miércoles, 22 de enero de 2020

HABLEMOS CLARO


VI.- Con este Gobierno, España terminará como la Venezuela de Chávez



Si repasamos la hemeroteca de Pedro Sánchez, podremos comprobar que estamos ante un personaje monstruoso y extremadamente complicado, que cambia continuamente de opinión. Dice una cosa por la mañana y, sin el menor problema, afirma lo contrario por la tarde. Presume hasta de su sombra, y es tan egoísta, que no piensa nada más que en sí mismo. Y como es un irresponsable y un desvergonzado, pretende medrar personalmente de la única manera que sabe hacerlo, aprovechándose de los ciudadanos que encuentra en su camino.

Para salir siempre con la suya, este farsante necesita el apoyo unánime de los militantes de su propio partido y de buena parte  de los que abominan del sistema constitucional español. Y para engatusar  y hechizar a sus correligionarios y  conquistar provisionalmente a los díscolos y rebeldes, utiliza la mentira y la sedición de una forma muy peculiar y sibilina. Es rastrero e hipócrita hasta decir basta, ya que no busca nada más que su propio provecho, sin importarle absolutamente nada los valores morales. Talmente parece que estamos ante el auténtico Tartufo, que se escapó de la obra literaria de Molière.

Este Tartufo, disfrazado de honesto socialista, demuestra muy poco respeto por sus compañeros de partido. Los engañó como a chinos, y terminó, como era de esperar, traicionándolos descaradamente. Han caído en su trampa, que ya es decir, hasta los barones más críticos, que denunciaron a tiempo su aviesa intención de pactar con los separatistas y con los herederos de ETA, para perpetuarse en La Moncloa.

El presidente de la Comunidad de Aragón, Javier Lambán, afirmó rotundamente, que los socialistas aragoneses, en ningún caso, iban a admitir ninguna clase de transacción con el separatismo. En esa misma línea, estuvo el locuaz presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que se había comprometido solemnemente “a pelear mucho por los símbolos que nos hacen más iguales”, que vienen expresados en la Constitución del 78.

Y sin embargo, llegaron esas transacciones y, como era previsible, terminó formándose un Gobierno contra natura. Y de los barones del PSOE, claro está, nunca más se supo. Es de suponer que les pasó lo mismo que al personaje central de esa misma comedia de Molière, el burgués Orgón que, siendo el dueño de la casa, terminó indefectiblemente como un auténtico pelele en manos del malévolo Tartufo.
Estos atrevidos barones, que se desgañitaban hablando mientras el Gobierno de coalición con los enemigos de España no era nada más que un proyecto, se dejaron embaucar y aceptaron sumisamente los despropósitos del descarado Tartufo, Pedro Sánchez. Pero no van a imitar a Orgón que, cuando descubrió los manejos y las tropelías del hipócrita Tartufo, reconoció inmediatamente su error y lo expulsó de casa, recuperando así la autoridad perdida. Los barones del PSOE no darán ese paso jamás, porque tienen  miedo a perder su poltrona.

Está visto, que la palabra de Pedro Sánchez no tiene ningún valor. Es un mentiroso compulsivo, que carece de principios y no se respeta ni a sí  mismo. Dice una cosa ahora y hace lo contrario a continuación. Ahí está, por ejemplo, lo que dijo en septiembre de 2014 nada más llegar a la Secretaria General del partido: “Ni antes, ni después el PSOE va a pactar con el populismo. El final del populismo es la Venezuela de Chávez, la pobreza, las cartillas de racionamiento, la falta de democracia y, sobre todo, la desigualdad.

Dos años más tarde, en marzo de 2016, desde la tribuna del Congreso y con la ampulosidad que le caracteriza, hizo una afirmación que la bancada socialista aplaudió a rabiar, pero que después no cumplió: “Lo he dicho en privado y lo digo en público para que conste en acta. Yo no voy a permitir, con todos los respetos hacia los votantes de ERC, que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas”.

