jueves, 27 de octubre de 2011

INDIGNADOS EN CAMPAÑA ELECTORAL

El pasado viernes 14 de octubre, el ministro Portavoz del Gobierno y ministro de Fomento, José Blanco,  utilizó la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros,  para hacer un llamamiento a los “indignados  y les advierte claramente que, a partir de las elecciones generales del próximo 20 de noviembre, pueden empezar a sentirse terriblemente “desesperados”. Aunque dice que se trata  de una “reflexión personal”, su afirmación es contundente: "Quienes hoy pueden sentirse indignados por razones que algunas entiendo podrían empezar a sentirse desesperados a partir del 20 de noviembre".
Al parecer, José Blanco aún no se ha dado cuenta de que, dejando a un lado el nebuloso, turbulento  y minoritario mundo de los indignados, los ciudadanos normales, los que trabajan y generan riqueza, están ya hartos y desesperados de soportar a un Gobierno de ineptos que no hace más que empobrecerles y complicarles la vida. Si con el 20-N, como se espera, llega la derecha, de estar desesperados,  pasarán con toda seguridad  a estar esperanzados. Y eso que  el Partido Popular quizás no sea hoy la derecha  que quisiera la mayoría de los españoles, ya que entre sus dirigentes, según piensan muchos, hay personas excesivamente ambiciosas, que carecen de principios morales firmes y que suelen conformarse con las apariencias. Dan a entender que se trata de una derecha, un tanto descafeinada, como la derecha propugnada por  Jesús de Polanco.
Tanto José Blanco como Alfredo Pérez Rubalcaba intentan demonizar a la derecha,  culpándola de paso  de todos los males que el socialismo ha ocasionado a los españoles. Simultáneamente buscan la manera de congraciarse con ese conglomerado heterogéneo de los indignados, en el que nos encontramos con los perroflautas que apadrina Rubalcaba, con hippiosos y punkarras de todos los pelajes, con anarkas y okupas, con activistas del movimiento antiglobalización y algún que otro despistado que no sabe dónde está. Buscan desesperadamente el voto de estos revoltosos inveterados, muchos de los cuales hasta están reñidos con la higiene y que, por lo general, tienen una pinta inconfundible de auténticos haraganes.
Sin molestarse en pedir el correspondiente permiso, los indignados convocaron manifestaciones en toda España para el día 15 de octubre. Lo hicieron, eso si, a sabiendas de que contaban con el beneplácito del Ministerio de Interior, como ya había sucedido en vísperas de las pasadas elecciones  locales y autonómicas.  Ni siquiera  José Blanco puso pega alguna  a la convocatoria de estas manifestaciones, cuando se refirió a ellas en la rueda de prensa del día anterior.  Simplemente dijo que el Gobierno "sigue atentamente y presta atención" a todas las manifestaciones ciudadanas, “que quieran avanzar en la calidad” de la democracia y que "planteen legítimamente propuestas, alternativas, reivindicaciones y demandas". Explica, eso sí, que el Gobierno espera que esa jornada transcurra "de forma pacífica y sin incidentes" en toda España.
Este sábado  también se celebraron cientos de marchas de supuestos indignados por todo el mundo, aunque prácticamente todas ellas fueron meramente testimoniales. En Tokio por ejemplo, los manifestantes no pasaron de las cien personas. Pero aún así, los españoles se mostraban orgullosos por haber universalizado “la semilla” del descontento y de las protestas generalizadas. Dicen que la expansión internacional de las protestas es ya un hecho innegable y que ha cobrado especial fuerza en Estados Unidos bajo el lema 'Ocupa Wall Street'. Piensan que, en no tardando mucho, todas las calles de las principales ciudades del mundo serán un clamor generalizado contra el poder político y financiero.
En España, las manifestaciones más importantes tuvieron lugar en Madrid y Barcelona, donde los manifestantes, además de privatizar temporalmente los espacios públicos habituales, ocuparon impunemente sendos edificios. Y el Ministerio del Interior con Antonio Camacho al frente, como ya hiciera hace cinco meses siendo ministro del ramo el propio Rubalcaba, no se dio por enterado. Más bien se dedicó a proteger ese movimiento al ordenar a la policía que no molestara a los manifestantes, que no respondiera a las posibles provocaciones de los mismos y que, sobre todo, fueran “tolerantes” con ellos. Hasta los mismos medios de comunicación públicos y algunos privados como Radio Nacional  de España, la cadena SER y La Sexta entre otros, estuvieron animando todo el día a los ciudadanos para que acudieran  a esa marcha de indignados.
Si en el pasado mayo los activistas anti sistema ocuparon impunemente la Puerta del Sol de Madrid llenándola de chabolas y de basura, ahora han ido más lejos y de madrugada ocupaban, en pleno centro de Madrid, el viejo edificio del Hotel Madrid en la calle Carretas que estaba vacio. Según dicen, piensan “resistir pacíficamente” en este edificio, hasta que se haga cargo de él la Plataforma de afectados por la Hipoteca para cobijar a familias que han sido desahuciadas. Otro tanto ha ocurrido en Barcelona, donde sin oposición alguna, los indignados ocuparon un bloque de reciente construcción en el número 24 de la Calle Almagro de la Ciudad Condal. Quieren albergar en este bloque a ocho familias que fueron desahuciadas de sus pisos y que estaban en contacto con las asambleas de barrio del movimiento.
Tanto en Madrid como en Barcelona, un grupo de estos ultraizquierdistas, supuestamente indignados, hacen guardia en la calle, a las puertas de los edificios ocupados para hacer frente a la policía, si les da por personarse en esos lugares. Aunque está muy claro que no entra en los planes de los responsables de Interior actuar contra los manifestantes que provocan estos desmanes, como sería su obligación. Recordemos que los ministros no solamente juran o prometen cumplir las leyes, si no que  se comprometen solemnemente, como es natural,  a cumplirlas ellos y a hacerlas cumplir también. Y es que quieren tener operativos a estos grupos para lanzarlos a la calle y complicar la vida al nuevo Gobierno del Partido Popular. 
Gijón, 16 de octubre de 2011
José Luis Valladares Fernández

