Hay un artículo en nuestra Constitución que dice textualmente: “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". Se trata del artículo 14, donde con claridad se nos dice, faltaría más, que todos somos iguales ante la ley. Pero esta afirmación, si nos atenemos a la cotidiana realidad, tiene un carácter puramente relativo. Si tuviera un valor absoluto, no habría grupos de personas con privilegios, a veces escandalosos, que no están al alcance de todos los mortales. Los políticos y los cargos públicos disfrutan de muchos más privilegios que la gente de “a pie”.
Los ciudadanos corrientes, a lo largo de su vida laboral, tienen que tributar por el total de los ingresos percibidos. En cambio los diputados y los senadores solamente lo hacen por dos tercios de su sueldo. El otro tercio restante no está sujeto al IRPF porque se supone que es una especie de indemnización para cubrir los gastos que origina el cargo institucional. Aún hay más. Los ciudadanos corrientes, los que no hemos sido agraciados con una magistratura, ni llamados a desempeñar el honroso cargo de senador o diputado, estamos obligados a cotizar durante 35 largos años, si es que queremos cobrar la pensión máxima. Los que han tenido la suerte de ser tocados por el hada madrina, con dos legislaturas o siete años de cotización ya adquieren el derecho a esa pensión máxima de jubilación.
Donde más se nota esta injusta discriminación entre un colectivo y otro, es en la jubilación. Los cargos institucionales, los parlamentarios, los ministros y los secretarios de Estado tienen la posibilidad de compatibilizar dos y hasta tres tipos de pensiones, algo que es impensable para el resto de ciudadanos. Los demás ciudadanos solamente pueden cobrar una, o en el mejor de los casos, podrán tener derecho a dos, siempre y cuando la suma de ambas no lleve a la cuantía máxima establecida. Por una disposición de fecha 11 de junio de 2006, recogida en el Reglamento, se reconoce a los Diputados y senadores el derecho a la pensión parlamentaria, siempre que hayan rebasado los 7 años en el cargo. Se trata de que cuando los parlamentarios no lleguen al límite máximo de las pensiones públicas, las Cámaras abonen la diferencia hasta que los diputados y senadores alcancen la base máxima de jubilación. Ni más ni menos, según se explica en el Reglamento, se procura que los parlamentarios españoles se homologuen con los de los demás países de nuestro entorno.
Las ventajas de los parlamentarios no terminan aquí. Disfrutan además en exclusiva de otros muchos beneficios que no tienen los demás mortales, por ejemplo la indemnización por cese en el cargo, sea este institucional o representativo. Esta indemnización, que percibirán mensualmente, equivale a una mensualidad por cada año de mandato parlamentario en las Cortes Generales, hasta un límite de 24 mensualidades. El objeto de semejante dádiva, según dicen, no es otro que la compensación de los servicios prestados, ya que no tienen cobertura por desempleo al abandonar el cargo y, además, para equipararlos a la media de los países de la Unión Europea. Un diputado o un senador que viene cobrando una media mensual de 4.000 euros, tienen motivos más que sobrados para estar nervioso por no percibir la prestación de desempleo, así que necesita perentoriamente esa suculenta indemnización por cese. Esto, claro está, sin que peligre la base máxima de la pensión, siempre que haya estado en el cargo parlamentario al menos durante siete años. Normal que quieran perpetuarse en el cargo. Se ríen del dicho del escritor británico George Bernard Shaw, el autor de Pygamalion: "los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo,...y por los mismos motivos".
Otro tanto ocurre con los ministros. Cuando un ministro cesa en su cargo, cobrará una indemnización del 80% de su salario durante dos años y la podrá compaginar con la remuneración como diputado o senador. Más aún. Cuando deje el cargo parlamentario, también tendrá derecho a la indemnización correspondiente, que podrá compatibilizar con la que recibía por dejar de ser ministro. Ese es, por ejemplo, el caso de Pedro Solbes que estuvo simultaneando su indemnización por dejar el escaño del Parlamento Europeo, su cargo de ex comisario europeo y su pensión de ex ministro del Gobierno durante dos años.
