Las veleidades soberanistas del
primer secretario del PSC, Pere Navarro, han descolocado al incombustible
Alfredo Pérez Rubalcaba, provisional líder del PSOE. Fue el pasado día 19 de
febrero, cuando Pere Navarro abrió la caja de los truenos en la Cámara de
Comercio de Barcelona y solicitó abiertamente, ante un grupo de empresarios, la
abdicación del Rey Juan Carlos a favor de Don Felipe. Se trata, claro está, de una simple ocurrencia que ni siquiera avalan
los demás miembros de su propia formación política.
Con semejante andanada, además de
poner en peligro el ya problemático entendimiento entre el PSOE y el PSC, el líder de los socialistas catalanes dejó al
pobre Rubalcaba a plena intemperie en el
momento menos oportuno, precisamente cuando estaba preparando su primera intervención
en un Debate del Estado de la Nación. Esta salida por peteneras de Pere Navarro
desconcentró a Rubalcaba y lo dejó totalmente tocado y sin argumentos para
criticar con contundencia la actuación del Gobierno y de su presidente. Esto
explica el lamentable papelón que hizo en ese debate el todavía secretario
general de los socialistas españoles.
Y como las desgracias nunca vienen
solas, Rubalcaba se encuentra, muy pocos días después, con otra inoportuna pirueta del rebelde Pere
Navarro. El pasado 26 de febrero se votaban en el Congreso dos propuestas de
resolución, una de CIU y otra de la Izquierda Plural. Y en ambas se reclamaba
el respeto al derecho a decidir de los catalanes e instaban al Gobierno a que
autorizara la convocatoria de una consulta popular en Cataluña. El primer
secretario del PSC y sus huestes, con la excepción de Carmen Chacón, desoyendo
las pertinentes recomendaciones del PSOE, apoyaron unánimemente la celebración
de esa consulta, siempre y cuando sea “legal y vinculante”.
Con esta postura perturbadora, los
socialistas catalanes se reafirmaron, una vez más, en sus tesis soberanistas, y
con este encontronazo con el PSOE, nos demostraron palpablemente que, al día de
hoy, no hay ningún tipo de sintonía entre ambas fuerzas políticas. Y algo
tendrá que ver en esta especie de divorcio entre el PSC y el PSOE, la falta evidente
de liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba. Y es que el secretario general de los
socialistas no tiene tirón, carece totalmente del carisma y del don de gentes
que utilizan los verdaderos líderes políticos para fascinar a las gentes primero,
y arrastrarlas después.
Los líderes carismáticos no se
hacen, como los buenos poetas y los pintores tienen que nacer. Los líderes
prefabricados, los de diseño, como es el caso de Rubalcaba, jamás serán capaces
de seducir y de someter a nadie. Los que
carecen de semejante don de gentes y del más mínimo atractivo personal, jamás
serán capaces de ilusionar a nadie. Los advenedizos tendrás que apoyarse
necesariamente en algún suceso extraordinario de tipo social, político o
económico para enfervorizar a las masas y hacer que estas les obedezcan. Es lo
que hizo precisamente Rubalcaba en vísperas de las elecciones generales de
2004, utilizó el terrible atentado del
11-M para cercar primero las sedes del Partido Popular y después ganar las
elecciones.
Esa ruptura de la disciplina de
voto por parte de Navarro y sus huestes estuvo a punto de acabar con esa larga
etapa de convivencia y entendimiento entre el PSOE y el PSC. Destacados miembros
de ambos partidos confesaban abiertamente que la situación era insostenible. El
mismo Alfonso Guerra, por ejemplo, estaba convencido de que la ruptura entre
ambas formaciones era ya inevitable y que, en adelante, el PSOE tenía que desembarcar
en Cataluña con sus propias siglas.
Aunque Rubalcaba se llevó un gran
disgusto por la desobediencia y los desplantes de Pere Navarro, lo disimuló
como pudo y trató de calmar los ánimos y de frenar los aires de ruptura que se
respiran en el ambiente. Sabe perfectamente que, desde que abandonó el
Ministerio de Interior, no le tiene miedo nadie, ni en el PSOE ni en el PSC, y
cada vez son menos los que le respetan y obedecen. Así que, tratando de
sobreponerse a semejante fracaso, recurre a lo único que sabe hacer, a
pastelear con unos y con otros para jugar con ventaja la que probablemente sea
su última baza.
Tratando de no armar mucho ruido, Rubalcaba
acepta que se imponga una multa de 600 euros a todos los diputados del PSC por
no haber acatado la disciplina de voto. Propicia igualmente que José Zaragoza dimita de su cargo en la
dirección del Grupo Parlamentario Socialista, pero no va más lejos. Quiere
hacernos ver que se trata simplemente de pequeñas discrepancias con los
socialistas catalanes, discrepancias que habrá que revisar cuidadosamente, pero
nada más. Por lo tanto, no habrá ruptura y se mantendrá la relación y cooperación
amistosa entre ambas fuerzas políticas.
