sábado, 22 de marzo de 2014

NI CONSPIRANOICOS NI GAITAS


Cuando Al-Walid I heredó el Califato Omeya en el año 705, demolió la Basílica bizantina de San Juan Bautista para edificar allí una mezquita, que pasó a la historia como la Gran Mezquita de Damasco. Es una de las mezquitas más antiguas y grandes del mundo y es uno de los lugares más sagrados del mundo. En un lateral del enorme patio, nos encontramos con un hermoso templete a varios metros del suelo, sostenido por unas simples columnas y sin escalera alguna. Una pequeña puerta cierra el habitáculo del templete, donde se guardaba antiguamente el tesoro de la Gran Mezquita.

Para evitar el robo de esas joyas, la portezuela de acceso al templete tenía siete cerraduras distintas con sus correspondientes siete llaves, cada una de ellas guardada por un “imam” diferente. Podía decirse con toda propiedad, que el valioso tesoro de la Gran Mezquita de Damasco estaba guardado   ”bajo siete llaves”. Para abrir dicha puerta, hacían falta las siete llaves y, por lo tanto, había que poner de acuerdo previamente a las siete autoridades religiosas encargados de custodiarlas.

Algo parecido ocurre con el criminal atentado del 11-M, el más grave sufrido por España, cuyo décimo aniversario celebramos hace unos días. Después de diez años, las víctimas aún no saben con certeza quién estuvo detrás de esa masacre, ni cuál fue el arma del crimen y, mucho menos aún, qué buscaban con semejante matanza. Todo son conjeturas y suposiciones. Para desesperación de los que perdieron a sus deudos, y de los que quedaron física y psicológicamente marcados para toda su vida, las pruebas reales del atentado o fueron cuidadosamente guardadas “bajo siete llaves” como las del reducido habitáculo del templete de la Gran Mezquita, o escritas en un libro que no se puede abrir  porque está sellado con siete sellos, como nos describe San Juan en el Apocalipsis.

