sábado, 28 de mayo de 2011

ASÍ NO VAMOS A NINGUNA PARTE

 En España somos muy dados a jugar con fuego una y otra vez, con grave riesgo de resultar inexorablemente quemados. A la irresponsabilidad de un presidente de Gobierno incompetente, empeñado en agotar una legislatura agónica y contraproducente,  va Rubalcaba y organiza un comando a su medida, que ocupa de inmediato la Puerta del Sol en Madrid y otras muchas plazas a lo largo de la geografía española. Y lo hace precisamente en periodo electoral, reeditando descaradamente la lamentable historia del 13-M.  En aquella ocasión, Alfredo Pérez Rubalcaba  violó insolentemente la jornada de reflexión y utilizó al comando de entonces para ocupar las sedes del Partido Popular y denostar a este partido por la tan traída y llevada guerra de Irak. 

De ese modo tan rastrero y al margen de la ley, Rubalcaba logra encender los ánimos del pueblo soberano, y consigue el inesperado milagro de convertir una anunciada derrota del socialismo español en una notable victoria electoral. Es cierto que, para dar más fuerza a sus consignas, utilizaron profusa y desvergonzadamente los 192 cadáveres del atentado en los trenes de cercanías, haciendo creer a la gente que era obra de unos islamistas airados contra España por su participación en la guerra de Irak. El engaño y la manipulación resultaron definitivos para encauzar a su favor los resultados definitivos de aquellas elecciones.

Ante la perspectiva de un descalabro electoral en las elecciones municipales y autonómicas del pasado 22 de mayo, Rubalcaba pone en marcha el movimiento del 15-M, esperando mejorar sustancialmente el resultado catastrófico anunciado por las encuestas. Esperaba de estos grupos de “indignados”, con los que intentaron reventar la complicada campaña electoral, que suavizaran notablemente el trastazo previsible de las urnas.  Fracasó el intento, ya que en  el comando de Rubalcaba se infiltraron con presteza los anti sistema que encontramos habitualmente en todas las algaradas callejeras. Y por si fuera esto poco, Cayo Lara se apresuró a pescar en rio revuelto, protegiendo a este colectivo desde el primer momento y declarando que Izquierda Unida forma parte del mismo.

Son francamente cortos los beneficios que Pérez Rubalcaba ha podido sacar de su montaraz comando. Le ha valido, eso si, para que no se haya vuelto a hablar, durante la campaña electoral pasada,  del Faisán, de los GAL y ni del desembarco etarra en las instituciones. Algo es algo. Para los españoles sin embargo, la protesta de estos niñatos en la Puerta del Sol puede resultar excesivamente negativa. Pues es muy preocupante la cobertura que, de estos hechos, está haciendo la prensa internacional. Dado el perfil político de los “indignados”, plenamente homologable con la extrema izquierda, no es de extrañar que los inversores, visto el desarrollo de los acontecimientos, sientan cierta prevención hacia la deuda española. En Estados Unidos, en concreto,  ya se habla de “la Revolución Española”. Y el banco estadounidense Goldman Sachs ha advertido del serio peligro de que el  bono español a 10 años rompa la barrera del 6% en poco tiempo. Y sabemos que Grecia, Irlanda y Portugal fueron objeto de rescate, cuando el rendimiento de su deuda a 10 años superó el umbral del 7%.

Solamente el modo en que se realiza la movilización de estos “indignados”, utilizando claramente el estilo soviético del 68, y la respuesta que puedan dar cuando sea el Partido Popular el responsable del Gobierno, ya supone una connotación negativa de manera muy clara. Pero la preocupación de los inversores sube muchos enteros cuando escuchan  las propuestas económicas del movimiento del 15-M. Pues lo que piden los de este movimiento de protesta ciudadana ‘Democracia Real Ya’ coincide plenamente con las directrices más rancias, propias  de los hermanos Castro, de Hugo Chávez o de Evo Morales. Demandan más Estado, más impuestos, el reparto de las riquezas.  Convencidos o no, dicen que no vale para nada ir a votar, exigen  la gratuidad de los servicios y que fluya el dinero y, a la vez, que deje de ser el móvil de la política. Posiblemente quieran  poner en marcha la soñada banca del pueblo, propugnada por Proudhon, allá  en los albores del sindicalismo, y que debía dedicarse a conceder créditos sin cobrar intereses.

