domingo, 21 de junio de 2020

HABLEMOS CLARO



XI.- Infamia, sectarismo y caradura como norma de Gobierno



La gestión realizada por Pedro Sánchez al frente del Gobierno ha sido francamente desastrosa y ha ocasionado daños irreparables a los sufridos ciudadanos españoles. Su manifiesta incompetencia, en realidad, no daba para otra cosa. Hay que recordar, que entró en La Moncloa por una puerta falsa, sirviéndose del apoyo malintencionado de los que buscan constantemente la destrucción de España, que es lo único que saben hacer los populistas, los independentistas y los herederos de ETA.

El primer Gobierno de Sánchez, por lo tanto, será todo lo legal que se quiera, pero es completamente ilegítimo y fraudulento. Es evidente, que la mayor parte de los votos, emitidos en aquella accidentada moción de censura por esa bazofia de partidos políticos, más que síes al aspirante a presidente, eran noes rotundos  a Mariano Rajoy. Y hay que agregar, además, que el líder del PSOE no cumplió ninguna de las muchas promesas que hizo, para granjearse el apoyo en aquella moción de  censura.

No olvidemos, que el aprendiz de brujo que nos cayó en suerte se había comprometido a “anteponer siempre” los intereses generales de los españoles a los suyos propios y a los de su partido, el PSOE. También se obligaba firmemente a “dignificar la democracia con instituciones ejemplares”, para acabar de una vez por todas con “las puertas giratorias”, el enchufismo y la endogamia habituales.

Como prometer cuesta muy poco, llegó a garantizarnos la apertura de una ventana de esperanza que daría origen a una España distinta, con una democracia sana, fuerte y, por supuesto, absolutamente ejemplar. Y continuó con sus bravatas hueras, diciendo que, gracias a su labor, ya no tendríamos que soportar un Gobierno que se había manchado con la corrupción y, al contar con unas instituciones limpias, podíamos disfrutar libremente de un país lleno de oportunidades. Y al final, como suele ocurrir con esta clase de bocazas, nada de nada, y el Gobierno siguió manteniendo su contrastada ilegitimidad.

En enero de 2019, llegan por fin al Congreso de los Diputados los primeros Presupuestos Generales del Estado del Gobierno de Pedro Sánchez. Según el propio presidente, estos Presupuestos eran los “más sociales y los más necesarios”, después de siete años de austeridad y de recortes. Pero fueron rechazados casualmente porque los independentistas catalanes, que habían dado más valor a la marcha de Rajoy que a la llegada de Sánchez,  votaron en contra, exactamente lo mismo que los del Partido Popular y los de Ciudadanos.

Al fracasar sus propios Presupuestos, al engreído presidente Sánchez no le quedaban nada más que estas dos opciones: o prologaba los Presupuestos de 2018, elaborados por Mariano Rajoy, para seguir gobernando, o disolvía las Cortes Generales y convocaba elecciones generales. Y como ya había dicho anteriormente que los Presupuestos de 2018 “eran muy malos”, porque “incumplen las exigencias sociales” más básicas, se decantó sin más por la segunda opción y convocó elecciones anticipadas para el 28 de abril de 2019.

En estas elecciones, es verdad, se hunde estrepitosamente el Partido Popular, por la mala imagen que había dejado su anterior líder, Mariano Rajoy. Pero el máximo dirigente del PSOE, Pedro Sánchez, tampoco obtuvo un resultado muy satisfactorio y tuvo que conformarse con una victoria pírrica de solo 123 diputados. Y al no apoyarle ni los comunistas de Podemos, ni los separatistas catalanes, se esfumaron todas sus posibilidades de ser investido presidente.  Y como de aquella, no había manera de formar Gobierno, había que recurrir nuevamente a las urnas para que los ciudadanos volvieran a expresar su opinión.

El nuevo proceso electoral se celebró el 10 de noviembre del mismo año. En esta ocasión, se recuperó ligeramente el Partido Popular, apareció VOX con bastante fuerza y el PSOE perdió 2 diputados. A la vista de estos resultados, Pedro Sánchez seguía teniéndolo tan crudo como en abril, pero era el mejor colocado para volver a optar  a la investidura. Y a pesar de las dificultades, esta vez consiguió su propósito y fue investido presidente el 7 de enero de 2020 por un estrecho margen de solamente 2 votos.

