lunes, 29 de noviembre de 2010

MOVIDOS POR EL ODIO Y EL SECTARISMO

La visita realizada por el Papa Benedicto XVI, a Santiago de Compostela y a Barcelona, durante el pasado día 6 y 7 de noviembre, ha servido entre otras cosas para dejar en evidencia a más de uno. Hemos visto que abundan grupos de personas del más variopinto pelaje, que protestan por los gastos ocasionados por la visita papal. Uno de esos grupos es la Fundación Francisco Ferrer Guardia; y otro, el Movimiento Laico y Progresista, que según quiere hacernos ver, pone todos sus esfuerzos en luchar por la libertad y el Estado de bienestar. Ambos grupos se unieron, durante esos días, para celebrar un foro y promover concentraciones contra el Papa, bajo el lema “Yo no te espero”.
Con este foro, tratan de habilitar una nueva cosmovisión religiosa, mucho más cercana a la sociedad laica que pregonan y que pueda ser asumible por todas las instituciones y por toda la ciudadanía. Pretenden realizar una transformación social completa, mediante “la transmisión de valores laicos y progresistas”. Hay otros grupos, ideológicamente muy cercanos que se empeñan en “relegar al espacio privado la visión católica de la vida y la persona y sustituirla por una ideología y una ética civil que todos tenemos que obedecer”, tal como opina Jaime Urcelay, presidente de Profesionales por la ética. Como es evidente, esos grupos u organizaciones están formados por una amalgama indescifrable de homosexuales, lesbianas, ateos, masones, anarquistas de todos los pelajes y comunistas. Hay también feministas radicales y hasta teólogos y cristianos, que se dicen de base.
A estos grupos, que se nutren habitualmente de las arcas públicas, les duele enormemente el dinero invertido en la visita de Benedicto XVI, pero no hicieron ascos al dinero que recibieron para organizar esas manifestaciones y acciones radicales, dirigidas todas ellas hacia la persona del Sumo Pontífice. Ahí están las palabras del secretario general del Movimiento Laico y Progresista, Jofre Villanueva que considera intolerable que “el dinero de todos los españoles se invirtiera en pagar la visita del Santo Padre”. Pero, sin embargo, considera normal y justo que financien las actividades de su fundación, nada menos que con 765.185 euros, sacados del bolsillo de todos los catalanes. Claro, el prójimo bien entendido empieza por uno mismo.
Estas asociaciones promotoras de las concentraciones contra el Papa, recibieron pingües subvenciones de los poderes públicos para organizar esos actos de protesta por la presencia de Benedicto XVI. El Ministerio de Exteriores se descolgó con la cifra de 120.000 euros para tal menester. También fueron financiadas con dinero público por el supuestamente desaparecido Ministerio de Igualdad, la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona. Estos grupos, tan extremadamente exigentes con los demás, son muy proclives a poner el cazo sin miramiento alguno, cuando son ellos los perceptores. Ahí está la bonita cifra de 443.205 que recibieron sin rechistar solamente de la Generalitat de Cataluña.
A este coro de protestas contra la visita del Sumo Pontífice a España, se une entusiásticamente el fracasado y pretendido teólogo, Juan José Tamayo Acosta, como no podía ser de otra manera. Desde las páginas de El País critica de una manera ácida y un tanto iconoclasta la visita de Benedicto XVI, al que se atreve a llamar “Inquisidor de la Fe”. Este teólogo de la liberación dice que el Papa no ha venido a Santiago como peregrino, ni a Barcelona como animador de las comunidades cristianas de la Iglesia catalana. Ha venido simplemente, según Juan José Tamayo, para darse un baño de masas y para que su figura fuera aclamada por parte de los sectores políticos y religiosos neoconservadores. “Al final -escribe-, el viaje se ha convertido en un acto de papolatría con tintes folclóricos que poco tienen que ver con las genuinas expresiones populares de fe”.
La reacción de José Luis Rodríguez Zapatero ha estado a tono con el odio cerval que siente por la Iglesia Católica. Zapatero puede ir a rezar a Washington con Obama en ese tradicional Desayuno Nacional de Oración. Irá encantado a Turquía a clausurar el Ramadán con la cena reglamentaria junto al islamista y Primer Ministro otomano Recep Tayyip Erdogan. Pero que no le busquen en el Año Santo compostelano, ni en Barcelona en la consagración por parte de Benedicto XVI de la Sagrada Familia, obra genial de Gaudí. Para desmarcarse aún más de estos actos y fuera más notorio su desacuerdo con el catolicismo, se cierra al culto la basílica de la Santa Cruz de Cuelgamuros por orden gubernativa. La cultura cristiana, por lo que parece, a pesar de su universalidad manifiesta, no tiene la suficiente importancia para tener cabida dentro la Alianza de Civilizaciones.
Esta toma de postura de Rodríguez Zapatero ante esa visita papal, al igual que cuando permaneció sentado al paso de la bandera norteamericana, demuestra palpablemente que no sabe estar a la altura de las circunstancias y que carece de la más elemental educación. Le pudo su laicismo radical y proselitista. En cambio, ese laicismo combativo, del que alardea constantemente, no le impide contemporizar con el islam, a pesar de que ésta sí que es una religión tremendamente fundamentalista y excluyente. Quizás sea porque ve en los musulmanes, más que a un enemigo, a un aliado formidable para hacer frente a la Iglesia católica. Claro que el mismo laicismo da muestras fehacientes de ser tan combativo y tan integrista y radical como el propio Islam. Algo que, sin embargo, no se puede achacar al catolicismo. Jamás ha tratado Cáritas de averiguar la filiación religiosa de los que acuden a sus comedores sociales. Hoy día está dando muestras sobradas de que cumple, sin más, el precepto evangélico que manda dar de comer al hambriento, sea éste quien sea.
Es absurdo que Zapatero quiera hacernos creer que hay gente que le pide que legisle lo que quiera el Papa. Y es muy triste que pierda miserablemente el tiempo, tratando de imponer su trasnochado y utópico relativismo, en vez de dedicarse de una vez a gestionar correctamente asuntos tan perentorios como es la crisis económica y el paro. Aún no se ha dado cuenta que él, para bien o para mal, es el presidente de todos los españoles, sean estos cristianos, judíos, mahometanos o simplemente laicos. Y ya va siendo hora de que empiece a ejercer como tal, con todas las consecuencias, o que se vaya a su casa.

