La Ley de Memoria Histórica, además de inoportuna, es una ley tremendamente sectaria, cuyos objetivos políticos son claramente revanchistas. Además de cuestionar peligrosamente el consenso ejemplar de nuestra transición política, nos devuelve a aquella época trágica de la historia hispánica en que había buenos y malos peleándose entre sí. La Disposición adicional tercera de dicha ley lo dice bien claro: se trata de recuperar “la memoria histórica de la Segunda República, la represión de la dictadura franquista y la lucha por las libertades”. Me rio yo de las libertades de aquel estalinismo feroz que, a toda costa querían implantar en España, para lo que trataban de embaucar al pueblo incauto de entonces, ofreciéndole un paraíso utópico e imposible.
La memoria histórica, además, nos ha salido muy cara. En los últimos 5 años, el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha incrementado un 180% las subvenciones supuestamente destinadas para recuperar los restos mortales de las víctimas del franquismo y para ayudar a los represaliados por la dictadura. La realidad de este dispendio sectario, sin embargo, es muy diferente a lo que se dice en los medios oficiales. Todas esas subvenciones, como otras muchas, han ido a parar a manos de ciertos sindicatos y de determinadas asociaciones ligadas o afines al propio PSOE. Y lo han gastado exclusivamente, como era de esperar, en simple propaganda y no en ayudar a las familias que desean recuperar los restos de sus seres queridos.
Es normal que, sin aspavientos ni acusaciones, se recuperen todos los restos humanos que aún sigan en esas fosas comunes, sin distinción de bando o de colores, y se les restituya su dignidad, dándoles una sepultura más digna. Todos ellos merecen nuestra consideración, ya que fueron víctimas de la barbarie bélica que se desató desgraciadamente en nuestro país. Pero la Ley de Memoria Histórica no fue redactada para eso. Tiene esta ley una clara intencionalidad política. Se trata de reintroducir nuevamente la peligrosa discordia que dio al traste con el entendimiento entre unos ciudadanos y otros. Está claro que aún no hemos sido capaces de abandonar toda la carga ideológica que propició el infierno bélico de aquellos años. De ahí que haya todavía ayuntamientos como el de Córdoba que, a pesar de la terrible crisis económica, invierta 160.000 euros en la recuperación del camino histórico que utilizaban los maquis en aquella provincia.
Es claramente injustificable también el comportamiento del Ejecutivo, ante el hallazgo casual, el 11 de febrero de 2008, de una fosa común en Alcalá de Henares, en terrenos del cuartel de la Brigada Paracaidista. Se trata previsiblemente de una fosa común de la Guerra Civil. Como apareció dentro de unas instalaciones militares, el Ministerio de Defensa, de manera preceptiva, debiera haber informado inmediatamente de semejante hallazgo. Tampoco Rodríguez Zapatero hizo honor a su promesa solemne, durante la promulgación de la Ley de Memoria Histórica, de facilitar toda la información disponible sobre los terrenos en los que se localicen restos de víctimas de la guerra civil.
Aunque, según todos los indicios, se intentó ocultar la aparición de estos restos humanos, un soplo al diario ABC lo hizo imposible. Este periódico publicó los primeros datos el día 5 del mes de Marzo de ese mismo año. Y, si seguimos la cronología de los hechos, podemos pensar fundadamente que trataron de que la memoria histórica, se trocara, sin más, en una auténtica desmemoria histórica. Querían evitar, a toda costa, la molesta aparición de víctimas debidas, según todos los indicios, a la represión inmisericorde de la NKVD, con la aquiescencia culpable del Gobierno de la República.
Es de suponer que esta fosa común, hallada en Alcalá de Henares, tenga su origen en la inhumación de las víctimas masacradas en esa zona durante la guerra civil. Se da la circunstancia que dicha fosa apareció en unos terrenos, conocidos con el nombre de Barberán y Collar, donde tenía su asiento el cuartel general de la aviación republicana. Y no es solamente esto. En esa zona operaba, además, la 46ª División, bajo el mando, nada más y nada menos, que de Valentín González, alias “el Campesino”, que imbuido de los modos y maneras estalinianas, se distinguió precisamente por su agresividad y dureza.
El hallazgo casual de esta fosa tiene, sin lugar a dudas, un morbo muy especial, ya que es muy posible que, entre esos restos, se encuentren los del troskista Andrés Nín. Aquí es donde, efectivamente, se pierde su pista. Andrés Nín fue detenido en Barcelona el 16 de Junio de 1937 y trasladado a Alcalá de Henares donde fue salvajemente torturado por el estaliniano Orlov, jefe a la sazón del NKVD, sin que el gobierno republicano mostrara ningún reparo. Ni huyó a Salamanca, ni fue raptado por agentes de la GESTAPO, como quiso hacernos creer el propio Juan Negrín. Sencillamente fue asesinado después de ser salvajemente torturado.