Es obvio que los “indignados”, que aún siguen acampados en la Puerta del Sol y en otras plazas céntricas de las grandes ciudades españolas,  pretenden intensificar las dosis del veneno que ha ocasionado nuestra ruina democrática y económica. No piden que José Luis Rodríguez Zapatero rectifique su política o que se vaya a su casa. Quieren que sea más atrevido y avance mucho más en la línea marxista que simplemente ha esbozado y que ha terminado con España hundida en la miseria.  Y mantienen esta situación, incluso durante toda la jornada de reflexión, con la bendición de Alfredo Pérez Rubalcaba. Y eso que la Junta Electoral Central  dictaminó su ilegalidad. Pero es igual. Según la nueva doctrina del ministro de Interior, se puede infringir la ley siempre y cuando no se provoquen desordenes públicos.

Gijón, 23 de mayo de 2011

José Luis Valladares Fernández

miércoles, 25 de mayo de 2011

LA TÓMBOLA DEL MINISTERIO DE EXTERIORES

Hace ahora tres años, concretamente el 27 de mayo de 2008, Juan José Tamayo, publicaba en el diario El País, un artículo titulado ¿Es el Gobierno rehén  de la jerarquía católica? Se trata de un artículo desconcertante, ya que Tamayo, además de haber fundado la Asociación de Teólogos Juan XXIII, presume de su condición de teólogo. Se lamenta en dicho escrito del acuerdo alcanzado entre la Santa Sede y el Gobierno Español, por el que se aumenta “la asignación tributaria para la Iglesia católica del 0,52%  al 0,7%”, con la exclusión de las demás religiones.
No tiene inconveniente Juan José Tamayo en escribir literalmente: “Tal situación de privilegio es aún más llamativa estos días en que asistimos, inermes, a la discriminatoria publicidad en los medios de comunicación, las vallas publicitarias y los templos católicos pidiendo a los contribuyentes que pongan la cruz en la casilla de la Iglesia católica en vez de hacerlo en la destinada a fines sociales”. Y eso a sabiendas de que en esa propaganda simplemente se pide que se marque la casilla de la Iglesia, sin condicionar en absoluto la casilla destinada fines sociales. Y como imaginamos que Tamayo es un buen español, ha tenido que hacer, año tras año, su correspondiente Declaración de la Renta, donde queda muy claro que ambas casillas, la de la Iglesia y la destinada a fines sociales, son perfectamente compatibles y se pueden marcar incluso las dos.
Pero viendo cómo gasta nuestro Gobierno actual el dinero público,  incluido el recaudado a través de la casilla destinada a fines sociales, es normal que haya gente sumamente reacia a marcar esa casilla y se limiten a poner la cruz en la correspondiente a la Iglesia. Dada la situación por la que atraviesa España como consecuencia de la crisis económica, con 5.000.000 de parados y con otros  colectivos que apenas si son capaces de cubrir dignamente sus necesidades vitales, es sangrante que venga el Ministerio de Exteriores y de Cooperación y reparta nuestros dineros de manera tan alegre e irresponsable, como podemos ver en el Boletín Oficial del Estado del 29 de noviembre de 2010.
Entre la interminable lista de ayudas para la realización de proyectos de desarrollo, nos encontramos con alguna que, cuando menos, es tremendamente llamativa. Nos encontramos, por ejemplo, con una ayuda de 137.600 euros concedida a la Fundación Triángulo para promover el acceso a la SSR del colectivo LGBT en cuatro regiones del Perú. La Fundación Triángulo se fundó en 1996 y, desde entonces, se ha extendido por toda la geografía española. Se trata de una organización no gubernamental que trata de conseguir la igualdad de derechos políticos y sociales de las personas integradas en el colectivo LGBT. Las siglas LGBT designan colectivamente a las lesbianas, los gais, los bisexuales y los transexuales.
