Hace ya bastante tiempo que, de vez en cuando, tanto a nivel estatal como comunitario, aparece en los medios de comunicación el recurrente tema del copago sanitario. Es una manera maniquea de preparar el ambiente propicio para introducirlo de una vez, o para justificar una próxima subida de impuestos o la creación de alguno nuevo, que tanto más da. Quieren implicar a toda costa a los usuarios de la Seguridad Social en los problemas económicos crecientes que origina la atención sanitaria.
No podemos negar la evidencia, ya que las dificultades económicas por las que atraviesa el sistema de salud español son claramente manifiestas. Las causas principales de este progresivo encarecimiento del servicio sanitario vienen determinadas, en primer lugar, por el notable aumento de la esperanza de vida desde hace unos cuantos lustros para acá. Esto presupone un aumento constante de usuarios que precisan atenciones y, muchos de ellos, un buen número de recetas. También es muy importante el número de inmigrantes que, sin cotizar, acuden al médico cuando lo necesitan. Esto, sin olvidarnos del abundante turismo sanitario, que se ha disparado últimamente. Y en segundo lugar, como no, incide muy negativamente en el coste del sistema el continuo encarecimiento de los productos utilizados en los centros sanitarios, entre los que ocupan una principal parte los farmacéuticos. Por otro lado están los costes, cada vez más elevados, del personal que atiende estos servicios.
En la actualidad se ha vuelto a insistir, con especial denuedo, en la conveniencia de implantar el copago, ya que desde las diversas Comunidades Autónomas se considera que ésta es la mejor alternativa para garantizar nuestro sistema de salud. La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, reconoce la obligación que tiene de “fortalecer el sistema y mantenerlo en el tiempo”. Tomar una medida de tanto calado, continua la ministra, es demasiado relevante. De ahí que sea obligado realizar antes un estudio previo y detallado de todas las demás alternativas posibles. De momento, a pesar del interés que tiene el Gobierno por reducir el déficit público, no es oportuno introducir el copago, pues, según explica Trinidad Jiménez, esto entrañaría “un importante coste económico para quienes más usan la sanidad”, como son las personas mayores, con rentas muy bajas la mayoría de ellas.
Ante las enormes dificultades para hacer frente a los gastos sanitarios actuales, sobre todo en el apartado farmacéutico, la ministra de Sanidad se comprometió con los consejeros correspondientes autonómicos a estudiar con detenimiento y seriedad el alcance del copago sanitario. Pues, según dice, para tomar una decisión u otra, hay que tener en cuenta la evolución de la economía y los planes de ajuste que adopte el Gobierno. Ha reconocido que los ingresos que pueda aportar el copago significan muy poco “en relación con la proporción de la deuda”.
La introducción del copago sanitario para los jubilados antiguos supone una tremenda injusticia, ya que se adquirió el derecho a esa cuestionada gratuidad a lo largo de una dilatada vida laboral, con amplias cotizaciones destinadas a ese fin. Tampoco sería racional, para ahorrar dinero, que se recortaran los servicios habitualmente prestados por la Sanidad Pública. Y menos atreverse a incitar al personal médico, como se ha hecho desde algún Gobierno autonómico, a que limiten las pruebas diagnósticas y disminuyan, en lo posible, la prescripción de recetas.
El problema económico no proviene de unas cuantas recetas gratuitas que precisan los pensionistas. El problema tiene otras raíces más profundas que no están ocasionadas por los médicos y, mucho menos, por los que han tenido la desgracia de enfermar. El mal hay que buscarlo en la pésima gestión realizada por los distintos Gobiernos Autonómicos. Para empezar, bien por precipitación o por alguna otra causa, a lo mejor se negoció mal el traspaso de las competencias del Sistema Nacional de Salud. Lo que sí es indudable es que hay consejeros autonómicos de salud que se comportan como si la Sanidad Pública fuera su cortijo particular. En consecuencia, habilitan algún que otro chiringuito, dentro de los Centros de Salud y en los Hospitales, para dar cobijo a unos cuantos amigotes suyos y donde, además, proliferan cargos políticos totalmente innecesarios, que no hacen más que encarecer el servicio. Se trata, ni más ni menos, de un dispendio gracioso e inútil, sumamente elevado, que abona religiosamente Sanidad Pública.
