domingo, 22 de noviembre de 2015

ASÍ ES LA ALTERNATIVA SOCIALISTA

Son muchos los que van a estudiar a Salamanca. Pero sucede que, como dicen por allí, “Salamanca no hace milagros, y el que va jumento, no vuelve sabio”. Y claro está, los que no dan la talla tienen que salir por la conocida y famosa “puerta de los carros”. Ya lo dice el viejo proverbio latino que, con el tiempo, pasó a ser el lema de la Universidad de Salamanca: “Quod natura non dat, Salmantica non præstat”. Y efectivamente es así, porque en realidad,  lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo otorga.

Estos aforismos nos indican claramente que, para estudiar, hace falta algo más que voluntad de hacerlo, hacen falta, cómo no, ciertas cualidades innatas, que no se adquieren ni con el estudio, ni con el esfuerzo personal. Y con los políticos pasa algo muy parecido. Pueden tener padrinos muy influyentes, que le ayudarán a escalar puestos muy rápidamente, es verdad. Pero si no tienen carisma, si son irresponsables y, además, no andan muy sobrados de inteligencia, terminarán fracasando rotundamente y estarán también obligados a salir por la dichosa “puerta de los carros”, abandonando así la vida pública.

El ascenso de Pedro Sánchez ha sido realmente meteórico. No olvidemos que fue llevado por aclamación a la Secretaria General del PSOE. Pero esto no supone en absoluto que posea todas esas virtudes que necesitan los políticos para triunfar y no fracasar estrepitosamente. Da a entender, por su manera de hablar, que su talla intelectual es más bien escasa y que carece totalmente de olfato sociológico. No olvidemos que el socialismo español cuenta tradicionalmente con un importante granero de votos entre los católicos. Y para conservar esos votos, Sánchez ataca directamente a la Iglesia, incomoda a las Hermanitas de los Pobres y zarandea a  los salesianos y a los maristas.

En el discurso pronunciado en la presentación de las listas electorales del PSOE para las Elecciones Generales del próximo 20 de diciembre, Pedro Sánchez se compromete a liderar “un cambio seguro y valiente”, un cambio que pone fin al fraude que han supuesto estos cuatro últimos años de Mariano Rajoy. Y confiesa muy ufano, ¡qué le vamos a hacer!, que los socialistas están dispuestos, a “cambiar España una vez más”, que  las mejores páginas de nuestra historia reciente se han escrito con puño y letra socialista,  y que lo volverán a hacer tras las próximas elecciones de diciembre.

Más que un programa electoral serio, el líder actual de los socialistas nos ofrece “un proyecto de país y de Gobierno” al que le sobra espectacularidad y le falta sensatez. Y si llega a La Moncloa, se compromete  a realizar varias reformas radicales, que son absolutamente necesarias para transformar “la realidad con la palabra y con los hechos” y, sobre todo, para unir “lo que la derecha ha fracturado durante los últimos cuatro años”. Y para conseguir esto, como es lógico, derogará inmediatamente la reforma laboral, la  ley educativa y, por supuesto, la ley de seguridad ciudadana, a la que han dado el nombre de ley mordaza.

Y para “poner en pie la España de las oportunidades”, el secretario general del PSOE pide a los candidatos socialistas que figuran en las listas electorales,  que trabajen duro y con ejemplaridad. Por su parte, se compromete a solucionar definitivamente los problemas más graves y que más preocupan  a los españoles, como es el caso de la asignatura de la religión y la relación que mantiene el Estado con la Iglesia.

Aunque la Constitución española reconoce claramente el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones, Pedro Sánchez, procurará eliminar la asignatura de religión, tanto de la enseñanza pública, como de la concertada y, a ser posible, hasta de la privada. Hay que tener en cuenta, que, cada año, casi un 70% de los padres solicita que sus hijos tengan la oportuna clase de religión. Y esto es francamente intolerable para los actuales jerarcas del PSOE, porque así no pueden adoctrinar a todos estos niños, que en realidad son muchos.

Pero el líder socialista no se conforma con su intromisión interesada en el feudo ideológico de la educación. Con la aquiescencia unánime de toda su comparsa, trata de ir mucho más lejos, para condicionar también el sentido del matrimonio, desnaturalizando, faltaría más, el concepto mismo de familia. Y para facilitar convenientemente esa labor, Pedro Sánchez quiere convertir el Estado aconfesional en un Estado totalmente laico,  y revisar, según dice, el Concordato con la Santa Sede, aunque se referirá, creo yo, a los acuerdos que mantiene el Estado con la Iglesia, porque el Concordato  hace ya muchos años que dejó de tener vigencia.

Y el secretario general del PSOE, para arrinconar definitivamente a la Iglesia en el ámbito privado, retirará los símbolos religiosos del protocolo oficial y de todos los edificios públicos. Como no podía ser menos, completará su cupo de enfrentamientos con la Iglesia, obligándola a pagar impuestos por todo ese ingente patrimonio que atrae y cautiva a tantos millones de turistas y confiscando todos aquellos bienes, que haya inmatriculado últimamente esta institución, sin presentar el correspondiente título de propiedad.

Desde que José Luis Rodríguez Zapatero aterrizó en La Moncloa, los socialistas están dispuestos, y Pedro Sánchez el primero, a tirar de decreto para que los españoles aceptemos sin rechistar la uniformidad de pensamiento y, por supuesto, la ideología de género. Con esta gente, la libertad tiene, desgraciadamente, muy poco recorrido.


José Luis Valladares Fernández

3 comentarios:

  1. Siguen en plan zapateresco, nada bueno puede salir de ahí ni de sus probables alianzas, más le valdría a España mantener el rumbo después de haber abandonado las aguas tempestuosas...

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  2. La verdad es que su discurso es bastante decepcionante.

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  3. Este elemento es una clonacion de Zapatero.Eso si con menos gracia y mas mala leche,saludos,

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