miércoles, 1 de junio de 2022

PEDRO SÁNCHEZ ES ASÍ Y DESTROZA TODO LO QUE TOCA

 


Valiéndose  de un supuesto ermitaño persa, llamado Zaratustra (Zoroastro para los griegos), Friedrich Nietzsche crea un nuevo personaje, al que llama superhombre, porque es capaz de superarse a sí mismo y de establecer su propio sistema de valores. Y se dedicó sin más, tal como se indica en Así habló Zaratustra, que es el libro más importante del filósofo alemán, a buscar la manera de acabar con ese estado suicida de conformismo y resignación en que han caído los hombres, por los sucesos que ocurren constantemente a su alrededor.

Para conseguir semejante propósito, esta insólita celebridad intentaría en primer lugar sacar a las personas más débiles de esa especie de gregarismo y de moral de siervos que las esclaviza. Precisamente por eso, procura hacer ver a los hombres que, si de verdad quieren alcanzar la libertad plena y ofrecer a la humanidad un insólito y glorioso ideal, deben destruir previamente los valores tradicionales que ha impuesto la cultura occidental. Y les advierte que, mientras estén condicionados por los conceptos del Bien y del Mal, estarán incapacitados para determinar lo que es bueno o malo, según su propia percepción.

Es evidente que el superhombre creado por Nietzsche no se limita simplemente a dar consejos a los hombres. Desea además que todos ellos, sin excepción, le imiten y se conviertan también en auténticos Superhombres. Pero es muy exigente y les pide, cómo no, que abandonen con valentía las teorías caducas e injustas que los encadenan y que les impide transformarse en amos de sí mismos.

Y no terminan aquí las pretensiones intransigentes de este superhombre, que actúa desde las páginas de Así habló Zaratustra. El que esté plenamente decidido a ser él mismo y contar con algo más que un pasado inane detrás de sí y un futuro indeciso y oscuro por delante, tiene que dar la vuelta a la moral de esclavos, ser artífice de su propio sistema de valores y aceptar con entereza la supuesta muerte de Dios. Es más, está obligado a asumir riesgos, llegando incluso a despreciar su propia muerte y a no confiar nada más que en sí mismo.

Es indudable, que el superhombre que llena las páginas de  Así habló Zaratustra no es nada más que un personaje ficticio, creado por la mente un tanto exaltada y calenturienta de un psicópata de libro, como Friedrich Nietzsche. Lo que quiere decir, que estamos ante un superhombre totalmente imaginario que no guarda relación alguna con ese fracasado gurú que nos gobierna, que trata de sorprendernos, afirmando que es todo un superdotado.

Desde que aterrizó en La Moncloa, Pedro Sánchez no ha hecho más que presumir de su estampa y de ser todo un dechado de virtudes. Y como piensa que  no hay nadie que le iguala en capacidad, inteligencia y sabiduría, tiene la tremenda desfachatez de asegurar que los españoles tenemos la inmensa fortuna de tener por líder y guía nada menos que al mejor de los superhombres posibles. Y pretende, quién lo iba a decir, que agradezcamos sinceramente su desinteresada gestión y sus desvelos.

Es lógico, por lo tanto, que un orgulloso como Pedro Sánchez, dejándose llevar por su insaciable deseo de aparentar, pretenda idealizar y magnificar su faceta ‘institucional y humana’, en una serie documental propagandista, similar a la ofrecida en su día por el futbolista Sergio Ramos. Y esta comunicación política especial, será emitida próximamente por televisión española, para mayor honra y gloria de nuestro presunto líder carismático. Será una imitación, más o menos oportuna, del antiguo NO-DO que, de manera invariable, precedía a la proyección de los distintos largometrajes.

Después de todo, resulta verdaderamente lamentable y dramático, que un personaje tan engreído y endiosado como el presidente Sánchez, no se haya enterado aún, que está en manos de unos chiquilicuatres cualesquiera, que lo están llevando directamente al suicidio político. Y todo, por dejarse arrastrar por la tropa de Esquerra, por la banda de Arnaldo Otegui y por los comunistas de Podemos. Ahora ya no puede ni salir a la calle sin que le increpen ruidosamente y le silben. Y esto tiene que ser, creo yo, todo un auténtico martirio para el inquilino de La Moncloa, porque es incapaz de soportar cualquier tipo de crítica adversa.

Y como a Pedro Sánchez todo le resbala y no piensa nada más que en sí mismo, está siendo un nefasto dirigente. Y para rematar la faena, actúa invariablemente dejándose llevar por su  desmedido orgullo y por su colosal perfidia. Es muy posible que le sobre talento, pero hasta ahora, qué le vamos a hacer, no lo ha utilizado nada más que para mentir y para embaucar a la masa borreguil que, a pesar de todo, sigue ciegamente sus maliciosas consignas.

No obstante es muy sorprendente que el inquilino actual de La Moncloa, que es tan egoísta y que vive por y para llamar la atención de los demás, haya tenido que recurrir al plagio para escribir su tesis doctoral. Y también es muy sospechoso que haya tenido que servirse de la escritora Irene Lozano, para dar “forma literaria” al libro Manual de resistencia que lleva su firma. Claro que siempre hay cosas incomprensibles, y ésta es una de ellas.

Es preciso reconocer que  Pedro Sánchez no reúne las condiciones personales que se precisan, para ser un buen presidente del Gobierno, y menos, en un momento tan complicado como éste. Y de hecho, está resultando ser un pésimo jefe del Ejecutivo. Podría haber desempeñado correctamente, por qué no, otra ocupación cualquiera. Por su manera de gesticular y de andar, sabemos que su envanecimiento no tiene límites. Y como además tiene un  carácter frio y manipulador, podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que podía haber llegado a ser todo un magnífico portero de discoteca.

