miércoles, 16 de septiembre de 2015

LA FAMILIA ES LA FAMILIA

La crisis económica que padecimos, agravada considerablemente  por el endiosamiento absurdo de José Luis Rodríguez Zapatero, ha multiplicado en España los chanchullos y los casos escandalosos de corrupción política. Los distintos medios de comunicación nos siguen sorprendiendo aún con continuas noticias deprimentes  que nos hacen dudar de la honorabilidad de nuestra clase política. Y  los responsables de los partidos políticos tradicionales no han sabido cortar a tiempo y con contundencia las distintas prácticas abusivas que, de vez en cuando, protagonizan algunos militantes desaprensivos suyos.

Y ante el continuo incremento de los escándalos de corrupción, los dos grandes partidos han reaccionado siempre con excesiva timidez y pasividad. Y esto ha dado alas al populismo ultra que padecemos. Podemos ha sabido utilizar adecuadamente el descontento popular provocado por la crisis económica, los recortes indiscriminados y los interminables casos de corrupción para hacerse con unos apoyos impensables en cualquier otra circunstancia. Son muchos los españoles embaucados por Pablo Iglesias Turrión. Los sedujo, claro está,  a base de demagogia y de caradura, y esperaban vanamente que Podemos acometiera, por fin, el deseado proceso de regeneración.

Para empezar, ni Podemos, ni ninguna de sus otras marcas blancas, pueden presumir de una honestidad que no tienen. Casi nada más inscribirse como partido político, apareció en la prensa el primer escándalo, protagonizado por Ïñigo Errejón, número dos de Podemos. Errejón, que se desgañitaba acusando públicamente a “la casta” de haberse atrincherado en la instituciones culturales españolas, firmó un contrato con la Universidad de Málaga que le reportaba 1.825 euros mensuales y que le obligaba a permanecer 40 horas semanales en la Universidad. Cobraba, eso sí, el dinero pactado, pero sin cumplir el horario previsto en el contrato. Y como tenía otros ingresos, incumplía también la ley de incompatibilidades.

El mismo Pablo Iglesias, que se arroga la misión adecentar el sistema político español, tendría que comenzar explicando, entre otras cosas, cómo se financia Podemos. De momento sabemos que la productora de Pablo Iglesias, Con Mano Izquierda, se registró como una simple entidad sin ánimo de lucro. Pero, como era previsible, Con Mano Izquierda, realizaba operaciones comerciales que proporcionaban pingües beneficios. Más aún, Pablo Iglesias es acusado formalmente  por Enrique Ribóo de cobrar dinero en negro.


Según declaraciones del propio Ribóo, fundador y máximo accionista  de Canal 33, hizo varios abonos mensuales de 2.000 euros a la productora Con Mano Izquierda, por la emisión de La Tuerca. Y de ese dinero, solamente aparecen 500 euros mensuales en la factura correspondiente. Los otros 1.500 euros restantes, por petición expresa del líder y factótum de Podemos, se abonaban en dinero negro. También ha contado Enrique Ribóo que Pablo Iglesias quiso comprarle la emisora con 200.000 euros procedentes del régimen venezolano.

No podemos esperar que personajes así, tan dados a los chanchullos y a los pasteleos, protagonicen la esperada regeneración de la vida pública y democrática. Ya hemos visto lo que han hecho las capitostes de esos partidos asociados a Podemos, cuando han asumido responsabilidades políticas. Manuela Carmena, por ejemplo, aupada a la Alcaldía de Madrid por la irresponsabilidad inconmensurable de un  secretario general del PSOE torpe y sectario, obvió el Reglamento de Personal del Ayuntamiento y colocó al frente de su Gabinete a Luis Cueto Álvarez de Sotomayor, marido de su sobrina carnal Ana Noguerales Carmena.

Unas semanas más tarde, Carmena va aún más lejos y pone a su sobrino al frente de la Junta rectora de Ifema,  en sustitución del ex alcalde José María Álvarez del Manzano. Y Manuela Carmena, para acallar el aluvión de críticas por la designación irregular de su sobrino Luis Cueto, justifica esos nombramientos porque, según dice, “se ajustan a los criterios de competencia profesional y experiencia”.

Tampoco Ada Colau se queda atrás a la hora de organizar embrollos. Cuando Colau abandona su etapa de activista callejera y comienza su carrera política, prometió solemnemente erradicar el enchufismo o cualquier otro tipo de arbitrariedad o de nepotismo. Pero ese loable  propósito se esfumó cuando se hizo con la Alcaldía de Barcelona. A los pocos días de su investidura, contrata a su pareja, Adrià Alemany, como responsable de Relaciones Políticas e Institucionales de su partido Barcelona en Comú. Dicho de otra manera, Colau oficializó las labores que Alemany ya venía realizando voluntaria y gratuitamente para que, a partir de ese momento, comenzara a cobrar ese trabajo, abonado, claro está, por  Barcelona en Comú, pero con dinero público.