Gijón, 18 de noviembre de 2010

José Luis Valladares Fernández

jueves, 25 de noviembre de 2010

ASÍ NO VAMOS A NINGUNA PARTE

Da la impresión de que, en cuestiones de protocolo internacional, los numerosos asesores de José Luis Rodríguez Zapatero, están tan verdes como el propio presidente del Gobierno. Ni que hubieran sido elegidos para tal menester entre una camarilla de amigos y no entre personas con la suficiente solvencia para orientarle debidamente y evitar así el ridículo que suele hacer, una y otra vez, cuando interviene en los distintos foros internacionales. Con un poco de sensatez, y sin llegar a los extremos del supuesto médico Pedro Recio de Agüero para con el pobre Sancho en su ínsula Barataria, evitarían con seguridad ese comportamiento grotesco en las comunicaciones o ruedas de prensa de Zapatero, allende de nuestras fronteras.
Si repasamos las intervenciones públicas del presidente del Gobierno, en sus salidas al exterior, nos encontraremos con todo un rosario de simplezas, capaces de ruborizar a cualquiera menos a él. No cabe la menor duda de que, o su caradura es monumental, o carece de la debida sensibilidad para captar los ambientes. En cualquier caso, casi siempre protagoniza actuaciones bochornosas en las que se desprestigia a sí mismo y, en consecuencia, a los ciudadanos españoles a los que representa. Recordemos aquella frase lapidaria suya de 2008 que lo retrata sin más: "Estamos en la Champions League de la economía mundial, no estamos en crisis y tenemos la tasa de paro más baja de la historia". Con expresiones tan jactanciosas como ésta, que tratan de ocultar intencionadamente la molesta realidad, queda al descubierto lo que puede dar de sí el personaje que las pronuncia.
Después de esto, veremos como va jalonando sus salidas con verdaderas e irresponsables simplezas. Ahí está su conferencia de prensa en Nueva York en septiembre de 2008, cuando aseguró que habíamos dejado atrás a la Italia de Berlusconi y estábamos dando alcance a Francia, lo que había puesto muy nervioso a Sarkozy. También es muy llamativa su cursilería de la cumbre del clima celebrada en Copenhague el 17 de diciembre de 2009: “La tierra no pertenece a nadie, salvo al viento”, dijo de manera un tanto patética. Solamente a un tipo tan vacuo como Zapatero se le puede ocurrir decir en su entrevista del pasado 20 de septiembre con el sátrapa de Marruecos, Mohamed VI, que “lo importante es la foto”.
Memeces como la anterior salpican todas las salidas de Zapatero al exterior. Fue en la conferencia de Oslo sobre el impacto de la crisis en el empleo, también en septiembre, donde descubrió que los parados en formación no son parados: "Una persona, cuando está formándose, está trabajando, está trabajando para el país”, expresión que dejó perplejos a todos los asistentes a este foro. Y no contento con esto, añadió: “España “será un buen laboratorio de la crisis y el paro”. Y ya de puestos, completó la faena diciendo: “la peor crisis es la del pesimismo, la desconfianza y la resignación”. Fue también aquí donde se permitió la licencia de afirmar falazmente que España creará empleo a finales de año. España –dijo- iniciará una "senda de creación de empleo moderada" a partir de finales de este año o principios de 2011. Todo un reto que él sabe muy bien que no se va a cumplir.
No tuvieron mejor suerte sus intervenciones en China y Japón. En Tokio se atrevió a confesar que "España ni ha pedido, ni ha necesitado, ni necesita asistencia ni de la UE o del FMI". Y una vez puesto en suerte, no tuvo inconveniente en decir que España y Japón son “dos historias de éxito”. A China se llevó la copa del mundo, lograda por la Selección Nacional de Futbol. Al menos, quería presumir de algo positivo, aunque no fuera logrado por él. Nada más llegar a Pekín, expresa un deseo que, él sabe mejor que nadie, que es irrealizable: “Ojalá juguemos a economía igual de bien que al futbol”. En el marco de la Expo Universal de Shanghái, no dudó en afirmar que “el tamaño del futuro de España es el de Miguelín”, en clara alusión al bebé de 6,5 metros de altura que estaba presidiendo el pabellón español.
No son más halagüeñas las propuestas que llevó Zapatero a la última reunión del G20, que tuvo lugar a finales de la semana pasada en Seúl. Allí, nuestro presidente, volvió a dar muestras de que no sabe lo que dice. Para empezar, él, que es el campeón del paro, quiso instruir a los demás mandatarios allí reunidos en la mejor forma de crear empleo, indicándoles que el secreto está en las renovables. "La economía verde representa un gran potencial de futuro para la generación de empleo, para el avance tecnológico y para la competitividad de las economías". Para mayor rechifla, Zapatero no se molestó ni en escribir un nuevo discurso y reutilizó, con muy pocas modificaciones, el que pronunció en la pasada reunión del G20 de Toronto. En vez de seguir los pasos de Sarkozy y de la fracasada Merkel, trató de alucinarlos y de sentar cátedra, afirmando que las energías renovables, el transporte y la edificación sostenible tienen en España un potencial de creación de un millón de puestos de trabajo en los próximos diez años. Rodríguez Zapatero sueña despierto o no sabe lo que dice.
En una entrevista concedida a Wall Street Journal, el optimismo de Rodríguez Zapatero brilla en todo su esplendor, cuando declara sin ambages que la crisis de la deuda pública en España y en la Unión Europea está ya más que superada. Lo que no se yo si dice todas estas cosas para marcarse un farol, a sabiendas de que no es así, o se trata de un simple delirio al verse superado por la realidad. Y abrir los ojos a Zapatero para evitar estos continuados dislates forma parte de las competencias de sus asesores. Solamente así justificarían ese suculento sueldo que, a través de los impuestos, les abonamos entre todos los españoles.
El caso es que España, lejos de haber iniciado la senda de la recuperación, seguimos creciendo en torno a cero, o incluso decreciendo, mientras que en Europa, Alemania ha crecido un 3,4%, Francia un 1,7” y Polonia un 1,4%, siendo la media europea de un 1,7%. En cuanto a la tasa de paro no corremos mejor suerte. Sobrepasamos con creces el doble de la de toda la Unión Europea. España solita cuenta con más del 60% de los parados de la Comunidad Europea. Nuestra tasa de paro está ya en un inasumible 20,8% y con tendencia a ir subiendo. Bastantes más de los 5 millones de parados. Algo que complica tanto las cosas, que tardaremos en recuperar la situación del año 2004.
Por mucho que diga Zapatero, tal como afronta hoy día los problemas económicos, reducir el déficit al 6% del PIB en 2011 y al 3% en 2013, no será más que un bonito y quimérico sueño que no tendrá nada que ver con la realidad. El sentimiento de desencanto entre los ciudadanos es tal, que ya no hay nadie, salvo cuatro fanáticos, que crea en las recetas que aporta Zapatero para salir de la crisis. Y así no vamos a ninguna parte.