Faltaban muy pocas semanas para las elecciones del 10 de noviembre, y el presidente Sánchez ya se había comprometido formalmente a no pactar jamás con Unidas Podemos. Decía que si aceptaba las exigencias de la formación morada, tenía asegurada la investidura, pero “sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche, como el 95% de los ciudadanos de este país”. Y yendo más lejos aún afirmó que  “el PSOE nunca va a pactar  con el populismo, porque el final del populismo es la pobreza de  Chávez, las cartillas de racionamiento y la falta de democracia”.

Pero cuando llegó la hora de la verdad, el presidente Sánchez rompió alegremente su promesa formal y pactó un Gobierno de coalición con Podemos, con Pablo Iglesias como vicepresidente segundo. Sabía, eso sí, que tenía que renunciar a sus ‘propias convicciones’, pero eso era lo de menos. También sabía que engañaba miserablemente a sus electores. Pero estaba dispuesto a cualquier cosa, antes que correr el riesgo de tener que abandonar La Moncloa.

De todos modos, está visto que Pedro Sánchez sigue siendo el mismo de siempre, el Pedro Sánchez que mantiene sus tradicionales caprichos y sus conocidas ambiciones, el Pedro Sánchez que no ha dicho una verdad en su vida. Como no tiene más proyectos políticos que su supervivencia personal, ha prostituido el valor de su palabra, adaptándola caprichosamente a los intereses personales de cada momento. Como no tiene escrúpulos de nada, dice una cosa por la mañana, y otra muy distinta por la tarde, para terminar haciendo exactamente lo contrario de lo que había dicho.

Está visto que el presidente Sánchez se parece en todo al Dolos que conocemos por la mitología griega. Dolos, que era hijo de Éter y de la Tierra, era la personificación viviente  del fraude, del engaño y de toda clase de ardides y de malas artes. Y como el resto de los males del mundo, también estaba encerrado Dolos en la caja que recibió Pandora como regalo de bodas. Pero como Pandora terminó abriendo la caja, Dolos hizo lo que los demás espíritus malos, se escapó de la caja y comenzó a vivir  entre los hombres, acompañado casi siempre de los pseudólogos (las mentiras).

Las actuaciones del presidente Sánchez, por lo tanto, suelen estar perennemente llenas de improvisaciones, de chapuzas inimaginables y hasta de contradicciones más o menos provocativas. No sabe respetarse a sí mismo, pero quiere que le respeten y que le admiren. Y tiene el cinismo de protestar airadamente cuando ve que alguien le falta al respeto, o simplemente  le ignora.

Para conocer al presidente Sánchez, no tenemos nada más que examinar el retrato, que él mismo se hizo en el discurso de la moción de censura a Mariano Rajoy.  Y en ese retrato de cuerpo entero, que realizó,  creo yo, de manera inconsciente, aparece su verdadero y preocupante perfil psicológico. Sabe cómo realizó su propia tesis doctoral y, sin embargo, no dudó en alabar profusamente la ‘decencia’ de los políticos alemanes que dimitían sin más, cuando eran sorprendidos copiando en sus trabajos académicos, mientras que, en la derecha española no dimitía nadie, ni por casualidad.

Para justificar plenamente su moción de censura, el desvergonzado Sánchez citó el caso de dos ministros de Angela Merkel, que dimitieron al detectarse que habían copiado sus tesis doctorales. El primero fue  Karl-Theodor zu Guttenberg, ministro de Defensa, que era uno de los miembros más valorados del Ejecutivo alemán. Dos años más tarde, pasó lo mismo con la ministro de Educación, Annette Schavan, y eso que era, como indicó el propio Sánchez, amiga personal de la canciller alemana.

Hay que tener en cuenta, que Pedro Sánchez intentaba desbancar a Mariano Rajoy para dignificar la política española y equipararla a los demás Gobiernos europeos, especialmente al de Alemania. Pero sigue siendo tan incoherente o más que los políticos del Partido Popular, porque no cumple en absoluto lo que, con toda su caradura, exigía a los demás. Por lo que parece, todo indica que aún  no sabe que plagió su propia tesis y que contó con la ayuda de un negro para redactarla.

Y también da a entender que desconoce, válgame Dios, el Código Ético que él mismo impuso al PSOE, para recuperar, según decía, “el sentido de ‘la utilidad de la política’ y devolver la confianza a la ciudadanía en la Democracia”. Se refiere principalmente a los gastos de representación y a otros trabajos externos que es algo que no cumplen ni el mismo Pedro Sánchez,  ni su propia esposa.

