La actual crisis económica se inició en los Estados Unidos en
agosto de 2007. Su comienzo viene marcado por la pérdida de liquidez del
sistema bancario estadounidense que llevó a más de medio centenar de bancos y a
diversas entidades financieras a la quiebra. Y eso que el Gobierno
norteamericano reaccionó inmediatamente y trató de evitar la bancarrota de las mismas inyectando cientos de miles de
millones de dólares. Entre las entidades financieras involucradas están el
banco de inversiones Lehman Brothers y la aseguradora AIG.
Todo este proceso sirvió para colapsar la poderosa economía
americana. La situación se hizo cada vez más grave, ocasionando la pérdida de muchos empleos, provocando lamentablemente la caída de los
valores bursátiles y destruyendo la capacidad de consumo y de ahorro de la
población. No tardó mucho esta crisis
económica en dar el salto a otros países, expandiéndose rápidamente por toda
Europa. Y afectó principalmente a los países más ricos, a los más desarrollados,
ocasionando en ellos grandes perjuicios económicos. Y España no fue
precisamente una excepción.
El país europeo que primero entró en recesión, fue Dinamarca. El
pueblo danés, después de tener los
salarios más altos del mundo y la tasa
de desempleo más baja, cayó en la recesión en el primer trimestre de 2008. En
dicho trimestre su PIB sufrió una contracción del -0,6% y un -0,2% en el cuarto
trimestre de 2007. Ya en el segundo trimestre de 2008, la economía de la
eurozona se contrae un -0,2%, destacando la contracción del -0,5% de Alemania y
del -0,3% de Francia. Curiosamente en ese periodo España evita la recesión y sigue
creciendo aunque muy débilmente, un +0,1% testimonial.
Algo tendría que ver el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero
en el comportamiento de la crisis financiera en España, siendo así que, sin estar en la “Champions League de la economía", estábamos mejor preparados
que otros países para hacerla frente. Tardó efectivamente en afectarnos más que
a nadie, no entrando España en recesión hasta el cuarto trimestre de 2008. Pero
cuando empezó a afectarnos, lo hizo desbocadamente y no hubo manera de poner
freno a la misma. En el tercer trimestre de 2008, la economía española registró
una caída del -0,3%, bastante moderada aún, yéndose en el cuarto trimestre al
-1,1%.
Los efectos de la crisis económica han tenido un fuerte impacto en
el sector de la construcción. Durante el año 2008, como consecuencia del
pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la posterior caída de las ventas, fueron
muchas las empresas dedicadas a la construcción que se vieron obligadas a
presentar suspensión de pagos, algunas tan importantes como Martinsa-Fadesa,
con un pasivo de más de 4.000 millones
de euros. Aparte de las inmobiliarias,
hay otras muchas empresas de todo el arco productivo que, por causa de la
crisis, tuvieron que cerrar ya en 2008, o se vieron obligadas a presentar el correspondiente expediente de
regulación de empleo, lo que derivó desgraciadamente en un crecimiento desmesurado de la
destrucción de puestos de trabajo.
Se discute incesantemente sobre los motivos de que el paro haya
aumentado mucho más en España que en el resto de los países de nuestro entorno.
Las conclusiones son muy variadas. Hay quien lo achaca a un crecimiento
considerable de la población activa y
otros culpan del desaguisado a la indiscutible rigidez laboral. Pero la mayoría
lo atribuye, sin más, a la propia crisis mundial, y olvidan intencionadamente
que los demás países también padecieron esa misma crisis y, sin embargo,
supieron mantener el desempleo dentro de unos márgenes mucho más racionales. Lo
que indica que nuestro Gobierno no supo afrontar correctamente esa crisis y lo
hizo tarde, mal y nunca.
