viernes, 31 de octubre de 2014

LA CASTA POLÍTICA, Sus abusos y complicidades

El pasado 6 de octubre, la Asociación Cultural  ArribAda organizó la presentación de mi libro LA CASTA POLÍTICA, sus abusos y complicidades en la Sala de Conferencias del Centro de Cultura Antiguo Instituto Jovellanos. La presentación corrió a cargo del escritor Humberto Gonzali.

En este libro se recoge una selección de artículos, de carácter eminentemente político, que fueron apareciendo en distintos medios de comunicación, la mayor parte de ellos digitales durante los años de 2012 y 2013.
Los primeros capítulos del libro abordan el problema catalán que lleva años agudizándose, no sé si porque se abrió la mano demasiado repartiendo competencias, o por incuria, o por ambas cosas a la vez. Pero es evidente que en Cataluña, desde hace unas décadas, son cada vez más los que aspiran a separarse de España. Los responsables políticos catalanes abusaron descaradamente de la confianza que depositó en ellos España al transferirles íntegramente las competencias de Educación.
Parece ser que la actuación benéfica del personaje mitológico Jano, ayudado por Saturno, además de domesticar a las gentes salvajes que encontró en el Lacio, alcanzó también a una buena parte del noroeste de la península Ibérica, lo que hoy llamamos Cataluña. De no ser así, no habría modo de explicar la sucesión de hechos tan memorables, que otros pueblos serían incapaces de protagonizar, como el descubrimiento de América.
Y si el emperador Carlomagno no  hubiera contado con la ayuda de un buen número de aguerridos guerreros catalanes en su lucha contra los musulmanes, no habría sido capaz de crear al sur de los pirineos la llamada “Marca Hispánica”. Por eso los reyes carolingios elegían siempre a condes catalanes para regir y defender toda esa zona de las hordas berberiscas.
En Cataluña hay mucho visionario, es cierto, pero también hay mucho ‘cara dura’, que falsifican la historia intencionadamente a su antojo. Entre los nacionalistas, es verdad, hay mucho rapsoda que canta incansablemente las asombrosas hazañas realizadas por catalanes ilustres. El actor Toni Alba, por ejemplo es uno de esos trovadores que, desde twitter fustiga a los catalanes tibios y, sobre todo, a los que  no han tenido la suerte de nacer en Cataluña. Los catalanes, dice, son intelectualmente muy superiores a los demás y, por eso, los españoles llevan más de 300 años sembrando odio contra Cataluña.

sábado, 18 de octubre de 2014

YA TENEMOS SALVADOR


Al verse investido secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero se creyó el rey del mambo y, lleno de vanidad, se propuso redimir económica y socialmente a todos  los españoles de sus clásicos infortunios. Pero, en vez de salvarlos, los hundió aún más en la miseria y en la desventura. Tras el sonado fracaso de Zapatero, y después de un breve paréntesis, el nuevo líder socialista, Pedro Sánchez, recoge el testigo de Zapatero y se empeña frívola e ilusamente en salvar a España y a los sufridos españoles. Y todo porque, según dice. "España se merece un futuro mejor y lo vamos a liderar nosotros, los socialistas".

La escritora Silvina Bullrich nos deja, en su novela Los salvadores de la patria, una descripción perfecta de este tipo de políticos. Se trata normalmente de personajes mediocres e ilusos que se arrogan la representación del país. Presumen continuamente de sus actuaciones y de sus grandes aciertos cuando, en realidad, además de hacer el ridículo, no cosechan nada más que  fracasos. Y mientras estos salvadores de la patria tratan de significarse con grandes actuaciones, lo más llamativas posibles, sin dejar nunca la superficialidad más absoluta, la  historia del país sigue impertérrita su camino hacia su destino.

Plenamente convencido de su buena estrella, Pedro Sánchez piensa que fue aupado providencialmente al liderazgo del PSOE, a pesar de su bisoñez,  para pilotar el cambio político que demanda España y que ninguna otra fuerza política puede garantizar. En su alocución  ante los asistentes al primer Comité  Federal dirigido por él, dijo muy claramente: "España se merece un futuro mejor y lo vamos a liderar nosotros, los socialistas". Y previno a los suyos contra la "gran coalición de intereses que se está produciendo entre los extremos", entre el Partido Popular de una parte, y el populismo (de Podemos).

