domingo, 23 de septiembre de 2012

CAMBIEMOS DE UNA VEZ


Uno de los filósofos presocráticos más destacados de la antigua Grecia fue, sin duda alguna, Parménides. Una de sus enseñanzas estrella era que nuestros sentidos nos engañan, ya que nos transmiten sensaciones erróneas que provocan en nosotros la ilusión de que nos movemos y de  que también se mueve todo lo que nos rodea. Y el movimiento no existe, es una falacia sensorial porque, según su doctrina básica, lo que es, es eterno, ingente e imperecedero, ya que de nada carece, es integro y por lo tanto inmóvil.  De ahí que, según Parménides, todo lo que los mortales pensaron que era verdadero, se queda en un simple conjunto de nombres para designar cambios y mutaciones que en realidad  no existen.

Y Zenón de Elea, uno de sus discípulos directos, para explicar debidamente las tesis de su maestro, elaboró una serie  de paradojas o sofismas, entre las que sobresale la que presenta al corredor  Aquiles compitiendo en una carrera nada menos que contra una tortuga. Aquiles, que era muy ligero, confiaba ciegamente en sus posibilidades y no tuvo inconveniente alguno en dar inicialmente una gran ventaja a la tortuga. Cuando la tortuga había ya hecho una buena parte del camino, sale Aquiles y en poco tiempo recorre la distancia que los separaba, pero se encuentra con la sorpresa de que la tortuga ya no estaba allí, pues  había avanzado otro pequeño trecho. Sigue corriendo, pero al llegar de nuevo donde está la tortuga, ésta ha avanzado un poco más. Y así una y otra vez, hasta que Aquiles se da cuenta de que  no puede ganar la carrera, porque la tortuga siempre estará por delante de él.

Esta aporía de Zenón podemos aplicarla tranquilamente a los esfuerzos más o menos desesperados que hace Mariano Rajoy y su Gobierno para reducir significativamente  nuestra disparatada deuda y mantener el déficit público dentro de unos márgenes razonables y como Aquiles, va siempre detrás de la tortuga. Cuando recoge lo recaudado con el incremento del IRPF y con la subida del IVA para amortizar deuda y mejorar nuestro déficit, se encuentra con que ha habido nuevos gastos y se ha complicado aún más nuestra situación económica. Los gastos, como la tortuga, siguen en cabeza de carrera. Y todo porque hemos preferido aumentar los impuestos sin ocuparnos de racionalizar adecuadamente  los gastos.

Los datos no pueden ser más descorazonadores. Desde enero hasta julio, se desboca el déficit de la Administración Central, alcanzando la cifra  de 48.517 millones de euros, nada menos que un 25,8% más con respecto al año pasado. Esto representa ya el 4,62 del PIB y nos hemos comprometido solemnemente con Bruselas a no superar el 4,5% de déficit al finalizar el año 2012. Llevamos contabilizados hasta julio un gasto de 100.694 millones de euros y los ingresos totales no han sobrepasado los 52, 177 millones de euros. Dicen que todo esto es debido a las transferencias realizadas a las Comunidades Autónomas y a la Seguridad Social. Será verdad, pero el abultado desfase entre ingresos y gastos está ahí y, además, no es precisamente pequeño.

Además de las complicaciones provocadas por la constante subida del déficit público, la deuda también es motivo de preocupación. Durante ese mismo período de tiempo, los gastos financieros se dispararon llegando hasta los 20.030 millones de euros, lo que supone un aumento del 115,9%.  Y todo esto porque la deuda pública, lo mismo que los intereses, no  han parado de crecer en todo lo que va de año. El calendario de vencimientos también contribuye notablemente a ese incremento desmedido de gastos financieros.

Es tan complicada nuestra situación que las medidas de medio pelo son absolutamente inútiles y hasta contraproducentes. Es cierto que la salida de la crisis es posible, pero el Gobierno de Mariano Rajoy está complicando innecesariamente nuestra recuperación económica y, si cabe, agravando aún más nuestros problemas. Es un error de bulto fiarlo todo a unos duros recortes y a una elevación desmesurada de impuestos. A los ciudadanos de segunda se les está esquilmando, al confiscarles descaradamente la mayor parte del fruto de su trabajo. Entre IRPF, IVA y otros impuestos determinantes del alza de los precios de la luz, del gas y de otros muchos artículos, la clase media ha tenido que soportar una subida de las cargas fiscales de nada menos que 12 puntos.