Sería una tremenda injusticia que se impusiera, sin más, el copago sanitario a los jubilados, sabiendo que la mayoría cobra unas pensiones muy bajas, bastante por debajo de los mil euros. Se sentirían, además, vejados y odiosamente discriminados, porque habiendo cotizado durante largos años de su vida para el mantenimiento del sistema, ahora se les cobraría un canon, mientras que los servicios de salud seguirían atendiendo gratuitamente a los inmigrantes ilegales, que han logrado entrar en España y que nunca han cotizado.
Las autoridades competentes, antes que nada, deberían tratar de localizar esos enormes agujeros, por donde se van absurdamente grandes cantidades de dinero y taponarlos. Para ello, lo primero que tendrían que hacer, utilizando una frase ya hecha, iniciar un “régimen de adelgazamiento severo” y en consecuencia, clausurar todos esos innecesarios chiringuitos en los que vegeta toda una legión de amigos y paniaguados innecesarios. Y después realizar una gestión honesta y eficiente de los diferentes medios que tienen a su alcance.
De todos es conocido el dinero que se va en abonar recargos, por retrasar el pago de las facturas. Se trata de un gasto extra perfectamente evitable. Otra fuente de ahorro notable se conseguiría centralizando todas las compras y realizando estas mediante subasta o concurso público. Para ello no habría más que atenerse a la ley de contrataciones del sector público y hacer el pedido al mejor postor. Sería la manera de ahorrar dinero y no haría falta recurrir al cobro de ninguno de los cánones que se han barajado, ni a la reducción de prestaciones sanitarias para mantener la viabilidad del sistema actual de salud.
Gijón, 17 de junio de 2010
José Luis Valladares Fernández
No podemos negar la evidencia, ya que las dificultades económicas por las que atraviesa el sistema de salud español son claramente manifiestas. Las causas principales de este progresivo encarecimiento del servicio sanitario vienen determinadas, en primer lugar, por el notable aumento de la esperanza de vida desde hace unos cuantos lustros para acá. Esto presupone un aumento constante de usuarios que precisan atenciones y, muchos de ellos, un buen número de recetas. También es muy importante el número de inmigrantes que, sin cotizar, acuden al médico cuando lo necesitan. Esto, sin olvidarnos del abundante turismo sanitario, que se ha disparado últimamente. Y en segundo lugar, como no, incide muy negativamente en el coste del sistema el continuo encarecimiento de los productos utilizados en los centros sanitarios, entre los que ocupan una principal parte los farmacéuticos. Por otro lado están los costes, cada vez más elevados, del personal que atiende estos servicios.
En la actualidad se ha vuelto a insistir, con especial denuedo, en la conveniencia de implantar el copago, ya que desde las diversas Comunidades Autónomas se considera que ésta es la mejor alternativa para garantizar nuestro sistema de salud. La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, reconoce la obligación que tiene de “fortalecer el sistema y mantenerlo en el tiempo”. Tomar una medida de tanto calado, continua la ministra, es demasiado relevante. De ahí que sea obligado realizar antes un estudio previo y detallado de todas las demás alternativas posibles. De momento, a pesar del interés que tiene el Gobierno por reducir el déficit público, no es oportuno introducir el copago, pues, según explica Trinidad Jiménez, esto entrañaría “un importante coste económico para quienes más usan la sanidad”, como son las personas mayores, con rentas muy bajas la mayoría de ellas.
Ante las enormes dificultades para hacer frente a los gastos sanitarios actuales, sobre todo en el apartado farmacéutico, la ministra de Sanidad se comprometió con los consejeros correspondientes autonómicos a estudiar con detenimiento y seriedad el alcance del copago sanitario. Pues, según dice, para tomar una decisión u otra, hay que tener en cuenta la evolución de la economía y los planes de ajuste que adopte el Gobierno. Ha reconocido que los ingresos que pueda aportar el copago significan muy poco “en relación con la proporción de la deuda”.
La introducción del copago sanitario para los jubilados antiguos supone una tremenda injusticia, ya que se adquirió el derecho a esa cuestionada gratuidad a lo largo de una dilatada vida laboral, con amplias cotizaciones destinadas a ese fin. Tampoco sería racional, para ahorrar dinero, que se recortaran los servicios habitualmente prestados por la Sanidad Pública. Y menos atreverse a incitar al personal médico, como se ha hecho desde algún Gobierno autonómico, a que limiten las pruebas diagnósticas y disminuyan, en lo posible, la prescripción de recetas.
