Las diversas Entidades de Gestión Colectiva de Derechos de Propiedad Intelectual que funcionan en España, por definición, debieran ser simples organizaciones asociativas dedicadas a la gestión de esos derechos, pero siempre, sin ánimo de lucro. Deben estar siempre, eso sí, sometidas a la tutela administrativa y, lógicamente, con la debida autorización ministerial.
Entre las funciones básicas de su cometido, está el administrar los derechos de propiedad intelectual que les sean cedidos por los propios titulares; establecer contratos generales con asociaciones de usuarios de su repertorio en celebraciones masivas; hacer efectivos los derechos de naturaleza compensatoria y realizar el reparto de las recaudaciones netas. Tampoco deben olvidarse de promocionar y de prestar los servicios asistenciales necesarios a los autores e intérpretes o ejecutantes asociados que lo necesiten.
De las ocho Entidades de Gestión Colectiva de Derechos de Propiedad Intelectual que existen en España, la SGAE, de la mano de Teddy Bautista, ha sido tradicionalmente la más beligerante. Hasta ahora, ninguna de las otras sociedades había igualado en celo recaudatorio desorbitado e ilógico a la SGAE. Pero ahora, una de ellas, la Asociación de Artistas, Intérpretes Sociedad de Gestión de España (AISGE), por lo que parece, quiere ganar el tiempo perdido y emular a la propia SGAE.
Está visto que la entidad que gestiona en España los derechos de propiedad intelectual de los actores, dobladores, bailarines y directores de escena, quiere olvidarse de los duros inicios que tuvo que soportar al comenzar su andadura en 1990, y se ha subido al carro de las entidades millonarias y trata de cobrar cánones absurdos como la SGAE. Pilar Bardem, presidenta de AISGE no quiere ser menos que su colega Teddy Bautista, rivalizando con él en inventar nuevos cánones completamente ilógicos e irracionales.
Y ahí tenemos a Pilar Bardem intentando cobrar derechos de autor a los hospitales por poner la televisión a los pacientes hospitalizados. Ya en 2008, en nombre de los actores, dobladores y demás patulea cuyos derechos de autor administra, reclamó una indemnización a la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada.
La entidad gestora AISGE que dirige Pilar Bardem, este verano pasado y después de la carta de reclamación enviada a la Federación de Clínicas Privadas, ha tenido la osadía de interponer una demanda contra la Clínica Santa Isabel de Sevilla, exigiendo el pago de ese canon.
Es demencial que Pilar Bardem, en nombre de AISGE, exija con esta demanda el abono de la remuneración que, según dice, corresponde a los artistas intérpretes del audiovisual, “como consecuencia de todos los actos de comunicación pública en la modalidad de transmisión y/o retransmisión de grabaciones audiovisuales, que realizan los centros de hospitalización privada” en las habitaciones destinadas a los pacientes.
Pilar Bardem, como si se tratara de una deferencia con sus interlocutores, ofrece a los centros sanitarios la posibilidad de negociar las distintas tarifas aplicables a estos centros. Eso sí, no pueden diferir mucho de las indicadas por ella misma y que vemos en el siguiente párrafo. “Por actos de comunicación pública de obras y grabaciones audiovisuales en zonas comunes del establecimiento de hospedaje, 45 euros trimestrales por cada local o zona común o acceso público: por actos similares en el interior de las habitaciones del establecimiento asimilado, una tarifa de 1,5 euros al trimestre por habitación ocupada, y de 1,12 euros al trimestre por habitación disponible; y por actos de visionado o consumo unitario de grabaciones audiovisuales en las habitaciones del establecimiento, 0,30 euros por cada visionado”.
Los hospitales privados, como es normal, se oponen al abono de dicho canon. Los responsables de estos centros sanitarios dicen, con toda la razón del mundo, que “El hecho de que un enfermo vea la televisión no significa que asista a la difusión de una actuación". Si logran cobrar a las clínicas privadas ¿cual sería el siguiente paso? ¿Intentar aplicar este canon a los domicilios privados? No olvidemos que, de personas así, puede esperarse cualquier cosa.
De no dejar las cosas como están, sería más normal, creo yo, que los propios actores y comparsa abonaran ese canon a los televidentes. Los actores y comediantes hispanos, si es que han conseguido cierta nombradía, se lo deben a los telespectadores españoles por aguantar impávidos ante la pequeña pantalla tanta chabacanería y zafiedad. Los titiriteros patrios, en su inmensa mayoría, aunque presumen de consumados artistas, no pasan de vulgares y mediocres comediantes. Tal es así, que sus actuaciones entran, casi todas, en lo que se conoce como simple españolada.
La talla de tanto saltimbanqui de la comedia como anda suelto por ahí, a pesar de la promoción gratuita que se les hace, deja mucho que desear. De ahí que muchas de sus actuaciones se salven por las subvenciones que les concede el Gobierno. Porque Zapatero, con el dinero que no es suyo, es sumamente magnánimo. Y más con aquellas personas afectas a alguna de las plataformas afectas al jefe del Ejecutivo. Sin la subvención con dinero público, muchos de ellos se verían obligados a abandonar el mundo de la farándula y dedicarse a otra cosa. Da pena decirlo, pero es así. No dan para más.