La crisis económica afectó más intensamente a España que a los
demás países de la Unión Europea porque Zapatero y su Gobierno la gestionaron muy mal. Comenzaron negándola torpemente,
cuando ya estaba haciendo verdaderos estragos en nuestra economía. Y en
consecuencia, y para nuestra desgracia, no tomaron medida alguna para minimizarla
y mantener a raya los perversos efectos de la misma. Y posteriormente, cuando
ya era imposible negar la realidad de nuestra situación crítica, esperaban que
llovieran del cielo las soluciones. Y las pocas medidas que tomaron, o eran
insuficientes o llegaron demasiado tarde.
Al descontrol presupuestario más absoluto del Gobierno de
Zapatero, hay que unir su despilfarro habitual y el de la mayor parte de las
Comunidades Autónomas, gastando entre todos, un año sí y otro también, bastante
más de lo que se ingresaba, dando así lugar a que se disparara enormemente la
deuda pública. A pesar de la magnífica herencia económica que recibió Rodríguez
Zapatero de Aznar, ya en 2007 la deuda
de España era del 36,2% del PIB. Y cinco años más tarde, al finalizar 2011,
nuestra deuda llega al 68,5% del PIB, alejándose notablemente del 60% de endeudamiento máximo que permite la
UE a los países que la integran.
Nuestra situación económica comenzó a ser extremadamente preocupante e
insostenible. Si además agregamos la deuda implícita contabilizando los
compromisos financieros presentes y futuros, asumidos por el Gobierno central y
los autonómicos, el problema adquiere tintes verdaderamente dramáticos. Y en
vez de intentar buscar soluciones apropiadas, se dedicaron a camuflar y a
encubrir datos, alterando las cifras definitivas y reales de las cuentas. Y de
este modo engañaron miserablemente a Bruselas y a los españoles. Dijeron que
habían logrado cerrar 2011 con el déficit acordado del 6%, cuando en
realidad ese déficit alcanzó el 8,51%. Si traducimos este porcentaje, vemos que
se trata de algo más de 93.000 millones de euros. Que es tanto como decir que
quemaron casi 30.000 millones de euros más de lo que dijeron.
La credibilidad de Zapatero y de todo su Gobierno hacía tiempo ya
que había saltado por los aires como consecuencia de sus desvaríos
irresponsables y de su intolerable insensatez. Los mercados financieros dejaron
de confiar en nosotros y estuvimos a punto de tener que declararnos en quiebra.
Se disparó peligrosamente la prima de riesgo y cayó bajo mínimos la bolsa. El
resultado de esa desconfianza se traduce en un sobreprecio del dinero que nos
prestan con el consiguiente riesgo de que se desestabilicen nuestras finanzas
públicas. A comienzos del año 2010, por ejemplo, apenas si pagábamos un 0,5%
más que el tesoro alemán por los bonos a 10 años. Nuestra prima de riesgo
estaba en los 50 puntos básicos. La falta de credibilidad ha hecho que, desde
entonces, nos distanciemos
considerablemente de los alemanes.
Mientras que el bono alemán se coloca a un interés del 1,70%, el español sube hasta el 5,80%.
Es en estas circunstancias de descontrol mayúsculo cuando Mariano
Rajoy se hace cargo del Gobierno. Todos los indicadores económicos y morales
están en situación de alarma, la credibilidad por los suelos, las arcas del
Estado vacías, el tejido empresarial deshecho y alguna de las Comunidades
Autónomas en plena rebeldía. Sabe
perfectamente Rajoy que su labor debe ir bastante más allá de lo que es una
simple política económica. Sabe igualmente que debe iniciar de inmediato serias
y complicadas transformaciones sociales
y que, sobre todo, debe abordar cantidad
de reformas impopulares y de recortes sumamente molestos.
El Gobierno de Rajoy comenzó su labor con enorme entusiasmo de
modo que, antes de cumplir los cien días de rigor, ya había hecho por España
bastante más que, en casi ocho años, los
Gobiernos de Zapatero y Rubalcaba. En un principio, parecía que estábamos
recuperando credibilidad y que los mercados financieros comenzaban a confiar en
nosotros, ya que bajó la prima de riesgo, resultaba relativamente fácil colocar
nuestra deuda a unos intereses aceptables y comenzó a recuperarse la bolsa.
