domingo, 10 de noviembre de 2013

EN BUSCA DEL IMPERIO CATALÁN


Resulta extremadamente difícil encontrar historiadores catalanes, que nos cuenten hoy día, de manera fiable, la historia de Cataluña. Se olvidan frecuentemente del proceso histórico, tal como sucedió, y lo amañan y acomodan a sus propios intereses y a la voluntad de los que mandan. Llevan ya muchos años inventando, adulterando y cambiando la historia, para poder crear esa “nación” catalana que necesitan para justificar de alguna manera sus pretensiones secesionistas.

Estos historiadores, en estrecha colaboración con políticos carentes de todo escrúpulo, intentan reconstruir un imperio catalán que nunca existió o que, por lo menos, paso totalmente inadvertido hasta hace cuatro días. La Cataluña que tratan de vendernos no tiene nada que ver con la realidad. Y aunque, en realidad, se trata de una Cataluña virtual, procuran empaquetarla cuidadosamente en los libros de texto para confundir y engañar a los estudiantes.

Las vicisitudes y los avatares históricos soportados por Cataluña fueron exactamente los mismos que los sufridos por las demás regiones de España. Consta documentalmente que la península Ibérica fue invadida, allá por el año 1.200 a.C., pueblos de origen indoeuropeo,  a los que se les ha denominado celtas históricos. Después llegarían  los fenicios y se establecieron en las costas levantinas y andaluzas. Posteriormente llegaron los griegos, que ocuparon principalmente la zona de la actual Cataluña, y algo más tarde, hicieron acto de presencia los cartagineses, que terminaron controlando las islas Baleares, Córcega, Cerdeña, la parte occidental de Sicilia y una importante franja en el sur de la península Ibérica.

No tardaron en chocar los intereses de Cartago, que dominaba todo el mediterráneo occidental, con las pretensiones de la emergente República de Roma que aspiraba a dominar todo el mediterráneo. El estallido de la Primera Guerra Púnica se produjo en Sicilia de donde fueron oportunamente desalojados los cartagineses. Después de períodos de paz muy precarios, vendrían la Segunda Guerra Púnica y más tarde la Tercera, que terminaría con el descalabro total de los cartagineses, pasando todo el solar ibérico a depender de los romanos. Roma terminó imponiendo su cultura, su idioma y hasta su estilo de vida a todos los territorios peninsulares que, con el nombre de Hispania, pasaron a formar parte del Imperio romano.

Pero después de varios siglos, el Imperio romano termina descomponiéndose y desapareciendo totalmente de la península Ibérica. Esto fue debido a diversos problemas internos, tanto políticos y militares como sociales y económicos y, cómo no, a la presión ejercida por los pueblos bárbaros de origen eminentemente germánico. De hecho, a comienzos del siglo V,  Hispania fue invadida por los suevos, los vándalos y los alanos. Pocos años más tarde, llegarían  los visigodos que, a pesar de ser una minoría con respecto a la población hispano-romana, terminaron por hacerse con todo el territorio de la antigua Hispania romana.


Los monarcas visigodos lograron la unidad política de todo el territorio ibérico. Aunque habían adoptado inicialmente el título de reges gottorum, no tardaron mucho en llamarse reges Hispaniae. A la muerte de Recaredo II en el año 621, fue elegido rey Suintila. Este soberano se enfrentó a los bizantinos y logró expulsarlos de la costa levantina y consiguió culminar también la unidad política de todos los territorios ibéricos.

Los visigodos dominaron prácticamente todo el conjunto peninsular hasta principios del siglo VIII. En el año 710, se produce el enfrentamiento violento de dos grandes familias de la alta nobleza visigoda por la sucesión de Witiza que acababa de morir. Uno de los que aspiraba a ceñirse la corona, era don Rodrigo y el otro Agila II. La unidad del reino visigodo saltó por lo aires y el Califato Omeya, que ya había ocupado todo el norte de Africa, aprovechó hábilmente esa situación para conquistar la península Ibérica. Cruzó el estrecho de Gibraltar y comienza la conquista de la península Ibérica.

