lunes, 30 de julio de 2012

EL DESPILFARRO DE LAS AUTONOMÍAS


Cuenta Suetonio que Julio Cesar, en la exhortación dirigida a sus soldados tras cruzar el Rubicón, pronunció esta frase, que pasó a ser una de las más famosas pronunciadas por el general romano: “Vayamos a donde nos llaman los presagios de los dioses y la inequidad de nuestros enemigos. Que la suerte lo decida”. Tras el fracaso de Cesar en sus reiterados intentos para alcanzar la cúpula del poder, optó por enfrentarse directamente al Senado, a Pompeyo y a todos  los  que se empeñaban en cerrarle el camino.

Algo así está pasando con los desesperados intentos del Gobierno parar salir de esta crisis insistente que se resiste a dejar paso a una recuperación económica tan deseada. Todos los intentos por superarla están resultando inútiles. Ni los recortes, ni las imposiciones fiscales han dado resultados positivos. Más bien todo lo contrario. Dichas medidas nos han hecho más pobres y han dado al traste con una parte considerable de nuestro estado de bienestar. Y a pesar de la aparente buena voluntad del Gobierno para buscar soluciones, nuestra credibilidad está por los suelos, la prima de riesgo por las nubes y arden nuestras calles. Las empresas están al borde de la quiebra por falta de financiación y los capitales foráneos huyen precipitadamente de España. Y por si todo esto fuera poco, los mercados financieros desconfían de nuestra solvencia.

La apelación constante a la herencia recibida resulta tan baldía como los tímidos intentos desplegados hasta ahora por Mariano Rajoy para cuadrar las cuentas y transmitir una imagen de país que cumple fielmente con todos sus compromisos. Nada de esto ha logrado frenar la espiral de incertidumbre que nos ha llevado al borde del rescate. Y ya se sabe, el rescate o la intervención completa nos convertiría en un país súbdito, sin soberanía y sin libertad. Y el Banco Central Europeo no quiere saber nada de esa perentoria necesidad que tenemos de que compre masivamente deuda española para aliviar el acoso al que nos someten los mercados financieros. Así que, como hizo Julio Cesar en su momento, Mariano Rajoy debe dejar a un lado sus  complejos para dedicarse a buscar la suerte sin tapujos para que  ésta deje de ser esquiva.

Nuestra situación es extremadamente grave. No olvidemos que desde 2007 hasta finales de 2011 hemos gastado cantidades ingentes de dinero, unos 352.000 millones de euros más de lo que ingresamos. El desfase durante el año 2011 es especialmente significativo, ya que despilfarramos más de 90.000 millones de euros por encima de lo recaudado. Este aumento brutal del déficit ha multiplicado desmesuradamente nuestra deuda pública hasta representar el 80% del PIB. Deuda que, por otra parte, nos cuesta mucho colocar y siempre a un coste cada vez más alto.

Para enjugar semejante desfase, el Gobierno de Rajoy impone unos recortes, demasiado duros para el que los soporta, pero extremadamente mojigatos e insuficientes para el volumen de la deuda contraída. En el mejor de los casos, con la aplicación del copago y otras gaitas, podemos ahorrarnos en Sanidad unos 7.000 millones de euros. Las subidas de las tasas académicas podrían reportarnos, como mucho, alrededor de 3.000 millones de euros. Con estas dos cantidades, a las que habría que sumar aproximadamente otros 4.500 millones de euros, procedentes de la supresión absurda de la paga extra de los funcionarios, apenas si lograríamos dar un mordisco imperceptible a la deuda pública. Ni agregando lo que se pueda recaudar a mayores por las intempestivas subidas del IVA y del IRPF, lograríamos reducir significativamente nuestros números rojos.

Dada la magnitud de nuestra deuda, no es de recibo que se impongan unos duros recortes a los de siempre, a los que menos culpa tienen de la situación creada, con el agravante de que se sabe de antemano que no va a servir de nada. Se trata  de unos simples parches ocasionales que solo sirven para prolongar inútilmente la agonía. Otra cosa muy distinta es que, con semejantes recortes, reiniciáramos claramente la recuperación económica y financiera. Entonces estarían plenamente justificados, siempre que el esfuerzo alcanzara a todos los ciudadanos de manera proporcional a sus posibilidades económicas, algo que tampoco se tuvo en cuenta. Este tijeretazo ha sido absurdo y contraproducente, ha hecho un daño desproporcionado al ciudadano medio, lo acosa y lo empobrece indebidamente y deja a España sin liquidez. Y todo ello, como hemos visto, para nada.