Todo indicaba que estábamos volviendo aceleradamente al camino de progreso y que habíamos encontrado la manera de salir de la crisis.
Pero todo fue un espejismo momentáneo. Volvió la desconfianza de
los mercados financieros, no somos fiables para las instituciones comunitarias.
Somos sospechosos para el Banco Central Europeo y para el Fondo Monetario
Internacional. En consecuencia, ha vuelto a subir la prima de riesgo, cayó otra
vez la bolsa y han vuelto nuevamente las complicaciones para colocar nuestra
deuda. Alaban, eso sí, las reformas ya
hechas por Rajoy, y dicen que van por el buen camino, pero quieren que vaya más
allá y que sea bastante más ambicioso. Aparte de la reforma laboral, todo lo
demás se reduce a simples recortes económicos a los mismos de siempre, a los ciudadanos
de a pié, a los de la clase media, reduciendo peligrosamente su capacidad de
consumo.
Pero resulta que el principal sumidero por donde se van cantidades
ingentes de dinero son las instituciones y no los ciudadanos corrientes. El
problema es nuestro desmesurado Estado Autonómico, en el que hay cantidad de
órganos y multiplicidad de cargos repetidos unas cuantas veces. Tenemos también
un buen número de empresas públicas carentes de toda lógica, muchas de las
cuales no tienen ni trabajadores pero sí nutridos consejos de administración,
utilizados para dar cobijo a un buen número de políticos en excedencia. Sobran,
cómo no, las televisiones públicas y las autonómicas. Y no digamos nada de los trasnochados
sindicatos que han olvidado sus funciones y se dedican exclusivamente a vivir
del cuento y del erario público. Son muchas las estructuras burocráticas y
administrativas totalmente inútiles que solamente sirven para dar ocupación a
una nube de políticos vulgares y mediocres.
Y Mariano Rajoy es plenamente
consciente de todo esto. Pero por cobardía o por miedo a levantar ampollas, es
reacio a promover una simplificación de esta verbena autonómica. Se limita sencillamente
a proponer de una manera muy vaga que hay que “repensar” el Estado autonómico
para que sea más eficiente y menos costoso. Y Bruselas y los mercados
financieros quieren algo más que insinuaciones o promesas dudosas; quieren que
Rajoy tenga un gesto de valentía y se comprometa seriamente a reducir esa
estructura autonómica tan estrafalaria y catastrófica para hacerla plenamente
operativa y moderna.
Si Mariano Rajoy
afrontara decididamente toda esta serie de reformas, recuperaríamos sin problemas el prestigio de la Marca España, y
no dudaría nadie en aportar todo tipo de esfuerzos y recursos para reflotar
nuestra economía. Pero Rajoy es reacio a embarcarse en solitario en semejante
empresa, aunque sabe perfectamente que
no puede contar con nadie de la oposición y menos con Alfredo Pérez Rubalcaba.
El Secretario General del PSOE, al que
le importa un bledo la marcha titubeante de nuestra economía, busca
intencionadamente hacer el mayor daño posible a España porque sabe que así se lo hace a Rajoy. Dice que Rajoy
está solo, que ningún otro partido le apoya. Pero ¡cuánto daría Rubalcaba por
disfrutar de semejante soledad, para no verse
obligado a salir a la calle para que alguien pueda escuchar sus ladridos!
