martes, 11 de febrero de 2020

HABLEMOS CLARO




VII.- Evolución de la ‘Memoria Histórica’ 


Si hemos de ser sinceros, tendremos que reconocer que Mariano Rajoy tiene mucha culpa de los problemas que acucian actualmente a los españoles. Con sus frecuentes delirios y sus veleidades socialdemócratas, destrozó a la derecha y allanó el camino a estos aprendices de brujo, que tratan de implantar en España un régimen bolivariano, como el de Venezuela o el de la Bolivia de Evo Morales.

En el programa electoral del 20 de noviembre de 2011, Rajoy se comprometía a entrar a saco en el proyecto político de José Luis Rodríguez Zapatero, anulando la mayor parte de sus leyes ideológicas y modificando convenientemente las otras. Y los ciudadanos, que estaban hasta las narices de las payasadas circenses de Zapatero, le dieron una mayoría absoluta más que notable. Pero se olvidó muy pronto del compromiso adquirido, y terminó la legislatura sin cumplir ninguna de esas promesas. Y los electores, claro está, se sintieron vilmente engañados por el  líder del Partido Popular.

Y Mariano Rajoy, como era de esperar,  pagó muy caro esa especie de desprecio hacia los votantes tradicionales del Partido Popular. El castigo que recibió en las elecciones generales de 2015 fue realmente morrocotudo, ya que no sacó nada más que 123 escaños, 63 menos que en las elecciones de 2011. Y con 123 escaños era inútil pretender formar Gobierno. Se repitieron las elecciones en junio de 2016 y Rajoy volvió a cosechar un resultado claramente insuficiente. Consiguió 14 escaños más que en 2015.

Hay que reconocer que, con 137 diputados, no había posibilidad de formar un Gobierno mínimamente estable. No obstante se presentó y obtuvo la investidura el día 29 de octubre, gracias a la abstención de la mayor parte de los diputados del PSOE. Y ocurrió esto, porque Pedro Sánchez, que era visceralmente contrario a la abstención, fue obligado a dimitir como secretario general del partido y posteriormente, aunque con lágrimas en los ojos,  entregó su acta de diputado unas horas antes de producirse la votación de investidura.

Y al contar este Gobierno con tan pocos apoyos, estaba expuesto a que pasara lo que realmente pasó, que Mariano Rajoy no pudo completar su segunda legislatura. Aguantó, es verdad, la moción de censura del 14 de junio de 2017, interpuesta por Pablo Iglesias, el nuevo integrante de la casta política. No tuvo la misma suerte el 1 de junio de 2018, en la que el redivivo Pedro Sánchez, contra todo pronóstico, le gana la tostada y le suplanta en la Presidencia del Gobierno.