José
Luis Rodríguez Zapatero fue elegido Secretario General en el XXXV Congreso
Federal del PSOE de junio de 2000, tras la dimisión de Joaquín Almunia. Para
optar a cargo tan importante, Zapatero se comprometió, entre otras cosas, a
impulsar una democracia más real, una vida política más limpia y, sobre todo,
anteponer escrupulosamente los valores tradicionales por encima de cualquier
interés coyuntural. Sus promesas llegaron aún más lejos, con la puesta en
marcha de llamada “Nueva Vía”,
imitando los pasos del entonces premier británico, Tony Blair y del canciller
socialdemócrata alemán Gerhard Schröder.
Pero Rodríguez Zapatero, una vez proclamado Secretario General, se olvidó inmediatamente
de sus promesas y su “Nueva Vía” fue
tan nueva que, para darse importancia y adquirir rápidamente cierta dosis de
notoriedad, ignoró sin más las decisiones y los compromisos adquiridos por sus
antecesores. Su actitud no encaja en absoluto con las propuestas realizadas en la “Tercera Vía” de Tony Blair y en el “nuevo Centro” de Schröder. Su postura se radicalizó tanto, que
le llevó a romper compromisos estatales nada más ser investido presidente del
Gobierno español. Y como era de esperar, su gestión posterior fue tremendamente
nefasta para España y, como era de esperar, para el propio PSOE.
Todo
parece indicar que Pedro Sánchez, el
nuevo secretario general de los socialistas, está dispuesto a seguir
lamentablemente los pasos de José Luis Rodríguez Zapatero. Sin esperar a ser
confirmado en el cargo, ordenó a los eurodiputados socialistas españoles romper
el acuerdo, alcanzado en Europa entre populares y socialistas, para apoyarse
mutuamente a la hora de repartir los cargos comunitarios. Se trataba de no
desperdigar los votos y llevar, con el mayor consenso posible, al socialista
alemán Martin Schulz a la presidencia del Parlamento Europeo y a Jean-Claude
Juncker, miembro y líder del Partido Popular Social Cristiano, a la presidencia
de la Comisión.
De
acuerdo con esa inoportuna exigencia de Pedro Sánchez, los catorce eurodiputados
socialistas españoles, a pesar del acuerdo alcanzado previamente, votaron de
manera sumisa contra la candidatura pactada del
luxemburgués Juncker. Aunque todos ellos acataron disciplinadamente la
decisión de su futuro secretario general,
no es menos cierto que hubo
algunas reticencias. El eurodiputado
Ramón Jáuregui, por ejemplo, calificó públicamente de incongruente el hecho de
votar en contra del popular Juncker.
Es
evidente que, al actuar así, el actual secretario general del PSOE, cometió
un error de bulto prácticamente antes de estrenarse en el cargo. Y como le
ocurrió en su día al propio Zapatero, terminará pagándolo, ya que en política
los errores nunca quedan impunes. Nada más asumir la presidencia del Gobierno,
Rodríguez Zapatero retira precipitada y unilateralmente las tropas españolas de
Irak. Esa decisión incomodó gravemente a nuestros aliados tradicionales. Y esto
supuso para él un largo y penoso calvario. Hasta los intereses de España se
vieron seriamente afectados por ese capricho absurdo y pueril de Zapatero.
Y
Pedro Sánchez, con esa precipitada decisión, molestó profundamente, entre
otros, a Martin Schulz, líder de los socialistas europeos. No olvidemos que,
según todos los indicios, fue Martin Schulz, el alma mater de dicho acuerdo, juntamente con la alemana Ángela
Merkel. También se dio por aludido, cómo no, Sigmar Gabriel, el dirigente
máximo del SPD alemán, partido en el que milita
el socialista Schulz.
Al
actuar tan a la ligera, Pedro Sánchez
dilapidó tontamente toda su credibilidad en el momento menos oportuno. Y sin
credibilidad, no podrá mantener una relación fluida y prolongada ni con sus
propios correligionarios europeos, pues quien rompe con tanta facilidad ese
tipo de acuerdos, no inspira confianza alguna. Y las consecuencias no tardaron
en llegar. Los dirigentes socialistas europeos, Sigmar Gabriel y Martin Schulz,
ya le han pasado la primera factura, y seguro que no será la última. Rompiendo
una vieja tradición y sin motivo aparente, excusaron su asistencia al congreso
extraordinario que le confirmaría en el cargo de secretario general de los
socialistas españoles.
El
nuevo secretario general del PSOE va a tener que hacer auténticos milagros para
reconducir la situación y recomponer adecuadamente su relación con sus socios
europeos. Y de hecho lo intentó. Al comprobar la reacción adversa de las élites
socialistas de Europa, trató infructuosamente de justificar tan peregrina
decisión, imitando una vez más, cómo no, a Rodríguez Zapatero.
Ante
el enfado monumental de nuestros aliados por retirar las tropas españolas de
Irak sin previo aviso, Zapatero se excusó inútilmente, poniendo de pantalla a
los españoles, que estaban en contra de aquella guerra. La inesperada decisión
de Pedro Sánchez también levantó suspicacias en Europa, y el nuevo líder
socialista procuró justificarse, aduciendo que está totalmente en desacuerdo
con las políticas económicas preconizadas por el popular Jean-Claude Juncker. Para
desgracia de Rodríguez Zapatero, y también de España, ni George Bush, ni ningún
otro dirigente de los implicados en la guerra de Irak, admitió sus disculpas. Y
según todos los indicios, ni los prohombres del socialismo europeo están
dispuestos a tener en cuenta la coartada presentada por Pedro Sánchez.
