lunes, 16 de diciembre de 2013

EL MITO DE RAFAEL CASANOVA

Está visto que no hay quien gane en  contumacia a los nuevos prohombres de la supuesta nación catalana, para quienes Cataluña, a pesar de ser una realidad política contrapuesta a España, ha sido invariablemente aplastada, primero por los castellanos y después por los españoles. Para los catalanes que reescriben desvergonzadamente la historia, borrando unos hechos e inventándose otros muchos, Cataluña ha sido siempre una nación mártir, a la que han expoliado desconsideradamente para apoderarse de sus gestas, de su pasado extremadamente glorioso y fecundo.

Tal como pontifica esta nueva ola de la intelectualidad catalana, la vieja Castilla y la misma España usurparon a la  vieja nación catalana la extraordinaria hazaña del descubrimiento de América. Y  lo hacen dando el nombre de Cristóbal Colón al navegante barcelonés Joan Colom Bertrán, asignándole un origen genovés y que, por supuesto, fue la Corona de Castilla la que patrocinó tan maravillosa aventura. Se cambió la ruta seguida por el Almirante y, como es lógico, el puerto de salida. Colón partiría en  busca del Nuevo Mundo del puerto de Palos de Moguer en vez de  Pals de l’Empordà.

El Quijote que conocemos es una mala traducción del original, escrito en catalán por  Joan Miquel Servet, que ocultaba celosamente su identidad haciéndose llamar Miguel de Cervantes para que nadie le relacionara con su padre Miguel Servet, que había sido condenado a la hoguera por hereje. El original del Quijote desapareció prácticamente por decreto para que no hiciera sombra a las letras castellanas. Hasta Santa Teresa de Jesús, según nos cuentan, sería Teresa de Cardona y Enríquez, una aristócrata catalana, que fue abadesa del monasterio de Pedralbes, y no la andariega monja abulense, fundadora infatigable de conventos, que en el mundo se llamaba Teresa de Cepeda y Ahumada.  También serían catalanes, entre otros muchos, el Gran Capitán y el cardenal Cisneros.

Los que rigen actualmente los destinos de Cataluña son felices afirmando que Cataluña es uno de los reinos más antiguos y que fue el Reino de Aragón el que, en 1137, pasó a formar parte de  la casa de Barcelona, y no al revés. Afirman sin ambages  que la casa de Barcelona poseía tres coronas, la corona de  Mallorca, la de Sicilia y, por supuesto, la corona de Aragón. Solamente así se explica que las armas del nuevo reino fueran las catalanas, y no las antiguas armas aragonesas, lo que prueba claramente, según dicen, la catalanidad del Estado formado al anexionarse Aragón a la casa de Barcelona.

Fue precisamente en 1714, según versión interesada de los separatistas catalanes, cuando España acabó con la independencia  de la pujante nación catalana. Barcelona, que llevaba sitiada desde el 25 de julio de 1713, se rinde por fin el 11 de septiembre de 1714 a las tropas de Felipe V y sus aliados franceses. La coronela y el ejército movilizado por la Generalitat de Cataluña, que defendieron bravamente la ciudad durante algún tiempo, poco pudieron hacer ante el empuje y el coraje de las fuerzas borbónicas.

domingo, 8 de diciembre de 2013

AHOGADOS POR LA DEUDA PÚBLICA


Los ciudadanos de siempre, los que menos podemos y menos culpa tenemos de la situación actual, llevamos ya demasiado tiempo sacrificándonos y renunciando a muchas cosas para colaborar positivamente en la recuperación económica de España. Y es muy posible que, al final, todos esos esfuerzos resulten completamente inútiles por la actitud incomprensible del Gobierno, que ni baja los impuestos, ni liberaliza la economía y, sobre todo,  no quiere simplificar adecuadamente nuestra mastodóntica Administración Pública.

Para comenzar a producir  riqueza de manera sostenida y crear empleo, tenemos que empezar a reducir drásticamente nuestro enorme gasto público, rebajar de manera significativa los impuestos y, cómo no, liberalizar convenientemente la economía. Tenemos un sector público francamente insostenible. En 2007, por ejemplo, el gasto público alcanzó la enorme cifra de 413.000 millones de euros. Menos mal que, de aquella, la burbuja inmobiliaria cubría satisfactoriamente estos y otros muchos gastos.

Con la llegada de la crisis, se desploma la actividad económica y, en consecuencia, disminuye la recaudación y, sin embargo,  aumenta desproporcionadamente el gasto público. En el año 2012, ya en plena crisis y sin poder contar con el colchón de la burbuja inmobiliaria, ese gasto alcanzó los 494.000 millones de euros, 81.000 millones más que en 2007. Al llegar la crisis, tanto el sector privado, como las familias, procuraron adaptar sus gastos a las circunstancias económicas para no desequilibrar sus balances, algo que no quiso hacer el sector público.

Es evidente que las administraciones públicas en general, a pesar de la crisis, continuaron gastando como si no bhubiera pasado nada.  De ahí que, a finales de 2012, nuestro déficit real se disparara hasta el 10,6% del PIB, al contabilizar los dineros del rescate bancario. Es normal que, con un agujero fiscal tan elevado, se ponga en cuestión nuestra solvencia, además de entorpecer el necesario crecimiento económico y de perder buena parte de nuestra ya escasa competitividad. Y esta situación se agrava aún más por el excesivo encorsetamiento  de nuestra economía y de la desmedida presión fiscal que soportamos
.
Mientras no reduzcamos considerablemente semejante déficit, la deuda pública continuará creciendo de manera alocada hasta límites cada vez más insostenibles. Durante los 6 años que llevamos de crisis, dicha deuda creció 543.858 millones de euros, pasando de un aceptable 40% del PIB a más de un 92%. Durante el primer trimestre de este año, la deuda pública aumento nada menos que 39.438 millones de euros, alcanzando un total de 923.311 millones, lo que representa un 87,8% del PIB.  Y cerramos el segundo trimestre, con una deuda de 942.758 millones de euros, equivalente nada menos que al 92,2% del PIB.

lunes, 2 de diciembre de 2013

FACHAS CARPETOVETÓNICOS

El fascismo aparece por primera vez en Italia, un 23 de marzo de 1919, de la mano de Benito Mussolini, con la creación de los “Fascio di Combattimento”. Desde un principio, el primitivo Fascio de Combate se enfrentó decididamente a las demás fuerzas políticas italianas. Se distinguía precisamente por su acendrado ultranacionalismo, su desprecio hacia la burguesía liberal y, sobre todo, por su oposición frontal a cualquier forma de marxismo. De este grupo, de marcado carácter violento y paramilitar, surgiría posteriormente, en 1921, el famoso Partido Nacional Fascista.

