Será muy difícil encontrar otro país, entre los de nuestro entorno, que pueda competir con España, ni en parados, ni en liberados sindicales. En cualquiera de los dos campos vamos ampliamente destacados y sin peligro alguno de que nos arrebaten ese desgraciado record que ostentamos. En cuanto a las personas que se han quedado sin trabajo, tenemos datos más o menos fiables. Eso sí, al numero oficial reconocido, tenemos que agregar otros muchos; primero los que el Ministerio de Trabajo tiene maliciosamente camuflados haciendo cursos inútiles; y también, como no, todos aquellos que no figuran en esas listas, porque tristemente no han sido capaces de encontrar su primer trabajo.
Son muchas, sin embargo, las dificultades que encontramos para saber exactamente el número de liberados sindicales que, de manera habitual, viven del cuento y del sudor ajeno. Si los sindicatos conocen esa cifra, la guardan celosamente, aunque es muy posible que la desconozcan detalladamente. Y si les preguntas, te contestarán como Celestino Corbacho cuando aún era Ministro de Trabajo: son todos los que deben estar (por ley) y están todos los que son. La unanimidad en las cifras dadas, tanto en el sector privado como en el público, brilla por su ausencia, siendo extremadamente abultadas las diferencias de unas fuentes a otras.
En todo caso sabemos que el número de liberados es excesivamente elevado. La cifra más frecuente que nos encontramos sobrepasa los 340.000 liberados, de los que, según la patronal CEOE, 290.000 pertenecen al sector privado. Por supuestos, no todos los liberados emplean el mismo número de horas al servicio exclusivo del sindicato. Los hay que reparten sus horas laborales entre el sindicato y la empresa que les paga. Hay otros que no aparecen por la empresa nada más que a la hora de cobrar. Son las personas que, a tiempo completo, hacen solamente labores sindicales. Su número es también muy difícil de determinar. Si nos atenemos a lo que se dice en el Estatuto de los Trabajadores, son 15 las horas ‘sindicales’ mensuales por cada 10.000 trabajadas. Esto nos daría una cifra de 50 millones de horas ‘liberadas’, más o menos la jornada de unas 40.000 personas, a tiempo completo.
Y 40.000 personas liberadas, viviendo del cuento y al servicio exclusivo de los sindicatos, es un número escandalosamente alto. Es cierto que hay fuentes que reducen esa cifra, pero aún así, la lista de liberados es demasiado alta. Y de ellos, un buen número pertenece al sector público. Con ser ya muchos los liberados que cobran su sueldo del erario público, el Ministerio de Trabajo amplia aún más ese número. Con tal motivo, en el Boletín Oficial del Estado del pasado día 25 de marzo concede unas ayudas, una de 906.670 euros y otra de 296.130 euros, a los sindicatos mayoritarios. Según dicho BOE, se trata de “financiar el mantenimiento de representantes sindicales, con dedicación exclusiva a las funciones sindicales en el ámbito de la enseñanza privada sostenida total o parcialmente con fondos públicos”.
Estas ayudas, cuya suma total asciende a 1.202.800 euros, sigue diciendo el BOE citado, se conceden “para sufragar, durante el año 2011, los gastos correspondientes a salarios, cargas sociales y gastos de gestión necesarios para la retribución” de los nuevos liberados sindicales. Y se distribuirán de forma proporcional, atendiendo a la representatividad de cada organización sindical. Lo que no cabe duda es que, tomando esa cantidad y calculando unos 40.000 euros anuales por persona, tendremos aproximadamente 30 liberados más en el sector de la enseñanza privada que se, financia de los fondos públicos.
La función de estos nuevos liberados sindicales viene descrita en el mismo Boletín Oficial del Estado. Se trata de que los sindicatos agraciados "dispongan de los recursos económicos precisos para el mantenimiento de representantes sindicales que, con carácter de exclusividad, intervengan en la negociación de materias relativas al papel de ordenación y coordinación del sistema educativo que corresponden a la Administración General del Estado". Que es tanto como decir que se les obliga, al igual que a los liberados antiguos, a la estresante labor de asistir a las distintas reuniones que convoque Ángel Gabilondo Pujol, actual titular del Ministerio de Educación.
