domingo, 21 de septiembre de 2014

FEDERALISMO A LA CARTA

En vista de los últimos resultados electorales del PSOE, sus afiliados han optado por la renovación de manera prácticamente unánime. Pero como el pernicioso “zapaterismo” se ha incrustado en todas las estructuras del partido, esa renovación, que han venido anunciando a bombo y platillo, ha quedado muy devaluada, ya que mantienen íntegramente su trayectoria ideológica, su política y su manera característica de actuar, cambiando simplemente a unas personas por otras. Y en estas últimas,  siempre prima más la juventud que la experiencia, y más incluso que la propia  madurez.

Gracias a la penosa herencia dejada por José Luis Rodríguez Zapatero, los socialistas españoles confunden incomprensiblemente renovación política con juventud. En consecuencia, cuando los socialistas españoles convoquen elecciones primarias abiertas para seleccionar un nuevo secretario general, es normal que los aspirantes sean prácticamente todos jóvenes y sin experiencia política alguna e, incluso, sin capacidad real de liderazgo. Y esto es precisamente lo que sucedió en las primarias organizadas, con gran fastuosidad y propaganda mediática, para elegir al sucesor de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Todos los candidatos a liderar el PSOE, en el debate previo a las primarias del pasado 13 de julio, se habían comprometido solemnemente a efectuar un giro hacia la izquierda, a promover el cambio que, según dicen, demandaban expresamente las bases del partido. Así las cosas, todo quedaba en manos de los 198.000 militantes socialistas que tenían la responsabilidad de elegir, y elegir bien, a su próximo secretario general.

Gracias al ambiente creado intencionadamente por el principal responsable del “zapaterismo”, los afiliados tenían muy poco donde elegir, ya que la lista de aspirantes a dirigir el partido era muy exigua, formada exclusivamente  con personas de segunda fila. Optaron mayoritariamente por Pedro Sánchez, posiblemente el menos malo de los aspirantes, aunque, por otra parte, es, de todos ellos, el seguidor más fiel de las tesis y  de las maneras de actuar del ex presidente Rodríguez Zapatero. Su discurso y sus frases grandilocuentes nos recuerdan continuamente al anterior inquilino de La Moncloa.

También comparte con Zapatero, la perspicacia y la vista de lince para escrutar con todo detalle lo que deparará el futuro próximo a los españoles. En esto, Pedro Sánchez es igual que Linceo, el famoso argonauta de la mitología griega, que estaba provisto de una vista tan penetrante que era capaz de ver a través de las murallas y descubría cualquier objeto, aunque lo escondieran bajo las aguas marinas. Y por supuesto, apreciaba hasta el más mínimo detalle de cualquier objeto aunque estuviera situado a tres leguas de distancia.


Gracias a su supuesta clarividencia y a que, como Zapatero, se siente asistido e iluminado por algún numen todopoderoso, Pedro Sánchez piensa sinceramente que tiene la solución definitiva para todos nuestros problemas económicos, sociales y políticos, que él mismo es la solución. Con su llegada a la Secretaría General del PSOE, ha comenzado el cambio para su partido y, según dice, para nuestro atribulado país. Y afirma sin complejos y con euforia desbordada, que está completamente dispuesto a promover el “cambio” que necesita España, para que los españoles recobren nuevamente su esperanza. Y se compromete solemnemente a que nadie se sienta defraudado.

Completamente embriagado por su éxito personal en el Congreso Extraordinario que lo confirmó en el cargo por aclamación, afirma categóricamente que “el tiempo del inmovilismo ha pasado. España necesita una nueva generación de políticos a los cuales yo represento". Y convencido plenamente de su labor mesiánica, más que pedir, exige  a Mariano Rajoy que abandone de una vez “el pasado”, e inicie inmediatamente los trámites precisos para reformar la Constitución. Según Pedro Sánchez, Rajoy “representa a otra generación de políticos más del pasado, de los últimos 35 años, que del presente y del futuro.

Según el nuevo secretario general del PSOE, para solucionar de una vez el recurrente problema catalán, hace falta  crear en España un nuevo marco de  convivencia tanto territorial, como social y económica. Por eso, propone a Rajoy y a Mas que se dejen de gaitas y de intercambiarse reproches y comiencen a negociar seriamente la reforma de la Constitución para que España se convierta lo más rápidamente posible en un Estado federal. Es preciso asegurar urgentemente la concordia y la armonía entre las distintas sensibilidades de nuestro país, si queremos que España gane el futuro y no lo pierda de una manera tan miserable.

Para los socialistas y, cómo no, para su líder actual, la mejor respuesta al desafío secesionista del nacionalismo catalán es, sin duda alguna,  el sistema federal. Para Pedro Sánchez el Estado federal es la panacea que cura todos nuestros males, y da por hecho que es algo inevitable. "España va a ser federal”, pregona constantemente a los cuatro vientos. Piensa erróneamente que así se ajusta y se normaliza el reparto de competencias entre el Estado y las actuales Comunidades Autónomas. Es además, según dice, la única manera de  compatibilizar la singularidad de cada región sin que peligre la igualdad y la unión entre todas ellas.

Piensa incluso que, con el federalismo, desaparecería totalmente el actual desorden competencial que rige en España, desaparecerían las duplicidades administrativas y aumentaría de manera considerable la transparencia de cada territorio autonómico, lo que redundaría en una mayor responsabilidad de todos ellos. Desde un punto de vista exclusivamente teórico y obviando la cruda realidad, quizás tengan razón. Pero llegan a estas conclusiones, porque se olvidan de un factor sumamente importante: la típica idiosincrasia del nacionalismo.