Gijón, 15 de noviembre de 2010

José Luis Valladares Fernández

lunes, 22 de noviembre de 2010

AL BORDE DEL ABISMO

Oímos con mucha frecuencia, con una redacción u otra, que “España no es ni Irlanda ni Portugal”. El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, hilvanó esta expresión de ésta otra manera: España “ni era Grecia, ni es Irlanda, ni lo será nunca”. Formulado de una manera u otra, quizás sea éste uno de los mantras más repetidos actualmente por los miembros del Gobierno y sus acólitos. Y es cierto que la diferencia de España con estos países es considerable, pero si el Gobierno no es meticuloso en los ajustes presupuestarios y sigue huyendo de las oportunas reformas estructurales que necesita nuestra economía, corremos serio peligro de seguir el mismo camino. Querámoslo o no, ya nos falta menos.
No olvidemos que las circunstancias nos han colocado en la pista de salida y todo apunta a que tendremos serias dificultades en los mercados financieros internacionales. De ahí el nerviosismo que se aprecia en las instituciones europeas, e incluso en nuestro propio Gobierno. Eso explica que ahora José Luis Rodríguez Zapatero reconozca, por fin, que “no se augura un cambio de tendencia”. Es evidente que, desde hace tiempo, estamos en el ojo del huracán y por eso hemos sido intervenidos, de manera un tanto encubierta, el pasado mes de mayo. Así que no debemos extrañarnos de que dichos mercados financieros internacionales sigan con inquietud los vaivenes de nuestra deuda pública, la enorme tasa de desempleo que padecemos y la falta de una política presupuestaria rigurosa.
Si la crisis financiera de Irlanda se extendiera a Portugal, el contagio de España sería casi inevitable. No en vano la banca española es la principal acreedora del sector público portugués y de su sistema bancario. La propia banca española ha asumido igualmente importantes riesgos hasta en el sector no financiero de Portugal. El rescate de Irlanda es asumible. Con 50.000 millones de euros si el rescate se reduce exclusivamente a la banca, ó 100.000 millones de euros si el rescate es estatal, además del bancario. El problema aparecería si el contagio llega a España. España es demasiado grande para caer y ser rescatada. Normal que exista una seria preocupación entre los medios financieros europeos, ya que, si España es afectada, peligraría la estabilidad de la zona euro y derivaría en una crisis sistémica de toda la zona euro.
A pesar del optimismo de la ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, y del secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, las perspectivas que tenemos por delante no son nada halagüeñas. El presidente del Gobierno, que hasta ahora veía recuperaciones económicas y creación de empleo a la vuelta de cada esquina, abandona su optimismo infantil y reconoce que corremos el riesgo de volver de nuevo a la recesión. Sin embargo, José Manuel Campa, a pesar de reconocer que en el tercer trimestre no hubo crecimiento del PIB, niega que la economía española esté estancada. Más aún, asegura que durante los tres últimos meses del año, nuestra economía registrará crecimientos positivos y que se cumplirán los ajustes fiscales. "Estamos seguros de que el objetivo del 9,3% en 2010 se va a cumplir", afirmó, y espera cumplir también con el 6% de 2011. Si en el año 2011 no crecemos el 1,3% previsto por el Gobierno, el impacto negativo, según confiesa, sería como mucho de tres décimas, con lo que pasaríamos de un déficit público de 6 a un 6,3%, con lo que “las predicciones casi se han mantenido”
Y hasta ahora el Gobierno no ha adoptado ninguna medida sería para corregir nuestra precaria situación económica. Las que ha tomado, son insuficientes y demasiado tarde, ya que ha querido prevenir el impacto negativo que puedan tener estas medidas de cara a unas próximas elecciones. Y al final, como pasó en mayo, será Bruselas la que tome una determinación y obligue al Gobierno a efectuar un recorte mucho más drástico. Y como pasó entonces, Zapatero transferirá esa imposición a las capas más débiles de la sociedad y seguirá despilfarrando dinero en la forma acostumbrada que todos conocemos. Nuestro presidente está dispuesto a cualquier sacrificio, pero soportado por los demás, no por él mismo.
Mientras el Gobierno no aplique rigurosamente las medidas estructurales demandadas por el sector empresarial y por las instancias comunitarias, será muy difícil reducir el déficit a las cotas previstas. El cuento de la lechera le ha fallado una vez más. Esperaba un aumento notable en la recaudación por la subida del IVA y, como era previsible, el consumo y la inversión en bienes de equipo se redujeron drásticamente. Esto fue determinante para que, en el tercer trimestre, el crecimiento del PIB fuera nulo. Y según todas las estadísticas, el consumo ha seguido empeorando, por lo que es muy posible que en el cuarto trimestre tengamos un crecimiento negativo.
Es significativa la caída de ventas en el sector de automoción durante el pasado mes de octubre. Contabilizando todas las ventas, la caída ha sido del 38% con respecto al mismo mes del año anterior. Si nos atenemos a las ventas de vehículos a particulares, la caída en las ventas es mucho más escandalosa, ya que sería un 52%5 menos que hace un año. Así las cosas, esperar que terminemos el año con un déficit del 9,3%, es creer en los milagros. La subida caprichosa del IVA le ha jugado una mala pasada al Gobierno. Nuestra situación económica, con la tasa de desempleo del 20,8% que soportamos, desaconsejaba la subida de impuestos. Es cierto que la presión fiscal en España era inferior a la de algunos países de nuestro entorno, pero nuestro poder adquisitivo también se queda muy por debajo del de esos países, que es tanto como decir que nuestro esfuerzo fiscal es también muy superior al de ellos.