Dice Rubalcaba que, en adelante, “El
PSC debe consultar al PSOE cuando decida un tema sobre España y el PSOE debe
consultar al PSC cuando decida un tema sobre Cataluña”. Con esta frase, el
secretario general de los socialistas españoles se retrata y deja entrever que
tiene una idea muy pobre de la unidad de España y de la igualdad entre todos
los españoles. Pero esto, para Rubalcaba, tiene muy poca importancia. Es cierto
que pretende cerrar, cuanto antes mejor,
el frente que le han abierto los diputados catalanes, pero solamente después
de sacar el mayor provecho posible a las discordias que se han desatado en el
seno del PSC.
La postura adoptada por Carme
Chacón en la polémica desatada con la consulta soberanista catalana la
indispuso con unos y con otros. Al mantenerse al margen en el pleno del
Congreso, y no votar en contra de la
resolución de CIU y de Izquierda Plural, molestó a los del PSOE. Se enemistó
igualmente con el PSC al desmarcarse de
sus directrices y no apoyar dicha resolución. Este comportamiento de la ex
ministra Chacón fue calificado directamente por Pere Navarro como “poco leal”. Al
reconstruir los puentes rotos, no es de extrañar que un personaje tan retorcido
como Rubalcaba, intente deshacerse de la amenazante sombra de Carme Chacón,
aprovechando ese distanciamiento de ella con el PSC.
De todos modos Alfredo Pérez
Rubalcaba no gana para disgustos porque está viendo que, el camino hacia la Presidencia
del Gobierno, cada día está más lejos. Es cierto que maneja muy bien la
dialéctica y que comunica de manera bastante aceptable, pero pesa mucho su
historia. De ahí que no cuaje ninguna de sus aspiraciones y crezca
alarmantemente cada día el número de los ciudadanos que le rechazan. Según una
de las últimas encuestas, Rubalcaba bate negativamente todos los récords: un
94% de los encuestados no se fía de él y un 87% cuestiona su labor de oposición.
Hasta un 79% de los votantes del PSOE desaprueba su manera de liderar esa
oposición.
Cada día está más claro que
Rubalcaba no da la talla para presidir un Gobierno de España. Despertó muchas
expectativas en un principio, pero que se han esfumando rápida y gradualmente con
el tiempo. Abusó quizás de la demagogia
barata que suele utilizar la izquierda y también ha pesado mucho su pasado
reciente y remoto. No es una buena carta de presentación el haber sido
vicepresidente del Gobierno que nos llevó al mayor desastre económico que se conoce. Y lo
malo es que el PSOE, hasta ahora, no ha encontrado una alternativa mejor. Porque
Carme Chacón, que ha estado al acecho y
tenía un buen número de valedores, sobre todo entre los socialistas catalanes,
no es más que un mal bluf para esos menesteres.
Para asumir el cargo de presidente
del Gobierno hace falta algo más que buena voluntad, que es lo único que nos
ofrece la ex ministra Chacón. Podrá ser una buena secretaria general del PSOE,
nadie lo duda, pero para presidir el Gobierno de España, hace falta algo más.
Aunque tenga raíces andaluzas, y dejando a un lado si apoyó o no en su día a
Pepe Rubianes, ha dado muestras, más que sobradas, de su exacerbado
catalanismo. Y con ella al frente del Gobierno, volveríamos nuevamente al
zapaterismo y todas sus acciones estarían marcadas por las ocurrencias más
variadas y por la improvisación. ¡Que razón tenía Juan Carlos Ibarra, cuando
dijo que “Chacón es Zapatero con faldas”!
Gijón, 5 de marzo de 2013
José Luis Valladares Fernández
Ya he dicho, y mantengo, hace tiempo que el PSOE anda a la deriva.
ResponderEliminarVaya jaula de grillos se ha convertido este partido,lo mas interesante es que continue asi,jejeje,un saludo,
ResponderEliminarÚltimamente el Bellotari se siente libre para decir lo que piensa y con frecuencia lo clava...
ResponderEliminarEse partido está en demolición ,y pese a cierta satisfacción personal, comprendo que debe haber un partido de alternativa en España; espero que el de Rosa Díez pueda acabar ocupando ese espacio, pero lo veo bastante verde todavía.
Veo además ciertos movimientos a postularse como el de Pachi López, pero nunca perdería de vista al "manchego universal" de todas las salsas que además es el niño bonito de Pedro Jeta por "indultado"
Saludos
RuGal Y Chacó están sobradamente amortizados. Hoy por hoy, lo mejorcito que pueden hacer es coger carretera y manta si no quieren terminar de joder a su partido. Nunca mejor dicho lo de partido, porque está ya hecho tantos trocitos que van a necesitar mil toneladas de loctite para recomponerlo.
ResponderEliminarUn saludazo.
El PSOE esta roto, y considero urgente para España que pronto llegue un cambio radical de caras y visión en los socialistas. En Cataluña el espectáculo ya es grotesco.
ResponderEliminarSaludos.
Siempre les quedará IU.
ResponderEliminarPor muy descompuesto que esté el PSOE no debemos darlo por muerto, suponiendo que antes no ocurra nada recurrirá a las alianzas necesarias para recuperar la Moncloa, cosa que no puede hacer Rajoy. Además, el PSOE tiene esa voluntad de gobernar de la que carece el PP.
La noticia es que hsya un 6% que confía en RuGALcaba, con el historial que tiene!
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