Desde que se
restauró la democracia en España, el federalismo en el PSOE ha sido como el
Guadiana: aparece y desaparece cuando menos lo esperas. Cuando el PSOE tiene
responsabilidades de Gobierno a nivel nacional, dicha forma de organización
política pervivirá en su subconsciente, pero la elimina totalmente de su
discurso. Y cuando las circunstancias les llevan otra vez a ejercer labores de
oposición, los socialistas españoles comienzan nuevamente a pedir la reforma
urgente de nuestra Constitución. Tratan de implantar a toda costa un sistema
político más descentralizado y plenamente homologable con los Estados federales
de nuestro entorno.
Al perder las
elecciones de noviembre de 2011, el PSOE volvió a rescatar el discurso federalista,
discurso que se agudizó aún más con el aterrizaje de Pedro Sánchez en Ferraz,
como secretario general de este partido político. A partir de entonces, no hay socialista español que, cuando tiene a
su alcance un micrófono, no acuse a Mariano Rajoy de inmovilista y que no
reclame seguidamente la reforma de la Constitución para instaurar, cómo no, un
Estado federal. Actúan todos ellos como si hubiera habido alguna consigna
generalizada para defender todos sin excepción ese nuevo proyecto de país.
Aunque pasen
largas temporadas sin acordarse del federalismo, los socialistas en España siempre
han tenido una querencia muy especial por este sistema político y también por
la República. Hay que tener en cuenta que el PSOE fue fundado en mayo de 1879, apenas
cinco años después del fracaso solemne de la Primera República Española. Y que
fue precisamente esta República la que, copiando el modelo político de los
Estados Unidos de América, redactó en 1873 una nueva Constitución federal, que
no llegó a aprobarse, porque varios territorios y cantones, aprovechando las
circunstancias, declararon unilateralmente su independencia. Quizás haya sido
este el motivo de que el PSOE eligiera entonces al republicanismo y al
federalismo como una de sus principales señas de identidad.
En el sistema
federalista, las funciones del gobierno están siempre repartidas entre los
diversos Estados que se hayan asociado y que delegan algunas competencias a
otro organismo superior o Estado Federal central, que es a quien corresponde
realmente la soberanía. El federalismo será simétrico si todos los territorios
asociados comparten los mismos poderes y las mismas competencias. Y será
asimétrico cuando alguno de esos territorios federados tenga más atribuciones o
más poder jurisdiccional que otros. España, por ejemplo, se comporta como un
Estado federal asimétrico, ya que Navarra y el País Vasco tienen más
competencias en materia fiscal, que el resto de las Autonomías.
El sistema
autonómico que rige en España desde 1978 se comporta objetivamente del mismo
modo que un Estado Federal. En realidad, lo único que cambia son los nombres.
En España, el Estado central, en vez de ser un Estado federal, es un Estado
autonómico, y las entidades que lo forman, en vez de llamarse Estados federados,
se llaman Comunidades Autónomas. Tenemos, si se quiere, otra pequeña
diferencia, ya que los Estados federados tienen todos su Constitución propia,
mientras que en las Comunidades Autónomas rigen los Estatutos
de Autonomía. Pero desde un punto de vista estrictamente jurídico, los dos
sistemas ofrecen más o menos, las mismas prestaciones. Aunque es muy posible
que el Estado federal preserve mejor la unidad territorial y la igualdad entre
los ciudadanos que el Estado autonómico.
Y no se puede
decir alegremente que la forma de organización federal tiene más ventajas que la
autonómica, o viceversa. En España, por ejemplo, el grado de descentralización
es bastante más profundo y más amplio que en la República Federal Alemana,
aunque muy bien podía ser al revés. No olvidemos que las prerrogativas o
privilegios dependen, más que del sistema en sí, de la voluntad política de los
responsables que pusieron en marcha cualquiera de las dos formas concretas de
organización y de quien las administra.