sábado, 22 de octubre de 2011

¿DEBEMOS ALGO AL SULTÁN DE MARRUECOS?

No deja de ser una enorme desgracia tener que compartir frontera con Marruecos. Aunque a estas alturas de la película, yo no se qué será peor, si llevar pacientemente la cruz  de un Gobierno tan incompetente como el de José Luis Rodríguez Zapatero, o soportar impávidamente las tarascadas y las inconveniencias del impresentable Sultán de Marruecos. Es cierto que Mohamed VI y sus esbirros nos consideran infieles y un día nos chulean  en Ceuta y Melilla y al siguiente inundan nuestras costas con pateras sobrecargadas de subsaharianos. Pero nuestro Gobierno, no se si por cobardía o porque debe algo inconfesable a Marruecos, guarda silencio,  transige con todo y termina siendo cómplice de las continuas insolencias marroquíes.
A pesar de las continuas provocaciones de que somos objeto  por parte de las autoridades de Marruecos, exigiéndonos lo inexigible, Zapatero no se da por enterado y termina siempre disculpando y hasta dando la razón a Rabat. Se preocupa exclusivamente por mantener, al coste que sea, una aparente buena relación de vecindad con nuestro vecino del sur. De ahí que convirtiera a  Marruecos en uno de los países del mundo que más ayuda española recibe. El reino alauita ha recibido ya más de 500 millones de euros desde que los socialistas llegaron al poder. Entre  2004 y 2008, Marruecos recibió algo más de 200 millones de euros. Pero a partir de 2008 las ayudas se dispararon notablemente, de modo que,  en esta segunda legislatura, la cantidad recibida supera ya con creces los 100 millones de euros de media anual.
Cualquier disculpa es buena para justificar una ayuda por muy estrambótica que sea. Desde que Trinidad Jiménez accedió al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, nos encontramos con aportaciones sumamente generosas,  destinadas a la reproducción y educación sexual, a planes culturales y, cómo no,  a planes de igualdad para la mujer marroquí. A pesar de las tensiones generadas por los marroquíes, soportadas cotidianamente por los habitantes de las plazas españolas de Ceuta y de Melilla, la generosidad de Zapatero y de Trinidad Jiménez permanece intacta y subvencionan sin problemas todo tipo de infraestructuras, sin excluir las casas con placas solares que, de vez en cuando,  construyen en el desierto.
Si tenemos en cuenta que en España hay 5 millones de parados, resulta tremendamente alarmante una información que nos llega del extranjero, según la cual, el Ejecutivo español habría llegado a un acuerdo con las autoridades marroquíes para indemnizar a los deudos lejanos de aquellos rifeños que,  a las órdenes de Abdelkrim el Jattabi, masacraron al ejército español en las laderas de Annual hace ya 90 años. Según dicha información, Trinidad Jiménez aceptó sin más, ante el ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Taieb Fassi-Fihri, que España, durante la llamada guerra del Rif entre los años 1921 a 1927, utilizó armas químicas prohibidas  por el Tratado de Versalles. En consecuencia, además de indemnizar económicamente con 2.000 euros a cada uno de los descendientes de aquellos “supuestos” afectados por la guerra del Rif, pediremos perdón a Marruecos por aquellas acciones militares irregulares y dotaremos a los hospitales de Nador y de Alhucemas de unidades oncológicas  de última generación.
La historia de aquel conflicto bélico es sobradamente conocida. Fue en 1912 cuando España estableció un Protectorado en el norte de Marruecos con capital en Tetuán. Esto fue posible, porque se llegó a un acuerdo con Francia que, de aquella, ostentaba la soberanía del país. Nunca estuvieron los rifeños conformes con la ocupación de su país y organizaban frecuentes escaramuzas contra los españoles, contra los franceses y hasta contra los propios sultanes de Marruecos. La revuelta independentista, encabezada por Abdelkrim el Jattabi, fue creciendo de año en año, sobre todo a partir de 1919, hasta desembocar  en una guerra verdaderamente cruel en julio de 1921.
La guerra que siguió a la sublevación de las tribus rifeñas, asentadas en la zona más montañosa del norte de Marruecos, supuso un enorme desastre económico, político y militar para España. Nuestro ejército sufrió entonces, a manos de estas tribus rebeldes, una de sus  mayores derrotas, que conocemos con el nombre de “desastre de Annual”. La derrota sufrida por nuestras tropas fue de tal calibre, que deja en muy mal lugar a sus mandos, ya que en una sola semana, los enfurecidos rifeños  acabaron con la vida de más de 13.000 españoles. Y se necesitaron casi otros  siete años de reñidos combates, con abundantes bajas entre nuestros soldados, para lograr, al fin, la pacificación de aquella región.
Y Trinidad Jiménez, que escucha a su homólogo marroquí, se compadece de aquellos rifeños y decide dar 2.000 euros a cada uno de sus bisnietos o tataranietos, olvidándose de los españoles que fueron salvajemente masacrados. Se olvida la ministra de Exteriores que aquellos rifeños rebeldes, cuando ya España había abandonado Marruecos, se levantaron en armas contra los franceses y contra el sultán de Marruecos de entonces, primero Mohamed V y después contra su heredero Hasan II, abuelo y padre respectivamente del actual Sultán Mohamed VI. Lo que indica que no eran unos marroquíes valientes que luchaban por la independencia de Marruecos como quieren hacernos ver ahora. Se trataba más bien de unos enemigos sumamente incómodos e irreductibles del Sultán, ya que a toda costa trataban de instaurar una república independiente en el norte de Marruecos. Para impedirlo, Mohamed V y Hasan II tuvieron que emplearse a fondo en una guerra sumamente cruel. Buena prueba de ello es que Hasan II borró del mapa varias ciudades rifeñas.
Han sido las propias autoridades de Marruecos las que nos indican que son más de 50.000 los familiares de aquellos “afectados” por los gases tóxicos lanzados por las tropas españolas sobre los poblados del Rif, y las que han fijado en 2.000 euros la prima de sufrimiento para cada uno de sus descendientes. Así que vamos a tener que soltar por las buenas algo más de 100 millones de euros. Y todo, porque se le ha ocurrido así a Mohamed VI, el intocable Comendador de los creyentes, que hay que resarcir económicamente, en la persona de sus descendientes, el sufrimiento de aquellos rifeños que fracasaron en su intento de ser independientes. Y es que el Gobierno de Marruecos sabe perfectamente que Zapatero y su gente ha hecho de España una enorme ONG extremadamente caritativa y, aprovechando que somos sus “primos” ricos del norte, nos piden esa aportación, a sabiendas de que pagaremos sin rechistar. No importa que tengamos más de 5 millones de parados. Marruecos es Marruecos y no se le puede contrariar.
Gijón, 15 de octubre de 2011
José Luis Valladares Fernández