No tendremos dinero para hacer frente a los gastos que origina la ley de dependencia, ni para evitar la degradación  del nivel asistencial de la Sanidad, pero para Marruecos no puede faltar. Trinidad Jiménez da muestras fehacientes de sentir una enorme debilidad hacia nuestros vecinos del sur. Es evidente que Marruecos nos obsequia habitualmente con toda clase de desplantes, pero, aún así, el Ministerio de Exteriores obsequia a este país con 1.562.000 euros, disfrazados de cooperación internacional. La primera partida de 550.000 euros se la lleva el Programa Al-Mutamid, dedicado al intercambio cultural entre España y Marruecos, a través de la Fundación Instituto Internacional Teatro del Mediterráneo.
Para el fortalecimiento de la sociedad civil y de los derechos sociales en el norte de Marruecos, la Asociación Mujeres en Zona de Conflicto Marruecos recibe, de manos de Trinidad Jiménez, la importante cifra de 380.000 euros. Con este dinero, se busca favorecer las políticas de igualdad de género y favorecer un desarrollo humano sostenible en la zona norte de Marruecos. Otra asociación, conocida por el nombre Proyecto Local, integrada básicamente por personal que trabaja en el ámbito local en Cataluña, recibe  otros 203.220 euros para el fortalecimiento del desarrollo local, la gobernanza y la ciudadanía en Marruecos. La Asociación Catalana para el Tiempo Libre y la Cultura recibe 350.000 euros para realizar y promocionar programas en Marruecos, que contribuyan al desarrollo social y cultural, en beneficio de las poblaciones residentes y entidades locales marroquíes. Hasta la Sociedad Española de Ornitología en Marruecos es también premiada con 79.000 euros por el Ministerio de Exteriores, para la salvaguarda del medio ambiente de nuestros vecinos del norte de África.
Tampoco hay dinero para financiar a nuestras pequeñas y medianas empresas, ni para dar una salida digna a nuestros jóvenes que quieren trabajar, pero impulsaremos el tejido empresarial de Guinea Conakry y prepararemos a juventud de ese lugar para insertarla laboralmente. De estos menesteres se encargará la Asociación PROYDE (Promoción y Desarrollo), que para eso recibe, de manos de la ministra Trinidad Jiménez,  nada menos que 520.872 euros.  Se trata también de una organización no gubernamental que, entre otras cosas, se ha dedicado a dar a conocer y a fomentar una campaña denominada “Mundo con ‘M’ de Mujer”.
La organización AIDA (Ayuda, Intercambio y Desarrollo) es también, según dice, una asociación sin ánimo de lucro, independiente, apolítica y aconfesional, y fue creada en 1999. Esta organización ha recibido del Ministerio de Exteriores y de Cooperación dos jugosas partidas de dinero. La primera de ellas por importe de 207.000 euros para incorporar en Camboya la problemática del género en la producción acuícola y acceso al pescado de calidad para el desarrollo sostenible del sector. La otra cantidad de dinero que recibió la asociación AIDA asciende a la cantidad de 288.867 euros, que deberá destinar íntegramente al empoderamiento e inclusión social de las trabajadoras inmigrantes en Beirut.
Y así podríamos seguir, hasta completar unos cuantos millones de euros, muchos millones, si tenemos en cuenta nuestra situación económica y las necesidades que nos acucian. El Gobierno de Zapatero, con la disculpa de la cooperación internacional, funde dinero sin consideración. En la tómbola del Ministerio de Exteriores, Guatemala por ejemplo fue agraciada con casi dos millones de euros y los territorios palestinos se han hecho con la bonita cifra de 1.175.000 euros. Y para estos dispendios millonarios, lo hace casi siempre a través de asociaciones o fundaciones  afines a la izquierda española, entre las que, a veces, aparece alguna muy próxima  a Batasuna, como es en este caso la Fundación Mundubat que se lleva un opíparo aguinaldo de 248.000 euros. El dinero este llegará o no llegará al destino que se le asigna, pero seguro que más de uno, gracias a estas generosas dádivas, veranea gratis total más allá de nuestras fronteras.
Gijón, 19 de mayo de 2011
José Luis Valladares Fernández

