A partir de 1936,
entra en escena Luis Antonio Bolín, que mantenía una relación muy estrecha con
Franco. Intervino directamente en el alquiler del Dragon Rapide, que trasladó
al denostado General desde las islas Canarias a Tetuán, para dar comienzo al
Alzamiento Nacional. Y Bolín también utilizó la frase lapidaria ¡‘España
es diferente’!, pero dándole, eso sí, un sentido totalmente diferente
al de Napoleón Bonaparte..
Al finalizar la II
Guerra Mundial, los afortunados vencedores trataron de asfixiar políticamente
al nuevo régimen franquista, sometiendo a España a un aislamiento internacional
sumamente feroz e inhumano. Y Luis Bolín que, durante muchos años, ostentó el
cargo de director general de Turismo, buscó la manera de mejorar nuestra complicada
situación, abriendo España al turismo exterior.
Después vendría
Manuel Fraga Iribarne, que fue ministro de Información y Turismo, desde 1962 hasta
1969. Y para promover el desarrollo de España, utilizando ampliamente la
industria turística, recurrió también a la conocida frase de ¡‘España
es diferente’!, pero traducida al inglés. Y sembró nuestra geografía
con el nuevo eslogan ‘Spain is different!’, para
atraer a los turistas extranjeros con nuestro sol despampanante y con nuestras playas
paradisíacas. Y así perdió también vigencia, cómo no, el humillante apotegma, “África
empieza en los Pirineos”, que acuñó Alejandro Dumas.
Pero el ¡‘España
es diferente’!, utilizado profusamente antaño para dar a conocer las
excelencias turísticas españolas, tiene ahora un significado muy poco
halagüeño. Ese eslogan, hoy día, se emplea para reflejar la situación caótica y
deleznable, en que ha caído últimamente la sociedad española. Por culpa de un tramposo
como Pedro Sánchez, el Gobierno se ha convertido en un enorme e indisciplinado
circo.
Cuando el virus del
ébola llegó a España, el listillo Pedro Sánchez dejó su sello, lanzando contra
el presidente Mariano Rajoy cantidad de reproches públicos y muchos escupitajos.
Lo acusó descaradamente, entre otras muchas cosas, de generar preocupación y
alarma social entre la población española y de provocar una crisis de confianza
tan desmesurada, de la que costará mucho recuperarse.
Y como el engreído
Sánchez es tan atrevido como ignorante, responsabilizó a Rajoy de la crisis del
ébola, por tener al frente de Sanidad a una irresponsable como Ana Mato. Y fue
aún más lejos, culpándole igualmente del contagio de María Teresa Romero con
ese virus, en el Hospital Carlos III, durante el tratamiento de uno de los
religiosos infectados en África. Y aprovechando hasta el último cartucho,
cuando esta auxiliar de enfermería recibió el alta hospitalaria, se dirigió a
Rajoy diciendo: “Es la
hora de las responsabilidades” y urgió la dimisión de la ministra Ana Mato
Hay que reconocer
que el falso doctor Sánchez, como cualquier otro zascandil consumado, es
incapaz de hacer algo de provecho por sí mismo. Pero suele desgañitarse ante
sus leales, levantando la voz, para sentirse más importante. Es lo que hizo, cuando
estalló la crisis del ébola, lanzándose a la yugular de Mariano Rajoy por no
haber comparecido en el Congreso para explicar el alcance de ese virus. Y
ahuecando la voz, continuó con su perorata, preguntándose por qué tiene miedo
Rajoy a comparecer en la Cámara y qué es
lo que tiene que ocultar. Y sin saber dónde se mete, agrega que
necesitamos políticos que “no rehúyan los debates, que den la cara” y “que
aclaren y den seguridad a los ciudadanos…”
Y como no podía ser
menos, el impostor Pedro Sánchez utilizó también el Parlamento, para zaherir a Mariano Rajoy, con
toda una sarta de imbecilidades, que lo retratan de cuerpo entero. Comenzó
diciendo: “hoy España necesita un presidente, y gobernar no es hacerse
únicamente una foto”. Y continuó con su matraca: “usted no es presidente de un
Gobierno, es presidente de un auténtico desgobierno”.
Y ya de puesto, Pedro
Sánchez continuo lanzando diatribas, desde otros escenarios, contra quien
ocupaba de aquella la presidencia del Gobierno. Le pide, por ejemplo, que
explique “por qué tardó, casi una semana, en reaccionar tras la aparición de un
caso de infección del virus del ébola”. Y le exige que aclare por qué retrasó
tanto tiempo la creación del comité científico, a nivel interministerial.
También quiere que explique, por qué su Gobierno permaneció impasible ante el
desmantelamiento del único hospital de referencia que tenemos en España, para
hacer frente a este tipo de virus. Le acusa claramente de descoordinación, de desinformación
y, por supuesto, de desgobierno.