martes, 18 de octubre de 2011

CON GENTE ASÍ, EL DESCRÉDITO ESTÁ SERVIDO

A principios del siglo XX en Madrid, era muy famosa la tertulia literaria, celebrada por intelectuales de la generación del 98 en el Nuevo Café de Levante.  Se discutía de todo, de arte, de literatura, de política, de cualquier tema que afectara de alguna manera a la sociedad española. Uno de esos días, cuando estaban hablando animadamente de España y de las distintas clases de españoles, Pio Baroja afirmó: “en España hay siete clases de españoles….sí, como los siete pecados capitales. A saber: los que no saben, los que no quieren saber, los que odian el saber, los que sufren por no saber, los que aparentan que saben, los que triunfan sin saber y los que viven gracias a que los demás no saben. Estos últimos se llaman a sí mismos Políticos y a veces hasta intelectuales”.
Esto quiere decir que el descrédito de los políticos ya viene de muy atrás. El paso por la política de personajes como Leire Pajín, Bibiana Aido y otras y otros por el estilo, solamente ha servido para que el desprestigio de los que se ocupan de las cosas públicas sea cada vez mayor. Las encuestas del CIS lo corroboran constantemente. Los que ocupan hoy día esos puestos, a parte de esa imagen que dan de una falta evidente de preparación para la misión encomendada, son todos unos manirrotos. A pesar de la delicada situación económica que atravesamos, no piensan más que en repartir dinero a cambio de favores, a veces inconfesables, y algunos aprovechan las circunstancias para  colocar magníficamente bien a sus amigos. El Boletín Oficial del Estado y hasta la prensa diaria independiente, dan  una buena prueba de ello.
Y parece ser que esta fiebre de dar giro al dinero de todos los españoles, hasta el punto de que no queden en la caja pública ni telarañas, aumenta progresivamente a medida que se acercan las elecciones. Es el caso de Trinidad Jiménez, ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación, de Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura y de Leire Pajín que, sorpresivamente,  está al frente del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Ni que estas tres ministras del Gobierno actual de Zapatero rivalizaran  entre sí, para ver quien es la que más gasta y, sobre todo, la que encuentra un destino más absurdo para sus particulares y llamativas subvenciones.
El dinero repartido generosamente por Trinidad Jiménez, más que a solucionar problemas reales en el tercer mundo, va casi siempre destinado a las dictaduras iberoamericanas y a otras, no menos corruptas, del cuerno de África. Y si sobra algo, se lo lleva inevitablemente alguna que otra institución pública muy poco escrupulosa. Daniel Ortega, por ejemplo, se ha llevado últimamente nada menos que 8 millones de euros como ayuda para el desarrollo integral de un barrio de Managua. Para Bolivia, Evo Morales se llevó más de 5 millones de euros y los dictadores cubanos  1.750.000 euros, destinados al desarrollo rural de la parte oriental de Cuba. Entre los regalos del Ministerio de Exteriores, llaman poderosamente la atención los 7 millones de euros para apoyar, de manera directa, el presupuesto del Ministerio de Finanzas  de Mozambique y, como no, los 3.500.000 concedidos a la Organización Internacional del Trabajo y los 11 millones entregados a la misma ONU para sus programas que mantiene abiertos en Sudán y en el Congo.
Aunque con cantidades más modestas, tampoco se queda atrás la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde. En esta su segunda entrega de subvenciones correspondientes a 2011, repartió 1.056.000 euros, destinados a la financiación de festivales de cinematografía. Entre los agraciados, tenemos a la Fundación Triángulo para la organización del "XVI Lesgaicinemad. Festival Internacional Lésbico, Gay y Transexual de Madrid", que se lleva 10.000 euros. Otros 10.000 euros han ido a parar a los organizadores del "Festival Internacional de Cinema Gay i Lesbic de Barcelona", para los gastos de su undécima edición. Hasta la Caja Mediterráneo, recientemente nacionalizada por el Banco de España, fue oportunamente agraciada con 5.000 euros por patrocinar el "XXXIV Festival Internacional de Cine Independiente de Elche". Los organizadores de los festivales de Sitges y de Valladolid se han llevado cantidades bastante más sustanciosas, al embolsarse respectivamente 100.000 y 320.000 euros.
La tómbola de la  imprevisible ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, reparte premios sin parar. Para empezar, este Ministerio otorga 432.000 euros a diversos colectivos de homosexuales, entre los que nos encontramos otra vez con  la Fundación Triangulo, vinculada al partido socialista y la organización Gais Positius, afín a los socialistas catalanes (PSC). Y esto no fue más que el principio. Durante el pasado mes de mayo, Pajín aportó 3 millones de euros para fomentar la dichosa paridad en las pymes y para que las ONGs velen para que sea real la participación de las mujeres.
Continuó con otras dos importantes subvenciones, ambas cofinanciadas  por el Fondo Social Europeo, dadas a través del Instituto de la Mujer. La primera de ellas está dotada con 650.000 euros, ampliables adicionalmente con una cuantía máxima de otros 500.000 euros, para aquellas universidades “que incorporen una perspectiva de género en su tarea investigadora” sobre el crecimiento económico, empleo y desarrollo sostenible, y la salud y calidad de vida de las mujeres. La segunda subvención asciende a 300.000 euros, y puede ser ampliada en una cuantía adicional máxima de otros 200.000 euros para “hacer efectivo el principio de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en todo lo concerniente a la creación y producción artística e intelectual, a la difusión de la misma, así como a promover la presencia equilibrada de mujeres y hombres en la oferta artística y cultural pública”.
Que Leire Pajín es una ministra sin escrúpulos es evidente, y no se amilana por nada. Le importa un bledo nuestra situación económica, sumamente crítica, que nos ha llevado al borde de la intervención europea. Su única obsesión es dar servicios de asesoramiento ciudadano para facilitar la elaboración de planes de igualdad. No habrá dinero para pagar a los proveedores farmacéuticos, pero destina 519.200 euros para "servicios de asesoramiento, sensibilización, formación e información ciudadana para la elaboración de planes de igualdad en las empresas y otras medidas de promoción de la igualdad. Y más sangrantes aún son los 99.500.000 euros donados a la ONU para colocar a Bibiana Aido como asesora de Verónica Michelle Bachelet, que es la responsable de la agencia de las Naciones Unidas para la igualdad de género.
Con ejemplares como estas ministras y algún que otro Torquemada en el Gobierno, y con un presidente como José Luis Rodríguez Zapatero, no es de extrañar que termináramos prácticamente en la bancarrota más absoluta. Otra cosa no saben hacer, pero gastar dinero público a lo loco se les da muy bien. Y es lógico que sea así, ya que debe estar muy extendida, entre los miembros del Gobierno, la firme convicción de que el dinero público no es de nadie. Recordemos la frase aquella de la otrora ministra de Cultura, la inefable Carmen Calvo Poyato: "Estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie."  
Gijón, 11 de octubre de 2011 
José Luis Valladares Fernández    

