Con la creación
del Estado de las Autonomías y el posterior traspaso de competencias a las
mismas, comienza la multiplicación alocada de políticos. De no haber sido por
la grave crisis económica que padecemos, esa lista de políticos hubiera seguido
creciendo desmesuradamente hasta límites insospechados. Pues son muchos los que
buscan con ahínco la manera de vivir desvergonzadamente de la sopa boba y a costa del sudor ajeno. Un poco más de
bonanza económica y la multiplicación de los políticos hubiera rivalizado con
aquella otra multiplicación de los panes y los peces que se narra en el Nuevo
Testamento.
Y como los
políticos sin cortesanos son muy poca cosa, aprovechan cualquier circunstancia
para rodearse de funcionarios y de asimilados. Hasta nos hemos encontrado con
políticos autonómicos que han tenido la desfachatez de crear empleo de manera
totalmente artificial para combatir eficazmente, según dicen, las abultadas
estadísticas de desempleo. De este modo, a la vez que crecían de manera
escandalosa las listas de políticos, aumentaban correlativamente los
funcionarios de las Autonomías bastante más de lo necesario. Abusaron tanto las
Comunidades Autónomas con la creación de funcionarios y asimilados, que
llegaron a disponer de más del triple de empleados que los utilizados por el Estado
antes de las transferencias. Y todo para realizar exactamente el mismo trabajo.
Con las
competencias, se traspasaron también
821.357 empleados del Estado a las Comunidades Autónomas. Por decisión
estrictamente política, este número de empleados públicos no ha parado de
crecer constantemente desde enero de 1990. En marzo de 2011, los trabajadores
públicos de las Autonomías alcanzaban ya la cifra de 1.748.160, un 56% del
total de los asalariados públicos. El clientelismo de los partidos políticos y
su inveterado afán por mantener cuotas de poder autonómico por si falla el
central, ha hecho que los Gobiernos regionales dejen de ser pequeños y eficaces
para convertirse en auténticas maquinarias desmesuradas para gestionar
simplemente las competencias que se han ido transfiriendo desde el Estado.
En 1976, la
administración española contaba aproximadamente con un total de 800.000
empleados públicos. En marzo de 2011, ese número alcanzaba ya la cifra de
3.136.000 trabajadores sumando, claro está, las tres administraciones. Y no ha
sido precisamente el número de médicos o de profesores los que han desequilibrado
tan peligrosamente esa cantidad. Sí se han multiplicado en cambio, y de manera
desmesurada, los puestos meramente burocráticos. Estamos prácticamente ante el
único sector que crea empleo de manera más destacada. En 2011, se crearon en
este sector público 98.000 puestos de trabajo, frente a los 299.000 que se
perdieron en el sector privado.
Estamos pues ante un desarrollo de la
actividad pública insostenible, cuyo coste salarial supone, ni más ni menos,
que el 15% del PIB. Y así, con semejante carga burocrática, no es viable en
absoluto nuestra economía. Y aquí está precisamente el verdadero agujero en
nuestras cuentas públicas y donde se necesita meter la tijera sin contemplaciones.
Este desmadre burocrático de las Autonomías tiene un sobrecoste de unos 86.000
millones de euros improductivos que salen de nuestro bolsillo, dinero que
birlamos sin mucho miramiento a la Educación, a la Sanidad o incluso al
mantenimiento del sistema de pensiones.
Pero no se por
qué, los Gobiernos españoles, antes el de José Luis Rodríguez Zapatero y ahora
el de Mariano Rajoy, pasan de puntillas sobre estos despilfarros y se oponen
claramente a eliminar los excesos autonómicos. Es más, les molesta analizar
detalladamente si en España hay o no demasiados funcionarios. Y como mínimo,
para ofrecer los mismos servicios sociales que se prestaban antes de las
transferencias, las Autonomías cuentan con unos 920.000 empleados de más, que
han accedido a ese puesto a dedo por ser simplemente amigos o familiares de algunos políticos o por ser
militantes de los principales partidos.
Han sido las
Autonomías las que crearon expresamente ese conglomerado ingente de
fundaciones, agencias e institutos de observación y toda esa caterva de empresas públicas para pagar distintos
favores políticos y evitar simultáneamente la fiscalización de las cuentas y
disimular de este modo el evidente despilfarro público. Quizás sea este el
motivo que lleve a los políticos a rehuir cualquier tipo de recorte en las
autonomías. Saben perfectamente que, a base de legislación y de recortes, no se
consigue nada. Pueden incluso eliminar tanto enchufado como pulula en las
diversas administraciones, pero si no desaparecen esos 17 reinos de taifas,
subsistirá el problema y continuará siendo inviable nuestro sistema
administrativo.