Cometen el mismo error que los ponentes de la Constitución de 1978. Los padres de nuestra Carta Magna crearon el Estado de las autonomías, creyendo que así integraban pacíficamente en el conjunto de España a las regiones díscolas, acabando de una vez con sus continuas y preocupantes aspiraciones secesionistas.  Pero ocurrió todo lo contrario de lo que esperaban, ya que los separatistas, al ver que se garantizaba constitucionalmente la viabilidad de las nacionalidades, se crecieron y, como era de esperar, volvieron a la carga con nuevas y más arriesgadas  exigencias.

Y no olvidemos que el modelo autonómico español es prácticamente un sistema federal. Y aunque estas entidades políticas comenzaron a disfrutar de muchas más competencias que la mayor parte de los Estados federales tradicionales, los nacionalistas continuaron rechazando frontalmente nuestra Constitución. Este hecho nos demuestra fehacientemente que el federalismo no es una solución válida y definitiva para que desaparezca el nacionalismo montaraz de un amplio número de catalanes y vascos.

Los nuevos apóstoles del federalismo, capitaneados por Pedro Sánchez y su tropa de adeptos, esperan inútilmente cambiar esa actitud suicida del separatismo, acentuando simplemente las supuestas singularidades del ciudadano catalán. No se dan cuenta que los nacionalismos, por su propia naturaleza, son siempre políticamente insaciables y no se dan nunca por satisfechos. Cuando consiguen alguna de sus aspiraciones, se fijan inmediatamente nuevas metas.

 Y subrayar, a estas alturas, las pretendidas diferencias políticas y sociológicas entre catalanes y los demás españoles, además de absurdo, es especialmente peligroso. Semejante despropósito servirá de estímulo a los nacionalistas, se volverán mucho más agresivos y endurecerán considerablemente sus exigencias. Se repetiría la historia de 1978, por el siguiente párrafo de nuestra Carta Magna: “La Constitución (…) reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

José Luis Valladares Fernández

8 comentarios:

  1. Que poco originales son estos politicos,hablan de algo tan cansino como el federalismo.Solo buscan como siempre la dstruccion de nuestra patria,un abrazo,

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    1. Son un poco como niños, que le vamos a hacer. No se dan cuenta que, por desgracia, somos ya prácticamente un Estado Federal, puesto un poco así, como metido a calzador, al que llamamos autonomías.

      Un abrazo

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  2. Pero qué sabrán estos tipos que nos hablan excátedra de cómo tiene que ser o dejar de ser el estado. Qué osadía y qué míseros son, cómo se ve que nadie les pedirá responsabilidades y si se las piden, no las van a dar, porque ni las tienen, ni tienen conciencia.

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    1. Ya somos en realidad un Estado Federal, donde las Autonomías tienen muchas más atribuciones que por ejemplo los Lander alemanes. Y lo que quieren los secesionistas es romper España, y cada concesión que se les haga, creen que lo han sacado ellos. Y seguirán con nuevas exigencias.

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  3. Hola, José Luis:

    Demasiado contaminado por el relativismo zapateril, ahora llama incluso al programa de mierda de Sálvame, dicen que para estar con la gente. Solamente les interesa el populismo, pero no la Historia ni la razón.Y como somos un país poco culto pescan votos por esas vías, por la promoció del aboto o por medio del ataque a la Iglesia.Ahora los andaluces socialistas parecen estar alineados con los yihadistas en relación con la mezquita-iglesia de Córdoba, que intentan arrebatársela a la Iglesia.

    Un abrazo

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  4. Tienes razón. Pedro Sánchez procura copiar ahora hasta los tics de Pablo Iglesias. Como el dirigente de Podemos quiere salir en todas las televisiones, aunque sea en programas de tele-basura. La imitación llega hasta el extremo de utilizar profusamente la mochila a la espalda.
    Un abrazo, Xesús.

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  5. Habría que preguntarle a Pedro Sánchez de qué tipo de federalismo habla, que no suelta prenda, porque si nos ceñimos a la historia del federalismo, el ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS ESPAÑOL sería un MEGAFEDERALISMO que no resolvió el verdadero problema: EL SEPARATISMO.
    Cuando algunas comunidades "histéricas" se quieren desgajar del conjunto de una Nación (harta de templar chistu y gralla) no hay federalismo que valga; solamente queda el recurso de la fuerza o la opción que se le debe dar al chico mimado y colérico: si te vas de casa te vas para siempre y entregas las llaves de casa y la tarjeta de crédito, olvidándote del número de teléfono aún cuando tengas problemas graves. No hay otra opción con el nacionalismo sedicioso.
    Un saludo a todos.

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  6. Las gentes del PSOE cogieron ese mantra de la España Federal y no hay manera que digan otra cosa. Las autonomías españolas tienen muchas más competencias que, por ejemplo, los Lander alemanes. Pero a estos socialistas les pasa lo que a los padres de la Constitución, que pensaron que con las Autonomías, se acababa el problema. Y no es así. Para que dejen de incordiar, hay que darles más que a ninguna otra región, autonomía, o Estado Federal. Unicamente les valdría el federalismo asimétrico para que los españoles dejáramos de ser iguales y ellos fueran más que el resto y disfrutaran de muchas más mamandurrias.
    Saludos

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