viernes, 14 de octubre de 2011

CARTA DE DESPEDIDA A ZAPATERO

Lo siento por Vd. Sr Zapatero. Ya está ahí, a la vuelta de la esquina, el venturoso día de su salida del Gobierno. Ya se que a Vd., que es extremadamente orgulloso, le hubiera gustado dejar de ser presidente de otra manera muy distinta, llevándose consigo el cariño y el agradecimiento sincero de todos los españoles.  Quería haber salido del Gobierno entre aplausos y por la puerta grande, pero lamentablemente  tendrá que hacerlo aprovechando la obscuridad de la noche, y por la puerta de atrás. Los honores hay que ganarlos personalmente, y Vd. no ha hecho nada para merecerlos. Creyó que, como a Julio Cesar en la batalla de Zela contra el rey del Ponto, le bastaría con llegar y ver para vencer.
Llegó Vd. A la presidencia del Gobierno utilizando desvergonzadamente una escalera de muertos y con el salvoconducto de la mentira más odiosa y la impostura de un falso talante. Pero Vd. no vio, o no quiso ver, que el cargo le quedaba demasiado grande, que sus cualidades, tanto innatas como adquiridas,   no daban para tanto. Y así es imposible vencer y, por lo tanto,  ganarse merecidamente la estima y  los ansiados aplausos de la ciudadanía. Hay un dicho anónimo que refleja fielmente esta situación: “Quod natura non datSalmantica non praestat (lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta). Y como Vd., a pesar de las evidencias, siguió adelante con su empeño, se ha ganado a pulso el descrédito y hasta la chufla de los suyos. De aquel aspecto suyo tan cautivador de cuando llegó a La Moncloa no queda ya más que una simple mueca desconcertante y esa sonrisa bobalicona que no sabe qué hacer con ella.
He repasado meticulosamente todas sus actuaciones desde que inició su andadura como presidente y, créame, no he encontrado nada positivo que podamos mencionar. Con su prepotencia reiterada no ha hecho Vd. más que daño, demasiado daño, al conjunto de  los españoles. Y que, con ofrecer disculpas, como hace en su carta de despedida, no arregla ya nada. A lo mejor no hubiera hecho Vd. tanto daño con sus desacertadas decisiones, si en vez de ocupas, pone en los Ministerios a personas competentes. Pero no, ha preferido Vd. rodearse de simples aficionados sin talla intelectual alguna y de mujeres de cuota para relleno, y así nos ha lucido el pelo.  Y Vd. ha hecho esto, no se si para hacer amigos y  premiar fidelidades o para que no le hicieran a Vd. sombra ante los ciudadanos. En cualquier caso, ahora que le va a quedar bastante tiempo libre, le animo a que examine la composición de Gobiernos de otros países, de Francia, de Alemania o de Inglaterra y compare los titulares de esos ministerios con sus homólogos españoles y verá que la diferencia es ciertamente planetaria.
Dice en su carta de despedida que quizás debió “dimitir cuando se volvió necesaria la toma de medidas económicas que Europa exigía y que estaban en clara contradicción con los mínimos postulados del socialismo”. Y no es así, ya que el daño ya estaba hecho. Hubiéramos ganado, eso sí, unos meses para comenzar a poner remedio, pero es que Vd. no debió pasar de la primera legislatura, cuando aún el daño no era tan profundo. De todos modos, es Vd. un presuntuoso  imperdonable si, como afirma en dicha carta, llegó a pensar que no podía dimitir porque España le necesitaba para abrir un camino claro a quien le suceda en la dirección del Gobierno y, también, para no perjudicar a “los más desfavorecidos”. Pues convendrá conmigo, que lejos de abrir caminos, los ha complicado aún  más y a quien más ha perjudicado es precisamente  a “los más desfavorecidos”.