Empezaron ocultando la identidad de los prebostes que guardan esas llaves y hasta el camino que conduce al cordero que puede romper los siete sellos y abrir por fin el libro y dar a conocer su contenido. Porque hasta la fecha, solo sabemos con certeza, que hubo 192 muertos y casi dos mil heridos.  Sobre todo lo demás, no hay más que dudas y suposiciones. De vez en cuando, cómo no, surge la sospecha,  porque la izquierda,  sobre todo la izquierda que salió tremendamente beneficiada con el despanzurramiento violento de los trenes, reacciona airadamente cuando ve que las víctimas se empeñan en saber la verdad y les piden que acepten sin más los hechos y que se callen  de una vez.
Los afectados por el brutal atentado de aquel fatídico 11-M tienen que aguantar estoicamente que les tilden de  “conspiranoicos” y que nadie les haga caso. Se quejan, y con razón, de la actitud tan poco comprensiva de los partidos políticos. Se sienten tremendamente defraudados y abandonados por la clase política en general y hasta por las instituciones del Estado. Hay una falta manifiesta de voluntad para investigar a fondo lo que hay detrás de  tan inhumana masacre. No encuentran apoyo en nadie para poner definitivamente nombre y apellidos a los  que rompieron sus vidas para  siempre.
Debiera ser cuestión de Estado encontrar a los responsables de crimen tan atroz para hacer justicia de verdad y para reparar en parte el terrible daño que sufrieron las víctimas. Pero parece ser que nadie, ni los poderes del Estado, ni los mismos políticos están interesados en llegar al fondo de aquel trágico suceso. Es más, son incapaces de disimular su disgusto, cuando ven que las víctimas no ceden y se empeñan en saber quien ideó tan sanguinario atentado. Y aunque los responsables políticos no lo comprendan, las víctimas quieren pasar página de una vez.  Y para eso necesitan saber la verdad, ver que se hace justicia y que se salda por fin la deuda moral que tenemos con los que ya no están entre nosotros.
Los que sintieron en sus carnes el terrible zarpazo de las bombas o perdieron allí algún familiar suyo, ven con enorme preocupación que no se quiere saber la verdad.  Y para obstruir obscenamente el camino hacia esa verdad, se crean pruebas falsas, se amañan otras y se destruyen con todo descaro las más importantes, las que podían aportar algo para aclarar aquel deplorable suceso. La versión oficial de los hechos es francamente ingeniosa y,  más que de la realidad, parece sacada de las páginas de una novela policial de  Agatha Christie. Y los defensores de esa versión dan por bueno hasta el más mínimo detalle, y tratan de imponerla como si fuera un dogma de fe. Y si alguien plantea una duda, o pide que le aclaren algún dato en concreto, se enfurecen y le llaman  “conspiranoico”.
Las pruebas utilizadas para culpar de la pavorosa masacre del 11-M, o estaban amañadas, o eran radicalmente falsas. La famosa furgoneta Kangoo, por ejemplo, es una de esas pruebas falsas. Esta furgoneta  apareció aparcada en las proximidades de la estación de tren de Alcalá de Henares el mismo día del atentado. Sospechando que podía haber sido utilizada por los terroristas, fue minuciosamente revisada por agentes policiales de la comisaría de Alcalá, utilizando incluso perros especialistas en la detección de explosivos. Pero no encontraron dentro nada relevante, ni digno de mención. Todo se reducía a unas herramientas, un chaleco reflectante y poco más. Y por supuesto, ni rastros de explosivo.
Fue al día siguiente, tras su paso por el complejo policial de Canillas, cuando aparecieron dentro de este vehículo cantidad de objetos que, por arte de magia, habían  permanecido invisibles a los ojos  de la policía de Alcalá de Henares. En la nueva lista, elaborada ahora por agentes de la comisaría de Canillas, además de otras muchas cosas sin importancia alguna, encontramos incomprensiblemente  dos mantas, tres guantes, un jersey, dos bufandas y nada menos que 14 chalecos. La sorpresa es que ahora, faltaría más, aparecen también,  siete detonadores, un trozo de cartucho con explosivo y la famosa casete con versículos del Corán para sugerir la pista islámica.
La prueba del coche  Skoda Fabia es tan rocambolesca y falsa como la de la furgoneta Kangoo. Este coche había sido robado en Alicante en septiembre de 2003 y  llevaba aparcado en la Avda. de Bruselas de Alcalá de Henares desde noviembre de ese  mismo año. Hacía ya tiempo que la policía tenía controlado este coche y sabía perfectamente que era robado. A raíz del 11-M, este coche desaparece de aquí, y aparece nuevamente tres meses después del atentado muy cerca de la estación del tren. Ahora, eso sí, cargado de pistas que apuntaban directamente a grupos islamistas. Es evidente que estamos también ante otra prueba falsa más, preparada por alguien vinculado a los servicios del Estado. Es tan abrumadora su falsedad, que ni el tribunal del 11-M la tuvo en cuenta.