Es descorazonador que, a los jubilados que no han disfrutado de las mieles de la política, se les congelen las pensiones y se recorte el sueldo de los trabajadores públicos y no se toquen los emolumentos de los parlamentarios y de los cargos institucionales. Y mientras se carga el peso de la crisis sobre los más débiles, los ex parlamentarios y los ex ministros siguen acumulando y simultaneando pensiones y remuneraciones con todas las garantías legales a costa del dinero de los contribuyentes. También está previsto, que la reforma del sistema de pensiones solamente afecte a los ciudadanos de a pie. Los privilegios de nuestros diputados y senadores, de los miembros del Gobierno y de los altos cargos, aunque escandalosos, son intocables. Un político tiene un plus de valor sobre los demás ciudadanos. Por eso yo también quiero ser político.
Gijón, 12 de enero de 2011
José Luis valladares Fernández
En nuestra próxima vida Jose Luis.
ResponderEliminarMientras tanto, feliz Navidad a ti y a los tuyos os deseo de corazón.
Un abrazo.
Los políticos se han montado el chiringuito que les interesa.
ResponderEliminarEs evidente que, en base a reglamentos o como se les ocurra, han vaciado la Constitución de sentido y disculpado el quehacer político de cada día cunque esté cargado de sinrazón y con un presunto perfil delictivo.
ResponderEliminarQue el nuevo ministro del Interior nos diga que aquí no se han cargado el Estado de Derecho es algo que tendrán que demostrar legislando con honradez y devolviendo a la Justicia la necesaria independencia.
Queremos saber del Faisán y del 11M. Y deseamos ver en la cárcel a mucho sinvergüenza.
Un abrazo
La hijoputez, porque el Congreso es la casa de putas más grande de España seguida por el Senado, es una característica básica de nuestra casta politicastríca. Luego te renuncian a uno o dos complementos menores cómo El Cayo Lara o el Tony Cantó y quedan que te cagas ante la opinión pública que, además, no es que la tomen por imbecil, es que realmente lo somos.
ResponderEliminarAquí quisiera yo ver a los indignados, en las puertas del congreso, quejándose de éstas prerrogativas en lugar de andar miccionando y cagando las plazas públicas de nuestro país. Es lo que hay señores, que depresión.
Un saludazo.
La verdad es que viven de maravilla a costa del sufrido ciudadano. A veces se quejan de lo mucho que trabajan, pero a la hora de la verdad, ninguno quiere dejarlo ¿por qué será?
ResponderEliminarEs que para ser politico.no se necesita mucha entendedera solo un gran cinismo y un corazon de acero,Yo prefiero ser bombero que la innoble profesion de politico.Feliz Navidad.
ResponderEliminarAmigo José Luis la gente normal y corriente creo que no servimos para políticos, y no porque no fuésemos capaces sino porque hay que tener más morro que espalda. De todo habrá en la viña del señor como se suele decir, pero para político se necesita ser sinvergüenza y con pocos escrúpulos. Un abrazo Jośe Luis.
ResponderEliminarQuerido amigo José Luis.
ResponderEliminarOs deseo tanto a ti como a todos tus seres queridos, amigos y seguidores, unas felices fiestas navideñas y un prospero año 2.012 lleno de paz, libertad, salud, amor, dinero y trabajo (el justo).
Un abrazo.
Candela:
ResponderEliminarEn la otra vida, allí si, seremos todos iguales.
Gracias por tu felicitación.
Un abrazo
MAMUMA:
ResponderEliminarY vaya que saben explotarlo bien.
Un abrazo
Xesús López:
ResponderEliminarPara muchos políticos la Constitución es como la famosa tripa de Jorge, que se estira y encoge a voluntad. Y por si eso fuera poco cuentan con el Tribunal Constitucional, que hasta ahora, no ha hecho más que hacerle rotos a nuestra Carta Magna.
Un abrazo
C. S. Peinado:
ResponderEliminarLas encuestas del CIS lo dejan bien claro al señalar que los políticos es la tercera preocupación de los ciudadanos, solamente por detrás del paro y de las cuestiones dinerarias. Y es una de las instituciones peor valoradas.
Un abrazo
Trecce:
ResponderEliminarUno de los motivos por los que no quieren reformar la Ley Electoral es esa, que los ciudadanos podían mandar a muchos de los habituales a su casa. Y muchos de ellos, ¿a qué se podrían dedicar para ganarse la vida?