En su discurso, Sánchez reitera una y otra vez que "España demanda un cambio político y sólo lo puede ofrecer el PSOE". Y previene a los dirigentes socialistas, allí presentes, de las aviesas intenciones del Partido Popular que, consciente de su propio ‘fracaso’, trata de desestabilizar seriamente al PSOE para perpetuarse en las instituciones, aprovechando, claro está,  el excedido auge del populismo. En su perorata, les pide insistentemente que hagan frente a la consabida ‘resignación’ de Mariano Rajoy y al nuevo ‘populismo’, construido siempre descreditando a los demás.

Y en un tono intencionadamente solemne, Pedro Sánchez agrega: "ha llegado la hora de revelarse ante la anti política de unos y de otros. Somos incompatibles con el populismo. Somos la izquierda que aspira a gobernar y a transformar la protesta en propuesta y la propuesta en hechos. Eso es el PSOE". El actual líder socialista aseguró ante el Comité Federal, que España podía ir mucho mejor, que "somos el país de la OCDE donde más ha crecido la desigualdad. Contamos con un sistema de ciencia e innovación sometido a recortes; importamos más que exportamos”. Y agregó seguidamente que el PSOE se encargará de ‘recuperar a España’: "Os aseguro –dijo- que lo vamos a conseguir aunque el escenario no es fácil”.

domingo, 5 de octubre de 2014

PREGONEROS DE LA IGUALDAD

Los socialistas españoles, fuertemente lastrados por casi veinte años de zapaterismo, no han sido capaces de modernizarse, siguiendo el ejemplo del socialismo europeo. Están empeñados en mantener férreamente los postulados de los años 30 del pasado siglo XX. Mantienen intacto el sectarismo de entonces y son prácticamente tan intolerantes y tan fanáticos como su fundador Pablo Iglesias y demás compañeros mártires.

A los ciudadanos de hoy día  les importa muy poco el color de los políticos, si son de izquierdas o son de derechas, si se autodenominan progresistas o conservadores. Les preocupa, eso sí, que, quienes manejen los asuntos públicos, sean ante todo buenos gestores y, por supuesto, que sean personas íntegras y honradas. Y es indudable que los socialistas no son en absoluto buenos gestores. Ahí está, para demostrarlo, la nefasta marcha de las finanzas españolas cuando el PSOE ha tenido responsabilidades de Gobierno.

Los socialistas españoles consideran que, al ser un partido de izquierda, representan al mundo del  trabajo y, según dicen, a los más desfavorecidos y a los menesterosos. Esto les lleva a pensar que el PSOE es el partido político más indicado para dirigir los destinos de todos los españoles. Pero, eso sí, jamás  reconocerán que su gestión ha sido siempre extremadamente catastrófica. Y es normal que sea así ya que, por sistema, son muy proclives a gastar dinero público sin control alguno porque para ellos,  como dijo en su día la antigua ministra de Cultura, Carmen Calvo, “el dinero público no es de nadie”.

Con la disculpa de mantener e incluso mejorar el Estado del Bienestar, cada vez que se presenta la oportunidad, el derroche de la izquierda tradicional no tiene límites, gastando alegremente el dinero que aportan los españoles. Lo utilizan, sin reparo alguno, para cosas que no tienen nada que ver con dicho Estado del Bienestar y, cómo no,  hasta para cubrir gastos inconfesables. Es lo que ha ocurrido cada vez que, con el beneplácito de los españoles, han  llegado al Gobierno. En todas esas ocasiones, han dejado invariablemente las arcas públicas hasta sin telarañas.

Además de ser intrínsecamente incapaces de reducir el gasto público, la actuación política de los responsables jerárquicos del PSOE está seriamente condicionada por su concepción filosófica de la sociedad y por una serie de prejuicios muy arraigados, asumidos desde los primeros años de su fundación. Son tremendamente reacios a liberalizar sectores, a  reformar a fondo los mercados para hacerlos más flexibles, más operativos y, por supuesto, mucho más libres. No quieren bajo ningún concepto que la sociedad civil se emancipe y escape a su control férreo y absoluto. En su código particular no queda sitio alguno para la iniciativa privada