Gijón, 21 de noviembre de 2010

José Luis Valladares Fernández

jueves, 18 de noviembre de 2010

SIN CONEJOS, NI CHISTERA

No se si era su sonrisa, a veces inexpresiva y bobalicona, o fue algún hada madrina que le tocó con su varita mágica, el caso es que a José Luis Rodríguez Zapatero todo le salía a pedir de boca. Siendo un perfecto desconocido, sin más méritos que mantenerse mudo en el hemiciclo del Parlamento, fue aupado a la Secretaría General del PSOE, en el congreso que este partido celebró en el año 2000. Su postura radical de izquierda, cuajada de afectación y de cursilería, sirvió para que se fijaran en él unos cuantos compromisarios para habilitar una nueva candidatura. Nadie de entre los congresistas, ni los que avalaron su candidatura, esperaban que se alzara con el triunfo. Todos esperaban su derrota y su vuelta irremediable a la irrelevancia y al anonimato dentro del aparato del partido.
El miedo al desembarco de José Bono en la Secretaría General del partido se apoderó de unos y otros y se obró el milagro más inesperado. Zapatero, contra todo pronóstico, fue el elegido para regir los destinos del PSOE. Aquí comienza su buena estrella. Los sucesos del 11M habilitaron la terrible escalera de muertos que hizo posible su llegada inesperada a la presidencia del Gobierno. Con el tiempo ha demostrado que ese cargo le venía muy grande. No tenía muchas ideas y la mayor parte de las que aportaba eran tremendamente descabelladas. Pero con el cuento de su sonrisa y su pretendido talante, había logrado ilusionar a mucha gente, logrando de este modo poner siempre en marcha sus proyectos. Y ese incomprensible optimismo facilitó su reelección para presidir de nuevo al Ejecutivo.
Pero las circunstancias externas concomitantes y los repetidos errores en la gestión del Gobierno se han aliado para abrir los ojos a una gran parte de los ciudadanos y a eclipsar la estrella de Rodríguez Zapatero. La realidad ha terminado por despojarle cruelmente de su magia y ahora todo le sale mal. No le funciona ya ni la propaganda. Le abuchean y le abroncan las masas y hasta es contestado dentro de su propio partido. En 1996, a base de muchos sacrificios, iniciamos una etapa esperanzadora de desarrollo y normalización que creíamos imparable y definitiva. Poco a poco nos acercábamos ilusionadamente a los estándares de los países del concierto europeo. Se nos tenía ya en cuenta en los demás países de nuestro entorno y se nos respetaba más allá de nuestras fronteras. Comenzábamos a ser un país claramente influyente.
Lo sucedido posteriormente ha devuelto a los españoles otra vez al punto de partida. La política caprichosa y sectaria de Zapatero cortó en seco nuestro despegue económico. Con sus despilfarros planetarios está dejando a España convertida en un solar infausto y formando parte de nuevo del pelotón de los torpes. Ya solamente competimos con países como Letonia y Estonia y otros por el estilo. El prestigio mundial logrado durante años se vino abajo, casi sin darnos cuenta, de la noche a la mañana. Ahora se ríen de nosotros y nos torean hasta personajes como Hugo Chávez y el sultán de Marruecos. Hemos perdido prácticamente toda nuestra dignidad.
Como Rodríguez Zapatero es tan celoso de su imagen le molesta enormemente que se rían de él y los abucheos le sacan de sus casillas. Para evitar esos insultos, nada mejor que escurrir el bulto detrás de un escudo protector. Así, además, si salen mal las cosas, tiene a quien echar las propias culpas. De ahí que, en la última remodelación del Gobierno, hiciera de Alfredo Pérez Rubalcaba un superministro nombrándole vicepresidente primero, con amplios poderes sobre los demás ministros. Evidentemente nadie como Rubalcaba para desempeñar ese puesto, ya que cuenta con una amplia experiencia en todo tipo de guerra sucia desde los nefastos tiempos del felipismo.
Sin pérdida de tiempo, Rubalcaba ya ha puesto a todo el Gobierno en estado de combate para atacar, todos a una, al Partido Popular. Se trata de intimidar a unos y amenazar a otros para que se sientan vulnerables y no se atrevan a levantar la voz y no denuncien la irresponsabilidad culpable del Ejecutivo en nuestro desastre económico. El ministro del “pásalo” quiere que se le tema y que se le crea capaz de destruir a quien se le antoje. Desde que alcanzó la vicepresidencia del Gobierno, Rubalcaba se comporta de tal manera que uno no sabe si tenemos delante al mismísimo Rasputín o al propio Joseph Fouché que empezó su actividad política como monárquico y terminó votando la ejecución del rey Luis XVI. En todo caso, José Luis Rodríguez Zapatero mismo puede ser víctima de semejante personaje.