Gijón 9 de octubre de 2009
José Luis Valladares Fernández
Entre las funciones básicas de su cometido, está el administrar los derechos de propiedad intelectual que les sean cedidos por los propios titulares; establecer contratos generales con asociaciones de usuarios de su repertorio en celebraciones masivas; hacer efectivos los derechos de naturaleza compensatoria y realizar el reparto de las recaudaciones netas. Tampoco deben olvidarse de promocionar y de prestar los servicios asistenciales necesarios a los autores e intérpretes o ejecutantes asociados que lo necesiten.
De las ocho Entidades de Gestión Colectiva de Derechos de Propiedad Intelectual que existen en España, la SGAE, de la mano de Teddy Bautista, ha sido tradicionalmente la más beligerante. Hasta ahora, ninguna de las otras sociedades había igualado en celo recaudatorio desorbitado e ilógico a la SGAE. Pero ahora, una de ellas, la Asociación de Artistas, Intérpretes Sociedad de Gestión de España (AISGE), por lo que parece, quiere ganar el tiempo perdido y emular a la propia SGAE.
Está visto que la entidad que gestiona en España los derechos de propiedad intelectual de los actores, dobladores, bailarines y directores de escena, quiere olvidarse de los duros inicios que tuvo que soportar al comenzar su andadura en 1990, y se ha subido al carro de las entidades millonarias y trata de cobrar cánones absurdos como la SGAE. Pilar Bardem, presidenta de AISGE no quiere ser menos que su colega Teddy Bautista, rivalizando con él en inventar nuevos cánones completamente ilógicos e irracionales.
Y ahí tenemos a Pilar Bardem intentando cobrar derechos de autor a los hospitales por poner la televisión a los pacientes hospitalizados. Ya en 2008, en nombre de los actores, dobladores y demás patulea cuyos derechos de autor administra, reclamó una indemnización a la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada.
La entidad gestora AISGE que dirige Pilar Bardem, este verano pasado y después de la carta de reclamación enviada a la Federación de Clínicas Privadas, ha tenido la osadía de interponer una demanda contra la Clínica Santa Isabel de Sevilla, exigiendo el pago de ese canon.
Es demencial que Pilar Bardem, en nombre de AISGE, exija con esta demanda el abono de la remuneración que, según dice, corresponde a los artistas intérpretes del audiovisual, “como consecuencia de todos los actos de comunicación pública en la modalidad de transmisión y/o retransmisión de grabaciones audiovisuales, que realizan los centros de hospitalización privada” en las habitaciones destinadas a los pacientes.
Pilar Bardem, como si se tratara de una deferencia con sus interlocutores, ofrece a los centros sanitarios la posibilidad de negociar las distintas tarifas aplicables a estos centros. Eso sí, no pueden diferir mucho de las indicadas por ella misma y que vemos en el siguiente párrafo. “Por actos de comunicación pública de obras y grabaciones audiovisuales en zonas comunes del establecimiento de hospedaje, 45 euros trimestrales por cada local o zona común o acceso público: por actos similares en el interior de las habitaciones del establecimiento asimilado, una tarifa de 1,5 euros al trimestre por habitación ocupada, y de 1,12 euros al trimestre por habitación disponible; y por actos de visionado o consumo unitario de grabaciones audiovisuales en las habitaciones del establecimiento, 0,30 euros por cada visionado”.
Los hospitales privados, como es normal, se oponen al abono de dicho canon. Los responsables de estos centros sanitarios dicen, con toda la razón del mundo, que “El hecho de que un enfermo vea la televisión no significa que asista a la difusión de una actuación". Si logran cobrar a las clínicas privadas ¿cual sería el siguiente paso? ¿Intentar aplicar este canon a los domicilios privados? No olvidemos que, de personas así, puede esperarse cualquier cosa.
De no dejar las cosas como están, sería más normal, creo yo, que los propios actores y comparsa abonaran ese canon a los televidentes. Los actores y comediantes hispanos, si es que han conseguido cierta nombradía, se lo deben a los telespectadores españoles por aguantar impávidos ante la pequeña pantalla tanta chabacanería y zafiedad. Los titiriteros patrios, en su inmensa mayoría, aunque presumen de consumados artistas, no pasan de vulgares y mediocres comediantes. Tal es así, que sus actuaciones entran, casi todas, en lo que se conoce como simple españolada.
La talla de tanto saltimbanqui de la comedia como anda suelto por ahí, a pesar de la promoción gratuita que se les hace, deja mucho que desear. De ahí que muchas de sus actuaciones se salven por las subvenciones que les concede el Gobierno. Porque Zapatero, con el dinero que no es suyo, es sumamente magnánimo. Y más con aquellas personas afectas a alguna de las plataformas afectas al jefe del Ejecutivo. Sin la subvención con dinero público, muchos de ellos se verían obligados a abandonar el mundo de la farándula y dedicarse a otra cosa. Da pena decirlo, pero es así. No dan para más.
Gijón 9 de octubre de 2009
José Luis Valladares Fernández
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