lunes, 20 de abril de 2009

CHAMPIONS LEAGUE DEL PARO ¡GOBIERNO DE ESPAÑA!

Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), referidos al cuarto trimestre de 2008, eran ya auténticamente dramáticos. Los avances proporcionados por la EPA, sobre el comportamiento del primer trimestre de 2009, nos ofrecen unos datos terriblemente devastadores. De un 14 % de tasa de desempleo, hemos llegado ya, prácticamente a un más que preocupante 17%. Rondamos ya los 4 millones de parados.
Si atendemos a los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), autorizados en los dos primeros meses de 2009, vemos que la tendencia sigue imparable. En enero y febrero de 2009 se han incrementado los ERE nada menos que un 468%, con respecto al mismo periodo del 2008. Los trabajadores afectados por los ERE de los dos primeros meses de este año, suman un total de 124.998. Nada más y nada menos que un 84,4% de todos los afectados durante los 12 meses del año 2008, que dieron un total de 148.088 trabajadores.
Y, lo que es aún más grave, a finales de 2008, según dados difundidos por el Instituto Nacional de Estadística, teníamos 827.000 familias con todos sus miembros en el paro, cifra nunca antes alcanzada. A pesar de que, desde instancias oficiales, se haya prometido un ‘seguimiento’ de estas situaciones y un ‘apoyo racional’, estos colectivos se encuentran en una situación tremendamente delicada. Este dato, por sí mismo, deja al descubierto el solemne fracaso de la política del Gobierno.
Zapatero, para solucionar este problema, ha habilitado toda una serie de medidas inconexas, entre las que sobresale la expansión del gasto público y el aumento de la presión fiscal. Estas medidas, típicamente socialistas, tienen la virtud de complicar aún más el problema, ya que ninguna de ellas es estructural y efectiva. El aumento de la deuda pública, más allá de lo razonable, además de la desconfianza que puede generar en las agencias de rating, termina por ahogar la propia economía. Pasivos altos, con plazos fijos para su devolución, comportan necesariamente un pago de intereses también muy altos. Todo esto se traduce en que las empresas, únicos centros creadores de empleo rentable, no tengan acceso a una financiación adecuada y se vean abocadas al cierre.
Lo normal es que en estos casos, los ciudadanos, por miedo a quedarse sin trabajo o disponer de menos dinero, dejen de consumir y de esa manera se cierre el círculo vicioso y terminemos, como es nuestro caso, en una peligrosa recesión o incluso hasta en la depresión.
Tanto Zapatero como su Gobierno esperan que la recuperación económica nos llegue muy pronto de la mano de Obama y por las medidas conjuntas que ya ha empezado a adoptar el G20. Se empeñan en no reconocer que, en España, además de la crisis mundial, tenemos otra crisis aún más grave, por que no pudimos o no supimos reaccionar a tiempo. De nada nos vale que Zapatero atribuya nuestros malos datos económicos al ‘proceso de frenazo y estancamiento europeo’. El hecho triste es que encabezamos la mayor tasa de paro de toda Europa y de todo el mundo civilizado. Sin estar en la champions league de la economía, como se nos quiso hacer ver, hemos pasado a liderar la champions league del paro.
Y lo malo es que los socialistas no nos sacarán jamás de este atolladero en que nos han metido, ya que están siguiendo, al pie de la letra, su propio modelo económico. Y es precisamente ese modelo económico socialista el que falla, el que, como podemos confirmar históricamente, no da para más. La consecuencia inmediata siempre ha sido la penuria y la indigencia económica. Como el socialismo español conserva, de manera expresa, el análisis marxista con toda su liturgia, continuaran enarbolando como propia, voluntaria o involuntariamente, la bandera de la pobreza.
Para acabar de complicar las cosas, Zapatero acaba de sorprendernos con un nuevo giro a la izquierda. Y para solucionar los problemas del paro anuncia unas medidas típicamente peronistas o bolivarianas, ampliar el período de percepción del paro. Y, como el dinero no es de goma, se aumenta la deuda sin más, con lo que aumentará nuestra pobreza. De seguir así, el corralito argentino estará cada día más cerca de nosotros. Anteayer, 15 de Abril, el Gobernador del Banco de España alertó sobre la posibilidad de que la Seguridad Social entrara terminara el año 2009 en números rojos. Todo un éxito de nuestro iluminado Presidente.