El desmadre económico y financiero es de tal envergadura que España requiere una catarsis total, que hasta es preciso incluso cambiar la mentalidad económica de todos. Hay que empezar reajustando y dinamizando la economía, si es que queremos amortizar la disparatada cantidad de deuda que hemos acumulado. Y querer solucionar esto con una simple subida de impuestos, además de inútil, resulta francamente suicida. De este modo dejamos al descubierto nuestra manifiesta incapacidad para rebajar significativamente nuestra deuda. Y esto es algo que siempre tienen en cuenta los inversores.

Y una de dos, o ponemos los puntos sobre las íes y simplificamos considerablemente nuestra administración para reducir los gastos estructurales que ahogan  nuestra economía, o el rescate será inevitable. Los últimos esfuerzos exigidos a los ciudadanos medios no impiden en absoluto que sigamos gastando, al menos este año, unos 70.000 millones de euros más de lo que ingresamos. Y aplicando los correspondientes intereses, llegamos al consabido desfase de 90.000 euros. Más o menos, el doble de lo que ingresamos aplicando los últimos recortes. Solamente evitaremos el rescate total reduciendo inteligentemente el gasto público. Y para eso, no tenemos nada más que un camino: eliminar el Estado de las autonomías o, cuando menos, dejarlas reducidas a su mínima expresión.

Pero Mariano Rajoy, lleno de complejos, sigue empeñado en ponerse de perfil y espera que, sin hacer prácticamente nada,  se produzca el milagro de nuestra recuperación económica. Y aunque nuestro modelo autonómico es muy ruinoso, no quiere tocarlo, porque acabar con las Comunidades Autónomas, sería tanto como cerrar definitivamente una interesante agencia de colocación al servicio de los partidos políticos. No importa que nos asfixien financieramente con sus despilfarros, sus duplicidades y su descomunal  endeudamiento. Pero es que si desaparecieran las Autonomías, se evaporaría simultáneamente la principal bicoca con que cuentan los políticos. Y muchos de ellos, entonces,  tendrían que ganarse la vida fuera de la política, tendrían que trabajar. Y esto es algo a lo que no están dispuestos.

Si queremos recuperar nuestra credibilidad y volver a ocupar el puesto que nos corresponde, dentro del concierto europeo y mundial, debemos derribar sin contemplaciones muchas ciudadelas particulares y muchos de los tinglados creados con toda la mala intención por una casta política, para así poder vivir perennemente del cuento, a costa del sudor ajeno. Sobran por lo tanto los reinos de taifas y sobran todos sus virreyes, alguno de los cuales se empeña torpemente en restablecer, a estas alturas, el sistema feudal. Y con estos virreyes, sobra toda su tropa y su exótica colección de escuderos. Sobra también el Senado con todo su boato, su piscina y sus absurdos pinganillos. Sobran televisiones públicas y autonómicas y sobran, por supuesto,  infinidad de pesebres y comederos varios donde se solazan descaradamente tantos vividores como produce la clase política española.

No es hora de reclamar competencias y privilegios que nos singularicen y nos distingan de otras regiones españolas. Y como no es de recibo que, dentro de la Unión Europea, haya Gobiernos que se financien al 0% y otros, como es ahora el caso de España, tengan que hacerlo incluso por encima del 7%. Para evitar semejantes despropósitos, en vez de exigir pactos fiscales particulares  como hace ahora Cataluña, hay que tratar de conseguir una unión bancaria, fiscal y presupuestaria común para todos los que formamos parte de esa Unión Europea.

Barrillos de Las Arrimadas, 26 de julio de 2012

José Luis Valladares Fernández

11 comentarios:

  1. Un saludo a Los arrimados :) o Barrillenses o como sea el gentilicio.

    Esto tuyo de hoy lo mando a las redes de caralibro

    Un abrazo J.L.