Que “los más desfavorecidos” han sido los más perjudicados con su política errática y catastrófica es evidente. Vd. ha malgastado y derrochado  el dinero de todos los españoles, entre otras cosas en comprar la voluntad de los  sindicatos, y el apoyo de los de la ceja Ha regalado dinero a lo loco, más de lo que podía recaudar, subvencionando ONGs, casi siempre amigas, utilizando habitualmente el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, regentado por Trinidad Jiménez. Utilizando este mismo Ministerio, ha gastado grandes sumas de dinero para granjearse la vergonzosa amistad  de dictadores  como los Hnos. Castro, Hugo Chávez, Evo Morales y el impresentable Sultán de Marruecos, Mohamed VI.
Si a todos estos gastos, unimos lo que Vd. fundió con el excusado Plan E, construyendo pistas de pádel, aceras y hasta carriles bici, y lo que se fue con su disparatada Alianza de Civilizaciones, nos encontramos con cifras de dinero mareantes, imposibles de cubrir sin acudir al consabido endeudamiento. Por eso se disparó nuestra deuda en un periodo de tiempo muy corto. De un 35% que teníamos en 2006, subimos a un 70% en 2011. Todo este derroche de dinero ha supuesto que del superávit del 1,9% de 2007, pasáramos rápidamente al exagerado déficit del 11,1% en 2009. Su gestión ha sido tan desastrosa que, para salir del paso provisionalmente,  ha optado por habilitar  una subida generalizada de los impuestos, sobre todo del IVA. Y esto, como era previsible, se tradujo en una nueva subida del precio de muchos artículos, incluidos los básicos y los de primera necesidad. Y todas estas subidas, no me lo negará Vd., afectan principalmente a las economías más modestas.
Sabe Vd. perfectamente que hizo el ridículo más extremo fingiendo, durante meses,  que no había crisis, obviando así las molestas medidas que hubiera tenido que tomar, con el riesgo evidente  de perder votos  en las elecciones de 2008. Esta postura suya tan mendaz ha marcado indeleblemente toda su gestión económica posterior, dando lugar a esos más de 5 millones de parados que lastran toda nuestra economía. Y de estos 5 millones de parados, ya son muchos los que, agotadas todas las prestaciones oficiales del paro, se ven obligados a vivir de la caridad ajena. No hay más que ver las enormes colas que se forman a las puertas de los comedores sociales de las Iglesia. Y estos sí son  de “los más desfavorecidos”. También están entre “los más desfavorecidos”,  una gran parte de los empleados públicos a los que Vd. rebajó el sueldo,  y la práctica totalidad de los jubilados a los que Vd. arruinó, congelando sus pensiones.
Sus años al frente del Gobierno han sido verdaderamente catastróficos. Cuando todos creíamos que estaban suficientemente restañadas las heridas de nuestra guerra civil, aparece Vd. con su memoria histórica y restaura de nuevo la división y el enfrentamiento entre las dos  Españas, la de los fachas y la de los rojos. Ha exacerbado intencionadamente los nacionalismos, sobre todo el catalán, a sabiendas del daño que causaba a España. Y para que no falte nada, se vale del Tribunal Constitucional y mete a ETA en las instituciones del Estado. Menos mal que ahora interrumpe su proyecto sectario de subvertir las instituciones básicas de nuestra sociedad, para dedicarse  -bendito sea Dios- a contemplar el paso de las nubes. Lo malo es que tendremos que seguir pagándole más de 140.000 euros anuales de una jubilación que Vd. no se ha ganado. 
Gijón, 4 de octubre de 2011 
José Luis Valladares Fernández   

