XI.-
Infamia, sectarismo y caradura como norma de Gobierno
La
gestión realizada por Pedro Sánchez al frente del Gobierno ha sido francamente
desastrosa y ha ocasionado daños irreparables a los sufridos ciudadanos
españoles. Su manifiesta incompetencia, en realidad, no daba para otra cosa.
Hay que recordar, que entró en La Moncloa por una puerta falsa, sirviéndose del
apoyo malintencionado de los que buscan constantemente la destrucción de
España, que es lo único que saben hacer los populistas, los independentistas y
los herederos de ETA.
El
primer Gobierno de Sánchez, por lo tanto, será todo lo legal que se quiera,
pero es completamente ilegítimo y fraudulento. Es evidente, que la mayor parte
de los votos, emitidos en aquella accidentada moción de censura por esa bazofia
de partidos políticos, más que síes
al aspirante a presidente, eran noes
rotundos a Mariano Rajoy. Y hay que
agregar, además, que el líder del PSOE no cumplió ninguna de las muchas
promesas que hizo, para granjearse el apoyo en aquella moción de censura.
No
olvidemos, que el aprendiz de brujo que nos cayó en suerte se había
comprometido a “anteponer siempre”
los intereses generales de los españoles a los suyos propios y a los de su
partido, el PSOE. También se obligaba firmemente a “dignificar la democracia con instituciones ejemplares”, para
acabar de una vez por todas con “las
puertas giratorias”, el enchufismo y la endogamia habituales.
Como
prometer cuesta muy poco, llegó a garantizarnos la apertura de una ventana de
esperanza que daría origen a una España distinta, con una democracia sana,
fuerte y, por supuesto, absolutamente ejemplar. Y continuó con sus bravatas
hueras, diciendo que, gracias a su labor, ya no tendríamos que soportar un
Gobierno que se había manchado con la corrupción y, al contar con unas
instituciones limpias, podíamos disfrutar libremente de un país lleno de
oportunidades. Y al final, como suele ocurrir con esta clase de bocazas, nada
de nada, y el Gobierno siguió manteniendo su contrastada ilegitimidad.
En
enero de 2019, llegan por fin al Congreso de los Diputados los primeros
Presupuestos Generales del Estado del Gobierno de Pedro Sánchez. Según el
propio presidente, estos Presupuestos eran los “más sociales y los más necesarios”, después de siete años de
austeridad y de recortes. Pero fueron rechazados casualmente porque los
independentistas catalanes, que habían dado más valor a la marcha de Rajoy que
a la llegada de Sánchez, votaron en
contra, exactamente lo mismo que los del Partido Popular y los de Ciudadanos.
Al
fracasar sus propios Presupuestos, al engreído presidente Sánchez no le
quedaban nada más que estas dos opciones: o prologaba los Presupuestos de 2018,
elaborados por Mariano Rajoy, para seguir gobernando, o disolvía las Cortes
Generales y convocaba elecciones generales. Y como ya había dicho anteriormente
que los Presupuestos de 2018 “eran muy
malos”, porque “incumplen las
exigencias sociales” más básicas, se decantó sin más por la segunda opción y
convocó elecciones anticipadas para el 28 de abril de 2019.
En
estas elecciones, es verdad, se hunde estrepitosamente el Partido Popular, por
la mala imagen que había dejado su anterior líder, Mariano Rajoy. Pero el
máximo dirigente del PSOE, Pedro Sánchez, tampoco obtuvo un resultado muy
satisfactorio y tuvo que conformarse con una victoria pírrica de solo 123
diputados. Y al no apoyarle ni los comunistas de Podemos, ni los separatistas
catalanes, se esfumaron todas sus posibilidades de ser investido presidente. Y como de aquella, no había manera de formar
Gobierno, había que recurrir nuevamente a las urnas para que los ciudadanos
volvieran a expresar su opinión.
El
nuevo proceso electoral se celebró el 10 de noviembre del mismo año. En esta
ocasión, se recuperó ligeramente el Partido Popular, apareció VOX con bastante
fuerza y el PSOE perdió 2 diputados. A la vista de estos resultados, Pedro
Sánchez seguía teniéndolo tan crudo como en abril, pero era el mejor colocado
para volver a optar a la investidura. Y
a pesar de las dificultades, esta vez consiguió su propósito y fue investido
presidente el 7 de enero de 2020 por un estrecho margen de solamente 2 votos.