Y aunque Rubalcaba sabe que con su postura ocasiona un grave daño
a nuestra credibilidad, huye de la prudencia y de la mesura y critica
ferozmente las reformas y los recortes de Mariano Rajoy. Lo único que le
preocupa es el desgaste y el desprestigio del Gobierno actual y lo busca
desesperadamente, para ver si así le llega la oportunidad de optar a la
Presidencia, antes de que se le pase definitivamente el arroz. Pero Rubalcaba
no está solo en esa dura lucha contra la actuación del Gobierno. Además de sus
mesnadas socialistas y los de izquierda unida, están también los sindicatos de
clase con sus algaradas y sus luchas callejeras. También cuenta, cómo no, con sus
legiones ocasionales, formadas por los
“indignados”, los “anti sistema” y un buen número de “tontos útiles” que no
saben ni de qué lado están vueltos.
Y mientras tanto, y a la espera de una mejor oportunidad, sigue
creciendo lamentablemente el desprestigio de la Marca España, continua siendo
esquiva esa credibilidad que necesitamos y los mercados financieros siguen
desconfiando de nosotros. Todo un desastre, una verdadera lástima que, sin
embargo, llenará de felicidad a más de un insolidario.
Gijón, 6 de mayo de 2012
José Luis Valladares Fernández
A esta situación se ha llegado tras más de tres años de negar una crisis, tachar a quienes lo avisaban de "antipatriotas" y despedirse ocultando un déficit del 8´5% que nos ha condenado a realizar ajustes salvajes ante la magnitud del agujero.
ResponderEliminarLo peor es que sigue sin acometerse la refoma que se antoja básica;el modelo de Estado y el cáncer de las autonomías.
Se sigue parcheando -como con la reforma financiera-, sin que aflore el "ladrillo" y ya ni se fían del BdE en Bruselas -mandarán auditores externos -, ni por supuesto de MAFO, ese diletante que es culpable del quilombo en bancos y cajas.
Natalia Pastor
EliminarParece ser que quieren arreglar la situación a base de recortes a los de siempre. Pero lo que recaudan así tiene muy poca entidad para el agujero que se trata de tapar, aunque esas cantidades signifiquen mucho para el que las padece. No se, por qué no quieren entrar donde en realidad hay mucho que recortar. Será porque entonces tendrían que hacer algún ERE y despedir políticos, pero es que ese es donde radica el principal mal.
Un abrazo
Primero, darte la enhorabuena por tu siempre brillante análisis económico y político de la sociedad española actual. Y siempre apto para los no entendidos, que es lo más dificil.
ResponderEliminarResalto tus comentarios finales, lástima que el egoismo y la insolidaridad de la Oposición agraven aún más la situación de la marca España, también les pasará factura.
Candela:
EliminarDe la oposición, no se puede esperar otra cosa. Por eso el PP tiene que cerrar los ojos y actuar que para eso la ciudadanía le ha dado esa mayoría tan abrumadora. Y si no lo hace, le pedirán cuentas.
Un abrazo
Soy de las que piensa que nuestro caso es sobre todo por la excesiva rigidez laboral, aunque también por poner casi todos los huevos en la cesta de la construcción, lo que no implica "criminalizar" a todo el sector como hicieron los socialistas...pero básicamente el problema de España es que se entremezclan demasiado lo público y lo privado, lo judicial y lo político, y así nos va
ResponderEliminarUn abrazo
Maribeluca:
EliminarEvidentemente la rigidez laboral ha tenido mucho que ver en esto y la burbuja inmobiliaria. Pero con corregir esto no basta para solucionar el problema. Es mucho lo que se debe y a base de aumentar la deuda pública, como hizo el PSOE, el agujero se hace bastante mayor. Hace falta cortar gastos y donde más hay es en mantener este Estado de las Autonomías, que todo el dinero es poco para los desmanes que se cometen así, ya que nadie quiere ser menos y se construyen aeropuertos aunque no haya viajeros, etc. etc.
Un abrazo
Si inyectan dinero público en Bankia y la nacionalizan (aunque sea parcialmente), que nacionalicen las "autonosuyas", que esas sí que se están llevando toda la pasta habida y por haber.
ResponderEliminarTrecce:
EliminarEse es el sumidero por donde se va tanto dinero, por lo que tu llamas "autonosuyas". Y si esto no se reduce, cada vez estaremos peor.
