sábado, 3 de abril de 2021

EL SANCHISMO O LA PODEMIZACIÓN DEL PSOE

 

 


Por culpa de la actuación irresponsable de Pedro Sánchez, el malhadado y ficticio doctor que rige nuestros destinos, España camina irremediablemente hacia el fracaso económico y político más absoluto. De momento, ya ha desparecido el diálogo entre las distintas fuerzas democráticas, para dejar paso al absolutismo más absurdo y a la imposición de un extremismo generalizado francamente irracional. Hasta el mismo PSOE ha dejado de ser un vehículo de representación ciudadana, para convertirse en una mera plataforma de poder.

Todo esto es debido, cómo no, a que el ambicioso Sánchez entró en La Moncloa, con la intención de eternizarse en la presidencia del Gobierno. Y fue a las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019,  dispuesto a barrer totalmente a la oposición. Y aunque no lo esperaba, se encontró con uno de sus más sonados fracasos, ya que, en ese proceso electoral, perdió otros tres escaños y peligraba seriamente su investidura como presidente.

Y como el voluble Pedro Sánchez no estaba dispuesto a tirar la toalla y marcharse definitivamente a su casa, decidió echarse en brazos de un personaje tan problemático como Pablo Iglesias, para mantenerse al frente del Gobierno. Y sin más preámbulos, a cambio del apoyo que necesitaba para la investidura, se comprometió a formar un Gobierno de coalición con Podemos, similar en todo al del Frente Popular de 1936.

Hay que reconocer que, con este inesperado ofrecimiento, a Pablo Iglesias se le abrieron los cielos. Estaba quedándose prácticamente en cuadro, ya que llevaba tres elecciones generales perdiendo votos y le estaban dando la espalda hasta antiguos compañeros de fatigas. Y entrando en el Gobierno, volvía a recuperar la esperanza y la ilusión. Por lo tanto, no podía rechazar tan sorprendente oferta.  Y mucho menos, sabiendo que, sin el apoyo de Podemos, Pedro Sánchez era un hombre al agua. Así que, hasta podía imponer sus propias condiciones.

Y aunque no era nada más que un desquiciado conspirador, defensor a ultranza de un populismo verdaderamente abyecto y despreciable, consiguió algo que no esperaba nadie, cinco ministerios para la formación morada y la vicepresidencia segunda del Gobierno. Y hasta se permitió el lujo de integrar, ahí es nada, varias proposiciones suyas en el programa de Gobierno, elaborado por el entorno del presidente.

No es de extrañar, por lo tanto, que la podemización del PSOE comenzara realmente en el momento mismo de la toma de posesión del nuevo Gobierno de coalición. Hay quién dice que esta mimetización del presidente Sánchez con Pablo Iglesias no es nada más que el famoso abrazo del oso, para dejar a la formación morada sin espacio político, para que desaparezca en los próximos comicios. En ese caso, también desaparecería el PSOE, porque se quedaría igualmente sin espacio político para sobrevivir

Pero resulta sumamente sospechoso el silencio de Pedro Sánchez, ante los ataques lanzados contra la democracia, por los portavoces de los grupos nacionalistas, separatistas y de los filo-etarras  de Bildu. En sus respectivas intervenciones los días 2 y 3 de enero de 2020, con motivo de la investidura, se acusó a España de querer solucionar los problemas políticos, aplicando “recetas autoritarias”. Y sacaron a relucir, faltaría más, los presos políticos.

Los miembros de esa horda de trúhanes se despacharon a gusto, lanzando feroces ataques en general, contra lo que ellos llaman el régimen del 78, y ciscándose especialmente sobre la Constitución que nos hemos dado los españoles. Trataron, eso sí, de desprestigiar la institución monárquica, llegando incluso a insultar gravemente al Rey, tildándole de “autoritario”.

Y por lo que parece, o Pedro Sánchez, en vez de escuchar, estaba tocando el ‘violón’ y no se enteró de nada, o  estaba simplemente de acuerdo con traspasar todas las líneas rojas, marcadas por la democracia para garantizar la convivencia. Si analizamos detenidamente su contestación a tanto despropósito, tenemos que admitir que asume las propuestas de todos esos peligrosos vende patrias.