El problema económico no proviene de unas cuantas recetas gratuitas que precisan los pensionistas. El problema tiene otras raíces más profundas que no están ocasionadas por los médicos y, mucho menos, por los que han tenido la desgracia de enfermar. El mal hay que buscarlo en la pésima gestión realizada por los distintos Gobiernos Autonómicos. Para empezar, bien por precipitación o por alguna otra causa, a lo mejor se negoció mal el traspaso de las competencias del Sistema Nacional de Salud. Lo que sí es indudable es que hay consejeros autonómicos de salud que se comportan como si la Sanidad Pública fuera su cortijo particular. En consecuencia, habilitan algún que otro chiringuito, dentro de los Centros de Salud y en los Hospitales, para dar cobijo a unos cuantos amigotes suyos y donde, además, proliferan cargos políticos totalmente innecesarios, que no hacen más que encarecer el servicio. Se trata, ni más ni menos, de un dispendio gracioso e inútil, sumamente elevado, que abona religiosamente Sanidad Pública.
Sería una tremenda injusticia que se impusiera, sin más, el copago sanitario a los jubilados, sabiendo que la mayoría cobra unas pensiones muy bajas, bastante por debajo de los mil euros. Se sentirían, además, vejados y odiosamente discriminados, porque habiendo cotizado durante largos años de su vida para el mantenimiento del sistema, ahora se les cobraría un canon, mientras que los servicios de salud seguirían atendiendo gratuitamente a los inmigrantes ilegales, que han logrado entrar en España y que nunca han cotizado.
Las autoridades competentes, antes que nada, deberían tratar de localizar esos enormes agujeros, por donde se van absurdamente grandes cantidades de dinero y taponarlos. Para ello, lo primero que tendrían que hacer, utilizando una frase ya hecha, iniciar un “régimen de adelgazamiento severo” y en consecuencia, clausurar todos esos innecesarios chiringuitos en los que vegeta toda una legión de amigos y paniaguados innecesarios. Y después realizar una gestión honesta y eficiente de los diferentes medios que tienen a su alcance.
De todos es conocido el dinero que se va en abonar recargos, por retrasar el pago de las facturas. Se trata de un gasto extra perfectamente evitable. Otra fuente de ahorro notable se conseguiría centralizando todas las compras y realizando estas mediante subasta o concurso público. Para ello no habría más que atenerse a la ley de contrataciones del sector público y hacer el pedido al mejor postor. Sería la manera de ahorrar dinero y no haría falta recurrir al cobro de ninguno de los cánones que se han barajado, ni a la reducción de prestaciones sanitarias para mantener la viabilidad del sistema actual de salud.
Gijón, 17 de junio de 2010
José Luis Valladares Fernández
Para empezar la ministra es una idiota.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con este post, me parece una burrada querer cobrar ahora por la asistencia sanitaria, que es gratuita y debe seguir siéndolo para todo el mundo.
Desde luego que panda de inútiles, un abrazo José Luis feliz semana!
Desde luego hay que tener la cara muy dura para decir tanta tontería, opino como tu, la sanidad es gratuita, en caso de copago sería para todo el que no cotiza que antes siempre fue bien la seguridad social, y ha de ser llevado por el estado y no por las comunidades autonómicas que solo les interesa hacerse con la gestión de grandes cantidades de dinero y luego decir que no es viable para tapar lo que gestionan a base de poner dobles gestores para todo y ahorrar en medios.
ResponderEliminarLa seguridad social es para los que cotizan y como algo excepcional para una urgencia, pero cuando no se cotiza y se tienen todas las atenciones no se puede pedir a jubilados que casi no tienen para vivir y han cotizado algunos mas de 30 años que paguen para poder atender a quien no ha cotizado nunca y son de otros países que son los que tienen que atenderlos.
¡Donde se habrá visto, arruinar a los que ya han pagado con creces, para atender gratuitamente a quien no ha pagado un duro y que ni siquiera son del país!
Hola,
ResponderEliminar... mientras tanto a los JUBILADOS les han congelado la pensión la nueva cortina de humo del gobierno se va extendiendo. Ahora con una versión no oficial, posiblemente no salga en la tv, la otra sí.
Video:
http://www.youtube.com/watch?v=bmR_zmjYYs0
JUNTOS PODEMOS lograr que esta versión llegue más lejos que la del odio. José Luis R Zapatero menos cortinas de humo.