Supimos de la existencia de esos restos por el diario ABC, pero aún hoy día no sabemos qué se hizo con ellos. Por lo que parece volvieron al mundo del silencio y del olvido. De todos modos, con Andrés Nín y sin Andrés Nín en esta fosa, las personas a las que pertenecen esos restos merecerían, creo yo, una reparación o recuperación histórica de su memoria, tal como propugna dicha ley. Debiera ser así con ley y sin ley de Memoria Histórica, ya que todos fueron víctimas lamentables de la Guerra Civil. Da igual que fueran nacionales o republicanos, o que perdieran la vida simplemente por odio y envidias, o por asistir a actos religiosos o por el enorme delito de creer en Dios. Todos ellos murieron por defender una idea determinada, acertada o no, en una época demasiado convulsa. Y todos ellos forman parte de esa supuesta Memoria Histórica, diga lo que diga Zapatero. Pues no solamente hubo represión en la parte dominada por los franquistas. En ambos bandos se cometieron bastantes atrocidades que, vistas en perspectiva y desapasionadamente, no encuentran justificación alguna.
Este Gobierno que padecemos, al frente del cual está Rodríguez Zapatero, se empeña en mirar al pasado que les ha sido ideológicamente adverso. Creen que retirando estatuas, placas y escudos y cambiando el nombre de muchas plazas y calles, ya se cambia la historia. Con esa su fijación por revolver el pasado, están arruinando su futuro y el de todos los españoles. Los hechos pasados nos pueden gustar más o menos, nos pueden afectar muy directamente o tocarnos de refilón. Pero están ahí y debemos respetarlos, ya que, de una manera u otra, han contribuido a fijar nuestra propia idiosincrasia.
Gijón, 1 de octuble de 2010
José Luis Valladares Fernández
La memoria histórica, además, nos ha salido muy cara. En los últimos 5 años, el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha incrementado un 180% las subvenciones supuestamente destinadas para recuperar los restos mortales de las víctimas del franquismo y para ayudar a los represaliados por la dictadura. La realidad de este dispendio sectario, sin embargo, es muy diferente a lo que se dice en los medios oficiales. Todas esas subvenciones, como otras muchas, han ido a parar a manos de ciertos sindicatos y de determinadas asociaciones ligadas o afines al propio PSOE. Y lo han gastado exclusivamente, como era de esperar, en simple propaganda y no en ayudar a las familias que desean recuperar los restos de sus seres queridos.
Es normal que, sin aspavientos ni acusaciones, se recuperen todos los restos humanos que aún sigan en esas fosas comunes, sin distinción de bando o de colores, y se les restituya su dignidad, dándoles una sepultura más digna. Todos ellos merecen nuestra consideración, ya que fueron víctimas de la barbarie bélica que se desató desgraciadamente en nuestro país. Pero la Ley de Memoria Histórica no fue redactada para eso. Tiene esta ley una clara intencionalidad política. Se trata de reintroducir nuevamente la peligrosa discordia que dio al traste con el entendimiento entre unos ciudadanos y otros. Está claro que aún no hemos sido capaces de abandonar toda la carga ideológica que propició el infierno bélico de aquellos años. De ahí que haya todavía ayuntamientos como el de Córdoba que, a pesar de la terrible crisis económica, invierta 160.000 euros en la recuperación del camino histórico que utilizaban los maquis en aquella provincia.
Es claramente injustificable también el comportamiento del Ejecutivo, ante el hallazgo casual, el 11 de febrero de 2008, de una fosa común en Alcalá de Henares, en terrenos del cuartel de la Brigada Paracaidista. Se trata previsiblemente de una fosa común de la Guerra Civil. Como apareció dentro de unas instalaciones militares, el Ministerio de Defensa, de manera preceptiva, debiera haber informado inmediatamente de semejante hallazgo. Tampoco Rodríguez Zapatero hizo honor a su promesa solemne, durante la promulgación de la Ley de Memoria Histórica, de facilitar toda la información disponible sobre los terrenos en los que se localicen restos de víctimas de la guerra civil.