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  2. Se ponga como se ponga, Rajoy no va a tener más remedio que meterle mano, seriamente, al sistema autonómico. Europa sabe, y Mariano también, que las malnacidas comunidades autónomas son la causa de nuestra ruina.
    Un cordial abrazo.

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  3. Una encuesta constataba, este fin de semana, el profundo desprecio que la ciudadanía española siente hacia las CCAA, a las que culpa del agravamiento de la crisis esconómica.
    Si no recuerdo mal, un 80% de la población estaba en contra del actual modelo de Estado.
    ¿Tomará nota el presidente Rajoy y procederá a la modificación del mismo?
    Lo dudo.
    Nuestro presidente tiene bien poco de Julio Cesar, José Luís.

    Espero equivocarme, pero pocas esperanzas tengo en ello.
    Para que tal milagro se produjera, antes debería substituirse al presidente.

    Un saludo.

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  4. Hola,José Luís:
    Todo muy bien dicho. Creo que, por desgracia, Rajoy no ha sabido dar el necesario golpe de timón regeneracionista y que todavía nos empobrece más.
    ¿La subida del Iva? Una patada en los dientes, decía el otro día Arturo Pérez Reverte.
    "Allea jacta est!", efectivamente, pero no debemos dar por buena esa exresión y deberemos definir el grado de culpa que tienen los continuadores peperos del ZP.
    Un abrazo

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  5. Pocos comentarios se pueden hacer cuando se está plenamente de acuerdo.
    Un saludo.

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  6. Cuanto abuso, seis asesores por diputado.

    El caso es que el tema está sobre el tapete y ellos lo saben, pero se sienten eternos e invulnerables. Más nos vale votar a partidos pequeños que lleven en su programa el desmantelamiento autonómico, y que, poco a poco, vayan desalojando a estos sinvergüenzas que tanto pasan del sufrimiento ajeno.

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  7. El cáncer de las Autonomías acabará corroyendo el organismo del estado. Se necesita alguien con el valor necesario para acabar con estas Taifas que cada día que pasa ahonda en nuestra ruina. Y no solo económica, sino que socava la unidad de nuestra Patria común. Hasta en el lenguaje común de los periodistas, no todos, gracias a Dios, está la expresión vomitiva de: España es un proyecto común".
    Un proyecto de dos mil años de historia.
    Es como llamar proyecto de persona a un señor de ochenta años.
    Un abrazo.

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  8. Hoje com o coração muito apertado
    com a alma triste pelo afastamento
    do menino poeta enamorado da (LUA)
    Um poeta que conta as estrelas
    da sua janela .
    Vai deixar uma grande lacuna não só
    no meu coração.
    Mais a todos que ama seus poemas
    e o carisma que trata todos nos.
    Minha homenagem ao meu maior idole
    esta na postagem.
    Vai se afastar sim:deixando seu livro
    um grande legado para quem conseguiu um exemplar.
    E seu exemplo que jamais vou esquecer
    Como esquecer de quem tanto me apoia
    de quem eu tanto amo.
    Virei poeta para homenagea-lo .
    Um abençoado final de semana beijos paz e luz.
    Evanir..

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  9. La cuestión es que se quedan sin su porción de pastel, claro esta que realmente no harán nada realmente no les convienen, como mucho maquillan..

    Eso si no dejan ni las dietas aunque no les pertenezcan si tienen que hacer dietas trampa las hacen ....bueno me voy a callar porque es que estamos rodeados de buitres.

    Un cordial abrazo José Luis.

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  10. Conclusión:

    Tanto el PSOE como el PP saben lo que hay.

    Tanto el PSOE como el PP renuncian a tomar las medidas que son imprescindibles.

    Tanto el PSOE como el PP prefieren hundirnos en la miseria, a unos, acercarnos a ella, a otros, confiando en que, al final, las cosas se arreglen solas.

    Tanto el PSOE como el PP se han convertido en parte fundamental del problema, con la aportación, más reducida de los nacionalistas garrapata.

    Tanto el PSOE como el PP se han convetido en un cáncer para España.

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