En la batalla de Guadalete, don Rodrigo es traicionado por un grupo de visigodos rebeldes y muere en el enfrentamiento con los musulmanes y sus tropas leales son ampliamente derrotadas. A partir de esta victoria, los Omeyas dominan rápidamente toda la península sin apenas más resistencia que la ofrecida por las zonas montañosas del norte. Al terreno conquistado lo llamaron Al-Ándalus.

Una vez que los musulmanes ocuparon todo el territorio de la Hispania visigoda peninsular, más o menos lo que hoy es España, comenzaron a extenderse al norte de los Pirineos. En su continuada expansión por la Galia, fueron sometiendo ciudades y establecieron su centro de actuaciones en Narbona. Pero la oportuna reacción  carolingia cortó en seco su avance  por la Europa occidental y cristiana al derrotar a los árabes, primero en la batalla de Toulouse y, después, en la de Poitiers.

Para eliminar la persistente amenaza musulmana, el Imperio carolingio continuó ensanchando su dominio y los francos ocuparon sucesivamente varias comarcas pirenaicas, Gerona y, más tarde Barcelona, formando así una franja que servía de frontera defensiva y ponía freno al expansionismo de  Al-Ándalus. Este territorio, fronterizo con el de los sarracenos,  recibiría el nombre de “Marca Hispánica” y estaba organizado políticamente en condados que dependían del rey franco.

Para consolidar las tierras conquistadas a los musulmanes y defenderse eficazmente de sus ataques, los condes de la “Marca Hispánica” comenzaron a fortificar sus líneas construyendo castillos y recintos fortificados, desde los que hacían incursiones periódicas a los territorios ocupados por los árabes y bereberes para incendiar y devastar sus campos y propiedades.  Los habitantes de las tierras donde se levantaban esos castillos comenzaron a ser llamados  castlanus, castlá y catlá, que es tanto como decir castellano o guardián del castillo.

Estas palabras, en plena Edad Media, terminaron por dar el nombre de Catalaunia y Cataluña al territorio de la “Marca Hispánica” del noreste peninsular y sus habitantes comenzaron a ser designados con el gentilicio de catalanes. En esa misma época ocurre algo parecido en Castilla. En estos territorios, desaparece igualmente  la “Marca Hispánica” o frontera y,  por la proliferación de las fortificaciones o castillos,  comienza a hablarse de Castilla y de castellanos.

Pero en el aspecto político y social, nos encontramos con una diferencia fundamental. En la zona de Castilla, los que pilotaban  la Reconquista se fueron alejando paulatinamente de la monarquía franca,  y sus condes terminaron por ser totalmente independientes. Así que en Castilla, y también en Navarra, como su lucha contra los musulmanes era totalmente autónoma, comenzaron a sentirse nación y, por lo tanto, Estado. La historia de Cataluña, aunque no les guste a los secesionistas actuales, siguió ligada, durante los dos primeros siglos de la Reconquista, a la historia franca. Los que dirigían los avances  en tierras sarracenas, los condes catalanes continuaron siendo francos o prestando algún tipo de vasallaje a la monarquía carolingia.

Los de la irredenta ERC y, por lo que estamos viendo, también buena parte de las mesnadas de CIU, quieren hacernos creer que Cataluña comenzó a sentirse nación, cuando los cargos de condes comenzaron a ser hereditarios. Y fue precisamente Wifredo el Velloso el primero que legó el Condado de Barcelona a su hijo que pasaría a llamarse Wifredo II. Este hecho ha llevado a los separatistas y a los nacionalistas catalanes, tan dados unos y otros a tergiversar la Historia, a pregonar falsamente que Wifredo el Velloso ejerció su poder  de una manera totalmente independiente y que comenzó a adquirir carta de naturaleza la nación catalana, lo que es completamente falso.