Por lo tanto, es
francamente absurdo pretender, a estas alturas, reformar nuestra Constitución
para implantar un nuevo marco federal en España en sustitución del autonómico
actual. Está visto que, para Pedro Sánchez y para todas sus mesnadas, el
federalismo sería como el bálsamo de Fierabrás que don Quijote usaba para
aplacar los descalabros del alma y de las carnes, ya que pondría fin a todos
nuestros problemas políticos e institucionales. El secretario general del PSOE,
dejándose llevar de un entusiasmo desmedido, ha hecho confesiones como estas:
“soy federalista porque soy socialista”, y que el federalismo propugnado por el
PSOE "es la única vía que garantiza la unión de los pueblos de
España".
Es muy posible
que Pedro Sánchez piense que, transformando el Estado autonómico actual en otro
de corte federal, está plenamente asegurada la integridad territorial de España,
lo que demuestra claramente la candidez del líder socialista. Solamente un
ingenuo puede creerse que, con ese cambio institucional, Artur Mas y los suyos
retirarían incondicionalmente su envite separatista y desaparecería por
completo el actual conflicto con Cataluña.
Pablo Sánchez y
sus gentes cometen aquí el mismo error
que los ponentes de la Constitución de 1978. Se inventaron el régimen de las
Autonomías pensando que así acababan de una vez con las continuas exigencias planteadas
principalmente por los nacionalistas vascos y catalanes. Pero este hecho, lejos
de servir para acallar las continuas reivindicaciones del nacionalismo
insaciable, les sirvió de estímulo para
endurecer aún más sus demandas y pretensiones. Y si ahora les atribuimos el
carácter de Estado asociado, como corresponde a los miembros que conforman un
Estado federal, catalanes y vascos se volverían inmediatamente mucho más duros
e inflexibles.
A todo ese
conglomerado de nacionalistas y secesionistas catalanes les importa muy poco nuestro marco jurídico, sea este federal o no.
Piensan que son superiores a los demás españoles, lo que les lleva a reclamar
los atributos propios de cualquier
Estado soberano. Para sentirse satisfechos, necesitan disfrutar de más ventajas
que cualquier otra región española. Y como, durante tantos años, se les ha
venido dando demasiada cuerda, terminaron
inventándose deliberadamente una identidad mítica que no existe. Y han
procurado, eso sí, rentabilizar su extraordinaria habilidad para conjugar
victimismo con no se qué supuestas singularidades catalanas para reclamar
reiteradamente toda clase de prerrogativas.
Al voluble Pedro
Sánchez, una vez más, se le va la fuerza por la boca y, sintiéndose ungido con
el aceite del cuerno de Samuel, exige a Mariano Rajoy que salga “del pasado” y
se preste a reformar la Constitución para implantar definitivamente en España el anhelado sistema federal. Piensa el
líder socialista que, contando con un marco federal, es muy fácil asegurar la
convivencia territorial, siempre que el Estado central mantenga un diálogo
fluido con todas las regiones o estados federados.
Sabe
perfectamente Pedro Sánchez, que los
soberanistas catalanes no dialogan si no es para fijar ciertos privilegios,
fiscales a ser posible, algo que no tengan el resto de los territorios
españoles. No les valdría nada más que un federalismo “asimétrico” Y sin
embargo, para sintonizar con Susana
Díaz, la presidenta andaluza, el modelo federal que ofrece a los separatistas
catalanes es el “simétrico”. No se trata de favorecer a Cataluña. Con esta nueva forma de
organización política se persigue exclusivamente una mayor igualdad entre todos
los territorios, lo que, según dicen en Ferraz, “beneficiará a los catalanes
pero, al mismo tiempo, también al resto”.
La Disposición
adicional primera de la Constitución Española ampara y respeta los derechos
históricos de los territorios forales. Por lo tanto, el País Vasco y la
Comunidad Foral de Navarra, pueden mantener, establecer y regular su propio
régimen tributario, privilegio que no tienen las demás Comunidades Autónomas. Y
mantener prolongadamente diferencias tan notables entre unas Comunidades y
otras, ha dado lugar, según el líder socialista, a las tensiones
interterritoriales que padecemos. Precisamente por esto, Pedro Sánchez descarta
crear otro concierto económico para Cataluña. Sería algo económicamente
inaguantable para España. Dicho concierto, como dicen los colaboradores más
directos de Susana Díaz, “llevaría a la ruina al resto del Estado”.