Gijón, 12 de noviembre de 2010

José Luis Valladares Fernández

martes, 16 de noviembre de 2010

LA CONSIGNA COMO MÉTODO DE ACTUACIÓN POLÍTICA

Es llamativa la exagerada uniformidad con que se manifiestan, en todas sus intervenciones, los socialistas españoles. Todos los miembros del PSOE que tienen alguna responsabilidad dentro del partido, utilizan el mismo discurso, sin variar prácticamente ni la puntuación. Lo que quiere decir que ninguno de sus miembros disfruta de autonomía propia a la hora de enfrentarse a un micrófono. No les vale ni el plácet a sus opiniones personales. Están seriamente obligados a utilizar los dictados que, a modo de consignas, salen a diario de la cúpula de su cadena de mando. Y estas directrices las repiten una y otra vez todos ellos, desde el secretario general hasta el último afiliado.
La consigna actual u operación dóberman, coreada sin desmayo por los miembros del PSOE, es un tanto llamativa, ya que lo que achacan al Partido Popular les cuadra mucho mejor a ellos. Dicen que el Partido Popular tiene una agenda oculta y que si gana las próximas elecciones, el estado de bienestar quedará reducido prácticamente a cenizas. Limitará al máximo los gastos sociales que, por lo que parece, fueron establecidos por los socialistas. Los Populares privatizarán la Seguridad Social y, al aplicar los distintos apartados de esa agenda oculta, peligrarán las pensiones y los parados verán mermado su subsidio. Toda una catástrofe social. Achacan desvergonzadamente al Partido Popular, lo que en realidad están haciendo ellos.
Hasta ahora han sido los socialistas los que han puesto en peligro las pensiones. Hace años fue con Felipe González y ahora es José Luis Rodríguez Zapatero. Y ese riesgo quizás sea más grave aún con Zapatero, ya que el porcentaje de trabajadores activos con respecto al número de jubilados es más bajo ahora que en tiempos de González. Entonces también pregonaban incansablemente que si llegaba el Partido Popular al Gobierno, los jubilados podían quedarse sin sus pensiones. Llegó Aznar y, en vez de recortarlas, las garantizó por ley. Ahora Zapatero se ha saltado esa ley a la torera y, por decreto, ha congelado despiadadamente esas pensiones. No quiso ni tener en cuenta que las jubilaciones en España son las más bajas de toda la Unión Europea. Y la Sanidad la han descapitalizado de tal forma que, salvo vacunas para la gripe A, escasea de todo y las listas de espera se hacen interminables. Lo que achacan al Partido Popular vienen perpetrándolo ellos insolentemente desde hace ya mucho tiempo.
Pero mentir no cuesta nada y menos cuando piensan sacar réditos de esa mentira. Desde la llegada de Alfredo Pérez Rubalcaba a la vicepresidencia del Gobierno, la mentira ha quedado institucionalizada. Este clérigo del laicismo siempre ha sido un émulo de Paul Joseph Goebbels. Tan cínico, tan impulsivo y dominante como Goebbels, pero sin su talento, Pérez Rubalcaba, se carga de retórica mesiánica y comparte el dicho del ministro de propaganda nazi: una mentira mil veces repetida, se transforma en verdad. Y nadie como el antiguo portavoz de los Gal, elevado ahora a vicepresidente primero del Gobierno, para elaborar consignas que, como aplicados coristas, repetirán una y otra vez todos los miembros del PSOE. Él fue el creador de aquel “pásalo”, utilizado profusamente para asaltar las sedes del Partido Popular a raíz de los terribles sucesos, aún sin aclarar, del fatídico 11M.
Dado el rechazo y la contestación que encuentra Zapatero hasta entre los suyos, su enorme cobardía le impide afrontar directamente la realidad. De ahí que haya optado por colocarse en un segundo plano y dejar a Rubalcaba la pelea diaria con el devenir político. Y en realidad, aunque a base de echar caradura al asunto como consecuencia de sus conocidos antecedentes, el vicepresidente primero no ha perdido el tiempo y el pasado fin de semana ya impartió su primera clase magistral ante el Foro de la Juventudes Socialistas. Encomendó a los jóvenes cachorros del PSOE la importante misión de conseguir de la ciudadanía la recuperación de la confianza, para evitar que sus votantes se abstengan en las próximas elecciones.
Para conseguir esto, los jóvenes allí reunidos reciben la consigna de desvelar ante los votantes del PSOE la estrategia adoptada por el Partido Popular, que no es otra que “sentarse a ver pasar el cadáver de su enemigo”, y que sigue, como no, instalado en el cuanto peor, mejor. A Rubalcaba le quitas de repartir malintencionadas consignas y no le queda más que sus maldades pasadas que lo inhabilitan para el ejercicio de cualquier cargo público. Y más ahora, después de que Felipe González desvelara el secreto que conocía todo el mundo. En cualquier otro país, hace ya tiempo que Rubalcaba estaría fuera de la circulación, o incluso en la cárcel. Sin remontarnos a los sucesos del 11M, y mucho menos a los tiempos del GAL y de la cal viva, tenemos el reciente caso del chivatazo del Bar Faisán, que es tanto como colaborar con la banda terrorista de ETA.

