una importante ayuda de 800.000 euros, para organizar un festival de Hip Hop, una especie de música afroamericana creada en Estados Unidos a finales de 1960. Una semana después, es Bibiana Aído, la antigua ministra y hoy secretaria de Estado de Igualdad, la que da 1.340.000 euros a diversas organizaciones no gubernamentales para el seguimiento y apoyo de varios proyectos de cooperación al desarrollo, dentro del marco del Programa Internacional “Mujeres y Desarrollo”. Se trata de promover un feminismo radical y, como no podía ser de otro modo, promocionar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres de varios países de Hispanoamérica. Las cantidades de dinero destinadas a cada proyecto vienen reflejadas en el Boletín Oficial del Estado del pasado 17 de diciembre.
Para el programa de Nicaragua se destinan 144.300 euros. Se trata de que las mujeres nicaragüenses hagan frente a la violencia y a la discriminación y se institucionalicen entre ellas las políticas de género y, a la vez, se promocionen los derechos sexuales y reproductivos de las mismas. Otras Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo se llevaron otros 144.300 euros para afianzar el fortalecimiento político del liderazgo de las mujeres en Colombia y su desarrollo desde una perspectiva de género. Y también, como no, para el “empoderamiento político y económico de las mujeres chocanas”. Se asignan 68.600 euros para promover en el Perú el cumplimiento de obligaciones y compromisos con relación a los derechos humanos de las mujeres y el principio de igualdad de género.
Otro pellizco de nada menos que 147.500 euros se destina a luchar en Honduras para desarrollar “las capacidades locales de las mujeres” y el feminismo y para luchar contra la violencia de género y la salud sexual y reproductiva de las jóvenes y mujeres empobrecidas. La cantidad de dinero público asignado para desarrollar en El Salvador el feminismo y la política de género y el empoderamiento económico y político de la mujer, asciende a la respetable suma de 178.400 euros. Reciben 169.200 euros las ONGD que van a luchar en Paraguay para el “mejoramiento del acceso y disfrute de los derechos sexuales y reproductivos de las niñas” y adolescentes y para la lucha contra la violencia de género.
Otras organizaciones se llevan una partida de 177.700 euros para influir políticamente en Ecuador. Se busca “la promoción y defensa de los derechos de las mujeres con particular énfasis en mujeres indígenas”, la promoción política y empoderamiento de todas las mujeres ecuatorianas y también de las trabajadoras sexuales. Para el fortalecimiento en Guatemala “del liderazgo de las mujeres Mayas”, “potenciar el acceso, uso y apropiación social de las tecnologías” y luchar contra la violencia, se destinan 150.300 euros. Se asignan 159.700 euros para aquellos organismos que se van a preocupar de atender a las mujeres en riesgo dentro de Bolivia y prevenir la violencia y promocionar y defender sus derechos sexuales y reproductivos. Sería sumamente interesante saber cuántos euros, de todo este dinero, se quedan en el bolsillo de las ONGD intermediarias y cuántos van a parar a los destinos finales, indicados en el BOE citado.
A pesar de la crisis, las concesiones de ayudas y subvenciones por parte del Gobierno no cesan. En la actualidad, es muy raro encontrar un Boletín Oficial del Estado en el que no haya alguna concesión de este tipo, sea de mayor o menor entidad. Así vemos que en el BOE del pasado día 29 de diciembre, el Instituto de la Cinematografía y las Artes Visuales, dependiente del Ministerio de Cultura, ha otorgado a distintas empresas productoras de cine, bastante más de los 3.000.000 de euros. La película “Mentiras y gordas”, en la que figura como guionista la actual ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, se han visto agraciadas con 1.000.000 de euros, en concepto de ayudas para amortización de largometrajes. La película “Abrazos rotos”, de Pedro Almodóvar, recibió también, y por el mismo concepto, otro millón de euros de los fondos públicos. Hay más películas agraciadas, pero con cantidades significativamente más pequeñas.
Ni que los miembros del Gobierno de Zapatero tuvieran asumido, como dijo en una ocasión la ex ministra de Cultura Carmen Calvo, que “el dinero público no es de nadie”. Y si piensan que el dinero público tiene dueño, están convencidos de que forma parte del patrimonio del Estado, lo que no es verdad. Los dueños de ese dinero público somos los contribuyentes. El Estado no tiene ningún dinero estrictamente suyo, y mucho menos desde que se privatizaron aquellas empresas públicas que eran productivas. El Estado simplemente gestiona esos dineros que, vía impuestos, ponemos los ciudadanos en sus manos. Y en consecuencia debe administrarlos bien, de acuerdo con las leyes, y no derrocharlo de manera tan irresponsable como suele hacerlo. Cuando hay dinero en la caja, hay que mirar por ello, y cuando no lo hay, no se puede gastar lo que no se tiene, como viene haciendo habitualmente este Gobierno.

Gijón 29 de diciembre de 2010

José Luis Valladares Fernández