El nivel de
competencias y el gasto que tiene la administración autonómica española es más
alto que el que podamos encontrar en cualquier otro país del mundo. En España
alcanza el 56% del total, mientras que la administración central gestiona el 18
% y la administración local el 26%. Contrastan estos datos con los de Alemania,
donde el 65% del gasto público corresponde al Estado, mientras que las regiones
o Landers solamente cuentan con el 20,3% y un 14,5% los Ayuntamientos. Los
datos alemanes son muy similares a los de
Suiza. En Suiza, la mayor parte del gasto, el 51,5% corresponde al
Estado helvético, el 27,6% a las regiones y el 20,9% a la administración local.
Querámoslo o no,
la descentralización española adoptada en la transición democrática y bendecida
por los padres de La Constitución es un solemne disparate que debemos corregir
urgentemente si queremos huir del colapso económico, salir de la crisis y
competir en igualdad de condiciones con los demás países europeos. Tratar de
reconducir la situación crítica que vivimos introduciendo más recortes y nuevas
subidas de impuestos, conservando tal cual nuestro Estado Autonómico, es perder
miserablemente el tiempo, agravar nuestra situación y prolongar deliberadamente
en el tiempo nuestra ya larga y dura agonía. Se da además la circunstancia de
que nuestro sistema autonómico genera muchas dudas y desconfianza en los demás
países y, lo que es peor, en los inversores que podrían ayudarnos con su dinero.
Nuestro sistema
administrativo es manifiestamente inasumible hasta para los países que son
mucho más grandes y más ricos que el nuestro. Los políticos que se empeñan en mantener
semejante estructura administrativa en un país pequeño y tan poco competitivo
como España cometen, cuando menos, una solemne torpeza. Les pierde su
corporativismo absurdo que les lleva a favorecer descaradamente a los de su
casta a costa, claro está, de la clase media. Ya es hora de que el Gobierno de
Mariano Rajoy se deje de cuentos y se dedique de verdad a sanear las cuentas
públicas de la única manera que puede hacerlo, buscando la manera de suprimir
radicalmente las autonomías. Para eso le dio la ciudadanía española esa mayoría
absoluta tan aplastante.
Hasta la fecha,
Mariano Rajoy no ha querido o no ha sabido cortar con esa política insolidaria
que ha venido practicándose habitualmente en España desde hace tiempo. Cuando
se produce algún desequilibrio escandaloso en las cuentas públicas, en vez de
reducir drásticamente los gastos, se
despachan con nuevos recortes sociales y con alguna que otra subida de
impuestos. Y todo esto no sirve nada más que para incomodar seriamente a los
ciudadanos y limitar aún más el ya escaso consumo. Y esto se traduce de manera
inmediata en una menor recaudación fiscal.
El sistema
autonómico, además de innecesario, es totalmente ineficiente e insostenible.
Urge volver cuanto antes a los dos niveles de administración, propios de los
países pequeños y medianos entre los que se encuentra España. La administración
central gestionaría directamente Sanidad, Educación, Justicia, Ciencia y
Tecnología, Economía y todo lo que se refiera a las grandes infraestructuras.
La administración local debe hacerse cargo del resto de las competencias ahora
en poder de las autonomías, servicios sociales y pequeñas infraestructuras.
Ganaríamos en eficiencia y, por si esto fuera poco, se conseguiría, según dicen
algunos expertos, un ahorro de 86.000 millones de euros.
A la desaparición de las autonomías, habría que
unir la fusión de Ayuntamientos pequeños o cesión de sus competencias a las Diputaciones
y, por supuesto, la eliminación de las mancomunidades, con lo que
sobrepasaríamos con creces los 90.000 millones de euros de ahorro. Con esta
cantidad, quedaría sobradamente compensado el déficit que nos viene ahogando y
abandonaríamos en inmejorables condiciones la enorme crisis que padecemos.
Sería la
solución definitiva a nuestros acuciantes problemas económicos. Pero, una de
dos, o nos imponen esa simplificación
administrativa desde Bruselas, o todo continuará igual y las clases medias tendrán
que seguir bailando con la más fea y pasarán finalmente a engrosar la ya larga
lista de los pobres. Los responsables
políticos procurarán que nada cambie, porque saben perfectamente que a un buen
número de los de su casta, de la casta política, se les acabaría el chollo y
tendrían que hacer algo que nunca han hecho: trabajar de verdad.
Barrillos de Las
Arrimadas, 23 de junio de 2012
José Luis
Valladares Fernández
Hola, José Luís:
ResponderEliminarA ver si en mi próximo artículo insisto sobre este tema.
El Estado de las autonomías, un despilfarro.
Pero,como tú dices, Rajoy pasa de puntillas sobre ciertostemas:
Mucho hablar de reformas estructuras: corrección de déficit, reforma laboral, reestructuración de las administraciones.