sábado, 21 de mayo de 2011

ZAPATERO EN EL MITIN ELECTORAL DE GIJÓN

En los mítines socialistas, de cara a las elecciones del 22 de mayo, todos los que se suben a la tribuna siguen fielmente la consigna de acusar al Partido Popular de pertenecer a la extrema derecha. Y también le acusan, faltaría más, de utilizar el terrorismo para obtener infamantes réditos electorales. Y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en sus intervenciones allí donde le dejan,  sigue al pie de la letra ese esquema ideado indefectiblemente por José Blanco o por Alfredo Pérez Rubalcaba. No en vano son los dos estrategas máximos, que se encargan actualmente de marcar las pautas que deben seguir los socialistas.

El pasado día 8 de mayo Rodríguez Zapatero se acercó a Gijón para echar una mano a sus cofrades socialistas asturianos. Comenzó su mitin, como suele ser habitual en él, dando prácticamente por supuesto que el bienestar social es una de las conquistas maravillosas del socialismo y que, gracias a su paso por La Moncloa, recibió el mayor impulso de su historia. De ahí que repitiera, una y otra vez, que nunca había habido en la democracia española una política social tan consistente, tan profunda y tan duradera como ahora. Para preservar estos logros sociales, hay que cerrar con decisión el paso al Partido popular. Si ganara este partido, advirtió reiteradamente, desmantelará el estado de bienestar social.

En Gijón, no hizo como en Santander dos días más tarde, cuando montó en cólera y llamó bellacos a los que cuestionaban los avances sociales durante su paso por el Gobierno y le acusaban de haber hecho, en ese terreno,  los recortes más amplios en la historia de nuestra democracia. Aquí se mostró mucho más comedido. Y es que, por su planetaria incompetencia, el PSOE se va quedando sin los argumentos tradicionales que venía utilizando descaradamente desde los tiempos de Felipe González. Ahora ya no pueden acudir al socorrido ‘que viene la derecha’.  Y la consecuencia inmediata de la llegada de la derecha, según decían, era la reducción importante de las pensiones e incluso la eliminación de las mismas. Y reducir las pensiones, ya lo hemos visto, solamente lo ha hecho la izquierda.

Siguen metiendo miedo con la derecha, pero sin hacer referencia alguna a las pensiones. Para los socialistas y para el propio Rodríguez Zapatero, el Partido Popular se ha pasado a la extrema derecha. Siguiendo la consigna puesta en marcha para estas elecciones, Zapatero repitió varias veces y de distinta manera que el Partido Popular es "la derecha más a la derecha de Europa". Según confesó el presidente del Gobierno, en el pabellón de deportes de La Guía de Gijón,  “con este gobierno tenemos los niveles de protección social más altos que nunca; el PP cuando gobernó no hizo políticas sociales, ahora no las apoya y si gobernara iríamos atrás en políticas sociales… Esto no es un slogan ni retorica electoral, estos son los hechos”.

El leitmotiv de toda la campaña socialista es hacer ver la derechización extrema del Partido Popular. Es el argumento básico de Zapatero y de todos sus esbirros para que los ciudadanos nieguen su respaldo al partido de Rajoy. Las razones  aducidas por Zapatero no pueden ser más peregrinas, "porque ahora que no pido el voto para mí, -lo dijo de mil maneras-  tengo que decir que tenemos la derecha más a la derecha de Europa, que usa la lucha contra ETA en el combate político, que no respeta al Tribunal Constitucional y que no apuesta ni ha defendido nunca las políticas ni los derechos sociales". Es más. Han dicho hasta la saciedad que, si ganara el Partido Popular, privatizarían la Sanidad y la educación. Menos mal que, por esta vez, se han olvidado del famoso doberman.

