Hasta
hace unos cuantos años, los catalanes hacían gala del famoso seny, que los
padres procuraban trasmitir oralmente a sus hijos, utilizando todo tipo de
proverbios e historias morales, inspiradas básicamente en la ética cristiana. Dicho
seny comportaba la observancia estricta del conjunto de costumbres y valores
ancestrales, característicos de la Cataluña tradicional que añoramos todos. Hoy
día, se han perdido todos esos valores y normas sociales que condicionaban la
actuación de los catalanes.
Con la
llegada de Jordi Pujol a la presidencia
de la Generalidad, los nacionalistas comienzan
a enfatizar interesadamente la exaltación del momento, la excitación
momentánea, dando la espalda, con relativa frecuencia, a la sensatez y a la
tolerancia. Como en sus manifestaciones externas, cada vez utilizaban menos el
sentido común, terminaron siendo incapaces de conjuntar cordura con entusiasmo,
de armonizar sentimientos con la debida mesura y la más elemental sensatez. Tratan
de contraponer continuamente pasión o enardecimiento a prudencia y ponderación,
sin querer reconocer que ambas cualidades no son más que dimensiones diferentes
de la misma realidad. Y esto, es
maniqueísmo puro. Son impulsivos, y hablan y actúan sin reflexión alguna,
movidos invariablemente por cualquier emoción imprevista. Y así, no es de
extrañar que cometan abundantes errores
de bulto y pierdan frecuentemente el control sobre sí mismos.
En los
Anales de la antigua Roma, se nos dice que Antonia la Menor no soportaba a su
hijo Claudio, futuro emperador y siempre se refería a él como si fuera un
verdadero monstruo y lo utilizaba como ejemplo de estupidez. Afirmaba, sin
compasión alguna, que su hijo no era más que un feto a medio desarrollar por la naturaleza.
¿Qué diría hoy esta influyente dama romana de estos separatistas presuntuosos,
que van de faroles por la vida y están hundiendo lamentablemente a Cataluña en
la miseria?
Son tan
petulantes que, utilizando la educación sectariamente, han llevado a muchos
catalanes a perder el oremus, el juicio
y hasta el sentido del ridículo. Por eso hay hoy tanto separatista en Cataluña.
Y esta gente, incapaz de guardar las composturas, comete las tropelías más
absurdas y pierde hasta el más elemental respeto por las demás personas. Son
tan intransigentes y exaltados que, sin miramiento alguno, insultan despiadadamente
a Carles Puyol, futbolista del FC Barcelona y de la selección española. Y todo,
por haber puesto a su primera hija el
nombre de Manuela.
Tan
pronto como los separatistas catalanes se enteraron del hecho, montaron en
cólera y, desde las redes sociales y los foros independentistas, llamaron a
Puyol de todo. No le perdonan que haya buscado para su primogénita un nombre español
en vez de uno catalán. Los tuiteros o tuitstars afectos a la causa soberanista
le atosigan insistentemente en las redes sociales. Uno de ellos le pregunta, de manera muy ácida, que si se
ha vuelto loco, y le indica que su hija,
merecía llamarse Montserrat, Merced o cualquier otro nombre catalán.
El
futbolista ha pasado a ser ahora la
diana de todos estos extremistas catalanes. Unos le llaman “traidor” y otros le
acusan de “no llevar los pantalones”. Hay secesionistas que gimotean
desconsoladamente porque Puyol, con su hija, demostró que es muy poco catalán.
Uno de ellos dejó constancia de su tremenda decepción en el diario Ara con esta
frase: “Mucho llevar el brazalete con la ‘senyera’, pero chico, te has
retratado”. Ha sido tan tremenda la decepción de estos patriotas catalanes de salón,
que hasta le llamaron “botifler”. Este vocablo, que se utilizaba durante la
Guerra de Sucesión Española para designar a los partidarios de Felipe V, lo han
vuelto a desenterrar ahora, y lo aplican de manera totalmente despectiva a todos
los que discrepan del actual proyecto
separatista catalán.
