Aunque son varias las versiones mitológicas de la
antigua Grecia que nos describen detalladamente las distintas andanzas de
Prometeo, coinciden todas ellas en señalar que estamos ante un personaje
legendario extremadamente valeroso e indomable. En todas ellas se afirma que
Prometeo era el más célebre de todos los Titanes y, por supuesto, el más
tramposo de los dioses menores. Era hijo de Jápeto y de la oceánide Clímene y
tenía otros tres hermanos: Atlas, Epimeteo y Menecio. Pero ninguno de ellos era
tan sagaz, tan astuto y tan atrevido como Prometeo. Y como no tenía miedo ni a
los dioses del Olimpo, ridiculizó a Zeus, que era el más grande de todos los dioses del panteón helénico.
Según se cuenta en una de esas versiones, hasta que
Zeus no fue elevado a la dignidad de rey del cielo, los dioses y los hombres
vivían juntos, comían en la misma mesa y compartían todos ellos la misma
felicidad. Tras el nombramiento de Zeus
como “padre de los dioses y los hombres”, se produce también el reparto equitativo
de honores y funciones entre los dioses y los hombres. Y es entonces cuando Prometeo,
el Titán amigo de los mortales, instituye el sacrificio ritual que, en
adelante, utilizarán los hombres para
honrar debidamente a los dioses.
En aquel primer sacrificio de la historia, Prometeo
ya trata de burlarse de Zeus. Comienza presentando un gran buey, que sacrifica
y descuartiza posteriormente y hace dos partes con sus restos: una para los
dioses y otra para sí mismo y para los mortales. En una de las partes pone
todos los huesos desnudos, pero cubiertos, eso sí, por una fina capa de grasa
aparentemente muy apetitosa. En la otra, para darle un aspecto francamente
repugnante, esconde toda la carne del animal bajo la piel y el estómago. Y deja
que sea Zeus, en calidad de rey del Olimpo, el primero en elegir la parte que
corresponde a los dioses. Como era de esperar, Zeus escogió la parte que
aparentemente era más sabrosa y exquisita. Y cuando descubre el engaño, monta
en cólera y castiga a toda la humanidad, llevándose el fuego de la tierra.
Pero Prometeo era demasiado intrépido para
amilanarse con la decisión de Zeus de castigar a los mortales de esa manera, privándoles
de algo tan necesario como el fuego. Así que, en vez de acobardarse y
consciente de su papel de benefactor de la humanidad, toma la valiente
determinación de robárselo directamente a los dioses. Con tal fin, sube al
monte Olimpo, dispuesto a coger el fuego del carro de Helios o de la forja de
Hefesto con un tallo de una cañaheja, y devolvérselo a los hombres para que pudieran
volver a calentarse.
Y después de tanto tiempo, llega Artur Mas i Gabarró
y trata de reeditar las andanzas y las aventuras de Prometeo. El heredero
político de Jordi Pujol, faltaría más, es excesivamente tramposo y embustero, tanto,
o incluso más, que el mítico Titán helénico, pero eso sí, sin
su perspicacia, y sin su inteligencia. Prometeo se burlaba del padre de los dioses
para sacar algún provecho que otro para la humanidad. Artur Mas, en cambio, se
mofa de las instituciones de España, de su Gobierno y de todos los españoles,
sabiendo además que causa también un daño irreparable al pueblo catalán.
No olvidemos que Artur Mas, además de ostentar la
más alta representación de la Generalitat
de Cataluña, es el representante ordinario del Estado en esa región, y que su
gestión, al frente de esa autonomía, está siendo extremadamente desastrosa. Por
otro lado, la investigación judicial sobre el famoso 3% sigue su curso, y
continúa el goteo de detenciones entre personas vinculadas a Convergencia. Y no es de extrañar, que el horizonte penal
del líder Convergencia se complique aún más, si, como cabe esperar, terminan
implicándole por ser simplemente el máximo responsable de esa formación
política.
Está visto que, Artur Mas, asume integra y deliberadamente
todas las tesis del separatismo catalán, en primer lugar, para esconder más
fácilmente su pésima gestión al frente de la Generalitat, que llevó a
Cataluña a perder su indiscutible hegemonía económica dentro de España. Y utiliza
a la vez, faltaría más, ese desafortunado desafío secesionista para ocultar también
los distintos casos de corrupción que le salpican.
El delirio rupturista de Artur Mas ha llegado tan
jejos, que disfruta jugando al despiste para desconcertar a toda la opinión
pública. Y como ha perdido los estribos, llama “verdugos de Cataluña y del catalán” a los
padres, que tratan insistentemente de obviar la inmersión lingüística, exigiendo
que se eduque a sus hijos en su lengua materna. El presidente de la Generalitat quiere que se continúe
aleccionando y adoctrinando en los valores tradicionales del independentismo
catalán a todos los escolares, para utilizarlos después, como hasta ahora, para
fines estrictamente políticos.