Y no digamos nada de lo que decía nuestro infausto presidente de las famosas puertas giratorias cuando no era nada más que un simple aspirante a suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba en la dirección del PSOE. De aquella, no veía con muy buenos ojos que Felipe González fuera miembro del Consejo de Administración de Gas Natural. No se atrevía a dar el nombre del consejero ocasional, pero confesaba abiertamente que “no puede ser que un ex presidente del Gobierno forme parte de compañías de sectores estratégicos”.

Y comenzó a expresar lo que aparentemente pensaba sobre el particular. Decía que la presencia de ex presidentes del Gobierno en compañías privadas “puede ser legal”. Pero agregaba seguidamente  que la política “tiene que ir dos pasos por delante de la legalidad y dar ejemplo”. Y dirigiéndose a los futuros ex presidentes del Gobierno, no sé si convencido o no, hizo este sorprendente anuncio: “se acabaron las puertas giratorias”.

Como quería ganarse la voluntad de las bases del Partido, continuó desgranando propuestas más o menos impactantes. Así que, sin el más mínimo ápice de sinceridad, afirmó que tenía la intención de acabar con el aforamiento generalizado de los diputados, circunscribiéndolo exclusivamente al ejercicio de la actividad política.

Por el mismo motivo, también se propuso acabar prácticamente con los indultos, para acabar de una vez por todas con las  habituales injerencias del poder político en decisiones que solo competen  al poder judicial. Y por supuesto, también apostó por endurecer el Código Penal, para castigar con más contundencia los casos de corrupción protagonizados por los políticos.

Pero hay que reconocer que todas estas propuestas, no eran nada más que fuegos de artificio para conseguir más fácilmente la Secretaria General del PSOE. No se volvió a acordar de los aforamientos de los políticos, y mucho menos de la necesaria independencia de la Justicia. Es más: ha hecho todo lo posible para tener cierto control sobre el Ministerio Público, asegurándose el control de la Fiscalía General del Estado. Y como es muy dado a practicar el enchufismo y  la endogamia, ha terminado siendo un maestro consumado en llenar las instituciones de amiguetes y familiares.

Y en cuanto a las puertas giratorias, ya sabemos cómo terminó. En vez de cerrarlas de una vez, como prometió, terminó lamentablemente abriéndolas de par en par. Ahí están, por ejemplo, los casos del todopoderoso José Blanco y de José  Montilla que van a entrar a formar parte próximamente del Consejo de Administración de Enagás. Y en cuanto al ex ministro Miguel Sebastián, también tiene ya reservada una plaza como consejero en Indra.

Y terminó recientemente dando muestras de un nepotismo singular que, como era de esperar, sorprendió a propios y a extraños. El despótico Pedro Sánchez crea exprofeso  la nueva Dirección General de Agenda Urbana y Arquitectura para colocar a su amigo del alma, el arquitecto Ignacio Carnicero, con un sueldo bastante aceptable de más de 90.000 euros.

Hay que reconocer, no obstante, que la Presidencia del Gobierno es algo que queda muy grande a Pedro Sánchez. En consecuencia, su gestión como gobernante no ha podido ser más desastrosa y lamentable, sobre todo en lo que se refiere a la pandemia del coronavirus. Sabe, eso sí, que es un rehén en manos de Tovarisch Pablo Iglesias, pero es el presidente del Gobierno y está encantado de conocerse.

Gijón, 12 de junio de 2020

José Luis Valladares Fernández

6 comentarios:

  1. Este deficient politico,es lo mas parecido a UN sociopata,pero con aspiration de see un Neron,saludos,

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    1. Lamentablemente, tienes razón. Esperemos, no obstante, que no pueda conseguirlo. Saludos

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  2. Receta para los demás, pero se niega a aplicarse a sí mismo esos consejos.

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    1. Ya se sabe. Es el de los "consejos vendo que, para mi, no tengo". Vamos al desastre total con este personaje.

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  3. Viva el gobierno democrático de coalición viva Pablo Iglesias viva Valladares

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    1. Cada uno es libre de pensar lo que quiere sobre este Gobierno,¡faltaría más!.
      Y yo pienso que a este Gobierno de Coalición le sobra algo de ideología y le hace falta algo más de sentido común

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