Cada vez que veo al presidente Pedro Sánchez en los medios de comunicación, me acuerdo inevitablemente de unos personajes interesantes, que aparecen en El Rey Lear de William Shakespeare. Se trata del ciego conde Gloucester y de su pechero, el Anciano. El conde Gloucester piensa dejarse guiar por el mendigo Tomasín y manda marchar al Anciano. Y como este le advierte que Tomasín está loco, el conde Gloucester le contesta: “Es calamidad de estos tiempos que los locos guíen a los ciegos”.
Y esto es, ni más ni menos, lo que está
ocurriendo con el presidente ‘ocupa’, que entró en La Moncloa por la puerta de atrás. Y si es
ciertamente tragicómico que un loco como Tomasín conduzca al ciego conde
Gloucester, no es menos chusco y melodramático, que un personaje tan sectario y
tan irresponsable como Pedro Sánchez dirija los destinos del Gobierno de
España. No podemos esperar nada bueno de quien, para medrar personalmente y
satisfacer su desmedida ambición, se echa en brazos de filo-etarras ocasionales y de los
separatistas más contumaces, que intentan acabar con la Unidad de España.
Es evidente, que no hay nada gratis. Y en
consecuencia, tampoco fue gratis el apoyo que los secesionistas prestaron a
Pedro Sánchez en la moción de censura que le hizo presidente del Gobierno de
España. Y como sigue necesitando de los independentistas para continuar en La
Moncloa, llegó el momento de devolverles el favor, cumpliendo
satisfactoriamente alguna de sus exigencias, procurando, eso sí, que no afecte
mucho a las instituciones del Estado.
Para tener contentos a los golpistas catalanes,
nada más llegar al poder, eliminó la supervisión de las cuentas de la Generalitat de Cataluña, para que los
responsables de la Autonomía catalana puedan gastar el dinero público a su
antojo. Su complacencia con el separatismo, le llevó a disponer que los presos
independentistas, que estaban acusados de delitos de rebelión, sedición y
malversación de dinero público, fueran trasladados seguidamente a cárceles de
Cataluña. Y terminará, cómo no, indultándoles, si finalmente son condenados, para
mantener intacto el apoyo incondicional de los que quieren romper España.
Para mantenerse en el poder, Pedro Sánchez procurará
seguir el ejemplo de Creso, aquel antiguo rey de Lidia que, para ser bien
aceptado, hacía magnánimas ofrendas a
los dioses de los templos de todas las ciudades griegas conquistadas. Pero no
contó con Némesis, la diosa de la justicia retributiva y el equilibrio, que no
permite, entre otras cosas, los excesos de fortuna y la complacencia
desenfrenada. Y Némesis, claro está, que no podía tolerar la actitud y el
comportamiento de Creso, le incita a ir contra Ciro, rey de Persia, para que
éste lo derrote y lo despoje del imperio que había conquistado.