Pero el doctor Plagio, tiene caradura para eso y para mucho más. Así que, andando el tiempo, con motivo de las elecciones generales del 28 de abril de 2019, ahuecando considerablemente la voz, hizo esta atrevida afirmación en Zaragoza: "Siempre cumplo mi palabra…” y no es verdad. Este estafador político, que se sepa, no ha dicho una sola verdad en su vida. Y todo indica que, para más inri, es muy remiso hasta para cumplir la Ley.

Con estas afirmaciones y otras muchas por el estilo, el líder del PSOE engañó miserablemente a sus votantes, y se rió a carcajada limpia de sus compañeros de partido. Para hacerles creer a unos y otros, que rechazaba frontalmente la coalición con los populistas de Unidas Podemos, se dedicó a lanzar continuos reproches contra Pablo Iglesias, el nuevo aspirante a marqués de Galapagar. Y repitió incluso varias veces, que “no dormiría tranquilo” con miembros de Unidas Podemos en el Gobierno.

Es evidente que el fullero Pedro Sánchez quería repetir las elecciones, porque esperaba mejorar significativamente el resultado obtenido el 28 de abril. Y en connivencia con sus acólitos más cercanos, aprovechó  el fracaso de la investidura de julio como excusa para dejar pasar el tiempo, para forzar otro nuevo proceso electoral. Y ocultando su verdadera intención, hizo  creer a sus partidarios, que actuaba así por la incompatibilidad insalvable que mantenía con el populismo de Unidas Podemos.

Estos comicios se celebraron, por fin, el pasado 10 de noviembre.  Y al deplorable presidente que padecemos, le salió tan mal la tostada, que perdió algunos apoyos y sacó tres diputados menos. Y para un personaje tan insaciable y ambicioso de poder como Sánchez, ese retroceso electoral es prácticamente inadmisible y suena casi a descalabro. Precisamente por eso, nada más conocer los resultados, desconcertando a propios y a extraños, aceptó sin más la coalición con Unidas Podemos y, por si esto fuera poco, con el impresentable Pablo Iglesias, nada menos que de vicepresidente segundo del Gobierno.

A pesar de ese entendimiento súbito con las huestes del populismo, el receloso Sánchez temía sufrir otro desagradable fiasco en la investidura. Y para evitar semejante contingencia, buscó afanosamente el apoyo del PNV y de otros partidos, más o menos marginales, como Coalición Canaria, Bildu y Teruel Existe. Y como no podía ser menos, se arrastró de manera humillante ante los independentistas catalanes de ERC para conseguir su abstención. Se ganó la voluntad de unos y otros, eso sí, pero haciendo concesiones que, en muchos casos, bordean peligrosamente la legalidad vigente.

Al final, es verdad, le falló la diputada de Coalición Canaria, Ana María Oramas que, en la sesión de investidura, se decantó por el NO. Aun así, y por un estrecho margen de dos votos, Pedro Sánchez logró su investidura, prolongando así su estancia en La Moncloa y, cómo no, tener el Falcon a su servicio, que  no es poco. Lo malo es que, si Dios no lo remedia a tiempo, con este nuevo Gobierno, tan excesivo en número de ministros y vicepresidencias, España terminará siendo bolivariana como la Venezuela de Chávez o la Bolivia de Evo Morales.

Gijón, 19 de enero de 2020

José Luis Valladares Fernández

6 comentarios:

  1. Un gobierno sin duda preocupado por atajar la sangría del paro, por eso ha creado nuevos ministerios, para colocar a un buen puñado de gente. Y esto solo es el principio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es lo peor que puede pasar a la economía española, el aumento descontrolado de puestos de trabajo improductivo, mientras desaàrecen los que producen riqueza.

      Eliminar
  2. Hay una derecha que se merece mucho a Pedro Sánchez...y que trabaja para él.

    Veo que sois de los pocos compañeros que seguís al pie del cañón, pocos vamos quedando.
    Un saludo y feliz 2020 JL

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Encantado de reencontrarte otra vez aquí. Espero lo mejor para tí.

      Un saludo cordial

      Eliminar
  3. Al menos, estoy seguro que lo intentarán.

    ResponderEliminar