El ex socialista Mussolini supo aprovechar, mejor que nadie, el descontento social que se extendió por toda Italia, al terminar la Primera Guerra Mundial. La Triple Entente, integrada por Francia, Gran Bretaña y el Imperio Ruso, había buscado afanosamente la colaboración directa de Italia en la guerra contra las denominadas Potencias Centrales, que formaban el Imperio Alemán, el austro-húngaro y el otomano. Y para asegurar esa contribución, Francia y Gran Bretaña habían ofrecido a Italia, si luchaba a su lado, todas las zonas austro-húngaras habitadas por italianos y gran parte de la costa dálmata.

Los italianos aceptaron encantados la oferta y, para ampliar sus territorios, se implicaron directamente en la contienda. Se gano la guerra, pero el coste en vidas humanas para ellos fue excesivamente alto, unos seiscientos mil muertos y aproximadamente un millón de heridos. Por si todo esto fuera poco, el conflicto bélico debilitó considerablemente a este país, al resultar destruida por los combates una buena parte de la industria establecida en el norte del país, lo que dio lugar a una situación económica extremadamente difícil.  Quebraron cantidad de empresas, la lira perdió más del 80% de su valor, comenzó a generalizarse la corrupción y la deuda del Estado superaba ya, a principios de 1919, la friolera de los 83.000 millones de liras.

Comenzó a crecer el paro, se multiplicaron enormemente los problemas económicos, sociales y políticos y el hambre comenzó a hacer estragos entre la población más desfavorecida. Por si fuera esto poco, los italianos sufrieron una enorme decepción, ya que, al finalizar la guerra, sus antiguos aliados no cumplieron íntegramente su solemne promesa y no les dieron nada más que los territorios de Trento y Trieste. Este decepcionante hecho, unido a las espantosas dificultades económicas, encrespó los ánimos de los excombatientes y causó una tremenda agitación en los sectores más radicalizados de la clase obrera, que desconfiaba seriamente del sistema parlamentario liberal y que quería implantar la revolución bolchevique, que acababa de imponerse en Rusia.

Es entonces cuando entra en escena el ex socialista y ex combatiente  Benito Mussolini y, con sus “Fascio di Combattimento”, aprovecha magistralmente la oportunidad brindada por aquella situación explosiva, para hacerse con el poder. Y lo hará, exaltando el más genuino espíritu patriótico. En un principio, él mismo contribuyó intencionadamente a encrespar y desestabilizar aún más el ambiente, para presentarse después como la única esperanza del país para evitar el amenazador caos social y económico que se avecinaba.

domingo, 24 de noviembre de 2013

ESPANYA ENS ROBA

Fue Victor Klemperer, intelectual alemán de origen judío, que sufrió en sus carnes la brutal persecución  de los nazis, el que dijo de P. Joseph Goebbels que era "el más venenoso y mendaz de todos los nazis". Y es que Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de la Alemania de Adolf Hitler, era un cínico muy peligroso que utilizó la mentira y la manipulación como arma política para conseguir sus objetivos, y llegó a ser indudablemente el mejor evangelista  que tuvo el nazismo.

A Joseph Goebbels le perdía su carácter temperamental. Era tan narcisista  y le gustaba tanto el protagonismo que, lleno de astucia malsana, adoctrinó a sus subordinados con "Los 11 Principios de la Propaganda" para confundir a sus enemigos y engañar  también a sus  conciudadanos. Según sus palabras, "La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas". No es, pues, de extrañar, que sea ésta su máxima preferida: “Una mentira mil veces repetida... se transforma en verdad”.

Lo malo es que Joseph Goebbels tiene en Cataluña discípulos muy aventajados, que manejan a la perfección la retórica mesiánica, popularizada en la Alemania nazi por  tan destacado miembro del Gobierno hitleriano. Tanto Oriol Junqueras como Artur Mas y sus respectivas mesnadas  aplican magistralmente todos y cada uno de los Principios de Propaganda dictados por Goebbels. Unos y otros repiten incansablemente el manoseado mantra de que «Espanya ens roba», “España nos roba”, justificando así su deriva secesionista.

Y como es natural, los separatistas catalanes utilizan arteramente distintas balanzas fiscales para hacer públicas distintas listas de agravios donde aparentemente sale siempre perjudicada Cataluña. Para dar cierta apariencia de verdad a la acusación de que “España nos roba”,  airean casi siempre los impuestos pagados por esta Autonomía y lo que se le reintegra posteriormente por parte del Estado. Otras veces utilizarán los kilómetros de autopistas construidas, que en Cataluña son invariablemente de peaje mientras que, en las demás regiones de España, no se paga nada por circular por ellas.

La estrategia empleada por  Artur Mas no deja lugar a dudas. Busca desvergonzadamente  la manera de reavivar el sentimiento antiespañol de los catalanes, a base de insultos y del maquillaje descarado de los distintos datos económicos.  Según el presidente de la Generalitat, el Estado no devuelve a Cataluña nada más que el alpiste de lo que aporta con sus impuestos. Y alguno de sus secuaces ha difundido, a través de las redes sociales, que  "la España subsidiada vive a costa de la Cataluña productiva". Y el secretario de Organización de los convergentes, Josep Rull, se atreve a decir que esto no es una descalificación, que semejante afirmación no es nada más que una descripción fiel de la realidad.

domingo, 10 de noviembre de 2013

EN BUSCA DEL IMPERIO CATALÁN


Resulta extremadamente difícil encontrar historiadores catalanes, que nos cuenten hoy día, de manera fiable, la historia de Cataluña. Se olvidan frecuentemente del proceso histórico, tal como sucedió, y lo amañan y acomodan a sus propios intereses y a la voluntad de los que mandan. Llevan ya muchos años inventando, adulterando y cambiando la historia, para poder crear esa “nación” catalana que necesitan para justificar de alguna manera sus pretensiones secesionistas.

Estos historiadores, en estrecha colaboración con políticos carentes de todo escrúpulo, intentan reconstruir un imperio catalán que nunca existió o que, por lo menos, paso totalmente inadvertido hasta hace cuatro días. La Cataluña que tratan de vendernos no tiene nada que ver con la realidad. Y aunque, en realidad, se trata de una Cataluña virtual, procuran empaquetarla cuidadosamente en los libros de texto para confundir y engañar a los estudiantes.

