martes, 20 de octubre de 2009

LA HEMEROTECA TAMBIÉN HABLA

En cualquier país civilizado de nuestro entorno, algunos políticos suelen tener bula y se les toleran muchas más cosas que al resto de ciudadanos. Y es que, como dijo el honorable Tarradellas, “en política vale todo, menos hacer el ridículo”. En España, en cambio, se va más lejos e incomprensiblemente hay políticos a los que se les permite hasta hacer el ridículo. Con presentar el aval de progre es ya suficiente para tener barra libre.
No digo que el presidente del Gobierno haga el ridículo, pero como, además de presumir de rojo, es un progre aunque paleozoico, se le consiente absolutamente todo. Y hasta recibe loas mediáticas por sus ocurrencias y por sus vaticinios irrealizables, que no van más allá de simples ensoñaciones personales. A los que se creen con la prerrogativa de certificar quién es progre y quien no, les ha faltado muy poco para elevar a Zapatero a lo más alto del Olimpo de los dioses.
Lo malo es que nuestro presidente vive en un mundo irreal y piensa que España, gobernada por él, es una Arcadia económica, más feliz que la creada por Arcades el hijo de Zeus y de la ninfa Calisto, y envidiable por todos los países de nuestro entorno. Tiene ideas un poco peregrinas, aunque muy celebradas por los medios afines. Entre ellas, se lleva la palma la de buscar rencores y odios ya desaparecidos, poniendo al día, con su memoria histórica, las dos Españas antagónicas ya periclitadas.
Pasa lo mismo con sus declaraciones a las que da una solemnidad postiza y que no guardan relación alguna con la realidad. Con ellas, Zapatero nos promete, eso sí, ulteriores mejoras que, por desgracia son simples entelequias. Y, a los que no estaban en su onda y pedían medidas que amortiguaran los efectos de la crisis que se avecinaba, los tildaba de alarmistas y antipatriotas. Repasemos alguna de esas frases de Zapatero que han hecho historia, indicando a la vez la fecha para no sacarlas del contexto político en que fueron pronunciadas.
El 3 de julio de 2007, con las elecciones generales ya a tiro de piedra, nos decía: "Lo enunciaré de forma sencilla pero ambiciosa: la próxima legislatura lograremos el pleno empleo en España. No lo quiero con carácter coyuntural, lo quiero definitivo". Del pleno empleo prometido pasamos a ser los campeones del paro en la Comunidad Europea.
Poco más de un mes después, el 21 de agosto de 2007, anunciaba solemnemente: "España está a salvo de la crisis financiera". El resultado, en cambio, no ha podido ser más desolador. En ningún país de la Unión la crisis ha sido tan devastadora como en España. Y en ello, algo tendrá que ver el Gobierno.
Y el 6 de septiembre de ese mismo año, dictaminaba sin rubor: "Tenemos la tasa de paro más baja de la historia. El modelo económico español es un modelo internacional de solvencia y eficiencia". Y remachaba pocos días más tarde, el 11 de septiembre: "Haciendo uso de un símil futbolístico, se podría decir que España ha entrado en la Champions League de la economía mundial". Y el 16 de octubre, también de 2007 nos decía: "No hay atisbo de recesión económica. La economía española tiene muy buenos fundamentos". Sí señor, todo un profeta previendo el futuro
Como Zapatero es incombustible, el 9 de enero de 2008 anatematizaba así a los que sí se daban cuenta de nuestros problemas económicos: "Crear un alarmismo injustificado en torno a la economía de un país, puede dañar las expectativas. Permítanme que diga que es lo menos patriótico que conozco". Y el 14 del mismo mes vituperaba sin contemplaciones a todos aquellos que le pedían medidas paliativas para prevenir los efectos de la crisis. "La crisis –son sus palabras- es una falacia, puro catastrofismo. Estamos creciendo por encima del 3%. Aunque mañana crezcamos al 3% o al 2,8%, que es un crecimiento bueno, vamos a seguir creando empleo y teniendo superávit".
En consonancia con todo esto, el 4 de febrero de 2008 aparecen los slogans electorales que utilizará el PSOE para las elecciones del domingo, 9 de marzo: "Por el pleno empleo". "Soñar con los pies en la tierra". "Motivos para creer". Pocos días más tarde, el 25 de Febrero, aventura Zapatero que “la desaceleración no va a ser ni profunda ni prolongada. Va a ser una desaceleración para la cual nuestro país está más preparado que nadie”. ¡Pobrecitos de nosotros, lo que hemos afrontado y lo que nos espera!
El día 3 de marzo, en vísperas de las elecciones, Zapatero se compromete a solucionar nuestro problema más grave, el paro: "Prometo crear 2 millones de nuevos empleos". Y el día 7 del mismo mes vuelve a insistir en el tema: "España está en condiciones para llegar al pleno empleo".
Conseguida ya su reelección, el 26 de abril de 2008, Zapatero apostilla sin más, que "la peor previsión de paro que podamos tener por delante será siempre una previsión de paro mejor que la que mejor tuvo el PP". Y dos días más tarde, el 28 del mismo mes, insiste en su condena: "La actitud de quienes exageran sobre el alcance de la actual situación económica es antipatriótica, inaceptable y demagógica". Por lo que se ve, Zapatero es incapaz de desprenderse de esa fijación desquiciada contra los que pedían soluciones efectivas que paliaran los efectos perniciosos de nuestra crisis económica.
La primera duda o vacilación del presidente aparece por fin el 29 de junio de 2008 cuando afirma: "Más allá de baches como el de ahora, España tiene condiciones para ambicionar llegar a los niveles de empleo de la media europea y de pleno empleo técnico. Vamos a trabajar por ello. El Gobierno ha sido el que más ha acertado en sus previsiones". Y pocos días más tarde, el 2 de julio de 2008, no duda en remachar: "La economía vive una situación difícil y complicada". Ni tan difícil. Como que la economía española, lastrada absurdamente por la ceguera de nuestro Gobierno, va a tardar en recuperarse mucho más que las del resto de los países europeos.
Pero la palabra maldita no aparece en boca de Zapatero hasta el día 8 de julio de 2008: "En esta crisis, como ustedes quieren que diga, hay gente que no va a pasar ninguna dificultad". Y el 27 de agosto agrega: "Sería absurdo pensar que la crisis originada en EEUU no afecte a la economía internacional en general y a la española en particular".
Claro que Zapatero, tras afirmar que fue el primero en hablar de crisis, fue también el primero en atisbar los famosos brotes verdes que aparecían a la vuelta de la esquina. De ahí que el 18 de diciembre de 2008 se sincerara con esta afirmación: "No; nadie lo sabía. En cuanto hemos entrado en una situación objetiva de crisis, he sido el primero en hablar de una crisis del sistema financiero internacional y de una crisis económica. En marzo comenzará a crearse empleo de manera intensa".
Que no nos falle el ojo avizor de Zapatero, siempre atento a lo que hay más allá del presente. Sin esta su portentosa capacidad de leer el futuro estaríamos irremediablemente perdidos. De ahí que le pidamos que sea diligente en desvelarnos el futuro remoto pero sin olvidarse de lo que dijo su ministro Rubalcaba: "NECESITAMOS UN GOBIERNO QUE NO NOS MIENTA".

Gijón, 16 de octubre de 2009

José Luis Valladares Fernández

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