Algo parecido ocurre con la mochila que apareció en la comisaría del Puente de Vallecas y que fue utilizada descaradamente para elaborar la versión oficial de los sucesos del 11-M. Esta prueba es tan falsa como las de la furgoneta Kangoo y del coche Skoda Fabia. Para empezar, esta mochila no tiene nada que ver con las que estallaron en los trenes aquel fatídico 11 de marzo. Mientras que en las mochilas de los trenes no había  ni rastros de metralla, en la de Vallecas había más de medio kilo de clavos y tornillos. Hay otra notable diferencia: el explosivo de la de Vallecas estaba dentro de una simple  bolsa de plástico y no dentro de una tartera como en la mochila que apareció intacta en el tren de Atocha.
En la mochila de Vallecas no hay huellas dactilares ni rastros de ADN de ninguno de los detenidos tras el atentado, ni tampoco de los presuntos suicidas de Leganés. Es evidente, sin embargo,  que esta supuesta bomba fue preparada para que no pudiera explotar. Los responsables del montaje de la misma, además de utilizar un teléfono inapropiado para garantizar la explosión con su alarma, dejaron intencionadamente dos cables sueltos. Y está muy claro que esta mochila fue preparada para hacer creer a la gente, que el atentado del 11-M había sido preparado y ejecutado exclusivamente por terroristas islámicos.
Todas las pruebas que se utilizaron para esclarecer la masacre del 11-M eran rotundamente falsas y los responsables de esa investigación lo sabían. Pero las utilizaban con toda la mala intención de involucrar a Al Qaeda en el atentado, aunque fueran otros los culpables, porque así la conmoción de la sociedad sería mayúscula y con esto, en vísperas de unas Elecciones Generales, tendrían prácticamente garantizado un cambio de rumbo en la política de España. Y como no querían perder la oportunidad que les proporcionaba los trágicos sucesos del 11 de marzo, más que a esclarecer los hechos, se dedicaron a falsear pruebas y a poner pistas falsas para hacer creer que eran islamistas los causantes de aquella tragedia.
La monstruosa matanza de los trenes de cercanías de Madrid  pudo ser, por qué no, obra de Al Qaeda o de algún otro grupo islamista. Nadie niega esa posibilidad. Pero tampoco hay nada  que nos demuestre palpablemente que fueron ellos. Para empezar, no es ese su modo habitual de actuar, ya que acostumbran a inmolarse para llegar de forma rápida y sin pecado al reino de los cielos. Pero también pudieron ser otros los autores de tan terrorífico atentado. Para saber exactamente quien cometió tan salvaje bestialidad,  habría que analizar detalladamente, entre otras cosas, los focos de explosión en los trenes.
Pero se obvió el análisis de los restos de los trenes porque, al parecer, había un enorme interés en alterar de manera sibilina el curso normal de nuestra historia. Y como había calado profundamente en una buena parte de la sociedad la falacia de la participación española en la guerra de Irak, nada mejor que aprovechar esta circunstancia y hacer ver  a los ciudadanos que el atentado llevaba el sello islamista. Y francamente  lo consiguieron, ya que, debido a esta circunstancia, fue aupado al Gobierno de España a un aprendiz de brujo, como era Zapatero. Esto, aún lo estamos pagando los españoles.
Es cierto que el análisis de los focos de explosión de los vagones ferroviarios podía haber corroborado la intervención yihadista en la voladura criminal de los trenes de cercanías madrileños. Pero era harto peligroso, ya que podía conducirnos, por qué no, a otro tipo de terrorismo como el etarra. Y había que evitar esa posibilidad como fuera. Y no había más que una manera segura de  evitar ese riesgo: desaparecer lo antes posibles los restos de los trenes y las abundantes muestras recogidas por los Tedax.
Es cierto que la Ley de Enjuiciamiento Criminal obliga a conservar los restos de los atentados, por lo menos, hasta la celebración del juicio correspondiente. Pero como esos restos podían alterar gravemente los planes prefijados, obviaron el cumplimiento de la Ley y comenzaron a desguazar los vagones reventados  a las pocas horas de producirse el atentado con una velocidad pasmosa. Conservaron, es verdad, un vagón que había estallado en la estación  de Santa Eugenia. Pero lo escondieron cuidadosamente, almacenándolo en un cobertizo que  Tafesa tiene en el distrito madrileño de Villaverde.  Cuando apareció este vagón ocho años más tarde carecía ya de cualquier valor probatorio al haberse roto la cadena de custodia.
Así que, diez años después, seguimos sin saber quién ocasionó aquella terrible masacre, ni cual fue el arma del crimen, aunque la mayor parte de los políticos acepten sin más la versión oficial y admitan sin discusión la verdad judicial. Llaman intoxicadores, eso sí, a los que se atreven  a poner  reparos. Pero ni conspiranóicos, ni gaitas; simplemente que no sabemos quién provocó aquella matanza tan inhumana.