José Luis
Valladares Fernández
Tú lo has dicho, una de las características de los independentistas (llámense como se llamen) es que jamás dejan de pedir hasta conseguir su último objetivo, su pequeño reino.
ResponderEliminarAdemás, aquí siempre vamos a contrapelo, el federalismo está pensado para unir. Estados independientes ceden parte de su soberanía a un ente supranacional, lo contrario, absorber competencias del estado hacia entidades más pequeñas, ya lo hicimos aquí con las autonomías.
¿Qué pretende este pájaro entonces?
Así es, teóricamente al menos. En las federaciones, son varios Estados que renuncian a parte de sus atribuciones, que delegan en una supranación que crean para su unión. Es, el caso de Escocia (que tanto han manejado los soberanistas catalanes), que fue unEstado libre entre el año 843 y 1707. En 1707 los parlamentos de Escocia y de Inglaterra firmaron el acta de la Unión entre los dos Estados.
EliminarEste energumeno de Pedro Sanchez,quiere ser el centro de atencion con sus salidas de patas.Desde luego no inventa nada nuevo,saludos,
ResponderEliminarParece más un reloj de repetición, que un líder político verdaderamente responsable
EliminarEl imberbe Pedro Sánchez se cree el inventor del círculo de donde no se sale nadie, pero los inventos del socialismo siempre han traído enfrentamientos y la ruina para los Estados. Ya quisieran los Lander alemanes tener las atribuciones de nuestras Autonosuyas, y lo que nunca dicen los vascos es que esos privilegios que nunca se tendrían que haber contemplado en la Constitución nacen de los fueros que les concedieron en su día sus reyes, que no fueron otros que los castellanos.
ResponderEliminarY claro que habría que cambiar la Constitución, sobre todo para evitar los errores que ahora estamos pagando todos, se tendría que devolver la EDUCACION, al Estado de donde nunca debió salir, así evitaríamos el odio y las mentiras históricas que se inculcan a los niños y jóvenes en Cataluña y la comunidad vasca, tendrían que desaparecer los mozos de escuadra y la ertzaina e integrarse en las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado. Serían los primeros pasos para empezar a hablar de Constitución como hace ese personaje tan falto de ideas llamado Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez piensa que así, insistiendo con la España federal, pone una pica en Flandes.
EliminarY una de dos, o se trata de un simple cambio de nombre, o es para conceder mas prebendas al nacionalismo catalán. Si es esto último, daría un nuevo impulso al separatismo catalán, Y si es solo cambiar de nombre, se trataría de una solemne majadería.
El Estado central, eso sí, tendría que recuperar las competencias de Educación, Justicia y Sanidad, que nunca debieron ser traspasadas.
Hola, José Luís:
ResponderEliminarCon nuestro sistema de autonomías, con el café para todos, se les ha dado más competencias de las qu e merecían; de ahí las no pocas tensiones, con las políticas de inmersión en el aldeanismo de las tribus gobernantes.
Creo sinceramente que urge retirar no pocas competencias que deberían ser siempre asunto de estado, como los temas de costas y urbanismo, tan susceptibles de ser tocados por la corrupción. También la educación, especialmente la Historia común.
Un abrazo.
Hola xesús:
EliminarLos padres de la Constitución creyeron que con su invento del Estado de las Autonomías apaciguaban los ánimos de los separatistas vascos y catalanes. Y no hicieron otra cosa que estimularles aún más el secesionismo de esas dos regiones españolas.
Por supuesto que Educación, Justicia y Sanidad, nunca tenían que haber sido transferidas.
Un abrazo
Es el mantra recurrente de quienes no quieren aunar esfuerzos con el Gobierno frente al secesionismo ni tampoco arreglar sus graves problemas internos y prefieren cargarse directamente la Constitución abriendo un melón peligrosísimo en estos momentos...no me creo ni por un momento que este mequetrefe suba en las encuestas, se va a cargar del todo el PSOE
ResponderEliminarP. Sánchez está muy preocupado con su promoción, darse a conocer, ser imprescindible y, hasta ahora, solamente ha logrado que comiencen a cuestionarle hasta en su propio partido
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