Es verdad que, en
todas las crisis, aparece siempre algún caradura que busca intencionadamente su
propio engrandecimiento, el aplauso público y, de paso, humillar al
contrincante que le hace sombra. Y el desvergonzado Pedro Sánchez, por lo que
parece, no es una excepción. Pero la hemeroteca, que es muy traicionera, no se
anda con remilgos y suele poner a todos en su sitio.
Es lo que le ocurrió
precisamente al petulante y caprichoso Sánchez. Ahora que esperaba comenzar a
deslumbrar y a ser la envidia de todos sus oponentes por sus indiscutibles
logros sociales y económicos, la hemeroteca desbarató todos sus planes en un
santiamén. Y todas los invectivas y los escupitajos más soeces que lanzó contra
Mariano Rajoy, se están volviendo ahora en contra de su gestión, al frente del
Gobierno socialcomunista que padecemos. Sus medidas contra el coronavirus, al
lado de las adoptadas por Rajoy contra
ébola, dejan mucho que desear.
Es muy posible que
Mariano Rajoy buscara deliberadamente la foto en la visita que hizo a los
profesionales, que atendían a los infectados del virus del ébola. Y aunque el
tarambana Pedro Sánchez no diga a qué fue al Centro de Coordinación de Alertas
y Emergencias Sanitarias, es muy fácil adivinarlo: fue expresamente a “hacerse
la foto”.
Hay motivos, creo
yo, para ser críticos con Mariano Rajoy, y con su manera de gobernar. Pero
Pedro Sánchez, comparado con su antecesor en el cargo, no va más allá de un
simple aprendiz o aficionado especialmente torpe. No lleva mucho tiempo en La
Moncloa, y el Gobierno de España se asemeja ya lamentablemente al camarote de
los hermanos Marx.
Si nos atenemos a la
manera de afrontar uno y otro las crisis del ébola entonces y el coronavirus
ahora, el petimetre Sánchez también sale muy malparado, porque no reaccionó a tiempo como Rajoy. Como estaba
voluntariamente condicionado por intereses políticos espurios, no podía
ocuparse del coronavirus. Y cuando lo hizo, era ya demasiado tarde y
prácticamente imparable la dispersión del virus. Con Mariano Rajoy, en cambio,
solamente hubo un contagio, el de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería, que
atendió a uno de los dos misioneros fallecidos, que habían sido repatriados con
ébola desde África
En vista de la
situación que nos rodea, podemos decir tranquilamente, sin miedo a
equivocarnos, que el Gobierno socialcomunista que padecemos es, con toda
seguridad, mucho peor que la nefasta epidemia del COVID-19. Se
trata naturalmente de un Gobierno frentista, que antepone sus intereses
partidistas a la vida misma de los ciudadanos. Y es normal que sea así, porque
lo preside un personaje mezquino y desvergonzado, que no vale ni para concejal
de pueblo y que, para más inri, se deja llevar por unos costaleros o ganapanes
indignos y despreciables, que él mismo eligió.
La insolencia de
Pedro Sánchez no tiene límites. Con su inacción, ha sentenciado necesariamente
nuestro futuro. Se disculpa perversamente con los recortes del Partido Popular,
a los que achaca la expansión exponencial del virus y de su virulencia que, en
España, es mucho más alta que en otros sitios.
Hemos llegado a
donde hemos llegado, creo yo, por la irresponsabilidad y la imprudencia
temeraria del presidente Sánchez que, a pesar de las oportunas y reiteradas
advertencias de los responsables sanitarios, permitió y promovió las
manifestaciones del 8 de marzo, multiplicando así el riesgo de contagio de los
ciudadanos. Se despreocupó, además, de controlar debidamente a las personas
que, viniendo de países con la pandemia ya declarada, entraban en España por
tierra, mar y aire, poniendo en peligro la salud de los españoles.
Es indudable, que ‘España
es diferente’. Si no fuera así, si España no fuera ‘diferente’, Pedro
Sánchez iría directamente de La Moncloa a la cárcel. Pero estamos en España y,
ya se sabe, ‘España es diferente’.
Gijón, 19 de marzo
de 2020
José Luis Valladares
Fernández
Esta crisis se está gestionando de manera vergonzosa. Se superará, pese a los despropósitos del gobierno, pero una vez superada, deberían pedirse responsabilidades, incluso penales. Pero claro, como siempre, no ocurrirá nada.
ResponderEliminarY si no se hace, es porque ESPAÑA ES DIFERENTE. No cabe otra posibilidad
EliminarA la cárcel,
ResponderEliminarPoco castigo.
Es el auténtico responsable de tantas muertes. Y hay un agravante, fue convenientemente advertido del riesgo que se corría con esas aglomeraciones
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