Si el Partido Popular ganara las próximas elecciones, ha tronado Zapatero en Gijón, “empezará a desmantelar y a dejar en manos de actuaciones privadas” el estado de bienestar. Y añadió en el mismo tono de voz, sólo los socialistas “son quienes frenan y ganan a esta derecha”. Defiende la idea de que todo lo que hace el Gobierno socialista va encaminado a crear empleo. Por eso se ha optado decididamente  por las reformas laborales y por el sacrificio que estas comportan, pues “siempre que hay reformas hay que hacer sacrificios”. Y ha insistido sin tapujos y con el mayor descaro, que el desempleo en España es debido al modelo económico, puesto en marcha por el Partido Popular en 1996. Y para solucionar el problema que supone una tasa de paro tan elevada y salir airosamente de la crisis económica, no nos vale la vuelta  a las políticas del crédito fácil, tan utilizado en la época de Aznar.

Y termina su mitin acusando al Partido Popular de no arrimar el hombro, de no querer saber nada de las reformas que se precisan para revertir nuestra situación económica. Pero, según dice Rodríguez Zapatero, el Gobierno y el PSOE están dispuestos a poner en marcha ellos solitos las reformas que se precisen, porque  “tenemos a la derecha más a la derecha de Europa, que dice las cosas que dice y no apoya las conquistas sociales”. Finaliza su intervención pidiendo a los ciudadanos que voten al PSOE, “para defender el estado de bienestar que tanto nos ha costado desarrollar en este país”, y previniéndoles otra vez contra la derecha protagonizada por el Partido popular. 

Eso de meter miedo con la derecha, se ha convertido ya en un mantra obligado para los socialistas. Y en realidad a quien de verdad hay que tener miedo  es a la izquierda, a esta perturbada izquierda española, que es la que rebaja los sueldos a los empleados públicos en primera instancia y después se los congela. A quien hay que temer es a esa izquierda irresponsable que no ha tenido miramientos con los jubilados y les ha congelado las pensiones. A quien hay que tener miedo es a esa izquierda insensata que hizo el mayor recorte de nuestra historia democrática por un lado y sigue despilfarrando millones de euros en subvenciones tremendamente disparatadas. Hay que temer a esa izquierda que acusa cínicamente al Partido Popular de privatizar la Sanidad y la educación, y después son ellos los que tratan de privatizar hasta la Lotería Nacional.

Gijón, 20 de mayo de 2011

José Luis Valladares Fernández

miércoles, 18 de mayo de 2011

EVOLUCIÓN DEL PODER ADQUISITIVO

En el mitin central del PSOE andaluz del 21 de febrero de 2010, celebrado en el Palacio de Ferias y Congresos de la ciudad de Málaga, José Luis Rodríguez Zapatero se arrancó por soleares y, enarbolando la bandera de su política social, aseguró solemnemente que, a pesar de la crisis, no habría recortes sociales. La frase literal del presidente del Gobierno, que venía repitiendo una y otra vez con las mismas o parecidas palabras, no podía ser más clara: “Conmigo de presidente jamás habrá en este país recortes sociales. Los trabajadores no van a perder derechos en la reforma laboral”. 

No se si habría oído ya campanas, el caso es que adelantó a los asistentes a ese mitin su intención de poner en marcha un plan de “máxima austeridad”, pero dejando claro que no habría sorpresas, precisando que “lo vamos a  hacer bien, garantizando que el gasto social no se va a recortar”. Pues la debacle se veía venir. Y había pasado poco más del mes, cuando Nicolás Sarkozy y Ángela Merkel le llaman  al orden y Rodríguez Zapatero se ve obligado a comerse las promesas lanzadas tan ligeramente. Fue en Bruselas, en concreto el 10 de mayo de 2010, cuando muy a su pesar no le queda más remedio que renunciar a su cacareado ideario.