Las vicisitudes y los avatares históricos soportados por Cataluña fueron exactamente los mismos que los sufridos por las demás regiones de España. Consta documentalmente que la península Ibérica fue invadida, allá por el año 1.200 a.C., pueblos de origen indoeuropeo,  a los que se les ha denominado celtas históricos. Después llegarían  los fenicios y se establecieron en las costas levantinas y andaluzas. Posteriormente llegaron los griegos, que ocuparon principalmente la zona de la actual Cataluña, y algo más tarde, hicieron acto de presencia los cartagineses, que terminaron controlando las islas Baleares, Córcega, Cerdeña, la parte occidental de Sicilia y una importante franja en el sur de la península Ibérica.

No tardaron en chocar los intereses de Cartago, que dominaba todo el mediterráneo occidental, con las pretensiones de la emergente República de Roma que aspiraba a dominar todo el mediterráneo. El estallido de la Primera Guerra Púnica se produjo en Sicilia de donde fueron oportunamente desalojados los cartagineses. Después de períodos de paz muy precarios, vendrían la Segunda Guerra Púnica y más tarde la Tercera, que terminaría con el descalabro total de los cartagineses, pasando todo el solar ibérico a depender de los romanos. Roma terminó imponiendo su cultura, su idioma y hasta su estilo de vida a todos los territorios peninsulares que, con el nombre de Hispania, pasaron a formar parte del Imperio romano.

Pero después de varios siglos, el Imperio romano termina descomponiéndose y desapareciendo totalmente de la península Ibérica. Esto fue debido a diversos problemas internos, tanto políticos y militares como sociales y económicos y, cómo no, a la presión ejercida por los pueblos bárbaros de origen eminentemente germánico. De hecho, a comienzos del siglo V,  Hispania fue invadida por los suevos, los vándalos y los alanos. Pocos años más tarde, llegarían  los visigodos que, a pesar de ser una minoría con respecto a la población hispano-romana, terminaron por hacerse con todo el territorio de la antigua Hispania romana.

lunes, 4 de noviembre de 2013

GRAN FRACASO DEL ESTADO DE BIENESTAR

El origen del “Estado del Bienestar” se remonta a 1945 y es un intento loable de apartar definitivamente a los ciudadanos de los terribles traumas que vivió como consecuencia de la “Gran Depresión” de 1929, que desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Fue en Estados Unidos donde,  por iniciativa de su presidente Roosevelt, se pusieron las bases de un “Estado del Bienestar” incipiente, creando campamentos de trabajo para ocupar a los desempleados, principalmente en trabajos de conservación de parques naturales y de espacios verdes.

Algo más tarde, el economista John Keynes, ministro de Economía de Gran Bretaña, trata de emular a Estados Unidos y pone en marcha este mismo proceso en el Reino Unido, desde donde se extendió posteriormente a toda Europa. En primer lugar, prescindió del oro como patrón del sistema financiero internacional, dejó que el valor de la moneda dependiera prácticamente de la  confianza de los inversores. Propugnó la intervención del Estado en la economía y,  como Roosevelt en Estados Unidos, procuró que aumentara el consumo público y privado para acelerar la salida de la crisis económica.

Según Keynes, la inversión privada es fundamental para reactivar la economía. Y si esta no se produce, el Estado tiene entonces que elevar el nivel de su inversión para incrementar convenientemente el gasto público y recuperar así la demanda. Considera que los empresarios cometen un grave error si, cuando llega una situación de desempleo generalizado, reducen el sueldo de sus trabajadores. Con tan inoportuna medida, se contraería aún más el poder adquisitivo de un buen número de ciudadanos. Esto se traduciría inevitablemente en una merma considerable del consumo, que afectaría negativamente a los propios empresarios y terminarían por verse obligados a cerrar sus empresas o a despedir a parte de sus trabajadores.

Podemos decir, por lo tanto, que el Estado del Bienestar nació a la sombra de una tremenda crisis económica mundial, la llamada “Gran Depresión” y se está ahora deteriorando peligrosa y rápidamente como consecuencia de otra crisis económica mundial, que está haciendo verdaderos estragos en varios países europeos y que se está prolongando bastante más de lo previsto. En la “Gran Depresión” dieron muy buenos resultados la iniciativa de Roosevelt y las recomendaciones de John Keynes. Hoy, en cambio, huimos del keynesianismo y optamos, no se si acertadamente o no, por exigir sacrificios e imponer recortes a los trabajadores y a los jubilados, que son los que menos culpa tienen  de esta crisis tan profunda.

jueves, 24 de octubre de 2013

EN EL VALLE DE ARÁN SE SIENTEN ESPAÑOLES

La fiebre secesionista catalana ha vuelto a reaparecer con toda su crudeza de la mano de los convergentes, capitaneados por Artur Mas y fustigados  insistentemente por los miembros de Esquerra Republicana. Unos y otros se empeñan en tergiversar la historia y quieren hacernos creer que fue Wifredo el Velloso el auténtico creador de la nación catalana. Piensan erróneamente, que Wifredo fue el último conde de Barcelona designado por la monarquía carolingia en el año 878 porque a partir de aquí se constituyó el estado catalán. Y,  a partir de esa fecha, el cargo de conde pasó a ser hereditario.

A partir de Wifredo el Velloso, es verdad, accedían al cargo los herederos directos del anterior conde de Barcelona. Pero hay algo importante en este hecho, que omiten intencionadamente los independentistas catalanes: que los reyes francos tenían que sancionar necesariamente esa transmisión hereditaria para validar así su nombramiento oficial como nuevos condes de Barcelona.

Los separatistas catalanes, afiliados o no a CIU o a ERC, no se cansan de repetir que la guerra de 1714 fue un enfrentamiento interterritorial en toda regla, en el que Cataluña defendía su tradicional status de nación frente a Castilla, empeñada siempre en ampliar los dominios de su Corona. Quieren evidentemente transformar una simple guerra de sucesión en otra de secesión.  Se olvidan que comarcas enteras del antiguo reino de Aragón, como Castellón, Alicante, Valencia, Calatayud, el Valle de Arán e incluso zonas del interior de Barcelona, optaron resueltamente  por Felipe V, el rey Borbón. Y tampoco quieren reconocer que Madrid, Alcalá y Toledo, por ejemplo, se declararon a favor del aspirante austriaco, el archiduque Carlos.

Es cierto que, en el ejército de Felipe V había soldados de varias regiones españolas, pero contaba igualmente con varios miles de soldados catalanes. Pasaba algo parecido en el bando del aspirante Carlos III, que fue ampliamente derrotado el 11 de septiembre de 1714 por las huestes de Felipe V.  El  general Antonio de Villarroel, que capitaneaba las fuerzas del archiduque Carlos, deja en muy mal lugar a los secesionistas actuales, ya que en su última arenga recordó a sus soldados que luchaban por Cataluña “y por toda la nación española”.