Un abrazo
Apoyemos al Gobierno de Rajoy, porque en ese empeño nos va la vida (tal y como la conocemos ahora, llámese "Estado del bien estar") y como bien dice sor Virginia, Dios apreta pero no ahoga. No hay mal que mil años dure y saldremos de esta crisis porque nosotros lo valemos. Pero ahora, José Luis, toca apretar los dientes y el cinturón y poner orden al desaguisado.
ResponderEliminarCarlos Fox:
EliminarPero lo que hace falta es que Rajoy se deje ayudar y corte por donde hay que cortar, sin importarle un bledo lo que pueda opinar la oposición.
Saludos cordiales
Sigue gobernando ZP? Lo mismo es que no me he dado cuenta.
ResponderEliminarElvis:
EliminarAfortunadamente no. Que no quiere decir que el que sí está, lo esté haciendo bien.
Saludos
"Si los españoles quieren que gobierne no me voy a quejar de la herencia que reciba porque será para que resuelva los problemas y no para que se los cuente", dijo Rajoy poco antes de ganar las elecciones.
ResponderEliminarAnónimo:
EliminarPero hay herencias, que vale más no hacerse cargo de ellas y que pasen a otro.
Saludos
Todos son paños caliente para aliviar al enfermo,Hay dos salida salir del Euro y volver a la Peseta,O en su caso acabar con los 17 reinos de Taifas ,un saludo,
ResponderEliminarAgustín:
EliminarSi salimos del euro y volvemos a la peseta, no volvemos a levantar cabeza en la vida, porque tendría que devaluarse tanto, que no podríamos comprar nada.
Lo que si sobran son los 17 reinos de taifas, al menos tal como están concebidos. Esos sí que son un lastre que los políticos no quieren quitar, porque muchos de ellos, entonces, tendrían que trabajar y no podrían vivir del cuento.
Un abrazo
¡Hola José Luis! estoy de acuerdo contigo, tal vez está pacato, le falta carisma, talante, energía y poder de decisión. Está como asustado hasta de respirar, y la situación no es para menos. Rubalcaba está pendiente de cada uno de sus movimientos para atacar al menor traspiés detectado. En esta batalla está solo. Con Rubalcaba no puede contar para nada, él busca el error de quien ganó las elecciones. La batalla será dura, porque el adalid encargado de liderarla está timorato, y la batalla es como de apocalipsis. Sigo con mi ánimo por bandera, aunque nadie duda que la liza será de órdago. Las noticias del desplome griego no son nada buenas. Un saludo
ResponderEliminarVÍCTOR VIRGÓS:
EliminarPero si es que no le hace falta contar con nadie. El pueblo le dio una mayoría absoluta tan amplia para que actué sin problemas y nos saque de esta situación. Pero es demasiado timorato o teme que le tilden de facha... ¡no se!
Saludos cordiales
Enhorabuena, José Luis, por la brillante exposición del estado del país y por la no menos brillante narración.
ResponderEliminarComo bien has dicho, falta decisión por parte de Rajoy de recortar cargos políticos y eliminar vividores de la política que se reparten por las distintas autonomías, sindicatos y despachos oficiales en general. Empobrecer más a la clase media no solucionará el problema; al contrario, lo agravará más aún como ya está ocurriendo, y la Marca España se irá hundiendo más en el descrédito. Pero los políticos de este país y de todos los países son una casta que se resiste a perder sus privilegios y a arrimar el hombro, y Rajoy es un político...
Los españoles estamos soportando con estoicismo y resignación grandes sacrificios y los brotes verdes siguen sin medrar, y cuando asoma alguno se marchita inmediatamente: España es un gran agujero negro que Rajoy no está sabiendo tapar y la oposición quiere mantener abierto; lo que no saben nuestros políticos es que un agujero negro se acaba tragando todo y que algún día les tocará a ellos, cuando no haya país que gobernar.