La realidad, sin embargo, fue algo muy diferente. Es cierto que el conde Bernardo de Gotia, se reveló contra sus señores el rey Carlos II el Calvo y su sucesor Luis el Tartamudo, pero fue fulminantemente desposeído de sus cargos y nombraron a Wifredo Conde de Barcelona, Gerona y Ausona. Y mientras vivió, gobernó estos territorios y los amplió, pero siempre en nombre  del rey franco, al que rindió siempre vasallaje. En el año 877, es cierto, aparece la orden real, que conocemos como “Capitular de Quercy” en la que se reconoce el carácter hereditario de los condados, pero tenían que ser dignos y confirmados en el cargo por su señor, el rey franco.

Como consecuencia del debilitamiento sufrido por el Imperio como consecuencia de las divisiones internas,  hubo condados que supieron aprovechar esta circunstancia para hacerse independientes y alejarse, cada vez más, de la Corte Real. Y de hecho, algunos condados proclamaron efectivamente su independencia, como el de la baja Borgoña, al año siguiente  la alta Borgoña y Saboya un siglo más tarde. Pero los condados del noreste de la península Ibérica, no, porque no se les ocurrió o porque no les interesaba. Se conformaron con poder transmitir sus feudos a sus propios hijos.

Fue Borrell II, el primer conde de de Barcelona que se dejó llevar por su ambición y quiso cortar, aunque muy tímidamente, con la monarquía carolingia y hacerse súbdito del Papa. Pero pagó muy caro su torpe atrevimiento. Cuando Almanzor, famoso caudillo de Al-Ándalus, se cercioró de que Borrell II tenía notables discrepancias con su rey franco Lotario, lanzó una de sus clásicas y fulminantes razias contra los dominios de este conde. Borrell II pidió ayuda a los francos, pero estos, que estaban sumergidos en sus habituales problemas sucesorios, dejaron que el conde desleal se las arreglara el solo. El caudillo musulmán saqueó Barcelona y la incendió posteriormente de manera inmisericorde. Murieron muchos barceloneses y otros fueron enviados a Córdoba  como esclavos. Así pagó Borrell II su osadía y su ambición.

Fue el año 711 cuando los musulmanes invadieron la península Ibérica y nueve años más tarde, en el año 720, ya habían sometido todo el territorio peninsular, incluyendo lo que hoy conocemos como Cataluña. Después de liberada y constituida la “Marca Hispánica” por el Imperio carolingio, fue especialmente cruel la incursión o aceifa al condado de Barcelona, organizada por Almanzor en el año 985. Y hoy Cataluña está siendo nueva y pacientemente invadida, aunque sin formar algaradas violentas, por los herederos de aquellos Califatos. Para cerciorarse de ello, no hay más que leer la carta que Mohamed al-Rachid ben Omar Belkhadem escribió en agosto del año pasado a los  catalanes.

En dicha carta, Mohamed al-Rachid ben Omar Belkhadem, que se siente “inspirado por el mensajero de Alá,  el Magnánimo, el Bienaventurado, el Omnipotente”, en nombre de la comunidad islámica de Cataluña, envía un mensaje muy claro a  sus “hermanos catalanes de la ‘nostra terra’ amada y compartida”. Sus palabras son extremadamente claras: “Hemos vuelto a este país que nuestros antepasados ya enriquecieron y santificaron con su presencia hace largos siglos y al que Alá (¡alabado sea Su nombre!) nos ha hecho regresar para cumplir Su voluntad divina”. Y agrega más adelante: “El verdadero catalán es un musulmán que se ignora, un creyente que puja por salir a la luz, un piadoso caminante en el sendero que lleva a la verdadera Fe. Debajo de toda barretina bien llevada asoman los flecos de un turbante, y esa realidad es cada día más visible y esperanzadora. Muchas muestras de esa gran verdad bendicen nuestros días en esta tierra catalana que se halla en el camino recto de la salvación”.