Está
visto que, si Dios no lo remedia a tiempo, tendremos que soportar necesariamente
los perniciosos efectos de las incongruencias,, los deslices y las meteduras de
pata del nuevo secretario general del PSOE. Aunque, si hemos de ser sinceros,
no es esto lo que más asusta a los ciudadanos de a pié. Va a ser bastante más
dañino, sin lugar a dudas, seguir conviviendo con el “zapaterismo”, que es una de las fórmulas más perniciosas de
ejercer la política, y que tanto daño ha hecho a España y a todos los españoles.
José
Luis Valladares Fernández
PEOR AMIGO MÍO. VUELVE EL FELIPISMO SI ES QUE ALGUNA VEZ SE FUE... "JETA AGRADABLE Y "HOJIRUTA INTRAGABLE".
ResponderEliminarSaludos
Y
¡¡RIAU RIAU!!
Si esto es lo mejor que hay en el PSOE, entonces apaguemos las velas y vayámonos lo mas lejos posible
EliminarPoco se puede esperar de nuestro socialismo trasnochado sólo enfrentamiento y algarada.
ResponderEliminarEs que de donde no hay, no se puede sacar
EliminarSe les llena la boca con la palabra "renovación" y yo sólo veo más de lo mismo.
ResponderEliminarNi renovación, ni gaitas. Todo es de boca para afuera porque saben que son muchos los que, hagan lo que hagan, están a su servicio
EliminarHola, José Luis:
ResponderEliminarPor sus primeras actuaciones me cae mal el Pedro Sánchez, que puede ser un imitador de ZP. Por lo pronto ya echó la lengua a pastar en relación con el Concordato con la Santa Sede, porque estos iluminados no saben ya como justificar su izquierdismo, su rojerío, sino es situándose contra la Iglesia que, realmente y a la hora de preocuparse por los pobres, está a su izquierda. Si ZP ya debería haber reinventado el Auxilio Social. Pero, no, que son demasiado burgueses y para eso no hay redaños.
Quien sabe si la famosa alianza de civilizaciones del cretino de ZP no ha contribuído a dar las a los asesinos yihadistas. A lo mejor hasta ficha por ellos.
Un abrazo
Es que piensa, como Zapatero, que solamente él puede salvar a los españoles. Piensa que es el protagonista del la novela de Silvina Bullrich, el salvador de la patria.
EliminarUn abrazo
Son tantos los aprendices de Zapatero,que la plaga se extienden como la langosta,jejeje,un abrazo,
ResponderEliminarPero con la que esta cayendo, tenían que darse cuenta que así no van a ninguna parte, como se dieron cuenta los socialdemócratas de casi toda Europa.
EliminarEl PSOE sigue en esa dicotomía de poner una vela a Dios y otra al Diablo; de ser un partido que agrade a las masas, con el "obrerismo" más trasnochado metido en sus mentes y en su genética, a convertirse en una fuerza política más a la izquierda del centro, moderna y actualizada, que sepa actuar en la situación real y actual. Pero el peso de más de 100 años, sin saber modernizar su doctrina, es demasiado peso; los errores y la corrupción cometidos, son demasiado penosos. Pero siempre queda el recurso de la "calle", que nunca fue de Fraga, para salir del paso, como maestros en la agitación indiscutibles.
ResponderEliminarRodríguez Zapatero, con su toque dulzón de pésimo repostero, nos ha dejado diabéticos a todos los españoles por no saber mezclar los ingredientes de una buena tarta, echándole demasiados sabores de amargura a la masa (con evidente ración de azúcar) mientras pretendía hacer un buen postre, con exceso de estupidez, memoria de la receta del "abuelito cebolleta" y un toque de parida (que no paridad) en el Gobierno de España, buscando la mayor ineptitud femenina, que no es representativa de tal género.
No sé lo que pretende el "Picapiedra" Sánchez pero sí sé que debería dirigir la nave en otra dirección, después del fracaso tras fracaso, y olvidarse de tanta "genética mental" y tanta gilipollez, que para eso está Pablo Iglesias BIS, magnífico zapatero y zapador, que os está pisando los talones y los "callos viciosos" de vuestras fracturas múltiples.
Un saludo a todos.
El problema es que dentro del PSOE hay muchas personas llenas de sectarismo y quieren permanecer doctrinalmente como en los años 30. No se dan cuenta que ha llovido mucho desde entonces. En toda Europa se han ido adaptando a los tiempos, pero en España, no.
EliminarUn abrazo
Cada vez se parece más salvo en el careto y las cejas...lo de entrar en los programas del cuore y las tripas o en el Hormiguero es una clarísima muestra del "pensamiento Alicia" por no hablar de las memeces que está haciendo en Europa ante el asombro de su grupo.
ResponderEliminarOtra cosa es que esas cosas tengan éxito en este país de ignaros y memos catódicos.
Me imagino que que, en el PSOE estarán ya arrepentidos de poner de secretario general a un ? como este picapiedra. Y si dentro del PSOE no tienen a gente mejor que este sujeto, que se retkiren y apaguen la luz
EliminarUn abrazo, Maribel