No olvidemos que, en su discurso de contestación, en vez de reprochar tanto desafuero, aparece el verdadero Pedro Sánchez, y se compromete firmemente a poner fin a la “judicialización del conflicto político de Cataluña”. Y como si hubiera recibido ya los entorchados de caudillo bolivariano, al estilo de Hugo Chávez, da a entender que no permitirá que los jueces persigan a los que infringieron la ley, con la Declaración Unilateral de Independencia del 27 de octubre de 2017.

En realidad, no hacía falta que abriera la boca el aspirante a ser investido presidente para  dejar constancia de la deriva  o el travestismo irreversible que sufre el PSOE, a pesar de sus 140 años de historia. Y todo naturalmente, por culpa de la nefasta actuación de sus líderes actuales. Para llegar a esa conclusión, bastaba con escuchar el aplauso cerrado, que la bancada socialista dedicó a la presidente del Congreso, Meritxell Batet, cuando justificó como libertad de expresión, los ataques que los enemigos de la unidad de España lanzaban desde la tribuna contra la institución monárquica, .

Y por si todo esto fuera poco, vino detrás Adriana Lastra,  la portavoz del grupo socialista y, sin pensarlo dos veces, llama  extremistas a todos los diputados que voten en contra del candidato oficial del partido socialista. Y termina su discurso, quién lo diría, ensalzando al extravagante portavoz de ERC, Gabriel Rufián, aunque sabía perfectamente que también estaba detrás de la reciente y fallida declaración de independencia.

Está visto, que Pedro Sánchez fue presa de un delirio populista y se dejó arrastrar por los aparentes encantos de los sermones políticos del profeta ultraizquierdista que lidera Podemos. Y al fiarse de semejante visionario, muchos de los acuerdos del Consejo de Ministros terminaron contaminados con ideas comunistas de la propia formación morada. Y esto, claro está, hace mucho daño a España y está asfixiando irremisiblemente a un partido como el PSOE, que tuvo una contribución tan positiva, en la reconciliación entre los españoles.

Es evidente, que el presidente Sánchez  está siendo tremendamente  desleal con España y hasta con su propio partido. Y como quiere eternizarse indefinidamente en La Moncloa, sigue al pie de la letra la agenda del populismo neocomunista que le dicta el embustero Iglesias, consumando así la  podemización del PSOE y la balcanización de España.

Y para que no falle nada, el irresponsable Pedro Sánchez se ha involucrado resueltamente  en ese desquiciado proyecto de cantonalismo del país, asociándose con todos los enemigos declarados de España, entre los que encontramos a Bildu, ERC, BNG, CUP y otras formaciones por el estilo. Y como no piensa nada más que en sí mismo, no hace más que dar cuerda a toda esa marea de independentistas, sin pensar en las posibles consecuencias. Y hasta trata de llevar esa anómala disgregación  a otras regiones que, hasta ahora, no habían dado problemas en ese sentido, como es el caso de León, Cartagena, Extremadura e incluso Teruel.

Para no tener problemas y evitar completamente cualquier tipo de estorbo a su plan, el maniqueo Sánchez procuró deshacerse de los barones sensatos del verdadero PSOE y de todos los socialdemócratas que tuvieron una actuación tan positiva y beneficiosa para lograr el famoso pacto de la Transición a la democracia. Como hizo Ramón María Narváez, acabó con todos sus posibles enemigos, dejándoles, eso sí, como simples figuras decorativas del partido.

Es verdad que Narváez, que hizo de las suyas durante el reinado de Isabel II, no tenía tampoco enemigos. Había terminado con todos ellos. En una de sus anécdotas, se cuenta que, estando en su lecho de muerte, a la pregunta que le hace el capellán que le confesaba de si perdonaba a sus enemigos, el famoso ‘espadón de Loja’ contestó escuetamente: “No puedo perdonar a ninguno, porque los he matado a todos”

 Gijón, 29 de marzo de 2021

 José Luis Valladares Fernández

 


2 comentarios:

  1. Pienso que quien no vea en manos de quién estamos, o está ciego o es que todavía cree en los milagros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lamentablemente, hay mucho ciego, no tiene más ojos que los de los medios de comunicación públicos, y así nos va a los españoles

      Eliminar