Los
nacionalistas catalanes han ido demasiado lejos. Comienzan inventándose una
historia absurda, después se miran en ella y, como Narciso, quedan prendados de
su propia figura. Narciso, según la historia que nos cuenta el poeta romano
Ovidio en su Metamorfósis, paseaba un día por el monte y, cuando se acercó a una
fuente, se vio reflejado en el espejo del agua.
Desde ese momento, ya no pudo apartar los ojos de su propia imagen. Y cuanto más se miraba en
las aguas, más loca era su pasión y se esforzaba vanamente en abrazar a esa efigie.
Como pasaba día y noche inmóvil ante la fuente de aguas límpidas, terminó
muriendo de inanición y melancolía.
Los
nacionalistas intransigentes son incapaces de apartar su mirada de esa historia
fatua e irreal que han creado, en la que contemplan alborozados su propia
figura y los hechos heroicos y gloriosos que se atribuyen. Pondrán
trompetería a sus innumerables logros y
a sus inmejorables conquistas, nacidas todas ellas de su fantasía calenturienta
y delirante. Y al final, si no se desvanece esa falsa ilusión y no se desmorona
pronto ese mundo imaginario, terminarán como Narciso, consumidos
melancólicamente en su soledad.
Mientras
llega y no la decepción definitiva, los líderes ocasionales del nacionalismo
catalán que, en realidad son los más fanáticos y testarudos de esa plebe,
continuarán con sus batallas y sus ensueños. Obviarán torpemente que Cataluña,
en otros tiempos, fue tan protagonista activa del desarrollo del Estado español,
como la misma Castilla y las demás regiones. Para estos catalanistas
desaprensivos, Cataluña estuvo siempre al margen del devenir histórico de
España. Consideran las grandes gestas y las importantes conquistas realizadas
por españoles de todas las regiones como si fueran simples episodios extraños, que
no les atañen en absoluto.
Los
secesionistas catalanes están empeñados en ignorar que Barcelona intervino
decisivamente en la ampliación de España por el Mediterráneo, llegando sus
conquistas hasta los confines de la misma Grecia. Son tan torpes y tan ilusos
que renuncian a esa y a otras muchas glorias por puro chovinismo. Pues la
contribución activa de Cataluña en el desarrollo y la grandeza de lo que se
llamó Imperio Español, es tan gloriosa y tan importante como puede ser la realizada
por las otras regiones, incluida la propia Castilla.
Y es
Artur Mas, el actual presidente de la Generalidad, el principal responsable de
la política suicida que está llevando a Cataluña a la quiebra. Con sus soflamas
incendiarios incita al odio y a la animadversión hacia todo lo que huela a
España. Con su postura intransigente, está creando en esa región un ambiente de
ruptura totalmente irrespirable. ¿Por qué hace esto, si sabe perfectamente que,
con semejante actitud, está haciendo un daño irreparable a la economía catalana?
Posiblemente, por despecho, o para dar rienda suelta a su indiscutible orgullo
y a su incontrolada prepotencia. También puede ser que, con semejante
actitud, intente disimular su demostrada
incapacidad para gestionar un Gobierno
como el catalán y quiera ocultar así su tremendo fracaso.
La
Constitución que nos hemos dado libremente todos los españoles, incluidos los
catalanes, es muy clara cuando habla de la “indisoluble unidad de la Nación
española”. Y por si quedara alguna duda, además de indicar que la soberanía
nacional reside en el pueblo español, nos dice taxativamente, que dicha Nación
española es “patria común e indivisible de todos los españoles”. No caben, por
lo tanto, consultas secesionistas. El presidente catalán, sin embargo, de
manera irresponsable y con una terquedad sin límites, ya tiene fecha para
celebrar el imposible referéndum, que llevaría a Cataluña a independizarse de
España.