Gijón, 10 de noviembre de 2010

José Luis Valladares Fernández

viernes, 12 de noviembre de 2010

ILUSIONES FALLIDAS DEL GOBIERNO

Con la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al tercer trimestre del año actual, nuestro Gobierno ha salido a la palestra lleno de optimismo, y trata de ofrecernos una visión demasiado triunfalista del panorama laboral español y, cómo no, de la marcha de nuestra economía. Deseosos de ofrecer algún dato positivo, prescindieron del análisis que exige toda encuesta y se lanzaron a proclamar, sin más, una disminución importante del paro durante este tercer trimestre. Obvian, eso sí, la influencia estacional en las contrataciones, y aceptan sin más los datos reflejados por la EPA.
Según esos datos, el incremento de la ocupación durante el tercer trimestre de 2010 sería de 92.900 personas. La tasa de paro, según estos datos, descendería tres décimas, situándose en el 19,79%. Los responsables del ministerio de Trabajo silencian interesadamente el balance entre los nuevos puestos de trabajo con contrato temporal y el cese de los que disponían de un contrato indefinido. Los nuevos asalariados con contrato temporal suman 127.800 y la inmensa mayoría de los mismos pertenecen al sector servicios. En cambio los que causaron baja, a pesar de que su contrato era indefinido, hacen un total de 34.900 trabajadores. No creo que estos datos sean tan halagüeños, como quieren hacernos ver, ya que la mayoría de los que encontraron trabajo en el sector servicios van a la calle al finalizar el verano.
Hay algo más, sumamente negativo. El Gobierno silencia de manera intencionada que, de los 92.900 nuevos puestos de trabajo creados, 90.300 corresponden a contratos públicos. Y todos conocemos la inflación de empleados que sufre nuestra administración y el enorme coste que esto supone. Si eliminamos el factor estacional, al finalizar el tercer trimestre tendríamos un 20,8% de paro. Por lo tanto las expectativas, a corto y a medio plazo, no son tan halagüeñas como se nos indica. Son más bien extremadamente preocupantes. De todos modos, ahí están ya los datos oficiales del mes de octubre que no dejan lugar para la esperanza, porque 68.213 parados más, son demasiados parados.
Los Presupuestos Generales desarrollados por el Gobierno y que se van a aprobar en el Parlamento con la ayuda interesada del PNV y CC, complicarán aún más la creación de nuevos puestos de trabajo. Estos Presupuestos, lejos de ser “austeros, restrictivos y realistas” como dijo la ministra de Hacienda, Elena Salgado, parten de un cuadro económico completamente irreal. Dan por supuesto que vamos a crecer a un ritmo del 1,3% del PIB al año, cuando, según todos los expertos no pasaremos del 0,4%, o, como mucho, el 0,7% según previsiones del Fondo Monetario Internacional.
Hay otro dato que va a invalidar las previsiones del Ejecutivo sobre lo que piensa recaudar por el concepto de IVA y del IRPF que piensan aplicar a los más ricos. La subida del IVA va a reducir considerablemente el consumo de la mayoría de los ciudadanos españoles, lo que se traducirá en una recaudación bastante inferior a la prevista por Hacienda. Los cambios previstos que van aplicar a las SICAV, además de esa subida del IRPF a los ricos, que son un poco el cuento de la lechera, en vez de ingresar más dinero provocarán una huida general de capitales hacia otros lugares menos gravosos, con lo que esto puede suponer para las inversiones aquí en España.
Si nuestra economía no crece al 1,3%, y los ingresos por IVA e IRPF, como consecuencia de un menor consumo, quedan bastante por debajo de las previsiones del Gobierno, que no sueñen con ese aumento del empleo del 0,3% durante el año 2011. Todo lo contrario. Los analistas económicos auguran como mínimo, de manera prácticamente unánime, un 0,8% más de caída de empleo. La menor ocupación acarreará, de manera inevitable, nuevas prestaciones por desempleo, con lo que el déficit se desbordará mucho más allá de lo que espera el equipo económico del Gobierno y en vez de ese 6% prometido, se situará con toda seguridad, por encima del 9,1%.
Para financiar este excesivo déficit, el Ejecutivo recurrirá una vez más a la deuda pública, dando lugar a un gasto notablemente mayor, ya que esto supone nuevos intereses a los que deberá hacer frente el Estado. Con esta evolución tan negativa de nuestra economía, no es posible crear esos puestos de trabajo soñados por el Gobierno. Y más teniendo en cuenta que, en España, solamente se ha creado empleo cuando nuestro PIB ha crecido por encima del 2 ó el 2,5% anual, cosa que no va a ocurrir, ni en sueños, durante mucho tiempo.
Si José Luis Rodríguez Zapatero, llevado por su idealismo innato, quiere reducir el número oficial de parados, tendrá que pedirle a Jesús Caldera que ayude al nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, a encontrar otra nueva manera de camuflar desempleados. Con la sola fórmula ideada por Caldera en 2008, ya no hay manera de poder ofrecer una cifra de parados oficiales más discreta, aunque todo el mundo sepa que es falsa. Pero a Zapatero, cómo no, le van las falacias y ya esta anunciando creación de puestos de trabajo. España, dijo, iniciará una “senda de creación de empleo moderada” a partir de finales de este año o principios de 2011. Por baladronada más o menos, que no quede.