Dos días después de ese durísimo fin de semana, el 12 de mayo  se debatía en el Congreso de los Diputados el Plan de recorte del déficit exigido por Bruselas para reducir en 15.000 millones de euros el gasto público. En ese debate, un reconvertido y desconocido Zapatero, con gesto adusto, plantea unas medidas extremadamente duras, anunciando el mayor recorte social de nuestra historia democrática. Y para meter mano al gasto público, huye de cualquier medida efectiva y acude a lo que le resulta más fácil, como es recortar el salario a los trabajadores públicos un 5% desde junio de 2010 y congelárselo para todo  el año 2011. Con las pensiones ocurre algo muy parecido, y tampoco van a ser revalorizadas, como era preceptivo, durante todo el año 2011. Y ya metidos en harina, decide también reducir 6.045 millones en obra pública y continuar con el costoso e inútil Plan E.

Este tijeretazo, presentado ahora hace un año por José Luis Rodríguez Zapatero, está teniendo permanentemente consecuencias nefastas en el bolsillo de los funcionarios y de los pensionistas. Tanto los trabajadores del sector público como los jubilados están sufriendo ya en sus carnes los lamentables efectos de un deterioro importante de su poder adquisitivo. Ese inoportuno tijeretazo, tremendamente polémico, ya causó un daño importante en la economía de esos colectivos, y eso que la inflación de entonces estaba en un limitado 1,5%. Ahora se han complicado aún más las cosas, ya que se han disparado exageradamente los precios. Y lo que es peor, se consolida, de manera muy peligrosa, esa tendencia ascendente iniciada ahora hace un año. La mayoría de los analistas económicos, entre los que se encuentra  FUNCAS, avisan de que el índice de precios acabará el año en un 3,5% por lo menos. Y muchos están ya hablando de una escalada hasta el 4%.

Que alguien diga que esto es un recorte social en toda regla, pone histérico a José Luis Rodríguez Zapatero. Ahí está su mitin del pasado de 11 en Santander cuando desencajado gritaba: “Proclamo y afirmo que miente como un bellaco el que diga que hemos hecho recortes y que ha retrocedido el bienestar social”. Y es que el presidente del Gobierno, acostumbrado a cambiar a su antojo el significado originario y auténtico de las palabras, no sé cómo llamará a ese deterioro tan brutal del poder adquisitivo de muchos millones de personas. Son muchas las familias que sufren los efectos de este recorte radical, lo que limita su posibilidad de allegar recursos suficientes para cubrir adecuadamente  sus gastos cotidianos más elementales. 

Los pensionistas pierden poder adquisitivo, prácticamente desde el primer año de jubilados, aunque se cumpla al pie de la letra lo acordado en junio de 2006 en el marco del Pacto de Toledo. Y es que los jubilados, de los artículos que forman parte de la cesta de la compra, utilizados para determinar el coste real de la vida, solamente consumen los productos más inflacionarios, como son los alimentos, el gas y la electricidad. Ahora, a ese deterioro gradual del poder adquisitivo, hay que sumarle íntegramente las subidas de precios de todo el año 2011,  y que, según todos los indicios, pueden dispararse por encima del 3,5% indicado.

Y si los jubilados lo tienen muy mal,  los funcionarios lo van a tener aún peor. El Gobierno ya les recortó su salario un 5% de media y, por si esto fuera poco, les congeló el sueldo durante el año 2011. Como las pagas extraordinarias van a ser reducidas, al menos en un 50%, el recorte real que van a sufrir en sus haberes va a superar el 8% ampliamente. Y esto, en el mejor de los casos, pues ya se habla de que los trabajadores públicos van a sufrir otro ajuste salarial, eliminando incluso hasta las pagas extraordinarias de junio y de diciembre. En ese caso, el recorte salarial sería aún mucho mayor.