Aunque, según todos los indicios, se intentó ocultar la aparición de estos restos humanos, un soplo al diario ABC lo hizo imposible. Este periódico publicó los primeros datos el día 5 del mes de Marzo de ese mismo año. Y, si seguimos la cronología de los hechos, podemos pensar fundadamente que trataron de que la memoria histórica, se trocara, sin más, en una auténtica desmemoria histórica. Querían evitar, a toda costa, la molesta aparición de víctimas debidas, según todos los indicios, a la represión inmisericorde de la NKVD, con la aquiescencia culpable del Gobierno de la República.
Es de suponer que esta fosa común, hallada en Alcalá de Henares, tenga su origen en la inhumación de las víctimas masacradas en esa zona durante la guerra civil. Se da la circunstancia que dicha fosa apareció en unos terrenos, conocidos con el nombre de Barberán y Collar, donde tenía su asiento el cuartel general de la aviación republicana. Y no es solamente esto. En esa zona operaba, además, la 46ª División, bajo el mando, nada más y nada menos, que de Valentín González, alias “el Campesino”, que imbuido de los modos y maneras estalinianas, se distinguió precisamente por su agresividad y dureza.
El hallazgo casual de esta fosa tiene, sin lugar a dudas, un morbo muy especial, ya que es muy posible que, entre esos restos, se encuentren los del troskista Andrés Nín. Aquí es donde, efectivamente, se pierde su pista. Andrés Nín fue detenido en Barcelona el 16 de Junio de 1937 y trasladado a Alcalá de Henares donde fue salvajemente torturado por el estaliniano Orlov, jefe a la sazón del NKVD, sin que el gobierno republicano mostrara ningún reparo. Ni huyó a Salamanca, ni fue raptado por agentes de la GESTAPO, como quiso hacernos creer el propio Juan Negrín. Sencillamente fue asesinado después de ser salvajemente torturado.
Supimos de la existencia de esos restos por el diario ABC, pero aún hoy día no sabemos qué se hizo con ellos. Por lo que parece volvieron al mundo del silencio y del olvido. De todos modos, con Andrés Nín y sin Andrés Nín en esta fosa, las personas a las que pertenecen esos restos merecerían, creo yo, una reparación o recuperación histórica de su memoria, tal como propugna dicha ley. Debiera ser así con ley y sin ley de Memoria Histórica, ya que todos fueron víctimas lamentables de la Guerra Civil. Da igual que fueran nacionales o republicanos, o que perdieran la vida simplemente por odio y envidias, o por asistir a actos religiosos o por el enorme delito de creer en Dios. Todos ellos murieron por defender una idea determinada, acertada o no, en una época demasiado convulsa. Y todos ellos forman parte de esa supuesta Memoria Histórica, diga lo que diga Zapatero. Pues no solamente hubo represión en la parte dominada por los franquistas. En ambos bandos se cometieron bastantes atrocidades que, vistas en perspectiva y desapasionadamente, no encuentran justificación alguna.
Este Gobierno que padecemos, al frente del cual está Rodríguez Zapatero, se empeña en mirar al pasado que les ha sido ideológicamente adverso. Creen que retirando estatuas, placas y escudos y cambiando el nombre de muchas plazas y calles, ya se cambia la historia. Con esa su fijación por revolver el pasado, están arruinando su futuro y el de todos los españoles. Los hechos pasados nos pueden gustar más o menos, nos pueden afectar muy directamente o tocarnos de refilón. Pero están ahí y debemos respetarlos, ya que, de una manera u otra, han contribuido a fijar nuestra propia idiosincrasia.
Gijón, 1 de octuble de 2010
José Luis Valladares Fernández
José Luis, he parado a mitad del escrito, si mañana se me han pasado las nauseas, sigo.
ResponderEliminarBuenas noches amigo
Estimado José Luis,
ResponderEliminarEs curioso ver como esta gente arranca placas y estatuas de la dictadura franquista a la vez que se empeña en recordarnos "lo horrible" que fue aquella etapa. Yo sigo viendo en Madrid alguna estatua de Largo de Caballero y alguna avenida dedicada a Pablo Iglesias. Incluso en Barcelona estuve en una calle llamada Sabino Arana.
Un saludo.
Hola José Luis, tú lo has dicho qué más da que fueran franquistas que republicanos, eran hombres y mujeres con familias y en muchos casos ni siquiera militantes, simples simpatizantes, ya ves qué delito, y con la poca cultura de aquellos ya me contarás, habría mucha gente con la ideología muy clara pero estoy segura de que muchos se vieron obligados a elegir un bando o el otro y de repente se vieron enfrentados a sus amigos de toda la vida.
ResponderEliminarA mí esa ley me parece de lo más cobarde, tira lapiedra pero esconde la mano, no me gusta esa ley, yo no te voy a negar que simpatizo con los republicanos y que detesto a la iglesia católica pero ante todo veo personas, hijos que tenían padres y padres que tenían hijos, y al final familias muertas de dolor.