Seguro que Artur Mas y Oriol Junqueras borrarían de buena gana la última frase de la arenga de Villarroel y, por supuesto todo el manifiesto que el conseller en cap, Rafael Casanova, mandó distribuir por todo Barcelona el mismo día 11 de septiembre de 1714. En dicho manifiesto, Rafael Casanova se atrevió a escribir que “confía que todos, como verdaderos hijos de la patria, amantes de la libertad, acudan a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por su Rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España”.

domingo, 13 de octubre de 2013

TODO ES POCO PARA LOS POLÍTICOS

Los políticos españoles acaban de recibir toda una lección magistral del tenista mallorquín, Rafa Nadal. Después de proclamarse brillantemente campeón del US Open estadounidense, Nadal tenía que viajar a Madrid para participar en el decisivo encuentro de la Copa Davis contra Ucrania, del que depende nuestra permanencia en la élite del tenis mundial. Aunque la Federación Española de Tenis le ofreció un avión privado para realizar este largo desplazamiento, Nadal prefirió regresar a España en vuelo regular, ya que, según dijo, “Tal y como está el país no creo que sea el momento de hacerle pagar un viaje al Estado”. Todo un ejemplo del extraordinario deportista. Su comportamiento, más que un “revés”, es todo una “dejada”, la mejor quizás de su vida, que lanza a los políticos que están siempre a la que salta.

Nuestros políticos nacieron y crecieron en la misma tierra que Don Quijote, pero no se les pegó nada del idealismo y caballerosidad del famoso hidalgo. Para Don Quijote, el mundo que le rodea está siempre subordinado a su pensamiento, a su altruismo y a su generosidad. Y antes que traicionar ocasionalmente a su ideología, este caballero andante prefiere vivir permanentemente de espaldas a la realidad, sin la más mínima preocupación por las cosas materiales aunque afecten a su persona. Todo lo contrario que los de la casta; estos van siempre detrás de lo tangible, de las cosas reales. Se parecen a Don Quijote, eso sí, en la falta permanente de logros y de resultados.  En lo demás, son Sancho en cuerpo y alma.

Los oportunistas  y los gorrones, que han hecho de la política su único modo de vida, anteponen siempre su acomodo y su bienestar y el de los suyos al del resto de los ciudadanos. Y toda esta caterva de aprovechados, que integra esa casta política, se atribuye el derecho a marcar el camino al resto de los ciudadanos, a los que exige responsabilidades por todo y obediencia ciega a sus torpes caprichos. Es extremadamente raro, no obstante, que ellos se responsabilicen de alguna de sus acciones. Y muchos de ellos, faltaría más, viven permanentemente instalados en la maquinación, en la intriga  y  en el peloteo, para mantener indefinidamente sus cargos políticos y sus  extraordinarios privilegios.

Será muy difícil encontrar, entre los políticos oficiales de España, a alguien tan generoso y altruista como el Creonte de las tragedias de la antigua Grecia. Cuando gobernaba en Tebas,  apareció en aquella comarca la terrible Esfinge, que solía situarse sobre una colina próxima a Tebas para devorar despiadadamente a los que por allí pasaban si no acertaban a descifrar sus enigmas arteros y capciosos. Para acabar lo más rápidamente posible con esa monstruosa Esfinge, Creonte sacrifica desinteresadamente su propio interés al interés del pueblo y anuncia por toda Grecia que dará la corona de Tebas y la mano de su hermana a quien logre acabar con semejante monstruo. Y cumplió su oferta cuando Edipo acabó con la Esfinge.

Es cierto que hay excepciones y alguna muy honrosa, pero la mayoría de los políticos, antes que imitar a Creonte, haría causa común con la Esfinge, si con esto suman algún  nuevo beneficio. Todo es poco para los de la casta, para los que nunca se ven satisfechos de las variadas franquicias y prerrogativas que ya disfrutan. Y esto, claro está, desmiente claramente lo que se afirma en el artículo 14 de nuestra Constitución: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

domingo, 6 de octubre de 2013

LOS DESPLANTES DE ARTUR MAS

El incorregible y testarudo Artur Mas se descuelga ahora, cómo no, con la amenaza de unas elecciones plebiscitarias en 2016, al finalizar la presente legislatura, si no se le permite organizar un referéndum para que los catalanes decidan libremente sobre el futuro político de Cataluña dentro, claro está, de un “marco legal”. Y lanza esta especie de chantaje, como es su costumbre, de una manera petulante y en plan chulesco, como si estuviera perdonando la vida a Mariano Rajoy,  a sus ministros y a todos los españoles.

El presidente de la Generalitat  lanza jactanciosamente esta especie de chantaje, lleno de vanidad, mostrándose tan orgulloso de sí mismo como el fabuloso Orión, aquel cazador infatigable de la antigua Grecia que caminaba por encima de las aguas y aventajaba con creces a todos los héroes mitológicos de su tiempo por su estatura y por su fuerza descomunal. La diosa Diana eligió precisamente a Orión para formar parte de su séquito por su indiscutible valentía y su evidente apostura  y gallardía. Sintiéndose protegido y mimado por Diana, la reina de la caza, se pavoneaba y alardeaba de su suerte ante los demás mortales.

Es lo que hizo siempre Artur Mas, desde que su padrino, el “Molt Honorable” Jordi Pujol, comenzó a brindarle su protección y a prodigarle toda clase de favores. Desde que el todopoderoso dedo de Pujol lo eligió como sucesor suyo, encumbrándole a Primer Consejero de la Generalidad de Cataluña, comenzó a mostrarse altanero y arrogante como Orión y dio rienda suelta a su inmensa vanidad.

A Orión le perdió su fanfarronería y su envanecimiento. Concluida una brillante cacería y mientras era sinceramente halagado con extraordinarios elogios, presumía ante sus admiradores, jactándose de que no había monstruo alguno ni en las selvas, ni en los montes, ni en el desierto que pudieran vencerle. Y se vanagloriaba diciendo que ni los tigres, ni las panteras, ni los leones más fieros eran capaces de producirle terror alguno. Pero la Tierra, que se sintió desafiada por el gigantesco Orión, envió contra él un simple escorpión que, clavándole su uña venenosa o aguijón, le causó la muerte.