Un abrazo
Agustín:
ResponderEliminarLos bomberos al menos se ganan más decentemente la vida que algunos políticos.
Un abrazo
Rafa Hernández:
ResponderEliminarLa verdad que hay algunos que tienen una cara más dura que el cemento armado.
Un abrazo, Rafa
CARLOSCC:
ResponderEliminarGracias, querido amigo.Ese es mi deseo también, que pases unas fiestas navideñas muy felices en compañía de aquellos a quienes más quieres. Y que el Nuevo Año os sea plenamente propicio.
Un abrazo
Nuestra clase politicástrica no sólo no es la solución a los problemas de España sino que es la mejor manera de poder complicarla hasta niveles totalmente insospechados. De ahí que se de tanta importancia a la preparación del gobierno de Rajay. Aún así yo no me fiaría demasiado, pues el gen politicástrico es resistente y al final el poder corrompe, tanto que al final pasa cómo el desgobierno de zETAparo, que aún haciéndolo cómo el culo, el piensa que ha salvado a España de su destino en lo universal.
ResponderEliminarUn saludazo.
C.S. Peinado:
ResponderEliminarYo creo que hay bastante diferencia entre Zapatero y Rajoy y también entre los ministros de Zapatero y los de Rajoy. En realidad de quien podemos esperar algo positivo es del nuevo Gobierno y no del saliente. Quizás se queden también cortos, es posible y no hagan al completo lo que todos esperamos de ellos. Pero entre aquellos y estos, yo me quedo con estos.En principio ofrecen muchas más garantías que aquellos.
Un abrazo
De acuerdo contigo José Luis. Yo pienso que tienen que estar muy bien pagados, para que sea más difícil que sean corruptibles. Sin embargo, otro tipo de prebendas distintas de un sueldazo, me parecen vergonzosas. Sería mejor que estuviesen mejor pagados y no tuviesen prebendas.
ResponderEliminarFeliz Navidad.
Pepe Deapié:
ResponderEliminarCreo que están bien pagados. Pero ellos se agarran a todas las ventajas que pueden.
Un abrazo
Son una auténtica casta blindada y protegida, que vive una burbuja ajena a la sociedad, a sus problemas y necesidades y a los que no se les ve intención alguna - ni por asomo -, de renunciar a ninguno de sus múltiples privilegios.
ResponderEliminarSaludos.
Natalia Pastor:
ResponderEliminarNo solamente no renuncian a ninguno de sus privilegios, es que en el momento que pueden los incrementan. Y para eso suelen ponerse todos de acuerdo.
Un abrazo
Hola José Luis.
ResponderEliminarToda la razón te doy en tu entrada y la verdad no es para menos.
Ahora bien si te metes a político ¿no necesitas un asesor o algo para mi?,juajuajuas.
Amigo creo que ni tu ni yo valemos para ser mala gente, sin más.
Un abrazo José Luis.
E.. P..:
ResponderEliminarYo creo que no tu ni yo valemos para políticos. Somos demasiado sinceros para ejercer tal cometido. Pero seguro que lo haríamos mejor que muchos de los que sí están metidos en ese mundo.
Un sincero abrazo
Es un gran problema para esta democracia la casta política,ninguno quiere renunciar a nada de lo que ellos a puerta cerrada deciden sin contar con el pueblo para nada eso sí para pagar.
ResponderEliminarMe da la sensacion que si no hay algunos gestos de austeridad por su parte y se aprieta mucho más el cinturón al pueblo habrá grandes manifestaciones.La cosa no pinta bien.¡Ojalá me equivoque¡Mis felicitaciones por tu gran artículo.Un saludo,amigo
miyares:
ResponderEliminarCon los políticos, lo vamos a tener crudo. O el Gobierno les obliga a hacer un gesto, o seguirán a lo suyo. A la hora de buscarse mejoras, no hay colores: se ponen todos de acuerdo inmediatamente.
Veremos a ver que pasa
En la Casa de las Mentiras se pueden decir muchas burradas, amparados por el sueldazo que cobran los políticos que además ponen cara de póker al afirmar que lo negro es blanco, o al revés.
ResponderEliminarEnhorabuena, José Luís.
En parte, me he inspirado en algún pasaje de este post al redactar mi primer artículo para el 2012, ya en el blog.
Un abrazo