Gijón, 18 de marzo de 2014

José Luis Valladares Fernández

15 comentarios:

  1. Que hay cosas inexplicables e inexplicadas es obvio por mucho que algunos se empeñen en lo contrario y que quien lo hizo conocía perfectamente nuestra idiosincrasia también (o tenía un asesor cojonudo que también puede ser)

    Ahora bien, yo no puedo ser tan taxativa como los unos y los otros al defender sus respectivas teorías.

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    1. El problema está en que todas las conclusiones que nos ofrecen como dogma de fe, están basadas en pruebas falsas o previamente amañadas. Y quien preparó esas pruebas falsas o amañó otras, nos tiene a los ciudadanos por tontos, porque más que pruebas, son auténticas chapuzas que se caen por sí solas

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  2. Lo que sabemos es como subió en el escalafón el juez del la pantomima de juicio, lo que sabemos es el trabajo de la SER y compañía, lo que no sabemos es lo mucho que sabe Rub al Kaaba.

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    1. ¿Solamente el juez?. Absolutamente todos los que intervinieron ocultando pruebas, modificando otros, o creando otras nuevas, o ascendió o le impusieron alguna medalla, o ambas cosas a la vez.

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  3. Hola, José Luís:

    Pero de todas formas, definidas como falsas algunas de las pruebas, parece claro que no fueron los islamistas, pero sí sabemos quién se beneficio de la masacre. De eso sí que no se puede dudar. Es un hecho histórico. Alguna amistad peligrosa les habrá aupado.

    Un abrazo

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    1. Está muy claro que el beneficiado fue el PSOE y los perjudicados, los ciudadanos en conjunto. Con el paso por Moncloa de una persona tan gris y malvada como Zapatero, nos hipotecó para varias generaciones.

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  4. Ciertamente, el 11-M está plagado de confusión y de contradicciones, de supuestos errores en la investigación que no resultan propios de una Policía tan profesional como la española, y de unas "tragaderas" por parte de la Justicia Española que sí nos resultan familiares. Detrás de todo está, sin duda, la política carroñera de nuestros partidos en continua superación en su afán de poder y su corrupcción, cruzando la linea más roja del espectro.
    ¿Sabremos algún día lo que pasó realmente?
    Un saludo, José Luis.

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    1. Los partidos ya sabemos que juegan en busca de su propio interés, aunque hundan al ciudadano de a pie.
      Eso es precisamente lo que me extraña a mí. Que con una policía tan profesional y preparada como la nuestra haga esas chapuzas tan manifiestas.

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  5. Todo lo que se escriba sobre el 11 M,es algo que por mas que se repita es necesario recordar una y mil veces, las grandes mentirar que los que estan en el poder les interesan que aceptemos como la suprema verdad ,es algo que no podemo aceptar,un saludo,

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    1. Pero que preparen otras pruebas más convincentes, no chapuzas, que los ciudadanos no son tontos y pueden opinar por sí mismos.

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  6. Y al ritmo que vamos ya tengo mis dudas de que lo sepamos.

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    1. Si lo han ocultado cuidadosamente hasta ahora, seguirán teniendolo bajo siete llaves

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  7. Creo José Luis que jamás sabremos la verdad, lo que si es cierto que el aznarín lo peor que hizo es mandar a soldados españoles a una guerra que no nos pertenecía y que además se ha demostrado que ni armas masivas ni nada, Asnarin se fue de rosas y zapatero también, Raja también se irá de rosas y aquí todos se van de rosas y el pueblo discutiendo razones irrazonables cuando todos no nos empanamos de la misa la mitad, la verdad de todo esto es que es una mafiocracia donde los únicos que se van de rosas son la casta politica y los pringaos de turnos discutiendo por ellos. Vivimos en un laberinto de mentiras y manipulaciones que parece ser que nadie quiere ver porque como siempre la derecha hace culpable a la izquierda y viceversa así imposible avanzar así que seguiremos en esas mentiras donde el ciudadano cada día se empana menos de la situación y manipulable en todos los sentidos.
    Sigo pensando que verdaderamente nos pasa lo que nos pasa por capullos por no cambiar esa filosofia de nacionalismo español de derecha que es más facista de lo que muchos creen al menos muchos lo vemos así y de una izquierda casposa donde el verdadero cambio lo tendria que empezar por esos elementos que llevan en el partido toda la vida arrascandose los cojones y viviendo la vida de rositas y que verdaderamente no han hecho gran cosa....
    Después de 10 años no busquemos culpables si la derecha o la izquierda, aquí culpable somos todos.

    Un cordial abrazo José Luis.

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  8. try nonetheless:

    Writing is like waiting for the elements to fall in place, to be in perfect harmony, to create the spark needed to ignite the charge leading to the fireworks. Once it reaches the fireworks, the process of discovery begins: the physical being sitting in front of the computer has nothing at his disposal to recreate the effect on paper; the being is capable of making the process culminate in somewhat of a display, even if not an engrossing one; finally, when the feeling is true, the paper becomes the night time sky chosen for this very occasion and words create the display that leaves at least the writer satisfied, even if for the time being. Of course, on occasions, one is just left with the night time sky, and as the one chosen for the occasion, without any stars as wel

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  9. hola Jose Luis
    soy nueva en este tipo de blog tan real y politico
    Te leo y me gusta
    Mucho no puedo opinar ya que viviendo en Miami
    es otra esfera
    la de las vacaciones del cerebro
    Un abrazo
    jajaja

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