Afirma el autor de esta misiva que los catalanes del mundo acertaron al elegir venir a esa tierra para cumplir “su deber de retomar lo que antiguamente fue suyo”. Dice que “Estamos sólo al inicio de una era de cooperación en la que hemos de llevar a cabo conjuntamente grandes trabajos para la consolidación del proyecto de una Catalunya libre y soberana bajo los poderosos principios políticos y morales que el islam aporta a toda sociedad sometida a la voluntad de Alá (¡la Paz sea con Él!)”. Según confiesa el propio Mohamed al-Rachid, han comprado el Barça  (Qatar Fundation), están comprando también, son sus palabras, “otras muchas cosas y personas en la mayor de las discreciones, y compraremos la Generalitat, el Parlament, los ayuntamientos de las grandes ciudades…”.

Y para que no queden dudas, agrega: “Estamos dispuestos a financiar la construcción de la Sagrada Familia para su rápida terminación, y nuestra propuesta es tan sincera como es inevitable que esta gran obra será una día una mezquita que eleve sus orgullosos minaretes en el cielo de una Catalunya por fin retornada al recto camino de la Verdad. ¡Inshala!. Os invitamos, hermanos catalanes a reflexionar sobre el futuro de nuestra patria común y sus realidades ineludibles. El islam avanza y el pueblo de Alá se expande como una promesa cumplida. El caso esperanzador de Salt es el ejemplo más entusiasmante (sic) de la nueva realidad que ha venido a santificar a Catalunya”.

José Luis Valladares Fernández


13 comentarios:

  1. Excelente. Historia pura y dura sin concesiones a la fantasía. Cuando los catalufos (término usado exclusivamente para los nacionalistas independentistas) hablan de la Historia de Cataluña SE SALTAN siempre esa Edad Media en que eran súbditos (Marca significa "frontera" y la establecieron los carolingios de Toulouse para parar al moro) de los FRANCOS en calidad de "condes" o responsables de la frontera.

    Dejaron de ser francos cuando uno de esos condes se casó con la reina de Aragón, Doña Petronila, para pasar a formar del REYNO DE ARAGÓN y hasta nuestros días.

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    1. Claro, huyen de la Edad Media, porque esa época pone de relieve los orígenes reales de la región de Cataluña y echa por tierra todos sus sueños de nación.

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  2. Se quejaba Vives de que “entre tots hem creat una historia de Catalunya falsa en la seva mayor part, i completament absurda en tractar-se de l’época de la decadencia”; de que la “grandeza nacional de Catalunya” no necesita esa historia “misérrima”). José Luis la región catalana si ha tenido historiadores serios como Vicent Vives.

    Después tuvo juntaletras falsarios como Rovira i virgili y la legión que llegó más tarde al servicio del régimen. Ya el que más corresponde a un circo, eso es el nacionalismo catalán, un circo, es el supuesto historiador Jordi Bilbeny, jefe del Instituto Nueva Historia (inventada). Según este portento el descubrimiento de América fue obra de un miembro de la Casa Real catalana (????) llamado Cristoforo Colon y las carbelas partieron del puerto del Pals dÉmporda donde fueron reclutados los hermanos Pinzón que por supuesto usaban barretina calada .hasta los ojos.

    Pero no para aquí este Iluminado, concluye que el origen catalán de Miguel de Cervantes es incuestionable aunque se llamaba Joan Miquel Serrvent. Los descubrimientos de este lunático de Bilbeny superan al lunático Arturo Menos y a todo ERC , también fijó la autoría catalana de La Celestina.

    Una nación inventada que tiene como héroe a aquél pobre hombre, Casanova, que el 11 de septiembre de 1714 huyó de Barcelona por mar disfrazado de fraile dice mucho de estos destripa-historia que en sus genes no se les encuentra la palabra "vergüenza".