domingo, 9 de octubre de 2011

EL PROBLEMA NO ESTÁ EN LOS RECORTES

El inicio del curso escolar en septiembre de 2011 está resultando especialmente conflictivo en alguna de las autonomías donde gobierna el Partido Popular. En Galicia, Castilla-La Mancha y sobre todo en Madrid, un buen número de profesores se ha echado a la calle para protestar ruidosamente, por lo que consideran un recorte inadmisible en educación. Se trata en realidad de un simple aumento de las horas lectivas de los profesores, pasando de las 18 habituales a las 20 horas semanales. Esto da lugar a prescindir de un número significativo de profesores interinos.
Los sindicatos de enseñanza, como no están dispuestos a aceptar por las buenas las propuestas que haga el Partido Popular, organizaron sin más, en esas autonomías, un enorme tiberio con ruidosas protestas  y hasta con alguna que otra jornada de huelga.  Y se empeñan  cínicamente en hacernos ver que no hay motivaciones políticas en el montaje de semejante trifulca. Se trata simplemente, según dicen, de una protesta valiente contra unos recortes que, de llevarse a cabo, deteriorarían aún más la enseñanza pública. Pero no debe ser así, ya que en Andalucía, ocurrió lo mismo y nadie organizó por ello algaradas en la calle. Aumentaron antes que nadie el número de  horas lectivas a 20, e incluso a 21 a la semana, lo que se tradujo igualmente en una reducción notoria del número de profesores interinos contratados. Y aunque no hubo contraprestación económica alguna, el profesorado andaluz ni se movió, lo que quiere decir que el problema no está en los recortes ocasionales dictados por los organismos competentes. El problema es Esperanza Aguirre, María Dolores de Cospedal y otros miembros destacados del Partido Popular.
La primera Comunidad Autónoma que aumentó las horas lectivas fue precisamente Andalucía, y los sindicatos de la enseñanza acataron obedientemente la medida, sin ningún tipo de aspavientos. Para comprender el comportamiento de estos profesores, quizás debamos señalar que Andalucía, desde hace ya muchos años, ha venido siendo el cortijo privado de los barones socialistas  Manuel Chaves y José Antonio Griñan. El  Gobierno de Madrid, en cambio, ha indicado claramente que el aumento de las horas lectivas de 18 a 20 semanales y la reducción de un 12% de los profesores interinos, aunque no tiene “marcha atrás”, lleva aparejado un incremento salarial “significativo”.
Pero estos sindicatos, en Madrid,  no aceptan “limosnas a cambio del deterioro de la educación”, según apostilló el portavoz de CC OO, Francisco García. Y el secretario general de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de UGT-Madrid, Eduardo Sabina, no anda con rodeos y dice que la compensación ofertada es tremendamente “ridícula”, si la comparamos  con lo que se ahorra el Gobierno madrileño. Y tanto en Galicia como en  Castilla-La Mancha, los sindicatos profesan el mismo credo ideológico que en   la Comunidad de Madrid. Así que, dando muestras de un radicalismo absurdo,  continúan adelante con sus manifestaciones callejeras, con sus ruidosas caceroladas y hasta con los días de huelga previstos.
Para todos estos falsos progresistas, son siempre los Gobiernos de la derecha  los que recortan prestaciones, y los que ponen en peligro  el bienestar social. De ahí que los socialistas prevengan constantemente a sus bases contra el Partido Popular, ya que, según dicen,  representa un enorme peligro para la calidad de la enseñanza. La realidad sin embargo es muy distinta. Ha sido siempre la izquierda, con su intervencionismo enfermizo y recalcitrante, la que ha hundido el prestigio de la educación en España. Gracias al PSOE, los profesores públicos carecen de la más mínima autoridad ante sus alumnos y sin autoridad, es sumamente difícil mantener la disciplina en las aulas, lo que limitará notablemente el aprovechamiento de sus enseñanzas.
También han sido los socialistas  los que han impuesto la enseñanza obligatoria en Secundaria hasta los 16 años, aplicando a todos el mismo patrón, como si fueran todos iguales.  Y encerrar en las aulas, contra su voluntad, a todos estos jóvenes que no quieren estudiar, origina enormes problemas que inciden directamente sobre la calidad de la enseñanza. Para empezar, creamos en los centros educativos la peligrosa figura de los “objetores escolares” que, además de perder ellos miserablemente el tiempo, se lo harán perder a sus compañeros, desmotivaran a los profesores y hasta pueden hacer que peligre su estabilidad emocional. La escolarización forzada de estos jóvenes no les beneficia en absoluto y, como no quieren estudiar, perjudican seriamente a los demás  alumnos, ya que, con ellos en el aula, será poco menos que imposible mantener  el necesario ambiente de estudio que necesita todo estudiante.
Estos jóvenes, que no quieren estudiar,  necesitan urgentemente que se les abra algún otro camino alternativo, donde se les pueda preparar para enfrentarse con éxito  a los problemas de la vida,  sean capaces de alcanzar un desarrollo integral de  su personalidad y terminen por sentirse ellos mismos útiles a la sociedad. Es un tremendo error pretender igualar a todos los jóvenes, cuando es la propia naturaleza la que se empeña tozudamente en diferenciarlos. También aducen que buscarles otro acomodo, diferente al de los demás alumnos, es tanto como discriminarlos. Y esto sí que no es cierto. A quien de verdad se discrimina, con esta política, es a los que sí quieren estudiar, a los que se esfuerzan por aprovechar el tiempo y que, de este modo, no encuentran más que trabas  en su trabajo.
Es cierto que con su Ley General de Educación de 1970, auspiciada por Villar Palasí, abrió el camino de la degradación de la enseñanza. Comenzó a generalizarse la obligatoriedad de  la educación, pero no de una manera tan traumática como ahora, ya que solamente abarcaba desde los seis  hasta los catorce años de edad.  Los aspectos negativos de esta ley quedaron sensiblemente compensados con ese intento loable de poner en marcha una Formación Profesional, bastante adecuada a las exigencias reales del mercado laboral. Hoy día, echamos de menos una formación profesional como aquella. Pero el desastre sin paliativos en la educación, comienza con la Ley Orgánica del Sistema Educativo (LOGSE) de 1990, patrocinada y bendecida por el hoy candidato Alfredo Pérez Rubalcaba.  
Entre los años 1982 y 1996, Rubalcaba era  el ‘factótum’ del Ministerio de Educación y dio  a la LOGSE  un perfil claramente ideológico y hasta simuladamente doctrinario. De ahí esa mezcla anacrónica de progresismo barato y fanatismo doctrinal. Para cambiar este modelo educativo tan nefasto, el Partido Popular, bajo la dirección de Pilar del Castillo, ministra entonces de Educación, promulgó la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE). Ley que no llegó a aplicarse nunca,  ya que, al llegar Zapatero a la presidencia del Gobierno, paralizó lamentablemente su aplicación. Finalmente fue derogada en 2006,  con la Ley Orgánica de Educación (LOE), dando así continuidad a la debacle educativa iniciada con la LOGSE.
Gijón, 30 de septiembre de 2011
José Luis Valladares Fernández