Un saludo a todos.
jano:
EliminarHas empleado la palabra justa ¡la casta política! Ese es el verdadero problema. Los españoles en cuanto llegamos aproximadamente a la mitad de los alemanes y nosotros tenemos unos 300.000 políticos más que que ellos.
Y la solución pasa por reducir ese número a una cifra más racional y que los que sobran que trabajen y no vivan del cuento.
Un abrazo
Me gustó mucho tu análisis, José Luís. Como siempre. Certero y comprensible.
ResponderEliminarLos recortes, o ajustes, son indispensables en un país que ha estado viviendo por encima de sus posibilidades. Negar eso es negar la lógica más elemental.
En el caso Bankia, yo hubiera optado por dejar caer a la entidad. ¿Riesgo sistémico? ¿Y? ¿No está el sistema podrido desde los cimientos?
Los accionistas y acreedores pierden... pero, que yo sepa, quien a algo juega, algo apuesta.
Lo que no es justo es que paguen por los pecados de unos, aquellos que se han mantenido al margen durante todos estos años. Personas que han ganado mucho dinero ahora lloran porque quieren ser rescatadas.
En cuanto al juego Gobierno-Oposición... nada nuevo bajo el Sol. Aquellos que alentaban la nacionalización de la banca, ahora están en contra porque los inventores del asunto han sido sus enemigos declarados, dejándoles con la palabra en los labios.
Un desastre.
Saludos.
Herep:
EliminarEl problema de las Cajas se lo debemos al Gobernador del Banco de España que trabajó para su partido en vez de cumplir con su obligación. Bankia no hubiera tenido problemas. El problema lo hubieran tenido las otras Cajas que unieron a ella. Y esas si que tenían que haberlas dejado quebrar. Y no solamente no las dejaron quebrar, sino que sus directivos se fueron a casa con una indemnización enorme.
Saludos cordiales
La situación actual de nuestro país me recuerda a aquella del Titanic, cuando el capitán del barco y el presidente de la compañía dueña del barco, están analizando los daños causados por el iceberg con el constructor del barco, y este tras revisar los planos y hacer los cálculos les indica que solo es cuestión de tiempo que el barco de hunda.
ResponderEliminarTanto el capitán como el presidente de la compañía se quedan estupefactos y se niegan a aceptar que esa sea una posibilidad, a lo que el constructor les replica que como mucho pueden aspirar a retrasar unas horas el hundimiento, utilizando las bombas de achique, pero que no pueden esperar salvación alguna. El barco está condenado.
Pues bien, estamos en la misma situación en este país de desgracia. El presidente y el ministro de economía se empeñan en sacar a flote un país que se hunde irremediablemente, en la creencia que por sus ideologías políticas resultan insumergibles, pero no son conscientes o mejor dicho no quieren aceptar que en Bruselas no cuentan esos ideales o intereses políticos. A los inversores no les interesan los ideales políticos, lo castiza que quieran volver la sociedad española o la ley del aborto, a los inversores solo les interesa la solvencia española y España (para nuestra desgracia)está inundada de un atajo de insolventes y defraudadores (banqueros y politicastros) con una deuda abismal que nos conduce al abismo.
Muchos economistas son conscientes que o se toman medidas mucho mas importantes y reales que los estropicios reformistas que está cometiendo el gobierno del Sr. Rajoy, (los de Zp, ni los nombro por no recordar el horrible pasado), o este país se va al fondo del abismo como el Titanic.
¿A ver si adivinamos quien hace de orquesta mientras de hunde el barco?
Un saludo.
Sergi:
EliminarVeremos a ver como acabamos, si nos hundiremos del todo o al final lograremos levantar cabeza. La situación es enormemente complicada. Y el Gobierno se empeña en solucionarlo a base de paños calientes y todo ello no vale nada más que para complicar la vida a los de siempre. Mientras no metan mano al sistema autonómico, que es donde está el problema, no conseguiremos nada. La tarta autonómica no da para tanto comensal que quiere participar de ella y vivir del cuento.