Faltaban
muy pocas semanas para las elecciones del 10 de noviembre, y el presidente
Sánchez ya se había comprometido formalmente a no pactar jamás con Unidas
Podemos. Decía que si aceptaba las exigencias de la formación morada, tenía
asegurada la investidura, pero “sería un
presidente del Gobierno que no dormiría por la noche, como el 95% de los
ciudadanos de este país”. Y yendo más lejos aún afirmó que “el
PSOE nunca va a pactar con el populismo,
porque el final del populismo es la pobreza de
Chávez, las cartillas de racionamiento y la falta de democracia”.
Pero
cuando llegó la hora de la verdad, el presidente Sánchez rompió alegremente su
promesa formal y pactó un Gobierno de coalición con Podemos, con Pablo Iglesias
como vicepresidente segundo. Sabía, eso sí, que tenía que renunciar a sus ‘propias
convicciones’, pero eso era lo de menos. También sabía que engañaba
miserablemente a sus electores. Pero estaba dispuesto a cualquier cosa, antes
que correr el riesgo de tener que abandonar La Moncloa.
De
todos modos, está visto que Pedro Sánchez sigue siendo el mismo de siempre, el
Pedro Sánchez que mantiene sus tradicionales caprichos y sus conocidas
ambiciones, el Pedro Sánchez que no ha dicho una verdad en su vida. Como no
tiene más proyectos políticos que su supervivencia personal, ha prostituido el
valor de su palabra, adaptándola caprichosamente a los intereses personales de
cada momento. Como no tiene escrúpulos de nada, dice una cosa por la mañana, y
otra muy distinta por la tarde, para terminar haciendo exactamente lo contrario
de lo que había dicho.
Está
visto que el presidente Sánchez se parece en todo al Dolos que conocemos por la
mitología griega. Dolos, que era hijo de Éter y de la Tierra, era la
personificación viviente del fraude, del
engaño y de toda clase de ardides y de malas artes. Y como el resto de los males
del mundo, también estaba encerrado Dolos en la caja que recibió Pandora como
regalo de bodas. Pero como Pandora terminó abriendo la caja, Dolos hizo lo que
los demás espíritus malos, se escapó de la caja y comenzó a vivir entre los hombres, acompañado casi siempre de
los pseudólogos (las mentiras).
Las
actuaciones del presidente Sánchez, por lo tanto, suelen estar perennemente
llenas de improvisaciones, de chapuzas inimaginables y hasta de contradicciones
más o menos provocativas. No sabe respetarse a sí mismo, pero quiere que le
respeten y que le admiren. Y tiene el cinismo de protestar airadamente cuando ve
que alguien le falta al respeto, o simplemente
le ignora.
Para
conocer al presidente Sánchez, no tenemos nada más que examinar el retrato, que
él mismo se hizo en el discurso de la moción de censura a Mariano Rajoy. Y en ese retrato de cuerpo entero, que
realizó, creo yo, de manera
inconsciente, aparece su verdadero y preocupante perfil psicológico. Sabe cómo
realizó su propia tesis doctoral y, sin embargo, no dudó en alabar profusamente
la ‘decencia’
de los políticos alemanes que dimitían sin más, cuando eran sorprendidos
copiando en sus trabajos académicos, mientras que, en la derecha española no
dimitía nadie, ni por casualidad.
Para
justificar plenamente su moción de censura, el desvergonzado Sánchez citó el
caso de dos ministros de Angela Merkel, que dimitieron al detectarse que habían
copiado sus tesis doctorales. El primero fue
Karl-Theodor zu Guttenberg, ministro de Defensa, que era uno de los
miembros más valorados del Ejecutivo alemán. Dos años más tarde, pasó lo mismo
con la ministro de Educación, Annette Schavan, y eso que era, como indicó el
propio Sánchez, amiga personal de la canciller alemana.
Hay
que tener en cuenta, que Pedro Sánchez intentaba desbancar a Mariano Rajoy para
dignificar la política española y equipararla a los demás Gobiernos europeos,
especialmente al de Alemania. Pero sigue siendo tan incoherente o más que los
políticos del Partido Popular, porque no cumple en absoluto lo que, con toda su
caradura, exigía a los demás. Por lo que parece, todo indica que aún no sabe que plagió su propia tesis y que
contó con la ayuda de un negro para redactarla.
Y
también da a entender que desconoce, válgame Dios, el Código Ético que él mismo
impuso al PSOE, para recuperar, según decía, “el sentido de ‘la utilidad de la
política’ y devolver la confianza a la ciudadanía en la Democracia”. Se
refiere principalmente a los gastos de representación y a otros trabajos
externos que es algo que no cumplen ni el mismo Pedro Sánchez, ni su propia esposa.