De todos modos, tenemos que destacar, que hay una enorme diferencia entre el superhombre creado  por  Nietzsche y el que representa Pedro Sánchez. El superhombre que encontramos en Así habló Zaratustra, en vez de ser  mezquino y cicatero, es extremadamente generoso, y busca la manera de encandilar a los demás hombres para que le imiten, se liberen y se transformen seguidamente  en indiscutibles amos de sí mismos.

El pretendido superhombre que ocupa la Presidencia del Gobierno, en cambio, es tremendamente egoísta y no quiere en absoluto ninguna clase de competencia. Y como solo se preocupa por su interés personal, procura evitar que los ciudadanos prosperen y sientan la tentación de abandonar el gregarismo y la esclavitud. Y esto le lleva a utilizar maliciosamente, tanto la desinformación, como las instituciones públicas, para imponer los nuevos dogmas de la igualdad, del feminismo radical, del globalismo y hasta del cambio climático y del impresentable movimiento de liberación LGBT.  

Y para evitar cualquier sorpresa desagradable, el presidente Sánchez permite que afloren sus conocidos instintos tiránicos, arrogándose el derecho a intervenir, para filtrar la información que reciben los ciudadanos y, faltaría más, establecer qué es lo que se puede decir y qué no. Y si fuese preciso, también retorcería la ley, para adoptar las medidas precisas que cautiven a la sociedad y la conviertan sin más en un rebaño dócil y servil, que acepte sumisamente  y sin reserva alguna el pensamiento único, marcado por el Gobierno.

No cabe la menor duda que el ambicioso y desquiciado Pedro Sánchez anhela hacerse con un amplio redil y llenarlo lo antes posible de resignados y obedientes borregos, a los que hay que formar y adoctrinar para que se sientan bien en su rol de esclavos y acepten sin rechistar la voz de su amo. Y para eso, hay que ser diligentes y comenzar a educar a la sociedad desde su más tierna infancia.

Pero se da la circunstancia, que el presidente Sánchez no es capaz de tomar decisiones propias,  aunque no sabemos si es por mera comodidad o vagancia, o porque su inteligencia no da para más. En cualquier caso, recurre infaliblemente al consabido plagio. Y la reforma de la educación, por supuesto, no podía ser una excepción. Así que, para alumbrar una nueva Ley de Educación, entró a saco sin miramiento alguno, en el conocido modelo de las “escuelas bolivarianas”, implantado por Hugo Chávez en Venezuela.

Y el resultado de esa Ley Orgánica de Educación, la LOMLOE, también conocida  como Ley Celaá, será aún más catastrófico para nuestro ya deficiente sistema educativo, entre otras cosas, por la obsesión del Gobierno por imponer la perspectiva de género ya en primaria. Si a la rebaja sustancial de los contenidos académicos, agregamos la ideologización de la enseñanza y la eliminación del esfuerzo personal, tiene que aumentar necesariamente la mediocridad en las aulas. Y el desastre estará garantizado, al poder conseguir los títulos de la ESO y Bachillerato, sin tener aprobadas todas las asignaturas.

Desde el punto de vista de la nueva izquierda, importa realmente muy poco la supresión de la asignatura de Filosofía, que enseña a reflexionar. Pasa exactamente lo mismo con la devaluación del latín y la supresión de una buena parte de la Historia en Bachillerato. Tampoco hay que preocuparse por la desaparición de los números romanos, el redondeo y la regla de tres. Y no pasa nada si nos olvidamos de los prefijos y los sufijos y prescindimos de los dictados, aunque sean importantes para el conocimiento de la ortografía. El socialcomunismo está obsesionado, eso sí, por conseguir el sometimiento moral de los alumnos.

Lo del presidente Sánchez y su Gobierno de aficionados es todo así. Le falta naturalidad y finge perennemente estar muy por encima de los demás. De ahí ese pavoneo artificial cuando le vemos caminar por cualquier alfombra palaciega. Pero tiene la mala suerte que todo le sale al revés  y estropea todo lo que toca.

Al daño inconmensurable que ha hecho a la educación, tenemos que agregar los destrozos causados a  la economía española, colocándonos irremediablemente a la cola delos países de  nuestro entorno. Como consecuencia de su gestión, hemos destruido más empresas que nadie y sobrepasamos a todos en parados. Y ya de puestos, también encabezamos la lista en deuda pública, en inflación y, para que no falte nada, tampoco hay quien nos gane en pobreza.

Y nos encontramos hoy día con todos esos desaguisados, que tienen difícil solución, porque a Pedro Sánchez se le antojó hacer algo que le quedaba demasiado grande para su capacidad. Creía ser más listo e inteligente que nadie y todo un auténtico superhombre, y resulta que no es nada más que un pelanas normal, como otro cualquiera.

 

Gijón, 29 de mayo de 2022

José Luis Valladares Fernández


6 comentarios:

  1. Lo de quita la asignatura de filosofía es una total aberración,pero que se puede esperar de esta banda de trileros que gobierna la nación,que dio al mundo un filósofo llamado Séneca.un saludo,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como este mastuerzo siga mucho tiempo al frente del Gobierno, los españoles terminamos otra vez en la edad de piedra. Saludos

      Eliminar
  2. Efectivamente parece un elefante en una cacharrería.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Está visto que, para semejante merluzo, todos los españoles somos tontos y nos trata como a tales

      Eliminar
    2. Me gusta leerte Aunque poco se de lo que pasa. El verano se mete en la mente y los problemas si los hay no los entiendo
      Me encanta leerte

      Eliminar