Otro tanto le va a pasar a Mas, flamante  presidente de la Generalidad catalana. Como a Orión, terminará perdiéndole  su vanidad y su engreimiento desmedido. Antes de alcanzar la presidencia de la Generalidad reconocía su condición de nacionalista, pero un nacionalista “tolerante y moderno” que estaba perfectamente integrado en el conjunto de España. Una vez alcanzada la  poltrona de la presidencia, confesó ser partidario del derecho de Cataluña a decidir su futuro y la clase de relación que mantendría con España.

sábado, 28 de septiembre de 2013

INCONVENIENTES DEL SISTEMA AUTONÓMICO

Los llamados Padres de la Constitución Española, pensando que así acababan con los movimientos del nacionalismo contestatario de algunas regiones de España, institucionalizaron una gestión parcialmente descentralizada con el Estado de las Autonomías. La labor de Gobierno queda estructurada en tres niveles básicos: el Estado central, las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos. El texto constitucional no especifica en absoluto el peso relativo de cada uno de esos tres niveles, circunstancia que aprovecha la casta política para dejar prácticamente sin competencias al Estado central, traspasándolas a las distintas Comunidades Autónomas.

La restructuración de dicho modelo de gestión fue radicalmente errónea. Como era de esperar, no contentó ni a tirios ni a troyanos, ni solucionó el problema que, de manera inocente, trataba de zanjar: las veleidades separatistas de algunos partidos políticos. Antes al contrario, el estado autonómico exacerbó aún más los ánimos independentistas de vascos y catalanes. La clase política terminará de aguar la fiesta, al ceder a las Autonomías competencias que, por su naturaleza, corresponderían exclusivamente al Estado, como es el caso de Sanidad, Educación y Justicia.

Por otra parte, esa descentralización irracional no mejoró en absoluto la atención al ciudadano de la calle. En realidad, no ha valido nada más que para acentuar enormemente las desigualdades entre los españoles, y para que los políticos monten sus chiringuitos particulares para colocar en ellos a sus familiares y amigos. Así que es normal que se dispare de manera irracional el gasto público, evidenciando la inviabilidad de las  Autonomías.

El estado autonómico se bandeaba, mal que bien, mientras estuvo en auge la famosa burbuja inmobiliaria. Al fallar esa fuente anormal de ingresos,  comenzaron a encenderse todas las alarmas al comprobarse la tajante incompatibilidad del sistema autonómico con el estado de bienestar. De ahí que vayan aumentando gradualmente los ciudadanos que piden la desaparición de las Comunidades Autónomas o, por lo menos, que devuelvan al Estado algunas de las competencias transferidas.

domingo, 22 de septiembre de 2013

HUYEN DE LA CATALUÑA DE ARTUR MAS

Seguro que, para preparar sus encendidas intervenciones en los mítines de las últimas elecciones de Cataluña, Artur Mas i Gavarró, acudió confiadamente a la Pitonisa de Delfos o a otro oráculo de infalibilidad contrastada para que le desvelaran el futuro inmediato de la supuesta nación catalana. Y la respuesta recibida debió ser tan concluyente que creyó que podía competir con el Orfeo mitológico en el arte de encantar a todo un pueblo. Orfeo era capaz de embelesar a hombres y dioses con su voz y el sonido de su lira. Unos y otros se reunían para oírlo y así descansaban sus almas. La naturaleza entera se conmovía al escuchar sus fascinantes acordes. La corriente de los ríos se paraba para disfrutar de su melodiosa voz y hasta las mismas rocas se animaban y salían a su encuentro. Así fue como enamoró a la escurridiza ninfa Eurídice.

Artur Mas no tañía la lira, pero pensaba que con su palabra arrastraría indefectiblemente a todos los catalanes para apoyar incondicionalmente su proyecto soberanista. Y nos remite a la masiva Diada del 11 de septiembre  de 2012, para demostrarnos que es así. De ahí que se le caliente la boca y, tratando a los catalanes como subnormales profundos, prometa recrear en Cataluña el imposible país de las maravillas. Según sus previsiones, una vez recuperen la independencia, los catalanes alcanzarán la felicidad plena y serán envidiados por todo el mundo. Con toda seguridad, Cataluña bajo su mando alcanzará su cenit en el año 2020, fecha en la que se pondrá a la cabeza de la Unión Europea, sin necesidad de pertenecer a ella.

Una vez liberada del yugo de España, Cataluña mejorará tanto, que desaparecerá prácticamente el fantasma del paro, creando abundantes puestos de trabajo y se reducirán a la mitad los accidentes de tráfico. Con la independencia, la vida de los catalanes dará un vuelco, aumentando milagrosamente su estado de bienestar: vivirán bastantes  más años con un nivel de vida muy superior al actual, descenderán significativamente las muertes por cáncer, se pagarán menos impuestos y hasta se aumentarán las pensiones. Con Mas al frente y con su deseada independencia, los catalanes se aseguran la felicidad plena y casi, casi la inmortalidad.

Y según Artur Mas, en la Cataluña independiente es inevitable el milagro cultural y económico. Las universidades catalanas  estarán entre las 200 mejores del mundo. La economía en Cataluña, una vez liberada del pesado lastre de la dependencia española, cambiará radicalmente sus reglas y comenzará a crecer a un ritmo superior al de Europa. Según sus previsiones, se crearán 60.000 empresas y más de 100.000 puestos de trabajo. La deuda catalana que, según Oriol Junqueras, es  extremadamente elevada por culpa de España, desaparecerá para dejar paso al mayor superávit de Occidente.

Pero es muy posible que Artur Mas, si no cambian por completo las cosas, terminará fracasando como el mismo Orfeo. Muerta  Eurídice por la mordedura de una serpiente, Orfeo decide bajar a los infiernos para pedir al dios de los muertos que le devuelva a su querida compañera. Embelesado por su lira, Hades accede a su petición, aunque con una condición: que no volviera su cabeza para mirar a Eurídice, hasta que esta no hubiera rebasado los confines del reino de los muertos. Ya estaba su esposa traspasando la última puerta del inframundo y Orfeo se olvida de la condición impuesta y, lleno de impaciencia, mira hacia atrás para ver el esplendoroso rostro de su amada. En ese momento, Eurídice se convierte nuevamente en sombra y Orfeo es expulsado del infierno y condenado a vivir separado de su esposa.

viernes, 13 de septiembre de 2013

LOS POLÍTICOS NO CONOCEN LA CRISIS

La casta política está perdiendo, de manera muy rápida, hasta los últimos vestigios del poco prestigio que le queda. Con su desacertada actuación se ha ganado a pulso la desafección y la animadversión de la mayor parte de los ciudadanos. Se ve palpablemente que no han leído “Las 48 leyes del poder” del escritor americano Robert Greene y, si lo leyeron, o no han querido hacerle caso, o no han sido capaces de asimilar sus acertadas recomendaciones. Los políticos suelen emboscarse y aislarse en su mundo particular, porque piensan que así defienden mejor sus excesivos privilegios.