Antes de dedicarse exclusivamente a la política, Ada Colau trabajaba en el Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, una ONG que dirigía Vanesa Valiño. Tan pronto como accede a la Alcaldía, no sé si para devolver favores pasados o por algún otro motivo desconocido, Colau contrata  a Vanesa Valiño, su antigua jefa, como asesora del Ayuntamiento de Barcelona. Hay que tener en cuenta que Valiño es la pareja de Gerardo Pisarello, primer teniente de alcalde del Consistorio barcelonés y también, cómo no, antiguo empleado del Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Y para que todo quede en casa, también colaboraba con esa ONG Jaume Asens, actual tercer teniente de alcalde del Ayuntamiento.

Esta es la clase de gente que, con la connivencia incomprensible de Pedro Sánchez y sus acólitos, gestiona los Ayuntamientos más importantes de España. Y aunque los militantes de Podemos o de cualquiera de sus otras marcas blancas cometan cualquier clase de atropello o desaguisado, las huestes socialistas no pueden pedirles responsabilidades, ni exigirles comportamientos que estén completamente de acuerdo con la ética que predican. Y no pueden reprocharles nada, en primer lugar, porque esa extrema izquierda está ahí por decisión expresa del PSOE, a cambio, claro está,  de  unas simples migajas de poder. Pero se da, además, la siguiente circunstancia que obliga a los socialistas a mantener un prudente silencio: que sus líderes son también muy dados a designar a dedo al amigo o al pariente más cercano.

Tenemos un caso muy significativo en Baleares, donde gobierna una coalición del PSIB-PSOE y Més per Mallorca y el apoyo externo de Podemos. Al igual que hizo Ada Colau en Barcelona con su pareja y Manuela Carmena en Madrid con el marido de su sobrina, Patricia Gómez, nada más tomar posesión de la Consejería de Salud, nombró a su pareja, Julio  Miguel Fuster, nuevo director gerente del  Servicio de Salud del archipiélago balear. Y como ya hicieran Carmena y Colau, también Patricia Gómez dice  que eligió a su pareja para ese puesto directivo, basándose de manera exclusiva en criterios estrictamente profesionales.

Todo indica que el Gobierno de Baleares se ha convertido últimamente en una agencia de colocación de familiares y conmilitones. Además de otros varios casos, francamente escandalosos, que desacreditan a todo el Ejecutivo balear, tenemos también el polémico nombramiento oficial de asesor de una de las Conserjerías a Pau Thomas, hijo de Vicensç Vives, conocido dirigente socialista y vicepresidente primero del Parlamento balear. Y también es sumamente indecoroso, cómo no,  nombrar al veterano militante del PSOE, Francisco Fernández  Terrés, gerente de Servicios de Información Territorial de las Islas Baleares, a pesar de haber estado implicado en varios escándalos urbanísticos en su etapa como concejal de Urbanismo en Mahón.

Y todo esto no es más que una pequeña muestra del comportamiento desleal de un buen número de prebostes del socialismo balear.  En Andalucía, por ejemplo, el enchufismo y las componendas de las gentes del PSOE rompen  cualquier molde preestablecido. Quien no recuerda el sangrante caso de Pilar Sánchez, ex alcaldesa de Jerez de la Frontera, que no dudó en utilizar el decreto para ascender a su pareja sentimental Juan Carlos Jiménez y convertirlo, faltaría más, en su jefe de gabinete.

Y si seguimos buceando en el socialismo andaluz encontramos casos como el de Rosa Isabel Ríos Martínez, pareja del  portavoz del PSOE en el Parlamento, que terminó de directora general de Desarrollo Sostenible del Medio Rural. Y hace muy poco, ocurrió algo parecido con Inmaculada Durán Sánchez que, sin otro mérito que ser hermana del actual presidente de la Cámara autonómica y secretario general del PSOE de Córdoba, fue nombrada directora general de Consumo en la Junta de Andalucía.

Y entre tanto, Pedro Sánchez, el máximo dirigente del PSOE, dedicado exclusivamente a criticar muy duramente las evidentes miserias morales que arrastra el Partido Popular. Actúa como si su formación política estuviera libre de cualquier sombra de pecado. Y antes de dedicarse a zaherir y a apostrofar a los demás, debe barrer  cuidadosamente su casa y, en vez de guerrear después con los demás partidos políticos, colaborar con todos ellos para adecentar y regenerar de una vez la vida pública.

José Luis Valladares Fernández


8 comentarios:

  1. El enchufismo y la mordida eso son los males que corrompen a los politicos,saludos.

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    1. Para evitar ese problema no hay más remedio que limitar el tiempo en los cargos. Una legislatura, dos como mucho, y después a escarbar por ahí. Saludos

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  2. Es la historia de siempre pero con coletas y pulgas

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    1. Y son estos los que querían regenerar la vida pública española. Vaya tropa.

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  3. Bah, en su caso, como ellos "son el pueblo" da igual ¿no?

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    1. Esperemos que, como han llegado tan de sopetón y con tanta fuerza, se extingan de la misma manera lo más rápidamente posible y sin dejar huella

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