martes, 4 de octubre de 2011

DEMAGOGIA Y POPULISMO BARATO

No es de extrañar que el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba quiera desprenderse de su segundo apellido. Apellidarse ‘Rubalcaba’ y aspirar ahora, como es el caso,  a ser presidente del Gobierno, es tarea harto complicada. Son muchos los hechos desgraciados que, sin querer, asociamos espontáneamente al apellido de ‘Rubalcaba’. Y como Alfredo Pérez Rubalcaba lo sabe, ha pedido de manera insistente a los suyos que le llamen simplemente ‘Alfredo’ o ‘Pérez’ o, como mucho, ‘Alfredo Pérez’, pero que se olviden para siempre de ‘Rubalcaba’. Buscaba así, de manera tan desesperada, un cambio urgente de look para borrar, o al menos disimular,  la mala imagen adquirida, por llevar tantos años actuando preferentemente desde las sucias cloacas del Estado.

Teniendo en cuenta que estamos ante todo un genio de la maldad política, a cuyo lado  el mismísimo Rasputín no pasaba de ser un simple aficionado, y que participó activamente en todas y cada una de las actuaciones de los Gobiernos de Felipe González  y de Zapatero, utilizando siempre el apellido de  ‘Rubalcaba’, es normal que le consideremos plenamente responsable de las trapisondas y de los escabrosos embrollos que protagonizaron esos Gobiernos. La historia es muy larga. Tenemos, por ejemplo, la actuación de los GAL en tiempos de Felipe González. Estos Grupos Antiterroristas de Liberación, los GAL,   decidieron luchar contra la banda de ETA, practicando profusamente el terrorismo de Estado. Y Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces portavoz del Gobierno, salió a la palestra centenares de veces para negar una y otra vez hasta la misma existencia de los GAL.