La torpeza de nuestros políticos no tiene límites y se empeñan en imitar torpemente al mitológico Eetes, viejo rey de la Cólquide, empeñado en defender a ultranza el famoso vellocino de oro que le entregó Frixo. El rey Eetes colgó dicho vellocino de un roble en el bosque sagrado de Ares, y encargó su custodia a un temible dragón y a dos monstruosos toros, inmunes a cualquier ataque, y que vomitaban llamas por sus narices. Creyó que así tenía a buen recaudo el preciado vellocino. Pero llegó el valiente y apuesto Jasón al mando de unos Argonautas y, con la mediación de Medea, dio esquinazo al viejo rey y se llevó sin problemas ese valioso trofeo.

Piensan los políticos que son muy listos y que pueden dedicarse tranquilamente a conseguir nuevas y mejores bicocas, para disfrutarlas personalmente ellos y sus familiares y amigos. Piensan que, por su dedicación en exclusiva a la política y por sus supuestos desvelos, los ciudadanos deben apoyarles incondicionalmente y dedicarles toda clase de sacrificios. Y no quieren que nadie les dispute el usufructo de las gangas que van acumulando. No se dan cuenta que, con el abuso continuado de su posición privilegiada, terminan indefectiblemente con la paciencia de los ciudadanos. Y aunque hasta ahora no haya sido así, puede aparecer el Jasón correspondiente y la Medea de turno para acabar con esa situación tan injusta.

La situación política es extremadamente preocupante en España. La codicia de los políticos les ha hundido en el más absoluto de los descréditos. La mayor parte de los españoles ha llegado al convencimiento pleno de que, si la casta política se distingue por algo, es por su ineficacia y por su cinismo. Son muy pocas las personas que confían  en los gestores de la cosa pública y procuran guardar con ellos cada vez más distancia. Las encuestas  son muy claras a este respecto. Inquieta más la situación política que padecemos que el propio terrorismo, que ya es decir. Solamente el paro preocupa a la sociedad más que la política.

viernes, 6 de septiembre de 2013

¿VISIONARIOS O CARADURAS?

En la mitología romana nos encontramos con Jano, el rey más antiguo del Lacio. Era natural de Tesalia, y cuando llegó a las orillas del Tiber, advirtió que las gentes de aquellas tierras llevaban una vida prácticamente salvaje. No tenían religión ni disponían de leyes que moderaran el trato social entre unos y otros, y terminaba imponiéndose siempre el más fuerte y más desvergonzado. Con la llegada de Jano, comienzan a cambiar las cosas.

Desde el primer momento, Jano procuró moderar la barbarie y la agresividad de aquellas gentes y suavizar visiblemente sus costumbres, consiguiendo formar con ellos auténticas sociedades pacíficas, a la vez que los integraba en las ciudades que iba fundando. Se ocupó de darles un conjunto de leyes para garantizar convenientemente la convivencia y la cooperación continuada entre unos y otros. Supo inculcarles, además, un amor acendrado a la justicia y a disfrutar comportándose honestamente y siendo solidarios con sus vecinos. Fue ayudado en tan noble tarea por Saturno, que escogió el Lacio para vivir cuando fue arrojado del cielo.

Por lo que parece, la actuación benéfica de Jano,  rey del Lacio, con la apreciable ayuda de Saturno, alcanzó también a una buena parte del noreste de la península Ibérica y que hoy conocemos como Cataluña. Muchos de esos pueblos catalanes, los más importantes al menos, tuvieron que ser fundados directamente por Jano. De no ser así, no habría modo de explicar la sucesión continuada de hechos tan memorables y fastuosos, como el descubrimiento de América por ejemplo, y que otros pueblos serían incapaces de protagonizar.

El mismo emperador Carlomagno no hubiera podido crear la llamada “Marca Hispánica” al sur de los Pirineos si, en su lucha contra los musulmanes en el valle del Ebro, no hubiera contado con el apoyo eficaz de un buen número de aguerridos y valientes guerreros, procedentes todos ellos de la población nativa de las montañas de lo que hoy es Cataluña. Los reyes carolingios, cómo no, elegían siempre condes autóctonos, catalanes por lo tanto, para Gobernar los territorios de la “Marca Hispánica”, por su eficacia en la defensa de las fronteras con los berberiscos y por su acendrada y contrastada lealtad a la corona.

No es de extrañar, pues, que los nacionalistas se pavoneen y estén extremadamente orgullosos de su pueblo por sus extraordinarias e innumerables proezas, tanto intelectuales como políticas y económicas. Para todos ellos, y sobre todo para sus líderes, es francamente intolerable que España quiera arrebatarles sus mejores y más excelsas gestas, para atribuírselas después a personas que, además de no ser catalanes, se manifiestan siempre contra  Cataluña.

Entre los nacionalistas aparecen con relativa frecuencia animosos trovadores y juglares, que cantan incasablemente las sorprendentes y asombrosas hazañas realizadas por catalanes ilustres. El actor Toni Alba es uno de esos vates que, desde twitter, fustiga  a los catalanes tibios que contemporizan  peligrosamente con actitudes típicamente españolas. También vapulea, de manera inmisericorde,  a los que no han tenido la suerte de nacer catalanes. Los que han nacido en Cataluña, dada su superioridad intelectual, son invariablemente envidiados y odiados por los españoles.  “Nos odian –dice Toni Alba- porque somos catalanes”. Y es que España, según suele expresarse este incorregible actor, lleva más de 300 años sembrando “odio contra Cataluña”.

Además de estos rapsodas populares como Toni Alba, en Cataluña hay también personas, de corte más intelectual, que se desviven por recuperar aquellas partes de la historia catalana que, según ellos, fueron intencionadamente tergiversadas o usurpadas para alterar el curso de la historia. Este grupo de supuestos historiadores o especialistas está capitaneado por Jordi Bilbeny, que es el jefe del Instituto Nueva Historia desde 2008. Especializado en filología catalana y en heurística histórica, Bilbeny comenzó a estudiar a fondo el verdadero papel de Cataluña en la historia española y universal.

Intuía Jordi Bilbeny que, muchos de los documentos históricos aparecidos desde el siglo XVI en adelante, habían sido convenientemente censurados y manipulados, con la intención perversa de restar protagonismo a Cataluña y a la Corona de Aragón en beneficio de la Corona de Castilla. Y comienza a examinar detalladamente el hecho histórico más relevante de aquella época: el descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Se encuentra con numerosas contradicciones e incoherencias en los textos oficiales referidos al Almirante y a sus proezas.