Con estas medidas que afectan de lleno a los funcionarios y a los pensionistas y que Rodríguez Zapatero se niega a reconocer como recortes, los salarios de unos y las pensiones de los otros han sufrido un amplio deterioro en cuanto a su poder adquisitivo. Por lógica esos sueldos disminuidos y esas pensiones estancadas valen ahora mucho menos, ya que los productos de la cesta de la compra cuestan cada vez más. Así que los funcionarios o trabajadores públicos pueden haber perdido hasta un 20% de poder adquisitivo en menos de un año y los pensionistas rondarían el 10%. De esta manera el poder adquisitivo de los españoles, se sitúa evidentemente por debajo de la media de la Unión Europea y bastante por detrás de otros países que para nosotros nos sirven de referencia como es el caso de Italia, Francia o Bélgica. 

No se si Zapatero ha tenido que tragar mucha saliva o no, para recortar tan drásticamente los salarios de los funcionarios y congelar las pensiones, cosa que nadie, hasta ahora, se había atrevido a hacer. Contrasta esta toma de decisiones con su actitud de 2008, cuando se le pedía un mínimo de austeridad para hacer frente a la crisis que ya comenzaba a hacer estragos. Afirmaba entonces  que el Gobierno no era “partidario de esa constricción del gasto porque afectaría a la retribución de los empleados públicos, a la necesidad para las pensiones mínimas y al desarrollo de la ley de Dependencia”. Y así, hemos llegado a este final desastroso de una gestión política y económica tremendamente lamentable.

Gijón, 15 de mayo de 2011

José Luis Valladares Fernández

sábado, 14 de mayo de 2011

PREOCUPANTE EVOLUCIÓN DEL PARO

Los venturosos augurios sobre el comienzo de nuestra recuperación económica y el inicio de la creación de empleo, repetidos una y otra vez por José Luis Rodríguez Zapatero y coreados incansablemente por los distintos miembros de su Gobierno, más que cuajadas realidades, son terribles falacias que cada vez descorazonan más a los verdaderos paganos de la crisis. Los datos del paro, siempre en ascenso, son extremadamente preocupantes y ponen de manifiesto el fracaso de las distintas medidas adoptadas por el Ejecutivo, incluida la supuesta reforma laboral, tan entusiásticamente vendida por Zapatero y por sus adláteres.

De los dos métodos que hay para determinar el número de desocupados en España, el Gobierno utiliza más el del paro registrado en los servicios públicos de empleo, por que se presta mejor a los enjuagues para camuflar parados y dulcificar así la crueldad de los datos reales. Es lo que ha hecho ahora Rodríguez Zapatero, eligiendo los resultados de las personas inscritas en las oficinas del paro, después de haber sido convenientemente cocinados por el Ministerio de Trabajo. De ahí  ese inoportuno optimismo del presidente del Gobierno que, al finalizar el mes de abril, afirmó que  los datos del Instituto Nacional de Empleo (INEM) posiblemente avalen las previsiones que tiene el Ejecutivo de crear empleo neto en la segunda mitad del año. El paro, según esto, habría tocado techo.

Mientras que el paro registrado recoge exclusivamente el número de demandantes de empleo que se han inscrito  en los registros de las oficinas de empleo, los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que elabora el Instituto Nacional de Estadística son un reflejo, mucho más fiable, de la evolución del mercado laboral. Pues hay que tener en cuenta que se trata de una encuesta trimestral dirigida al conjunto de las familias españolas. Su finalidad principal es obtener datos fiables de todos los ciudadanos en edad de trabajar, indicando su situación real con respecto al mercado de trabajo, tanto si están ocupados y activos, como si están parados o inactivos.

La evolución del trabajo a lo largo del primer trimestre de 2011, según los últimos datos de la EPA, es auténticamente catastrófica, ya que se alcanzaron los 4.910.200 parados, el nivel más alto de desempleo desde 1997. La desocupación en esos tres primeros meses de este año llegó al 21,3% de la población activa, un punto más que en el último trimestre de 2010. Evidentemente estos datos son mucho más negativos que los ofrecidos por las oficinas de empleo, según las cuales, el volumen total de desempleados, a finales del pasado mes de abril, sería de 4.269.360. Esta cifra tiene más que ver con los deseos del Ejecutivo que con la cruda realidad de los hechos.