    Para que seguir, tendremos que pagar, otra vez, todos los españoles los 418 millones que estos separatistas deben a las farmacias catalanas, ellos necesitan el dinero para hacer nación.

    !Manda Collons!

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    1. Continúan con la vieja táctica de reescribir la historia de manera interesada. Saben que hay oídos y ojos dispuestos para ver y escuchar aquello que les cuentan.

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    2. Lo de Jordi Bilbeny es de psiquiatra. Porque, una de dos, o está para encerrar en un manicomio, o es un cara dura y un sinvergüenza, porque, si rige bien, no es posible que se crea todas las babayadas que cuenta.

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    3. José Luis hoy leyendo prensa nacional y sobre el viaje de Arturito Menos, ese estafador a Israel en los comentarios a el artículo salta un indigente intelectual cataliban diciendo: "Si pero mientras España no existía Cataluña era un Principado"

      Sin saberlo nos ha salido otro Mónaco, ellos que solo han sido condaditos en manos de condes franceses van y se hacen Principado, y también tenían Casa Real de la cual era miembro Cristóforo Colombo.

      !Manda Collons!!!

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    4. Yo creo que más que ignorancia, es desfachatez y caradura lo que les lleva a decir semejantes cosas. Que aprendan de los republicanos que declararon a Cataluña como República, pero federada dentro del Estado Español. Tuvieron que llegar estos espabilados para decir que es una nación independiente.

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  3. El nacionalismo es una enfermedad, y es mentira que se cure viajando porque algunos se están poniendo las botas y van haciendo por doquier el ridículo pero no se les pasa.

    Casi todos están de un modo u otro al servicio de la causa y por ello viven y respiran, pero en estos tiempos ya no hay excusa para no saber y el que no conoce la verdadera Historia es porque quiere.

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    1. Veo lógico que quien no haya estudiado y tenga muy poca cultura que crea todas esas simplezas que cuentan. Pero es inconcebible que si ha terminado el bachillerato se crea todas esas fantochadas.

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  4. Todo muy bien explicado. Mientras, esos indigentes pretenden que creamos sus inventos... Bueno, Montoro parece que se los cree, que incluso ha llegado a decir que Cataluña, que tan cara nos está saliendo, "nos va a sacar de la crisis".
    Y ahora Artur Más ha viajado, con abundante séquito, a Israel. Seguramente que la kipá la lleva siempre en el bolsillo. Y que me perdonen los judíos.

    Un abrazo.

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    1. Somo así de torpes (o de tontos), porque se ríen a mandíbula batiente de nosotros y les damos más dinero que a nadie. Montoro regatea hasta el último céntimo a las demás autonomías y a Cataluña, lo que pidan. ¡Va arreglado, si piensa que así dejan de ser díscolos!

      Un abrazo

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  5. Una mentira, a fuerza de repetirla, se convierte en verdad. Si los que saben repasaran la historia en condiciones y no la adulteraran, muchas sorpresas nos llevaríamos. En Cataluña ya hace mucho que el daño se hizo con el beneplácito del gobierno nacional al darle competencia en educación: los niños aprendieron la historia "catalana". Ve y diles ahora que eso no es cierto.
    Sobre la parte que corresponde al asalto e incendio por parte de los musulmanes, da que pensar. Para mi que tienen el miedo metido en el cuerpo desde entonces y por eso ahora les abrieron la puerta, para que los invadan pacíficamente y no les hagan pupa.

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    1. Efectivamente, el problema de que aparezcan separatistas hasta debajo de las piedras viene de la cesión torpe de las competencias de Educación. Enseñan a los niños, por ejemplo, que el río Ebro es un río catalán que nace en el extranjero. En cuanto a los musulmanes, terminarán por hacerse con Cataluña y ser ellos y no los catalanes los que rijan los destinos de esa región.

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