Pero nada de enflaquecer la presencia política en esos nichos, desde los que actúan como el ladrón de la catedral compostelana. Tienen la llave de la caja fuerte. Y así nos va.
Mientras, el mercado internacional no se fía de nosotros, que nos hemos olvidade de la económía real; que tenemos un sobrecosto en la producción derivado de la energía cara que aquí se produce y que cada tres meses suben un nuevo diez por cien.
Así, no podemos recuperar pulso. Y tristemente, la gente solamente confía ya, en algunos casos, en el regreso al campo, para poder comer y vender directamente a pie de carretera: sandías, melones, cerezas.
Y el Gobierno, que nos quiere subir de nuevo el IVA, no lo recauda en esos casos; o en la venga de paraguas que hacen los senegaleses aquí arribados y que mercan una especie de involución infernal del Estado de bienestar. Ahora, con más recortes sociales, creo estaremos más lejos de Europa.
Dejo dicho ésto de forma un poco deslavazada, aunque tu artículo requiere un estudio pormenorizado.
Un abrazo
Rajoy sabe de sobra todo eso que mencionas, pero el gallinero de las CCAA se le revolvería, y tampoco le interesa a muchos de su partido que gozan de ese chollo, por ejemplo: Mª Dolores de Cospedal.
ResponderEliminarYa ves, José Luis, en nuestra tierra el Fernández se niega a cerrar las empresas públicas, tocará cualquier cosa menos eso, que eso es sagrado.
Y ahora otra vez a bajarle el sueldo a los funcionarios, en vez de separar la paja del trigo y quitar todos los colocados a dedo porque el PP también tiene los suyos, sin querer enterarse de que muchos hemos gastado codos y horas de descanso para acceder a una oposición.
De todas formas, es bueno meter caña en nuestros blogs, aunque pensemos que no sirve para nada. Yo, personalmente, entro de vez en cuando a la página del PP en Facebook y les doy la vara, y como yo, muchísima gente. Así que animaos todos y hacer lo mismo. Que le lluevan las críticas por todos lados. Quejar no se podrá quejar, mira los millones de asesores que tendrá sin tener que soltar un euro :P
Un país de 46 millones de habitantes no puede tener diecisiete reinos de taifas y un Gobierno central maniatado a expensas de transigir o negociar los desbarres del virrei autonómico de turno.
ResponderEliminarEn la UE y en Bruselas saben que mientras no se reordene el modelo de Estado no habrá solución a los problemas que nos atenazan.
La lectura de tu extenso y bien documentado artículo me lleva a decir, José Luis, simplemente, que debemos insistir en la idea de la necesidad de que desaparezcan las autonomías. ¡Esto no puede segur así! Y el Partido Popular debiera tener el coraje preciso para acabar con ellas.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Parece que les da miedo abordar el tema autonómico, esto ya no tiene mas salidas, ir interviniendo las autonomías que no ajustan el déficit que son casi todas, siempre será mejor que seguir machacando a los pobres con mas impuestos y mas recortes, está claro que si no cortan por lo sano seguiremos sufriendo y la deuda sera impagable.
ResponderEliminarAdemás de intervenir las autonomías mirar con lupa todas las actuaciones, despilfarros y mamandurrias que haya habido en los últimos años, seguramente nos llevaríamos bastantes sorpresas.
Un abrazo.
Que el estado de las "autonosuyas" es un fracaso, un pozo sin fondo y una manera de colocar ineptos, es sabido de todos, incluso de esos ineptos que se aferran a él como medio de vida.
ResponderEliminarHay que acabar con esta ruina.
Las Comunidades Autónomas no deberían desaparecer pero sí amoldarse a la estructura de las antiguas Diputaciones Provinciales, que gestionaban los asuntos domésticos con mayor o menor eficacia y con el conocimiento puntual de cada provincia o regíon.
ResponderEliminarEl desmadre surge cuando se transfieren a las CCAA servicios básicos como la Sanidad y la Educación, que precisan una directriz común para todo el Estado, y ciertas CCAA pretenden ser un Estado dentro de un Estado con representación diplomática incluída. Así, en sanidad, se configuran distintos calendarios de vacunación en los cuales se incluyen gratuítamente ciertas vacunas en algunas autonomías (por ejemplo, la de la hepatitis B o la del virus del papiloma) y ciertas intervenciones quirúrgicas (el cambio de sexo en la Comunidad Autónoma de Andalucía), como la prestación sanitaria a extranjeros gratuíta, especialmente sangrante en zonas muy turísticas en las que los servicios de urgencias deben atender las secuelas del exceso día a día y también la picaresca de extranjeros comunitarios con una sanidad en sus países más precaria. En la enseñanza la situación es igualmente inquietante: cada CCAA hace sus programas y los retuerce al antojo del político de turno; el resultado ya lo sabemos a través del informe PISA.