Y
no digamos nada de lo que decía nuestro infausto presidente de las famosas
puertas giratorias cuando no era nada más que un simple aspirante a suceder a
Alfredo Pérez Rubalcaba en la dirección del PSOE. De aquella, no veía con muy
buenos ojos que Felipe González fuera miembro del Consejo de Administración de
Gas Natural. No se atrevía a dar el nombre del consejero ocasional, pero
confesaba abiertamente que “no puede ser
que un ex presidente del Gobierno forme parte de compañías de sectores
estratégicos”.
Y
comenzó a expresar lo que aparentemente pensaba sobre el particular. Decía que
la presencia de ex presidentes del Gobierno en compañías privadas “puede ser legal”. Pero agregaba
seguidamente que la política “tiene que ir dos pasos por delante de la
legalidad y dar ejemplo”. Y dirigiéndose a los futuros ex presidentes del
Gobierno, no sé si convencido o no, hizo este sorprendente anuncio: “se acabaron las puertas giratorias”.
Como
quería ganarse la voluntad de las bases del Partido, continuó desgranando
propuestas más o menos impactantes. Así que, sin el más mínimo ápice de
sinceridad, afirmó que tenía la intención de acabar con el aforamiento
generalizado de los diputados, circunscribiéndolo exclusivamente al ejercicio
de la actividad política.
Por
el mismo motivo, también se propuso acabar prácticamente con los indultos, para
acabar de una vez por todas con las
habituales injerencias del poder político en decisiones que solo
competen al poder judicial. Y por
supuesto, también apostó por endurecer el Código Penal, para castigar con más
contundencia los casos de corrupción protagonizados por los políticos.
Pero
hay que reconocer que todas estas propuestas, no eran nada más que fuegos de
artificio para conseguir más fácilmente la Secretaria General del PSOE. No se
volvió a acordar de los aforamientos de los políticos, y mucho menos de la
necesaria independencia de la Justicia. Es más: ha hecho todo lo posible para
tener cierto control sobre el Ministerio Público, asegurándose el control de la
Fiscalía General del Estado. Y como es muy dado a practicar el enchufismo
y la endogamia, ha terminado siendo un
maestro consumado en llenar las instituciones de amiguetes y familiares.
Y
en cuanto a las puertas giratorias, ya sabemos cómo terminó. En vez de
cerrarlas de una vez, como prometió, terminó lamentablemente abriéndolas de par
en par. Ahí están, por ejemplo, los casos del todopoderoso José Blanco y de
José Montilla que van a entrar a formar
parte próximamente del Consejo de Administración de Enagás. Y en cuanto al ex
ministro Miguel Sebastián, también tiene ya reservada una plaza como consejero
en Indra.
Y
terminó recientemente dando muestras de un nepotismo singular que, como era de
esperar, sorprendió a propios y a extraños. El despótico Pedro Sánchez crea
exprofeso la nueva Dirección General de
Agenda Urbana y Arquitectura para colocar a su amigo del alma, el arquitecto
Ignacio Carnicero, con un sueldo bastante aceptable de más de 90.000 euros.
Hay
que reconocer, no obstante, que la Presidencia del Gobierno es algo que queda
muy grande a Pedro Sánchez. En consecuencia, su gestión como gobernante no ha
podido ser más desastrosa y lamentable, sobre todo en lo que se refiere a la
pandemia del coronavirus. Sabe, eso sí, que es un rehén en manos de Tovarisch
Pablo Iglesias, pero es el presidente del Gobierno y está encantado de
conocerse.
Gijón,
12 de junio de 2020
José
Luis Valladares Fernández
Este deficient politico,es lo mas parecido a UN sociopata,pero con aspiration de see un Neron,saludos,
ResponderEliminarLamentablemente, tienes razón. Esperemos, no obstante, que no pueda conseguirlo. Saludos
EliminarReceta para los demás, pero se niega a aplicarse a sí mismo esos consejos.
ResponderEliminarYa se sabe. Es el de los "consejos vendo que, para mi, no tengo". Vamos al desastre total con este personaje.
EliminarViva el gobierno democrático de coalición viva Pablo Iglesias viva Valladares
ResponderEliminarCada uno es libre de pensar lo que quiere sobre este Gobierno,¡faltaría más!.
EliminarY yo pienso que a este Gobierno de Coalición le sobra algo de ideología y le hace falta algo más de sentido común