Hace ya tiempo que Artur Mas inició un camino que no
lleva a ninguna parte. Y todo para involucrar a los ciudadanos de Cataluña en
un proyecto secesionista radicalmente absurdo y tan ilusorio, que no tiene nada
que ver con la realidad. Y como ha perdido ya hasta el oremus, utiliza toda
clase de subterfugios para manipular la realidad a su antojo, presentándose
como una víctima más del sistema, lo que le lleva a organizar continuos
enfrentamientos con el Estado. Es más, hasta se permite el lujo de no acatar
ninguna de las resoluciones judiciales que le afectan que, en su caso, ahí es
nada, llevan aparejados los delitos de prevaricación, de malversación de
caudales públicos y de obstrucción a la Justicia.
Los nacionalistas catalanes han perdido el norte y
no les queda ya ni un ápice de sensatez. Acostumbrados a manipular la historia, utilizan
el victimismo como bandera y pregonan a los cuatro vientos que Cataluña es un
país ocupado y oprimido por España, nada menos que desde 1714. Y afirman
rotundamente que, si se mantiene intacta esa sumisión, los catalanes tendrán
que seguir soportando el fracaso cultural y social más absoluto y, por supuesto,
el hundimiento inevitable de la economía. Y para quebrantar más fácilmente la
legalidad establecida, e imponer su criterio, el responsable máximo de ese
nacionalismo populista, Artur Mas, utiliza descaradamente toda clase de
argucias, incluida la movilización irresponsable de las masas.
Con el bulo de la supuesta colonización de Cataluña
por parte de España, el presidente en funciones de la Generalitat manipuló y puso en pie de guerra a unos cuantos cientos
de miles de catalanes. Y escudado en esa especie de marea secesionista, aunque
el Tribunal Constitucional prohibió formalmente ese acto, organizó aquel absurdo
simulacro de Referéndum de
autodeterminación de Cataluña, sin que
nadie moviera un dedo para impedirlo.
Es verdad que Artur Mas, ha declarado ya ante el
Tribunal de Justicia de Cataluña, en calidad de imputado, por la consulta
ilegal del 9-N. Y aunque el juez le
atribuye, ahí es nada, los delitos de desobediencia, prevaricación,
malversación de fondos públicos y usurpación de funciones, es muy posible que Mas,
al contrario que Prometeo, se vaya de rositas y todo acabe en agua de borrajas.
No olvidemos que el nacionalismo catalán logró camelar a los redactores de la
Constitución, para dejar en ella su impronta indeleble. Más aún: hay cantidad
de esforzados valedores, sobre todo entre las gentes de la izquierda española, que
están dispuestos a dialogar con los insaciables nacionalistas, magnificar sus
singularidades y que terminarán aceptando, cómo no, que estamos ante un juicio
meramente político, y que el líder de Convergencia no ha hecho nada más que escuchar a la muchedumbre y obrar en
consecuencia.
Diga lo que diga la Constitución, muchos se han
creído aquello de que hay ciudadanos de
primera, de segunda y hasta de tercera. Y los nacionalistas catalanes, claro
está, son indiscutiblemente todos ellos ciudadanos de primera.
José Luis Valladares Fernández
El llamado proceso independentista, arranca con un presidente en funciones imputado por graves delitos, sin que al resto de sus socios parezca importarles demasiado. Con eso queda todo dicho.
ResponderEliminarTod el nacionalismo catalán tiene mucho que tapar. El pujolismo dejó todo infectado con el 3% ó más. Y Mas prefiere ir a la carcel por patriota catalán antes que por las mordidas.
EliminarEn vez de meter en la carcel a Artur Mas,y a todos su guardia pretoriana.El debil gobierno de Rajoy le pasa la patata calinte al Tribunal Constitucional.Aqui nadie quiere ser un valinte,lastima de Iberia como nacion.,saludos,
ResponderEliminarQue sea el Gobierno o que sea el Tribunal Constitucional el que imponga la cordura en esa zona de España, es lo de menos. Lo que hace falta es que se salvaguarde el Estado de Derecho. Saludos
EliminarEstán en fase de farsa bufa con la soga cada vez más apretada al cuello...yo deseo que esto vaya mucho más allá de gestos leguleyos, pero está claro que anhelan que salte una chispa para enardecerse y no se la dan, ojalá dejen pronto de dar el coñazo y todos estos acaben inhabilitados y condenados por malversadores, sediciosos y lo que sea menester, pero el "roto" hoy por hoy carece de arreglo si no gobiernan otros y se recuperan o vigilan estrechamente las competencias en Educación...o rompes con tu cuñado insufrible o lo soportas con estoicismo cada reunión familiar, esto viene a ser lo mismo, la "conllevancia" famosa
ResponderEliminarYo creo que en esa postura hay segundas intenciones, pero no exactamente que se les de motivos para que se enardezcan. Mas sabe que, más pronto o más tarde, tendrá que pasar por la trena y, de tener que recalar allí, quiere que sea por exceso de patriotismo catalán y no por los manejos irresponsables del dinero de todos los españoles
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