Justicia se tenía que haber hecho mucho antes, en una transición como dios manda a mi entender.
Es horrible, espero que no nos veamos nunca en medio de una guerra, y que descansen todos en paz y un respeto para todos, que tanto unos como otros sufren igual. Ahora es muy fácil teorizar pero que no nos veamos nunca en situación, toco madera.
Un abrazo José Luis :)
Creo que las nauseas serán crónicas hasta que cambien muchas cosas en España.
ResponderEliminarTocas aquí otro de 'los pilares' del estilo Zapatillas que demuestra en qué mundo se mueve y que preocupado está por nosotros y por nuestro futuro.
No veo como aguantar hasta el 2012!!
Un saludo
Zapatero opera desde su sectarismo bilioso, que no tiene otro objeto que poner en solfa el proceso de Transición y provocar la división entre españoles, la confrontación.
ResponderEliminarAmén del tinte electoralista y como reclamo hacia el voto de la extrema izquierda, no le veo ninguna rentabilidad a tales acciones, a no ser que bajo ellas exista una tentación de cambio de Régimen y modelo constitucional cada día más plausible.
Con la que nos está cayendo, amigo Carlos, es normal que nos entre la "nausea", aunque por motivos diferentes que a J. Paul Sartre y a los existencialistas. A nosotros es al constatar que este Gobierno está deshaciendo España, y encima da la sensación que lo hacen intencionadamente. Como si solamente les guiara el odio visceral a nuestra tradicional cultura. A ver si, más pronto que tarde, alguien pone freno a este despropósito de Zapatero.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Sí, amiga Eva, quieren borrar tofda una etápa de nuestra historia. No hay que borrar nada, ya que es algo que sucedió. Quitan estatuas, placas y los nombres de las calles , de manera obscena, les cambian por otros de la izquierda. Desaparecen los que de alguna manera se relacionan con la época de Franco y los sustituyen por otros como Pablo Iglesias, Largo Caballero, Santiago Carrillo etc. Me parecería bien si les sustituyeran por hombres de la ciencia u otros que no evoccaran en nada la política. Y de poner estos, que respeten los otros.
ResponderEliminarPues todo lo pasado está ahí, para corregir errores e imitar lo bueno que pueda haber de unos y de otros.
Saludos cordiales
Así es, querida Vir. Simplemente por humanidad. Además se da la circunstancia de que la mayoría de los que se llevó por delante el ódio irracional de aquella época, carecían de ideas políticas. Dependiendo del sitio de su residencia, eran movilizados por los que dominaban inicialmente esa zona.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Zapatero, querida Natalia, es más corto que las mangas de un chaleco. Y lo que tiene de corto, lo tiene de malo. Es lo que se dice en mi tierra, es un tonto malicioso. Precisamente por esto es más peligroso. Quisiera pasar a la Historia como un gran hombre de Estado -le chifla la imagen- destacando por encima del resto. Pero como le faltan luces, le sale todo mal y pagamos todos el pato.
ResponderEliminarSaludos cordiales
La Historia es la que es y punto, no se puede reescribir a gusto del consumidor, sino aprender de ella y mirar hacia adelante...todo lo que dices es cierto, aunque hay que puntualizar que España debe ser el único lugar donde la Historia no la han contado los vencedores sino al revés, y donde el estalinismo que perdió la calle y la guerra se instaló en las universidades con la pasividad absoluta del Régimen (Tuñón de Lara, etc) y es ahora cuando se están poniendo los puntos sobre las íes en determinadas cuestiones y hay un cierto revisionismo que está siendo muy saludable para derribar no pocos mitos sobre la bondad de la República etc, que los tiene a esta gente "de los nervios"...la Memoria Histórica debe ser a dos bandas o no ser, y no ha hecho más que reabrir rencores que parecían superados.
ResponderEliminarAsí es, amiga Maribeluca, aquí la historia tratan de escribirla los perdedores, para darla el sesgo que a ellos les conviene. Y precisamente lo están haciendo porque se han dado cuenta que los que saben cómo sucedieron los acontecimientos temen ser tachados de franquistas o fachas, que es el apelativo que primero sacan a relucir los progres de via estrecha.
ResponderEliminarMenos mal que ahora les van saliendo personas que no se callan y procuran poner las tildes sobre las ies.
El izquierdismo de las universidades fue una especie de sarampión. A mí me tocó vivir esa guerra en Salamanca, sobre todo hasta la destitución del Sr. Tierno.
Saludos cordiales