Gijón, 2 de noviembre de 2010

José Luis Valladares Fernández

martes, 9 de noviembre de 2010

LA ESPAÑA IDÍLICA DE ZAPATERO

Piensa Rodríguez Zapatero que, con la última remodelación del Gobierno, han quedado solucionados todos los problemas de los españoles. Con dicha remodelación, lejos de solucionar los problemas que nos aquejan, los obvia, los ignora y resucita al viejo doberman para acosar al Partido Popular, creyendo que así recupera nuevamente el favor de los electores. Y aunque así fuera, aunque redujera a cero la distancia que le separa en las encuestas del partido de la oposición, el problema capital seguiría ahí amenazante y agravándose cada vez más. Habrá solucionado, si acaso, su problema, pero no la crisis moral que padecemos y mucho menos la crisis económica que ha dado al traste con el Bienestar de muchos ciudadanos.
Estamos padeciendo una preocupante crisis moral y de valores, desdoblada en una crisis evidente de la familia, de la educación y de la dignidad humana. Esta crisis ha contribuido a minusvalorar el proyecto común que llamamos España y hasta la misma noción del bien común. Al lado de esta crisis que pudiéramos llamar institucional, nos zarandea brutalmente la crisis económica que ha empobrecido a más de cinco millones de españoles que han perdido su trabajo. De ambas crisis, la moral o de valores y la económica, tiene mucha culpa José Luis Rodríguez Zapatero y toda su cuadrilla de palmeros. Ha promovido intencionadamente la descomposición moral y, por incuria o ineptitud de los responsables, se ha agravado considerablemente la crisis económica.
El panorama económico, en estos momentos, no puede ser más desolador. Lideramos las listas de paros en Europa. Hasta Lituania y Estonia ofrecen porcentajes de personas sin empleo inferiores al nuestro, que rondamos ya el 21%, si contamos a todos los que en realidad no tienen trabajo. Hay 1.300,000 hogares donde ya no entra dinero, porque todos sus miembros han agotado el tiempo que les da derecho al cobro de la indemnización por el paro. El 30% de las familias, aproximadamente seis de cada diez, no tienen dinero para llegar a final de mes. Y el 40% restante tiene verdaderos problemas para hacer frente a todos los pagos mensuales. Y nos encontramos también que un 20,8% de los parados están por debajo del umbral de la pobreza. Y Zapatero, sin ponerse colorado, asegura desvergonzadamente que los españoles son hoy menos pobres que en el año 2004 y que ha hecho él muchos más esfuerzo por la lucha contra la pobreza que los Gobiernos de José María Aznar. Decididamente, Rodríguez Zapatero vive en otra España distinta a la nuestra.
Los miembros del Gobierno, encabezados por el presidente del mismo debieran darse una vuelta alrededor de los grandes supermercados, pocos minutos después del horario de cierre. Verían a muchas personas, hurgando entre la basura de los contenedores, a la caza de algún alimento caducado, para llevárselo a casa y así matar el hambre de su familia. Ante tan deprimente panorama, posiblemente abandonarían su misticismo político y dejarían de vendernos esa España quimérica que no tiene nada que ver con la España real, en la que hay, por su propia culpa e incuria, muchas personas viviendo en la más extremada indigencia. Y para completar el cuadro, les vendría muy bien un paseo por delante de los comedores de Cáritas. A la vista de esas enormes colas de personas, obligadas a ir allí para saciar su hambre, quizás despertaría su conciencia y tratarían entonces de remediar tan lamentable situación.
Pero ni Zapatero, ni toda su cuchipanda servil que le arropa, son conscientes del calvario, cada vez más horroroso, que tienen que soportar tantas personas. Y si son conscientes del mismo, dan por hecho que la crisis económica no tiene solución. De ahí que procuren silenciar el tema, suscitando intencionadamente otras cuestiones más calientes, que en realidad no sirven para aliviar tan tremendo problema. Para eso nada mejor que mantener una gresca continua con el Partido Popular, sacando punta a cuanto hagan o digan los afiliados al partido de la oposición. Y para esta labor de acoso y derribo nadie mejor que el marrullero y superviviente Alfredo Pérez Rubalcaba, en comandita con el Insultador Mayor del Reino, José Blanco. Creen que así pueden recortar la considerable distancia que les separa en las encuestas del Partido Popular.
El muñidor de las lamentables escenas que siguieron al dantesco 11M, Alfredo Pérez Rubalcaba, comienza con inusitada energía, casi antes de tomar posesión del nuevo cargo dentro del Gobierno, la operación de acoso y derribo de la organización política liderada por Mariano Rajoy. Seguro que Rubalcaba tuvo algo que ver en el censurable comportamiento de González Sinde y de los titiriteros adscritos a la ceja, ante el alcalde de Valladolid, durante el desarrollo de la Semana Internacional de Cine de esta ciudad. Todo se puede esperar de un personaje tan siniestro como el nuevo vicepresidente del Gobierno. Lleva en los genes ese desprecio visceral de la legalidad vigente y de las buenas maneras y costumbres.
Además de esa guerra sin cuartel al partido de la oposición, y para no llegar al final de la legislatura sin nada positivo que ofrecer a los electores, buscan a toda costa que ETA haga al menos una simple declaración de paz. Necesitan la paz de la banda terrorista, aunque esta sea provisional o falsa. Piensan que ya es suficiente con un comunicado, aunque carezca de garantías, para presentarse ante los ciudadanos como pacificadores del país vasco. Algo deberá el Gobierno a la banda terrorista, cuando negocia con ella por debajo de la mesa, sin luz ni taquígrafos y con un menosprecio evidente de las víctimas del terrorismo y sin exigir previamente la entrega incondicional de las armas. El Gobierno del PSOE ha vuelto, de manera interesada, a las cloacas del Estado. Y Rubalcaba se mueve como nadie en ese medio.

Gijón, 4 de noviembre de 2010

José Luis Valladares Fernández

jueves, 4 de noviembre de 2010

ESTADÍSTICAS EQUÍVOCAS

En la sesión de control al Gobierno del pasado día 27 de octubre, Mariano Rajoy echo en cara a Rodríguez Zapatero su desastrosa política económica y le acuso de “haber empobrecido” a España y a buen número de españoles. Hizo hincapié Rajoy en el hecho lamentable de que, según los últimos datos del INE, uno de cada tres españoles encuentra verdaderas dificultades para llegar a final de mes por la reducción de sus ingresos. Ha alertado, además, del serio riesgo de que España vuelva a tener crecimiento negativo. Y entre otras cosas pide a Zapatero que “no haga más daño a los españoles”, a la vez que le recomienda que rectifique su decisión de congelar las pensiones y que ayude a las pymes y a los autónomos, a través de la línea ICO, para que los ayuntamientos morosos les paguen las cuentas pendientes.
La contestación de José Luis Rodríguez Zapatero fue al menos sorprendente, ya que, sin ponerse colorado y con toda la desvergüenza del mundo, se atrevió a afirmar rotundamente que los españoles son hoy menos pobres que en el año 2004. Y agregó, sin cambiar de tono, que ha hecho él muchos más esfuerzos por la lucha contra la pobreza que los Gobiernos de José María Aznar. Decididamente, Rodríguez Zapatero vive en otra galaxia o en otra España muy distinta a la nuestra. La realidad es muy distinta. Que España, en términos absolutos, es hoy mucho más pobre que en 2004, es algo tan evidente que no tiene vuelta de hoja. Zapatero aún no se ha enterado de las enormes colas que se forman a diario a las puertas de Cáritas para poder matar el hambre, ni de la cantidad de personas que hurgan entre las basuras de los contenedores que hay al lado de los supermercados, en busca de alimentos caducados, para poder llevar a casa algo que comer.
Refresquémosle la memoria a Zapatero. Los datos recogidos por la ONG de la denostada Iglesia Católica en la “Memoria confederal 2009”, que acaban de ver la luz, no pueden ser más elocuentes. Si tenemos en cuenta los dos últimos años, Cáritas duplicó en 2009 el número de personas atendidas de urgencia. En los apartados de acogida y atención primaria, las personas que fueron ayudadas pasaron de 400.000 a finales de 2007 a 800.000 en 2009. Exactamente la mitad más. A esto habría que agregar otros datos sumamente esclarecedores: en 2009 atendieron a 90.665 personas, mediante los programas de empleo e inserción laboral que Cáritas tiene establecidos. En total, un 21% más que en 2008. Las ayudas a la vivienda, dirigidas a personas en riesgo de perderla por impago de alquiler o de hipoteca, en el mismo periodo, también sufrieron un aumento considerable: nada menos que un 22%, que se dice pronto.
Para dulcificar los datos, Rodríguez Zapatero acude a datos relativos, donde es muy posible que la “pobreza relativa” se mantenga o incluso haya mejorado algo. Pues aunque los pobres sean hoy más pobres, si los ricos son ahora menos ricos, la diferencia relativa puede mejorar o mantenerse, dependiendo del grado de empobrecimiento sufrido por los ricos. Al respecto, podemos recordar lo que escribió Ramón de Campoamor en su poema de “Las dos linternas”:
“Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira:
todo es según el color
del cristal con que se mira.”
Desde la caída del absolutismo francés, que se produjo el 14 de julio de 1789 con la toma de La Bastilla, cada vez que los socialistas han tenido responsabilidades de Gobierno, los resultados perniciosos de su política no se han hecho esperar: siempre han empobrecido a los ricos y matado de hambre a los pobres. Y es normal que así suceda, ya que la economía controlada por el socialismo, es demasiado estatista y excesivamente burocrática. Quieren controlar de primera mano todo el proceso productivo, coartando de este modo la libertad de los empresarios, que son los que en realidad saben del tema. Aquí sí que podemos decir, con toda propiedad, que generar pobreza y miseria va en los genes de la ideología socialista.