Después de luchar anticonstitucionalmente  contra la banda terrorista vasca, saltándose a la torera hasta las más elementales normas que rigen en todo Estado de Derecho,  buscó la manera de reunirse clandestinamente con ETA. Fue en 1998, llevando ya el PSOE casi dos años fuera del Gobierno, cuando se entrevistó con varios miembros de Batasuna-ETA en la población de Leiza (Navarra). Resulta extremadamente sospechoso que Rubalcaba ocultara  semejante encuentro, de manera cuidadosa e intencionada,  al Partido Popular y, sobre todo,  al mismísimo PSOE. Escama aún más el hecho de que, una vez finalizada tan subrepticia reunión, informara exclusivamente a Felipe González de lo allí tratado, aunque, entonces  el  Secretario General del PSOE era Joaquín Almunia.

Resulta igualmente sorprendente el comportamiento de Alfredo Pérez Rubalcaba a raíz de los desgraciados acontecimientos del 11-M, en los que hubo nada menos que 192 víctimas mortales. Sin ningún tipo de complejos, Rubalcaba tomó el mando de las protestas contra el Gobierno del Partido Popular, manipuló pruebas para que el atentado pareciera obra de Al Qaeda.  Preparó tal embrollo con lo acontecido en los trenes de cercanías que, hoy día, a pesar de haber pasado ya casi ocho años, siguen siendo bastante más numerosos los enigmas pendientes que las certezas contrastadas. La culpa de todo esto, claro está,  era de José María Aznar y del Partido Popular por la participación española en la guerra de Irak. Mientras España entera llora conmocionada a sus  muertos, aparece Rubalcaba y, vulnerando impunemente la jornada de reflexión de aquel 13 de marzo de 2004, pone en marcha un envió masivo de  mensajes despersonalizados para sacar a la calle a unas turbas incondicionales a las que anima con todo su ardor a marchar contra las sedes del Partido Popular.

Por si todo lo anterior fuera poco, nos encontramos con el bochornoso caso Faisán. Se trata claramente de una vergonzosa colaboración con banda armada, auspiciada por la propia cúpula policial. Y los mandos policiales implicados, según todos los indicios, actuaron así con la bendición y la anuencia expresa de miembros destacados del Gobierno, entre los que estaría el hoy candidato Alfredo Pérez Rubalcaba. Más o menos, este fue el desarrollo de los hechos. El 4 de mayo de 2006, un supuesto mando policial pone al corriente a Joseba Elosúa, propietario del bar Faisán, del operativo montado por la policía para ese día en Irún. Y que si sigue adelante con sus planes, sería detenido él y el etarra del aparato de extorsión en el momento mismo en que le entregara el dinero procedente del impuesto revolucionario. Y que si sucedía eso, peligraría seriamente todo el proceso de paz iniciado por el Gobierno y ETA. Evidentemente este vergonzante aviso, frustró el operativo policial previsto para ese día en Irún.

Como no hubo manera de que su gente prescindiera de su segundo apellido, llamándole simplemente ‘Alfredo’ o como mucho ‘Alfredo Pérez’, optó por aparentar una especie de conversión en toda regla, algo así como una catarsis política que le impedía seguir cocinando bazofia en las cloacas del Estado. Su arrepentimiento es tal que, siendo un compendio de lo peor del felipismo y del zapaterismo, quiere desmarcarse, al menos aparentemente, de sus antiguos deudos políticos. Aparenta no tener nada que ver con Zapatero y con sus inoportunas barrabasadas. Aunque ni él mismo se lo crea, nos promete que su campaña electoral va a ser  completamente “limpia”, libre de “insultos, descalificaciones o juicios morales”. Pensando en los ciudadanos, tampoco habrá crispación, pues están más que “saturados” del debate “inútil” del “y tu más y yo también”.

Pero como la cabra siempre tira al monte, Rubalcaba inicia su precampaña electoral anunciando que, gracias a él, no hay que temer atentados de ETA, desde aquí hasta que se celebren  las elecciones. "Nunca desde el 77 hemos hecho una campaña donde no haya estado la sombra de ETA. En ésta no",           ésta será la primera campaña “segura” porque se va a hacer "sin tener temor a un atentado de ETA". Y es normal que así sea, ya que ETA está saliendo con la suya y es la que impone sus condiciones al Gobierno. Entre tanto, Rubalcaba aprovecha la ocasión que se le ofrece  para acusar reiteradamente  al Partido Popular de hacer uso partidista de la política antiterrorista. Sin querer, y cuando menos lo espera, le traiciona el subconsciente y aparece el auténtico Rubalcaba que conocemos y que quisiéramos olvidar definitivamente.

Intenta hacernos creer que tiene un proyecto claro y que tiene las claves para solucionar todos nuestros problemas cívicos y económicos. Él sabe cómo crear empleo y la manera de hacer que nuestra economía sea fuerte y competitiva y tenga verdaderas garantías de futuro y que está dispuesto a reforzar  con garantía la igualdad de oportunidades y a promover todas aquellas reformas democráticas que insistentemente demanda la ciudadanía. Por eso repite una y otra vez, aunque sin creer lo que dice,  que construirá “una España distinta y mejor”. Y para lograrlo, se empeña en volver a la superada lucha de clases, instaurando de nuevo las continuas peleas entre ricos y pobres. Quiere que su PSOE fuera reconocible por los antiguos socialistas del siglo XIX. De ahí toda esa falacia montada, a base de demagogia y populismo, sobre el famoso impuesto del Patrimonio, que obligaría a  los ricos a pagar mayores impuestos.

Gijón, 19 de septiembre de 2011

José Luis Valladares Fernández