viernes, 9 de octubre de 2009

DESPILFARROS ECONÓMICOS

Pese a los desmentidos que Zapatero hace en contra, sigue la operación de derribo inconsciente de nuestra economía. El pasado mes de septiembre, volvió a caer la tasa española de inflación armonizada por encima de lo que esperaba el Gobierno y algún que otro analista de su entorno. El pasado mes de agosto el IPC se situó en el -0,8%, y como desapareció el influjo del precio del crudo, se llegó a especular con que el IPC armonizado se mantuviera estable en el nivel alcanzado en agosto. Pero, lamentablemente, no fue así.
En septiembre, según datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística el pasado día 29, la inflación armonizada cayó otras dos décimas, situándose así en el -1% interanual. Los datos comenzaron ya a ser negativos en el mes de marzo pasado y, hasta ahora, no ha sido posible invertir esa tendencia. Llevamos ya, por consiguiente, siete meses consecutivos arrastrando tasas de inflación negativa. Y, a pesar de las previsiones optimistas del Gobierno, llegaremos a final del año anclados en la recesión.
Pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) no se ha cortado la lengua y deja en muy mal lugar a nuestro Gobierno, que se las prometía muy felices. Anuncia sin ambages que España será el único país que seguirá en recesión en 2010. Según este pronóstico el PIB en España caerá un 3,8% en 2009 y para el 2010 prevé una caída del 0,7%. Además de esto, vaticina que el paro en España, en 2010, sobrepasará el 20%. Esta previsión se aleja de lo que indica el Ejecutivo y, por el contrario, coincide con lo augurado por la OCDE. Hasta el PIB de la Italia de Berlusconi, ese país que habíamos dejado económicamente atrás, está previsto que crezca un 0,2% en 2010.
Si nos atenemos a los augurios del Fondo Monetario Internacional, entre las potencias económicas, solamente España seguirá en recesión durante 2010. Y Zapatero, como casi siempre, sigue a uvas y no se entera o no quiere enterarse de nada. Él y sus ministros, en vez de aportar soluciones razonables, intentan quitar hierro a esas explosivas declaraciones. Manuel Chaves se atreve a sentenciar que "la posibilidad de error del FMI es muy grande". Y la ‘Bien Mandá’, Elena Salgado, afirma sin complejos que “la recuperación empezará en España en 2010, quizás en la segunda parte del año”. Y ella misma, en las reuniones de dicho Fondo en Estambul, se encargará de aclarar a los miembros del mismo las diversas cuestiones de la economía española que no han sabido entender. Nuestro Gobierno presume de tener mejor información que el FMI.
Y entre tanto, Zapatero sigue con su política de gestos que, si no cambia, nos llevará directamente a la ruina. Debe estar esperando a que, el resto de los países que van levantando cabeza, tiren de nuestro carro y nos saquen del atolladero en que nos ha metido. El camino elegido por Zapatero para luchar contra la crisis, no es el más idóneo ni mucho menos. Tal es así que, hoy por hoy, no hay organismo alguno que se atreva a pronosticar el más mínimo avance del PIB español, ni a corto ni a medio plazo. Por algo será.
A la vista está que Zapatero, encerrado en su propio mundo, no ve más soluciones que la de gastar sin control el dinero que no tiene. Ahí está para demostrarlo el Proyecto de Ley de Presupuestos para 2010 presentado en el Parlamento hace muy pocas fechas. El Gobierno dispara irresponsablemente nuestra deuda pública hasta la preocupante cifra del 62,5% del PIB, violando así el límite a que obliga la Unión Europea. El Ejecutivo, según ese Proyecto de Presupuestos, piensa que el Tesoro debe emitir 211.500 millones de euros en términos brutos. Lo que significa un aumento desorbitado y sin precedentes de la deuda pública.
De ahí que el FMI pronostique que este año nuestro déficit fiscal supere el 10% del producto interior bruto previsto por nuestro Gobierno. Señala incluso que nuestros números rojos pueden llegar hasta el 12,3% del PIB.
Pero el Fondo Monetario Internacional no se limita a señalar esos datos malos de nuestra economía que debieran sacar los colores a Zapatero y demás miembros del Gobierno. Nos marca también el único camino a seguir, si es que queremos enderezar nuestro rumbo económico. Es el camino que, ni más ni menos, han recorrido los diversos países que ahora están en la pista de despegue para abandonar en breve la paralizante recesión. Lo primero que tiene que hacer el Gobierno, si nos atenemos a las recomendaciones nada nuevas del FMI, es reducir drásticamente el déficit presupuestario y recortar de un modo significativo el gasto público. Insiste el Fondo Monetario Internacional que es necesario reformar también nuestro mercado laboral y mejorar notablemente la competitividad.
Se trata de una reestructuración fundamental de nuestra economía, pedida igualmente desde muchos sectores económicos nacionales y que ha sido una constante en las recomendaciones del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez. Pero José Luis Rodríguez Zapatero, pontífice máximo de los despropósitos del Gobierno, no quiere ni oír hablar del tema. Mientras que el Ejecutivo no promueva un entorno propicio para la creación de empleo, tendremos que seguir soportando esa presión brutal del desempleo sobre las cuentas del Estado.
Mientras no se recupere debidamente el mercado laboral y se logre un reequilibrio de la demanda global, los hogares no recuperarán su poder adquisitivo anterior a la crisis y el consumo seguirá estancado. Que el FMI nos recomiende “mantener el estímulo fiscal hasta que la recuperación se encuentre afirmada” e incluso más allá, a Zapatero le suena a chino. Él está tan seguro de sí mismo que piensa que con más gasto social y alguna que otra ocurrencia de su ingenio particular, está todo solucionado. No le entra en la cabeza que la realidad es siempre muy testaruda. ¡Que razón tenía Konrad Adenauer cuando afirmó: “Dios libre a los pueblos de los gobernantes con ocurrencias”!

Gijón, 7 de Octubre de 2009

José Luis Valladares Fernández

1 comentario:

  1. Según comenta muy acertadamente José Luis valladares, en su artículo, el déficit afcecta no sólo al Estado sino a nuestros propios bolsillos. Pero yo añadiría algo más: que el déficit de Z.P. no sólo afecta al bolsillo sino también a las conciencias. El déficit moral, el déficit de los principios, el
    déficit de los valores... está dando paso a una nueva sociedad sin norte, sin principios, en definitiva la sociedad del relativismo en la que todo vale.

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