Analizando detenidamente esas contradicciones, queda patente, según Bilbeny, que el descubrimiento de América fue obra de un noble catalán, llamado Cristòfor Colom. Pero se le dio el nombre de Cristóbal Colón y se dijo que era genovés, con la torcida intención de atribuir a Castilla una de las más memorables hazañas realizada por Cataluña. Según la historia oficial, las carabelas que participaron en tan extraordinaria gesta partieron del puerto de Palos de la Frontera (Huelva), cuando en realidad lo hicieron, según Jordi Bilbeny,  del puerto de Pals d'Empòrda, que es un municipio de Gerona. Y las tres naves llevaban, faltaría más, la senyera catalana como estandarte. Y aquí, en Pals d'Empòrda, fueron reclutados precisamente los hermanos Pinzón.

Aclaradas debidamente las manipulaciones para ocultar la verdadera identidad  y origen  de Cristóbal Colón, Bilbeny consideró la posibilidad de indagar en la vida de otros personajes históricos, sobre cuya identidad oficial hay dudas razonables, como Santa Teresa de Jesús, Velázquez,  San Ignacio de Loyola y Cervantes. Se decidió finalmente por Miguel de Cervantes. Nada más comenzar el estudio, comenzaron a aparecer las consabidas contradicciones, urdidas interesadamente por la propaganda oficial.

Y Jordi Bilbeny, después de analizar detenidamente  la documentación reunida, concluye que el origen catalán  de Miguel Cervantes es incuestionable. Aunque en realidad se llamaba Joan Miquel Servent,  utilizaba el nombre de Cervantes para ocultar que era hijo de Miquel Servent, que había sido condenado a morir en la hoguera por la Iglesia Reformada de Calvino por sus ideas heréticas sobre la Trinidad.

Afirma Bilbeny que Cervantes, en su obra,  es muy crítico con la política castellana y, sin embargo, muestra cierta “tendencia catalanofilia”. Esto y los “errores lingüísticos” que aparecen profusa y repetidamente en su obra, nos demuestra que fue escrita en catalán. Y Castilla, como ha hecho siempre, procuró hacerse con el prestigio de la creación de una obra maestra y universal como el Quijote, perjudicando, claro está, a Cataluña. Por eso se censuró la obra y se tradujo después al castellano, aunque de una manera un tanto deficiente.

Los descubrimientos de Jordi Bilbeny continuaron imparables y además de certificar el origen catalán del descubrimiento de América y de la obra más importante de Miguel de Cervantes, fijó también la autoría catalana de La Celestina. Sus conclusiones sobre el Lazarillo de Tormes son al menos sorprendentes, y  apenas si coincide nada con lo que nos enseñaron durante nuestra época de estudiantes. Hasta ahora, desconocíamos quien era realmente su autor. A lo largo de los tiempos, se ha atribuido a distintos personajes, entre los que tenemos al entonces superior de los jerónimos, fray Juan de Ortega, a Diego Hurtado de Mendoza, o a uno de los hermanos Valdés, Juan o Alfonso.

Según Jordi Bilbeny, el Lazarillo de Tormes fue escrito en valenciano y no en castellano, posiblemente por el dramaturgo Joan Timoneda. Dice que en el texto se encuentran muchos giros propios de esa lengua y en que, detrás de los lugares donde se desarrolla la acción, se adivinan topónimos propios de  Valencia. El lugar de nacimiento del protagonista, por ejemplo, sería Tormos y no Tormes. Esta obra fue censurada y prohibida en un principio por la Inquisición, y tuvo que ser adecuadamente expurgada para que se permitiera su publicación.

Que Jordi Bilbeny atribuya a un autor valenciano la autoría del Lazarillo de Tormes puede parecer una concesión graciosa del catalanismo a culturas ajenas a la suya. Pero no es así. Para los nacionalistas contaminados manifiestamente con una ideología hostil y reaccionaria como Bilbeny, Valencia forma parte de lo que ellos llaman Paisos Catalans; y tanto el idioma valenciano como el mallorquín no son más que una variante del catalán. Su sectarismo trasnochado les lleva a propugnar la existencia de la nación política, en este caso la catalana, formada por la comunidad lingüística del catalán en sus diversas formas.

Es normal que nos preguntemos si estos supuestos historiadores están plenamente convencidos de sus propias afirmaciones. Si es así y se creen sus propios embustes, más que historiadores, son unos auténticos visionarios románticos que sueñan la historia a su medida, en vez de contarla. Y si son conscientes de que nada de lo que cuentan es verdad, y siguen mintiendo y engañando indiscriminadamente a los incautos que se crucen en su camino, entonces son unos fantoches y unos sinvergüenzas.

Barrillos de Las Arrimadas, 20 de agosto de 2013


José Luis Valladares Fernández

viernes, 30 de agosto de 2013

LA CORRUPCIÓN A DEBATE

Es cierto que la corrupción afecta de manera inmisericorde a toda la clase política Pero no nos engañemos, no es un problema exclusivo de los partidos políticos y, menos aún, de un partido determinado. El mal es mucho más profundo y golpea peligrosamente a toda la sociedad española. Unos porque la practican profusamente, como los políticos, y otros porque la toleran y, si llega el caso, se aprovechan de ella. La casta política, habituada a vivir constantemente del cuento, trata de afianzar su situación política y mejorar lo más posible su situación económica.

Abusar del poder político para conseguir bienes y ventajas ilegítimas con menoscabo manifiesto del bien común o público, es un mal endémico de los pueblos con un desarrollo humano deficiente y poca madurez política. Y en España no abunda precisamente el capital social y tampoco podemos presumir de un desarrollo humano modélico. Y por otro lado, los actos delictivos, derivados de la corrupción política, quedan prácticamente impunes. De ahí que un buen número de políticos, dando muestras evidentes de su falta absoluta de escrúpulos, utilicen desvergonzadamente su función pública en busca de un beneficio personal.

Todos los partidos están saturados de gentes que aspiran a eternizarse en la vida pública y, para conseguirlo, sobornarán y extorsionarán si hace falta,  y no tendrán inconveniente alguno en prevaricar y malversar dinero público con todo descaro para mantenerse indefinidamente en un puesto representativo y oficial. Ay que tener en cuenta que muchos de ellos aterrizaron en política por enchufe, o saliendo directamente de las juventudes de cada partido, pero siempre, claro está, sin experiencia laboral alguna en la empresa privada, ni como autónomos.

Como hasta ahora han vivido extraordinariamente bien de la política, sienten verdadero pánico a que se olviden de ellos en próximos procesos electorales y prescindan de sus servicios. Entonces, tendrían que competir duramente con los demás parados para hacerse con un puesto de trabajo en la empresa privada. Para evitar tan lamentable y problemática situación, se arrastrarán vergonzosamente ante los líderes de su partido o de quienes confeccionen las listas electorales, aunque para ello tengan que cometer todo tipo de tropelías. Cualquier cosa menos perder tontamente  la bicoca del disfrute continuado de un cargo público remunerado.