Durante el primer trimestre de 2011, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, se volvió a destruir empleo, ya que la ocupación registra un descenso de 256.500 personas, hasta un total de 18.151.700 ocupados. Lo que nos da  una tasa interanual de variación del empleo del -1,31%. El número de desocupados de este trimestre asciende a los 213.500  que,  agregados a los que venían de atrás, nos da la brutal cifra ya conocido de 4.910.200 parados y una tasa de paro escalofriante de prácticamente el 21,3% de la población activa. En el mismo periodo de tiempo, los parados de larga duración aumentaron en 60.100, un escandaloso 2,93% más, acumulando ya un incremento de 427.000 desempleados en el último año. También repuntó el paro en el colectivo de los que buscan empleo por primera vez, hasta alcanzar los 17.000 desempleados más. Durante los últimos doce meses, los parados sufrieron un aumento de 297.400 personas más.
Y si es tremendamente crudo el dato de los 4.910.200 parados, es más sangrante aún, por lo que tiene de drama, el número de hogares con todos sus miembros activos en paro que, en el primer trimestre de 2011, aumenta en 58.000, hasta llegar a la alarmante suma de  1.386.000, lo que significa un 4,37 más que en el trimestre anterior. Durante todo el año anterior, ese incremento fue  de 87.500 hogares,  lo que hace un 6,74% más. Al mismo tiempo, durante los tres primeros meses de 2011, se redujeron en 154.600 los hogares con todos sus miembros ocupados. Esa reducción fue de 129.000 hogares durante todo el último año.

Si comparamos  los datos de la EPA del primer trimestre de 2011 con los aportados para ese mismo período de tiempo por Eurostat, quedamos francamente muy mal. La tasa de paro en la Eurozona, al finalizar marzo, era del 9,9%. Y si nos referimos a los 27 países que componen la Unión Europea, la tasa de paro queda en el 9,5%.  En ambos casos, no solamente batimos el record, sino que doblamos ampliamente esa tasa de paro. Los países europeos con menor tasa de paro fueron Holanda con el 4,2%, Austria con el 4,2% y Luxemburgo con el 4.5%. Hasta Lituania (17,3%) y Letonia (17,2%) tienen una tasa de paro significativamente mejor que la nuestra.

Es verdad que el Gobierno ve indicios de recuperación por todas partes, pero los datos reales que podemos constatar son todos tremendamente negativos.  El desempleo en España aumentó en todos los sectores, sobre todo en el sector servicios donde se llegó  a los 94.700 parados. Le siguió industria con 21.200, agricultura con 17.200 y el sector de construcción con otros 3.300 parados. Los trabajadores por cuenta propia, entre los meses de enero y marzo de este año, disminuyeron  en 59.300 personas, con lo que el número total de empleados por cuenta propia no pasa de los 3.024.800 trabajadores. Y no digamos nada de los jóvenes, entre los que se registran las cifras más altas de desempleo, con un paro al finalizar marzo del 44,6%, tres décimas más que en febrero. 

Hay además otro dato, tan preocupante o más que los casi cinco millones de parados. Este dato, aunque no aparezca reflejado en la Encuesta de Población Activa, va a limitar necesariamente la capacidad de crecimiento de la economía española. Pues, tal como se inició hace ya tiempo,  sigue cayendo continuamente el número de personas activas, el de asalariados del sector privado y también el número de empresarios. Por otro lado, y a un ritmo nada despreciable, están creciendo los funcionarios o trabajadores del sector público y las llamadas clases pasivas. Lo que ocasionara indefectiblemente que el sector productivo español sea cada vez más pequeño y menos competitivo, ya que cada vez hay más gente que vive de los impuestos o de los sueldos de otros.

Gijón, 9 de mayo de 2011

José Luis Valladares Fernández