Y el Gobierno de Mariano Rajoy, entre tanto,  sesteando tranquilamente y observando al pie de la letra aquello de que “En tiempos de crisis no hacer mudanzas”, que dijo San Ignacio de Loyola. Es cierto que han hecho algunas reformas, pero buscando siempre salvaguardar los exagerados privilegios de la casta política. Urge la reforma energética, y ya es hora de completar la reforma del sistema financiero, despidiendo sin miramiento alguno a los malos gestores que llevaron a la ruina a las entidades bancarias. Pero ante todo, abordar decididamente  y sin miedo la reforma de las administraciones públicas. 

El Estado de las Autonomías, tal como lo conocemos, en la actualidad es absolutamente insostenible. Con la burbuja inmobiliaria en su auge, mal que bien, se iba manteniendo el sistema con las mordidas de los permisos,  los cambios de clasificación de terrenos y otros ingresos atípicos que tenían el mismo origen. Pero todo esto se volatilizó al estallar dicha burbuja. A pesar de todo, y para mayor gloria de la casta política, se mantiene contra viento y marea nuestro modelo administrativo, que es sumamente caro, ineficiente y que, para más INRI, es una fuente inagotable de deslealtad constitucional y generadora  de grandes dosis de desconfianza de nuestros socios europeos.

Para sanear las cuentas públicas no hay más que un camino, que no es otro que el de ajustar rigurosamente los gastos, sin incidir demasiado en los impuestos. Los responsables políticos, hasta ahora, han optado equivocadamente por aumentar la recaudación en vez de reducir convenientemente los gastos corrientes derivados, sobre todo, de nuestra desmesurada estructura administrativa. Una fiscalidad extremadamente alta, en tiempos de crisis, estrangula el consumo y, por lo tanto, dificulta la recuperación económica. Acertaba  Mariano Rajoy cuando, en 2010, protestaba porque Rodríguez Zapatero subía el IVA y aseguraba rotundamente  que “subir el IVA es un  disparate”, porque “la subida del IVA afecta fundamentalmente a pensionistas y parados”.  Pero no acierta cuando el mismo decide subir el IVA contra todo pronóstico, y nos coloca entre los países de la Unión Europea que más impuestos pagan, por delante de Alemania y Francia.

Está visto que los responsables de los partidos políticos, incluidos los del Partido Popular, antes que tocar el Estado de las Autonomías, prefieren recortar el estado de bienestar. Y esto no es lógico, ya que la mayor parte de nuestros problemas económicos se deben a esa mastodóntica administración que padecemos. Así como José Luis Rodríguez Zapatero se durmió en los laureles y no hizo prácticamente nada a derechas para revertir la situación, Mariano Rajoy efectuó  unas reformas valientes y decididas, pero que no han surtido el efecto esperado. El motivo principal de la ineficiencia de tales medidas hay que buscarlo en el tamaño y en la complejidad de nuestro sistema de administración que suscita entre nuestros socios europeos y en los mercados internacionales toda clase de suspicacias y ninguna esperanza de que, sin un cambio drástico, salga a flote nuestra economía.  También es causante de enormes recelos la actitud beligerante de las autonomías de Cataluña y Andalucía que prácticamente se declaran en rebeldía. Cataluña, como berrinche por no conseguir el Pacto Fiscal, se decanta ahora por la secesión y Andalucía se niega a reducir el déficit.

Es urgente simplificar y racionalizar nuestra administración y recobrar por parte del Estado competencias que nunca debieron ser transferidas como Justicia, Sanidad y Educación. Más que en la recaudación para reducir deudas, hay que poner el énfasis en la eliminación de gastos inútiles para recuperar la economía. Son muchos los gastos superfluos invertidos tontamente en mantener artificialmente muchos órganos absurdos que no sirven nada más que para consumir superfluamente cantidades ingentes de dinero. Hay que acabar, hoy mejor que mañana, con las duplicidades administrativas, las empresas públicas, las agencias, las fundaciones y los distintos comederos creados intencionadamente para repartir toda clase de prebendas entre los familiares y amigos más cercanos.

Nadie nos gana a gastar estúpidamente el dinero que no tenemos. El multilingüismo absurdo del Senado nos cuesta 6,000 euros por sesión, quemados estúpidamente para mantener la traducción simultánea en un foro donde todos hablan el español. Para empezar, hasta el mismo Senado es una institución tan perfectamente inútil e igual de cara que las Autonomías. Pero a pesar de todo mantenemos esta Cámara, como mantenemos las Autonomías, para dar cobijo a un buen número de santones de la política, porque no han aprendido a ganarse la vida de otra manera. Esperemos que algún día cambie esto.