Saludos
La primera parte de tu artículo lo suscribo, pero una buena parte del resto no. Zapatero se equivocó, como todo el mundo, incluída la Oposición de entonces ahora en el Gobierno y que no paró de poner palos en las ruedas hasta que llegaron a la Moncloa mintiendo y engañando a muchos ciudadanos bienintencionados con falsas promesas y programas ocultos. Ahora han entrado a lo bestia y en lugar de gravar a los que más tienen, lo hacen sin consideración con los menos favorecidos, aunque tengan que cargarse el Sistema Sanitario, La Educación, La Ley de Dependencia etc. Tienes razón sí. En 4 meses han hecho más que los anteriores en 8 años, pero de recortes al Estado del Bienestar. Creeme que miedo me dan los viernes y que si no tomasen más medidas de este tipo estaríamos un poco más tranquilos. Decir ahora que la Oposición actual no es generosa, no me parece muy acertado, teniendo como tienen mayoría absoluta y habiéndose comportado como lo hicieron ellos con el Gobierno anterior, tan español como el de ahora, aunque algunos no lo crean.
ResponderEliminarTermino; Los otros lo hicieron mal, dejándose llevar por políticas externas de una forma descarada y estos haciendo lo mismo pero atacando políticas sociales y eso no es de recibo
Un saludo
Paco 10:
EliminarSi miras mis últimas entradas, verás que yo no bendigo a este Gobierno. Le falta valor para hacer lo que tiene que hacer, que no hace más que cargar el problema sobre quien no tuvo culpa de nada, con impuestos, recortes, etc. El problema es lo sobredimensionada que está nuestra administración. No es posible seguir con ese disparatado reino de 17 taifas. Hay que racionalizarlo, aunque muchos políticos tengan que cesar y tengan que trabajar para vivir.
En cuanto al Gobierno anterior le achaco que gastaron sin control lo que no teníamos, y para mantener ese gasto nos endeudaron hasta las cejas
En esto José Luis de acuerdo. Pero dejemos de mirar para atrás y de echar las culpas a los de siempre, porque parece que estamos en el 96 con la misma cantinela. "La culpa es de la herencia que nos dejaron". Joer y hasta lo han copiado en las CC. AA. Pues ya saben lo que hay y a quien no le interese que no se presente a las elecciones y listo. Hay que tener lo que hay que tener para gobernar y aclarar como, cuando y como hay que tomar medidas y por qué contra los débiles y no contra el capital.
EliminarUn abrazo y esto sirve para desahogarnos un poco, porque a este paso nos axfisian
Paco 10:
EliminarYa lo creo que vale para desahogarnos y soltar adrenalina. Caso, desde luego, no nos van a hacer.
Un abrazo
Amigo José Luis, de tu post tengo que decir que en gran parte estoy de acuerdo con tu análisis y exposición, aunque permíteme que difiera un poco en tu defensas a ultranza que haces de Rajoy, pues ya no me remito a estadísticas ni cifras para poner un poco en duda su plan de ajuste, sino solo a las incongruencias continuas a las que nos esta sometiendo, pues no hay que tirar de esa barata videoteca partidista que aflora por internet para darse cuenta que donde dijo digo ahora dice diego, y es mas que ahora se postule en planes que antes defenestraba, pero como digo y no digo diego, todo esto es una modesta opinión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Elperroverde:
EliminarBueno, no veo que yo defienda mucho aquí a Rajoy. Simplemente digo que él no tuvo culpa en la génesis de nuestra crisis. Pero subrayo su cobardía para quitar de una vez, lo que es insostenible que es nuestro sistema administrativo. Las autonomías, tal como están , resulta tan cara que son insostenible; es además ineficiente y conduce a la deslealtad de unas regiones hacia las otras. Y sin embargo, se va a lo fácil, a recortar a loas de siempre.
Un abrazo