El descaro
y la desfachatez de Artur Mas y de sus edecanes más cercanos les ha llevado
bastante más lejos. En el proyecto de presupuestos para 2014 aparece una
partida de 10,6 millones de euros para hacer frente a los gastos que
previsiblemente originaría esa consulta. Como piensan que esta cantidad sería
insuficiente, según la vicepresidenta de la Generalidad, Joana Ortega, piensan
pedir una ayuda económica al Gobierno de España para cubrir íntegramente el
coste del hipotético referéndum de autodeterminación, fijado para el próximo
día 9 de noviembre. Esto indica claramente que, o son unos zoquetes, o se están
riendo del resto de los españoles.
Es
incuestionable que el presidente de la Generalidad y líder de Convergència i
Unió, carece totalmente de escrúpulos. Con la absurda intención de lograr
apoyos para su causa soberanista, realizó varios viajes al extranjero. Quería comunicar
personalmente a los distintos líderes de los países visitados el comienzo del
proceso separatista, y pedirles, cómo no, su apoyo expreso para culminarlo
satisfactoriamente y sin problemas. El fracaso diplomático del nuevo faraón
catalán no pudo ser más rotundo, ya que, en ninguno de sus viajes, logró
‘hacerse la foto’ con personajes verdaderamente importantes. En su viaje a
Rusia, por ejemplo, Vladimir Putin no quiso recibirle. Tuvo que conformarse con
un simple encuentro con Sergey Shoygu, el gobernador de Moscú.
Como el
resultado de estos viajes fue francamente decepcionante, Artur Mas cambia de
estrategia y decide enviar una carta a todos los líderes de los Estados miembros de la Unión Europea,
menos a España, para pedir descaradamente su complicidad y su ayuda
incondicional. Este párrafo no deja lugar a dudas: “Confío en que pueda contar
con ustedes para hacer avanzar este proceso democrático y pacífico”. El
presidente de Cataluña recuerda a los mandatarios de la unión Europea, que la
celebración del referéndum soberanista es una demanda social muy amplia, y que
está apoyado por el 66% del Parlamento catalán.
El
resultado de semejante misiva a los gobernantes de la Unión Europea fue tan deprimente
como sus viajes al extranjero. Casi todas
estas cartas cayeron en saco roto. Fueron muy pocos los que contestaron
positivamente a ese requerimiento desesperado de Artur Mas y, los que lo
hicieron, carecen prácticamente de predicamento alguno en Europa. Es el caso de
los países bálticos de Letonia y Lituania. La mayor parte de los políticos europeos
simplemente ignoraron esa carta y, los
que contestaron, lo hicieron con
evasivas muy claras. Entre los mandatarios que apoyan incondicionalmente la
causa secesionista catalana, está, faltaría más, un personaje tan valioso como
el inefable Fabián Picardo, ministro principal de Gibraltar.
En vista
del fiasco notable de sus viajes por el extranjero y de su comunicación
epistolar con los líderes europeos, Artur Mas pone en marcha una nueva
iniciativa, para contrarrestar, según dice, la “batalla político-mediática”
emprendida por Mariano Rajoy para cortar en seco el proceso de independencia.
Desesperado por las dificultades que encuentra para desarrollar su absurdo proyecto
soberanista, pide a sus consejeros y a sus asesores que, como nuevos apóstoles,
propaguen incansablemente el evangelio independentista por toda España, con
profusión de actos políticos en las universidades y con entrevistas en los
distintos medios de comunicación españoles. Y dando muestras de una
responsabilidad estajanovista, el consejero de Presidencia y portavoz del
Gobierno, Francesc Homs, ya dio comienzo a ese periplo, para llevar al resto de
españoles la buena nueva catalana.