Gijón, 15 de septiembre de 2012

José Luis Valladares Fernández

14 comentarios:

  1. Coincido´básicamente, aunque la máxima de San Ignacio pueda ser indicada con las tensiones existentes, hay melones que al abrirlos sabes que irán a mucho más seguramente y no me gustaría amanecer republicana de un día para otros con estas joyitas que tenemos por aquí, claro que puede ser igualmente suicida no abordarlas...un embrollo de mil pares, no quisiera estar en el pellejo de nadie en tales circunstancias .

    Un abrazo, JL

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    1. Maribeluca:

      Estamos efectivamente ante un tema muy complicado y que hace falta abordarle con decisión y, claro está, acertar en las medidas que se adopten.

      Un abrazo

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  2. Qerido José Luis: brillante reflexión como siempre.
    Nuestros políticos son más clónicos de lo que pensamos y por eso resulta ridículo aferrarse a un partido-que no ideología-o a un nombre. Todos tienen algo claro que compartir: El privilegio económico y social(son más patrones que trabajadores)y el camino fácil para obtener dinero (exprimir al administrado, cautivo en una nómina/pensión, y condonar al defraudador, que rebosa de dinero negro), y por eso no son innovadores y no hacen reformas en profundidad. Son los administradores de la Patria con ínfulas de propietarios, que además legislan sobre el cadáver de Montesquieu, haciendo reformas para que nada cambie y la crisis no les salpique a éllos ni a sus protegidos. Eso sí, hay que reconocerles el sobresaliente Cum Laude en cinismo (en sentido no filosófico, ya que has citado a los Presocráticos)y la astucia para convencer al personal de que lo están haciendo muy bien, mientras nos destrozan el presente y el futuro.
    Y todos son partidos cuyas siglas empiezan por "P" de putada, lo único que podemos esperar.
    Un saludo.

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    1. Jano:

      Yo creo que con esa subida de impuestos, terminan recaudando menos dinero, porque la gente tiene miedo y no consume hasta no ver qué pasa. Y es bastante más elevada la cantidad de dinero que se despilfarra manteniendo tanta empresa pública, tanta fundación, tanto pesebre en definitiva que no aportan nada es muy superior a lo más que se pueda recaudar con esas subidas del IRPF y el IVA.

      Un abrazo

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  3. El sistema Autonómico caerá por supropio peso y por supropia insostenibilidad. El empobrecimiento de España continúa a marchas dobels y cuando al Pueblo no se le pueda quitar más, deberán hacer lo propio con la Casta o se les verá el plumero. Se verá que han estado aprovechándose de nosotros para enriquecerse en una vulgar estafa y entonces será el momento del Ojo por ojo y Diente por diente aquí y en la Conchinchina. Veo mucho dolor y más cabezas de politicastros, enchufados y amiguetes, pinchados de tétricas picas. Al tiempo.

    Un saludazo.

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    1. C.S.Peinado:

      Que el sistema autonómico consume más dinero del que podemos recaudar, es un hecho. Pero `parece ser que los políticos están dispuestos a enrocarse antes que reducir esa administración que nos está empobreciendo.

      Un abrazo

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  4. Excelente Jose Luis, me lo llevo a Facebook para la red de blogs;)

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  5. Lo de las traducciones en el Senado es lo mas surrealista que ocurre hoy.En fin para reir o llorar.un saludo,

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  6. Yo creo que lo están fiando todo a que esto se arregla solo, porque no me cabe en la cabeza que lo que hacen, lo hagan con algún fundamento, cuando estos (y los otros, por supuesto), carecen de fundamentos. Se dedican a ganar tiempo, para ver si escampa.
    Suerte están teniendo de que la gente está desencantada de toda la casta que no secunda las manifestaciones por convocarlas quienes las convocan, que si no, se encontrarían con las calles llenas de descontentos que no se fían de estos perfectos impresentables que no son capaces de acometer la reforma que estamos necesitando en estos momentos y que no es otra que una profunda revisión de nuestro modelo estatal y administrativo.

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    1. Trecce:

      Es muy posible que estén esperando a ver si se arregla solo. Pero este tipo de problemas, o lo solucionas, o se enquista y se agrava aún más. Son problemas que no admiten espera.

      Un abrazo

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  7. Deberías enviar esto a la Moncloa. Seguro que sabes como hacerlo, yo no, pero me parece que le vendría bien a Mariano, leer algo de gente que sabe lo que dice. Y hacerte caso claro.
    Un abrazo.

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  8. El bazo no se sabe para que sirve, pero sin el bazo se puede vivir, así que sin el senado igual. Los traductores... lamentable tirar el dinero en los tiempos que corren cuando ya si aprietas más el cinturón te entierran. Yo no sé donde tienen la conciencia estas alimañas.

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