QUITA EL SONIDO Y LEE ahora sí, ahora ya no hay bandos ya no hay sentimiento de odio .
Pásalo HOY NO HAY GUERRA YA NO HAY BANDOS. Poner el vídeo, quitar la voz y LEER.
Por favor, disolver la cortina de humo, darle DIFUSIÓN en los blog, en tus emails etc. Gracias que tenemos casi 5 millones de parados
Ante todo pedir disculpas a Veckia ya que lo
ResponderEliminarmio fue un puro despiste por poner amigo en vez
de amiga. Espero que perdone mi despiste.
Bueno mi opinión sobre el copago sanitario, está
bien claro ya nos están preparando la jeringuilla
para poner una buena inyección.¡Joder! no salimos de una que nos meten otra. Al tiempo antes que zp se valla otra para no dormir.
Eso si con el dinero que ahorren que se lo den
para instruir a los sindicalistas de América Latina y otro poco para que se compren escobillas
de lujo para limpiar sus mierdas en sus wáteres.
Mientras que congelen sueldo, suban impuestos y ellos a vivir como dioses a cuenta de los ciudadanos, panda de mafiocrácia o como mejor
les puedo decir pandas de ratas de cloacas con
trajes caros sacados del sudor del ciudadano.
No saben que inventar ya para tapar los agujeros
que ellos mismo hacen, por favor este sistema político ya da asco,¡joder! es que se reproducen
como las ratas estos parásitos de lujo.
¿Es que ya no queda un político decente?.
Unos miran para otro lado, otros los consienten,
otros se dedican a ladrar sin morder y el inútil del ZP no para de hacer chapuza que todos pagamos.Este y los otros, como todo el sistema político, ninguno van hacer nada positivo en sus
puñeteras vidas y lo que mejor se les va ha dar
es sangrarnos hasta nuestro último día de vida.
No tengo ya que decir de estas gentuzas que solo piensan es que todo es jauja mientras los comedores de caritas no dan abasto, los bancos de alimentos es una pura mafia de los ayuntamientos que chupa todo Dios menos los más desfavorecido, con cinco millones de parados que
en cuanto pase el verano vamos a ponernos todos a rezar de la que va a caer,por no decir la cantidad de familias sin casas...etc y estos
al derroche y a robar y nos vienen con globos.
En fin espero que despierte este país y empiecen
a justar cuentas con todos estos parásitos.
Que lo dudo mucho ya que somos sedentarios sumisos y la roja nos va ha sacar de apuros con
la princesa del pueblo.
Saludos cordiales.
José Luis,
ResponderEliminarEn primer lugar me gustaría apuntar que lo que se conoce como sanidad gratuita no lo es en absoluto, pues cada contribuyente paga religiosamente sus impuestos para recibir a cambio determinados servicios como la sanidad. Gratis es para gente que no ha pagado un impuesto en su vida, como es el caso de inmigrantes ilegales.
Supongo que si el copago sanitario se convierte en realidad estaremos pagando dos veces por la misma cosa. O sea, otro atraco a los ciudadanos.
Un saludo.
Gracias chicos.
ResponderEliminarAl final siempre lo mismo, el que no cotiza se beneficia de todo, y digo de todo, todo, y a pagar siempre los mismos.
Menos abortos gratuitos a adolescentes rumanas, que algunas antes de los 20 años, han abortado 3 veces;...vamos, que parece que lo usan como método anticonceptivo ¿?
Sabéis cuanto cuesta un aborto de estos??...Pues la friolera de 3000€, que pagamos religiosamente los asfixiados contribuyentes, y luego vas al ambulatorio un sábado enferma y no hay ni un mal augmentine, sí señores, así va el pais.
Tengo un conocido médico que en´una de sus guardias firmó 7 abortos a rumanas, haced cuentas...
Yo no soy racista, que conste, pero hay cosas que me enervan, como esta, más que nada porque a mí, como a vosotros, nos cuesta el dinero.
En fín, podía seguir y seguir, pero para qué...
Buenas noches.
Plenamente de acuerdo en todos los puntos, pero quizá no fuera descabellado cobrar una pequeña cantidad simbólica por cada consulta o receta (excluyendo a enfermos crónicos y jubilados), pues hay mucha gente que abusa del sistema, y va a la consulta a pasar la tarde.