En el resto de las cosas, la Administración Autonómica se ha convertido en un nido de capos de la mafia que crean chiringuitos inútiles para colocar a sus miembros (y miembras) y perpetuarles de por vida en la sopa boba con reiteración de funciones; en el desmadre de cargos de confianza que no tienen sentido ni utilidad y en el EGO hipertrofiado de presidentes con visión faraónica.
Estamos en una crisis que nuestros políticos no nos han explicado, que la han cargado sobre nuestras espaldas-como siempre-pretendiendo que nos sintamos culpables del desastre que ellos han generado por acción y omisión, dándonos una vuelta de tuerca día tras día sin ofrecer esperanza alguna... Pero mientras vemos nuestro bienestar amenazado ellos no cambian de mentalidad ni de estilo de vida y siguen medrando ¿Se puede ser más imbécil aún? EL VERDADERO ORIGEN DE NUESTRA CRISIS, DE NUESTROS MALES, ES NUESTRA CHUSMA POLÍTICA
Un saludo.
Estupendo artículo Jose Luis. En las Comunidades Autónomas está la clave. O ellas o nosotros, así de sencillo, porque es el modelo de Estado el que debe estar supeditado al ciudadano y no al revés.
ResponderEliminarEste modelo español no lo querrían ni en Tanzania...aunque parece que mucha gente está interesada en que España se parta en pedazos y, que les interese a otros paises, lo comprendo, pero que sean nuestros políticos los que nos vendan ni lo comprendo ni lo perdono.
Un cordial saludo.
Estoy de acuerdo,si comparamos Texas (EEUU) que tiene más extensión que España se arregla con 32 senadores, y nosotros solamente en Galicia tenemos 75.
ResponderEliminarAmigo José Luis,este presidente no se atreve a meter la tijera en este campo que como tu bien explicas duplicó o tríplico personal y gasto para al fin hacer las mismas funciones, llegando a veces a ralentizar estas en vez de agilizar.
ResponderEliminarPero es aquí donde se escudan y protegen ellos,donde renuevan sus bases ,por lo tanto jamás osarán meter mano y subsanar este cáncer para nuestra actual economia.
Un saludo
al final sera Alemania,La que le de el ultimatun a Rajoy,O termina con ese despilfarro delas Autonomias. o no habra ni un Euro de ayuda,Y esto es posible que suceda.un saludo,
ResponderEliminarMaravilloso artículo Jose Luis, aunque no participe mucho por aqui pero te leo amenudo, sigue asi para que nos tengas informados de todo y para seguir aprendiendo de tus entradas, un saludo amigo.
ResponderEliminarLa casta política de nuestro país ha hecho muy bien su trabajo. Han aletargado a la ciudadanía hasta que ésta se ha tragado el mantra de que ellos son la Democracia y los garantes del bienestar del país.
ResponderEliminarTodos los estamentos están copados por los políticos y su corrupción intrínseca, participando del juego y cerrando el círculo a toda crítica constructiva.
Pero si mediante los canales que todavía gozan de cierta libertad se da la batalla de las ideas y se presenta a la sociedad qué está pasando y por qué está pasando, muchas cosas pueden cambiar en España.
Hay que concienciar a la ciudadanía para que tomen partido por una de estas dos opciones: Estado Autonómico o Estado del Bienestar.
Las dos cosas no pueden ser... y, si por mí fuera, no serían ninguna de las dos.
El Estado, bajo mi punto de vista, pequeñito pequeñito.
Un abrazo, José Luís.
Un buen post sin duda amigo José Luis.
ResponderEliminarMi opinión, mi humilde opinión es que tenemos como tu bien dice exceso y que sobra personal como instituciones públicas que realmente no valen para nada.
Ya conozco algunas que solo están para recibir dinero, porque si es por su función, deja mucho que desear por no decir el personal que hay que pagar por hacer bulto solo.
Creo que todo es problema de los gestores autonómicos que su única función ha sido y sigue siendo el poder y el dinero, sin más.
Dudo mucho que este país se rompa aunque estemos muy divididos, al final es lo de siempre, harán con nosotros lo que quieran, es solo problema de estupidez humana por eso nos va como nos va.....y es que somos de listo....
Las cosas bien echas, bien parece.... solo ver la corrupciones autonómicas echa por los partidos en el poder ya da hasta yuyu; un dinero, si o si que nos sacarán y nos sacan de nuestros bolsillos....mientras los malos gestores o siguen en el poder o están de rositas viviendo en el mundo de Yupi a cuenta del contribuyente y siempre la culpa es de uno o del otro, cuando realmente todos somos culpables en cierto modo y a los problemas soluciones....pero soluciones verdaderas y positivas para todos no para los de siempre.
Por lo demás amigo José Luis, un cordial abrazo.