Los
responsables políticos de la Generalidad confiesan sin ambages que en España se
exagera torticeramente “el grado de hostilidad hacia las reivindicaciones
catalanas”. De ahí que estén sumamente preocupados “por la nula presencia de
dirigentes políticos, intelectuales y creadores de opinión
catalanes en los debates que se organizan en el resto de España para
hablar de Cataluña”. Por eso, el presidente catalán se desgañita ante los
suyos, indicándoles sin descanso que, además de darnos a conocer en el
extranjero, “tenemos que explicarnos sobre todo en España”.
Cuando
pase esta fiebre secesionista, ya nadie se ocupará de Artur Mas. En vez de
convertirse en flor como Narciso,
terminará siendo un fracasado más de la historia.
Gijón, 9
de febrero de 2014
José
Luis Valladares Fernández
Debe haber plomo en las tuberías o algo, semejante nivel de estulticia global es demasiado
ResponderEliminarEs inconcebible que pueda haber personas que piensen así en pleno siglo XXI
EliminarSi no fuera doloroso, sería esperpéntico.
ResponderEliminarAlgo debe fallar socialmente en Cataluña, para que apoyen a un tipo así. El haberles traspasado las competencias de Educación trae estos problemas ahora.
EliminarLa fiebre separatista solo se curara con una buena tunda de garrotazos,eso si aplicada a los padres putativos de este carnaval,que son Jordi Puyol y la alegria de la huerta que no es otro que Artur Mas,un saludo,
ResponderEliminarEl problema viene porque a nivel Estado, se ha sido muy complacientes con ellos. Pensaban que dándoles lo que iban pidiendo, dejarían de pensar en la independencia. Y lo que hicieron, fue estimularles más.
EliminarQuerido maestro José Luis, magnífico como es costumbre.
ResponderEliminarLa contumacia del señor Mas me recuerda a la pasada pseudociencia de la FRENOLOGÍA, del señor GALL, apoyada por el abogado GEORGE COMBE, y desarrollada posteriormente por HITLER; puntos de encuentro de personajes de distinto pelaje y parecer, con pretensiones distintas pero pensamientos idénticos.
Si hiciéramos un análisis frenológico de Atur Mas, la forma de su cráneo y cara nos llevaría al HOMBRE DE CRO-MAGNON o más atrás, al HOMO ANTECESSOR de ATAPUERCA, y comprenderíamos la fijación territorial y de clan (nunca mejor dicho, por Escocia) para justificar su pretensión suicida de separar lo que está junto desde el punto de vista histórico, geográfico y cultural.
Pero, dejando atrás la frenología nazi; las cuestiones estéticas de un rostro más o Mas agraciado, el hombre de cro-magnon catalán no es capaz de estar a "altura de los tiempos" (como decía Ortega) y se embarca en un Titánic que sabe que naufragará antes de zarpar del puerto de Barcelona, con sus zombis estúpidos e interesados como él, hartos de esnifar la tetradotoxina de una frenología mental que solamente lleva al desastre a una comunidad querida y respetada por todos los españoles.
El cro-magnon catalán se ha metido en un laberinto de Minotauro, después de prohibir el arte de Cuchares, sin el hilo de Ariadna, y no sabe cómo salir de él; vamos a ver, que no es el bello y bravo Teseo...
Un saludo a todos.
ello
Esto, ya tiene mal arreglo. No se les aplicó a tiempo las medidas terapéuticas necesarias y ya no tienen remedio. Como decís los médicos, están ya en fase terminal y no queda otra que esperar su óbito.
EliminarSaludos
Hola, José Luís:
ResponderEliminarHan perdido el seny y parece que todo por la pela que les resulta tan graciosa. El edificio catalán comenzó a cuartearse con don Jordi. Y ahora, como apuntas, podremos intuir lo que pensaría Antonia la Menor de "Arturius" Mas, porque de estúpidos es, de y de sistema mal fundado, que pueda representar un peligro el hecho de que Carle Puyol le haya puesto Manuela de nombre a su hija.
Un abrazo
Se les fue dando cuerda, y el resultado lo estamos padeciendo ahora
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