Tenemos, además, otro handicap que pone nuestra economía a los pies de los caballos: el comportamiento egoísta de nuestras entidades autonómicas y locales. No hay país, por rico que sea, que pueda aguantar económicamente el despilfarro de tanto manirroto como ha generado nuestro desarrollo autonómico y local. Es mucho el dinero que se va en salarios, más bien altos, de tanto empleado público innecesario y hasta contraproducente. Y por si fuera esto poco, tanto la Administración central actual, como las Autonomías y los Ayuntamientos, se han entregado a la suntuosidad, con el derroche de dinero que esto supone.
En los años de la transición española, 1975-1978, teníamos que hacer frente al pago del salario de unos 600.000 funcionarios. Pero con la llegada de la democracia, esta cantidad fue aumentando progresivamente hasta alcanzar hoy día la abultada cifra de unos 3 millones largos de personas.
Fue en tiempos de Felipe González cuando se produjo el primer acelerón, que multiplicó innecesaria y absurdamente el empleo público. Cuando en 1996 llegó José María Aznar a la Moncloa, trató de reducir esa cifra. Para ello, adoptó la medida de cubrir únicamente una plaza por cada cuatro bajas que se produjeran. Y esta medida fue respetada escrupulosamente durante su primera legislatura.
En la segunda legislatura, las Administraciones autonómicas, con la asunción de muchas competencias, se saltaron a la torera esa norma, rompiendo esa tendencia que frenaba los puestos de empleo público. Con José Luís Rodríguez Zapatero se ha vuelto a dar un nuevo impulso a la creación desmedida de nuevos puestos de funcionarios y hasta ministerios tan absurdos como el Ministerio de Igualdad. Y las Administraciones locales tampoco se han quedado atrás. Han habilitado muchos puestos de empleo público, en gran medida innecesarios, para pagar fidelidades y situar a familiares y amigos.
El concepto de familia ha sido históricamente devaluado por los socialistas. Niegan que la familia constituya el primer núcleo social, donde el ser humano interactúa y mantiene su propia relevancia en la vida. La familia, como unidad básica de la organización social, carecía de valor cultural para tanto progre de boquilla que ocupa hoy día inmerecidamente puestos de verdadera responsabilidad. Pero toda esta tropa, debido a las circunstancias coyunturales, ha abierto los ojos, y ha descubierto en la familia otra nueva dimensión. Han descubierto, por fin, que la familia tiene otros valores muy aprovechables: el hermanísimo, el cuñadísimo y otros muchos valores por el estilo. La doctrina de Alfonso Guerra ha vuelto a tener plena vigencia en la actualidad. Ahí está, para demostrarlo, la Comunidad de Andalucía con el nepotismo del, hasta hace unos pocos días, Presidente, Manuel Chaves. Verdadero modelo de repartidor de dádivas y prebendas entre los suyos.
Y son estos, los hermanísimos, los cuñadísimos y las distintas clases de amiguetes y paniaguados los que finalmente se convierten, por la sola virtud del lazo familiar o el amiguismo, en flamantes funcionarios y cargos de confianza. Y serán éstos los encargados de multiplicar las trabas burocráticas para justificar sus inútiles puestos de trabajo, sin contar la nube de asesores que viven del cuento a la sombra del poder. Solamente los innecesarios 656 asesores de Zapatero, nos cuestan al año unos 28 millones de euros. Ahí es nada.


José Luís Valladares Fernández

1 comentario:

  1. Este gobierno socialista con lo que se gasta en propaganda (pagada por todos los españoles)podría crear un montón de puestosde trabajo. Pero lo que les interesa es gobernar a costa de lo que sea y tapar los problemas, que no se vean. Si no se ven no existen. Y los sindicatos, como bien dices en tu artículo anterior, apoyando a ese gobierno de la misma manera como lo hizo en otras épocas el tan denostado sindicato vertical.

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