Los partidos políticos, sobre todo los mayoritarios y los que tienen posibilidades de llegar al Gobierno, prometen, un día sí y otro también, que van a luchar denodadamente contra la corrupción para regenerar la vida pública. Pero hasta ahora, ni socialistas ni populares han ido más allá de las palabras y de una simple declaración de buenas intenciones. Y aunque unos y otros tienen mucho qué tapar y mucho de qué arrepentirse, se empeñan absurdamente en pregonar que son los otros, los del partido adversario, y no ellos, los que deben entonar el correspondiente “mea culpa”. Y así no vamos a ninguna parte.

Hay que tener en cuenta que las prácticas de corrupción se desatan y crecen a medida que aumentan  los intereses de los grupos políticos. Y cuando la corrupción se dispara y se generaliza, como está sucediendo últimamente en España, las instituciones se tambalean con los escándalos y se desestabilizan peligrosamente perdiendo, como es lógico, toda su credibilidad y hasta su eficiencia. Y si no se remedia a tiempo el problema, la red clientelar corrupta adquirirá proporciones enormes y terminará desmandándose y poniendo en grave peligro hasta el mismo sistema político.

viernes, 23 de agosto de 2013

NO HAY CASO, NI LO HABRÁ

Somos muchos los que pensábamos inocentemente que, el uso indebido del poder público en beneficio propio o para distribuir beneficios o cargos políticos  entre familiares y amigos, eran siempre actos claros de tráfico de influencias y de nepotismo. Con estos hechos tan poco edificantes  –y creíamos que ilegales-, se busca invariablemente la obtención de algún tipo de privilegio, recurriendo, cómo no, a la obtención de información privilegiada o cualquier otro tipo de ventaja por amistad o pagando en dinero o en especie.

Siempre se han dado episodios como estos, hasta en la más remota antigüedad. Quien no recuerda al tirano Pisístrato que, nada menos que cinco siglos a. C.,  se hizo con el poder en Atenas y, para conservarlo y protegerse, entregó casi todos los los cargos políticos y públicos a familiares suyos y a sus amigos más leales. De este modo, tenía prácticamente maniatados al resto de aristócratas atenienses. Es cierto que Pisístrato gobernó con una moderación y una benevolencia desconocida en Atenas hasta entonces. Y aunque esto favoreció realmente a los más pobres de la ciudad, no deja de ser por eso un acto tremendamente deshonesto.

También en la antigua Roma encontramos casos flagrantes de tráfico de influencias, como sucedió con Pompeyo y su suegro Metelo Escipión. Aunque Escipión carecía evidentemente de talento militar, Pompeyo, que aspiraba a ser nombrado dictador, le cedió dos legiones romanas. El tribuno de la plebe Marco Antonio, que era partidario de Cesar, denunció inútilmente este hecho en el Senado, ya que este foro, en ese momento, estaba dominado por los “boni” o hombres buenos, situación que fue ampliamente utilizada por más de un político de aquella época conflictiva.

El proceso que se produce en todo tráfico de influencias es siempre el mismo: alguien que disfruta de cierto poder y autoridad en la vida pública, lo utiliza egoístamente para favorecer a sus familiares y amigos o a cualquier otra persona de confianza a cambio de determinadas cantidades de dinero o el pago en especies. El sentido común dice, que los políticos jamás deben utilizar su autoridad para beneficiar a alguien con detrimento del interés público. Y esto es lo que ha ocurrido claramente con el ex ministro José Blanco, presunto imputado por tráfico de influencias en el “caso Campeón”  por el juez instructor José Ramón Soriano.

La investigación abierta en relación con la llamada “operación Campeón” fue iniciada por la juez de Lugo, Estela San José, que apreció indicios de delitos de cohecho y tráfico de influencias, que apuntaban directamente al entonces ministro de Fomento, José Blanco. Entre los implicados en un delito de fraude de subvenciones, aparecen varios empresarios, entre ellos Jorge Dorribo y José Antonio Orozco que, según todos los indicios, habrían recibido préstamos,  subvenciones u otro tipo de bicocas utilizando, claro está, medios ilícitos.

jueves, 15 de agosto de 2013

ACUSANDO PARA DESPISTAR

Según una leyenda mitológica de la antigua Grecia, el dios del mar, Proteo, se dedicaba a pastorear y dar de comer bajo las aguas a las manadas de focas de Poseidón o Neptuno para los romanos. Desempeñaba esta labor con incansable celo y con total maestría, de modo que Poseidón quiso recompensarle por tan espléndido servicio, otorgándole el don de conocer a fondo todas las cosas futuras, además de las pasadas y las presentes. En consecuencia, podía predecir fielmente el futuro, pero le disgustaba revelar lo que sabía.

Los que querían desentrañar los secretos de la naturaleza y esclarecer algún misterio oculto, tenían que recurrir a la violencia con Proteo y, aún así, se resistía. Procuraba  metamorfosearse  adoptando unas veces la forma de un dragón, un tigre u otra cualquiera para evitar el tener que predecir el futuro. Pero la gente sabía que Proteo abandonaba las profundidades del mar a mediodía y que dormía la siesta a la sombra en una gruta muy próxima a la playa. Ese era precisamente el momento más oportuno para sorprenderle y sujetarle fuertemente y entonces, si Proteo se veía vencido, cedía y contestaba sinceramente a los requerimientos de sus adversarios.

Como el propio Proteo, Mariano Rajoy está siendo acosado despiadadamente por toda la oposición para que aclare su relación con  Luis Bárcenas, antiguo tesorero del Partido Popular, y sobre la financiación irregular de este partido. Destacan por su agresividad los socialistas. Todo el PSOE se ha lanzado en tromba a la yugular del presidente del Partido Popular y del Gobierno, y de una manera muy especial, su secretario, Alfredo Pérez Rubalcaba, la segunda de abordo, Elena Valenciano y la portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez.

Según Soraya Rodríguez y a la vista de los datos que se van conociendo, Rajoy se muestra, “cada día más”, como “el verdadero hilo conductor” de la presunta trama de financiación ilegal del Partido Popular, ya que es acusado directamente por Bárcenas y, además, ha sido el máximo responsable del partido durante los últimos años. De ahí que le exijan que aclare urgentemente  en el Parlamento su implicación en este tema y la de su partido. Dice Soraya que "hay millones de razones para que Rajoy de la cara en sede parlamentaria", ya que, según el ex tesorero Bárcenas, el Partido Popular lleva financiándose ilegalmente al menos durante 20 años.