Gijón, 29 de octubre de 2010

José Luis Valladares Fernández

lunes, 1 de noviembre de 2010

LOS PROGRES SON ASI

El fenómeno antropológico que dio pie a Miguel de Unamuno para llamar “tiorras” a muchas de las mujeres que se dedicaron a hacer política durante la Segunda República, se repite también en la España de hoy. Aquellas mujeres destacaban precisamente por una ordinariez repulsiva y un mal gusto manifiesto en su manera de obrar y de expresarse. Exponentes claros, en aquella época, de ese tipo de mujer repulsivo para cualquier persona medianamente sensible, lo tenemos, entre otras personas, en Margarita Nelken y en la propia Dolores Ibarruri, la Pasionaria
Hoy también abunda ese espécimen de mujeres que prescinden voluntariamente de las buenas maneras y de la más mínima educación. También hay hombres, es cierto, entre esa izquierda progre que, anclados en las formas arcaicas de otros tiempos, no saben abrir la boca si no es para ofender. Para Unamuno hubieran sido también auténticos “tiorros”. En mujeres, el caso más llamativo es el de Carmen García Ruiz, concejala de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Vélez-Málaga, donde gobiernan en coalición PSOE y IU. Los servicios sociales y la familia, así como todo lo que se refiere a empleo y desarrollo económico forman parte de las responsabilidades asumidas por esta delicada mujer.
La colocación, con enchufe o sin él, de la hija y yerno de la concejala Carmen García en la Diputación, dio pie a que el portavoz del Partido Popular, Francisco Delgado Bonilla se quejara ante el pleno del Ayuntamiento de la falta de transparencia del equipo de Gobierno ya que le había denegado unos documentos referidos a tan sospechoso asunto. Sin importarle lo más mínimo la presencia de cámaras y micrófonos, una vez finalizado el pleno y ante preguntas de los periodistas, dio rienda suelta a su lengua viperina diciendo: “No hay peor desgraciado, no solamente no tener dinero, sino votar a la derecha, porque yo os digo una cosa, ellos defienden ahora lo que les parece y lo que les da la gana, pero desde luego les importa una puñetera mierda absolutamente todo”. Y agregó con el mismo tono airado: “cada vez que dicen algo de enchufes, de verdad que me entran ganas de darles dos galletas en la cara y ponerles la cara morada (…). Me parece mentira que tengan todavía algo y no le escupan en la calle”.
Queriendo dejar constancia de su progresía de pata negra, aprovechó la ocasión, cómo no, para culpar de la crisis económica a los empresarios, a la banca y, como no podía ser de otra manera, al mismísimo Aznar por la incomprensible desfachatez de firmar unos contratos que, sin saber por qué, finalizaron en la égida de Zapatero. Reconvenida por la oposición, que tuvo la osadía de pedirla que se disculpara, la reacción de la concejala fue completamente inequívoca: “No me disculpo porque no me sale del coño”. De este modo, Carmen García da muestras fehacientes de que pertenece a la típica izquierda española que, además de prepotente e ignorante, es incapaz de asumir sus propias responsabilidades. Jamás reconocerán que las grandes tasas de desempleo aparecen siempre que gobierna la izquierda y la creación de empleo con Gobiernos de derechas que emplean recetas liberales. ¡Algo tendrá el agua cuando la bendicen! La reacción de Carmen García se parece mucho a la del alcalde de Getafe y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Pedro Castro, cuando insultó gravemente a todos los votantes del Partido Popular cuando preguntó indignado: “¿Por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?”. Bueno, insultar no, porque los progres de vía estrecha no insultan, califican. Los que insultan son los de la derecha. Esto es al menos lo que piensan los prohombres de la izquierda española. Pedro Castro es otro típico ejemplar de esa izquierda progre que padecemos, que puede insultar cuanto quiera. Pero, eso sí, ellos son los intocables y por eso que nadie se atreva a insultarles. El propio Pedro Castro ya se cuidó de preparar una ordenanza municipal, en la que están previstas multas de hasta 750 euros para quien insulte a las autoridades municipales.
Entre los miembros del Gobierno, entre los que acaban de irse y los que permanecen, había y hay alguno y varias que tiran al monte, aunque sin exagerar los términos tanto como Carmen García y Pedro Castro. Entre ellos, destaca José Blanco, al que, por su estilo típicamente tabernario, podríamos darle el título de Insultador Mayor del Reino. No digamos nada de la cesada Bibiana Aido y tampoco de Leire Pajín. La pobre Bibiana ya dejó el puesto que nunca debió ocupar. Está mejor jugando con su primer muñeco, ese, que al tocarle, cantaba la internacional, por lo menos hasta que sepa discernir cuando un ser vivo comienza a ser humano. Leire Pajín también suelta su lengua de vez en cuando, algunas veces para hacer slogans y otras muchas para insultar. Creo que ha llegado al ministerio de Sanidad, sin la debida preparación para cargo tan relevante. Debiera haber desentrañado antes cual es el verdadero sexo del PIB.

Gijón, 23 de octubre de 2010

José Luis Valladares Fernández