ResponderEliminarResulta curioso que las mayores consumidoras de anticonceptivos sean mujeres jubiladas, otro fraude más, que se consiente por todos: la obtención de medicamentos por los jubilados para sus familiares.
Como bien dice Eva la Sanidad y demás partidas de gratis nada, y por otra parte estoy con aspirante en lo de que hay gente que se pasa la vida en el médico (incluso en urgencias) por chorradas..."la vieja de ambulatorio" (con perdón) tiene un capítulo propio en cuanto a tribu urbana a nivel parejo del "dices tú de mili", y eso también influirá en la calidad de atención digo yo...pero efectivamente José Luis todos los aspectos que apuntas forman parte del deterioro que se está notando, qué pena para algo de lo que podíamos presumir...y luego lo de los convenios...a mi hija la operaron el verano pasado de urgencia de apendicitis estando en casa de mis padres; como en Soria no hay ASISA pues al hospital a tal efecto, le doy los papeles, parece que todo en orden, y a los meses una facturita de mil doscientos euros..hablo con la compañía, me piden más datos de quien decide mandar a la cría al hospital (pejigueras sólo por fastidiar, porque el pueblo está a 50 kms de la capital y no había otra) y resumiendo mucho, entrego todo y dan orden de pago (varios meses todo esto) olvidado el tema, la semana pasada otra carta más amenazante del hospital que si no se paga a juicio y tal, vamos a la Central y conseguimos la orden de pago por parte de la compañía que se dió en Abril..no sé quién es el inepto, si el merluzo de la oficina de Asisa en Soria o los de cobros del hospital, pero les hemos mandado una amable cartita al respecto...si nuestra hija se hubiera llamado Aminata y no tuviera papeles seguro que me había librado de tanto sofocón...(sorry por el ladrillo)
ResponderEliminarCon su permiso, José Luis, recomiendo este blog, es del estilo de éste, a mí me gusta mucho.
ResponderEliminarUn saludo.
http://lasruinasdeisengard.blogspot.com/
Tienes razón, querida Vir. Quien ha cotizado tantos años y ahora es pensionista, la gratuidad es un derecho adquirido que sería injusto que se le quitara. Bastante poder adquisitivo pierden los jubilados en cada regularización a final de año.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Asi es amiga rosama.Los jubilados es un colectivo en el que la mayoría no llega ni a mileurista. Sería lamentable que le pusieran el copago y que siguieran atendiendo gratis a los inmigrantes que han aterrizado aquí en España sin papeles.
ResponderEliminarUn abrazo
Amigo E..P..Los dos caimos en el mismo error, confundiendo a la amiga Veckia con un hombre. Ambos pedimos perdón y Veckia nos disculpara.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Efectivamente, amiga EVA. Los pensionistas tienen más que pagado la asistencia sanitaria. Empezaron a pagarla siendo jovencitos cuando empezarón a trabajar y, por lo que parece, hay algunos que quieren seguir cobrandoles.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Ante todo, Amiga Veckia, quiero agradecerte que me hayas puesto en la pista de ese nuevo enlace. Ya le he echado un vistazo, y es fabuloso
ResponderEliminarGracias otra vez
Saludos cordiales
No hay nada que perdonar, faltaría más!!
ResponderEliminarGracias a vosotros por permitirnos dar nuestra opinión a los que no tenemos blog.
Yo también creo que es muy bueno, nos veremos aquí y allí, entre otros sitios.
Un saludo.
Quizás haya algún jubilado amigo Aspirante, que abuse con los medicamentos. El prevenir eso, sería cosa de que los médicos cumplieran con su deber.
ResponderEliminarDe todos modos, aunque se pagara algo, no se solucionaría nada, pues más que nada se trata de una mala gestión y que muchos ploíticos tratan a la Sanidad Publica como si se tratara de un cortijo particular
Saludos cordiales
No es ningún ladrillo tu comentario, amiga Maribeluca. Además tienes más razón que un Santo Padre. Todo, hasta lo que mejor funcionaba, se va deteriorando lamentablemente.
ResponderEliminarPuedes estar segura que si fuera una inmigrante sin papeles, hubieran atendido a tu hija tan bien o mejor que así y no hubieras tenido ningún problema posterior con esos recaditos exigiendo el pago de la intervención. No se si por culpa de la Alianza de Civilizaciones, o por otras causas, pero la realidad es así de cruda.
Saludos cordiales