Gijón, 28 de marzo de 2011
José Luis Valladares Fernández
Con esas cifras con que son regalados, no es de extrañar que las huelgas generales convocadas contra los recortes zapaterinos sean un fracaso
ResponderEliminar-Una de ERE's!
-Oído una de subvenciones encubiertas!
-Una de cursos!
-Oído que nos cae pasta gansa!
Cuando las leyes son claras;cuando los jueces las aplican correctamente; cuando el trabajo a desempeñar de cada uno en la empresa está perfectamente delimitado, sobran vagos liberados.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es una de las mayores vegüenzas que tenemos que soportar quienes contribuimos con nuestro trabajo y nuestros impuestos a sostener el país. Y ni te digo el desprestigio que supone para los empleados públicos, que ya están desprestigiados de por sí y que te salga un tipo de estos que no van por la oficina, por ejemplo, y tenga otro que hacer el trabajo por él, además de aguantar que le digan que qué bien vive.
ResponderEliminarO, en el sector privado, la gracia que le hace a un empresario estar pagando a una persona que aparece cuando le sale de las narices.
Y ni se ocurra presionarles, porque se te cae el pelo, son sagrados e intocables.
Aspirante
ResponderEliminarDesde que Zapatero llegó a La Moncloa, lo de las centrales sindicales ha sido todo un paripé infumable. La huelga general famosa fue hecha con acuerdo previo entre sindicatos y Gobierno. Los sindicatos necesitaban aparentar un acto de fuerza para recuperar algo de prestigio; pero no debían de pasar de ciertos límites que pusieran en peligro la paz social.
Así no vamos a ninguna parte.
Saludoas cordiales
Ah, pero ¿es que había pocos...?
ResponderEliminarDeberían estar escondidos bajo una piedra después de las nuevas cosas que les están sacando con los ERES, por si no estaban ya pringados en otras famosas trapisondas
CAPITÁN TRUENO
ResponderEliminarTodos sabemos que los liberados son una banda de vagos que vive del cuento y a costa del sudor del de enfrente. Pero es una forma de pagar favores a los sindicatos para mantener la paz social.
Los trabajadores de a pié, esos a trabajar y sin tener quien les defienda
Saludos cordiales
Trece
ResponderEliminarEs que los sindicatos estos amarillos, además de cobrar en buena pasta contante y sonante, cobra también en especies. Y siempre son los más caraduras. No hay más que repasar quien son los liberados de tu empresa y verás que jeta mucha, pero vagos a discreción.
Y a los demás toca aguantar marea.
Saludos cordiales
Los liberados sindicales son una absoluta vergüenza, en los tiempos de trágica crisis que vivimos.
ResponderEliminarSi antes su función carecía de sentido y contenido, a estas alturas son una ofensa para el resto de los trabajadores, y que decir para aquellos que se encuentran en paro.
A fin de cuentas los "liberados" han quedado reducidos a fuerza de choque, a elementos de presión y chantaje que utiliza el Gobierno para azuzar contra la oposición, como ocurría con Esperanza Aguirre o Güemes que se veían acosados por una turba infame de buches agradecidos recién removidos del pesebre zapateril para que acudieran a insultar o intentar agredir a la Presidenta de Madrid.
Patético.
Políticos y sindicalistas, por lo que se refiere a nuestra maltratada España, provienen del mismo caldo de cultivo, y aspiran casi a lo mismo. Los políticos, a vivir del pueblo soberano; los sindicalistas,a vivir del trabajador. Todo lo demás es toreo, a base de capote y muleta.
ResponderEliminarAl final, estos sindicalistas liberados, colaboradores en el diseño de la ruína final, llevarán su gran parte de culpa.
ResponderEliminarCree ZP que su concurso como comisarios políticos del momento, sigue siendo necesario, pero la ruína total también los va a salpicar.
Después de Portugal, nosotros, que estamos disimulando el deterioro económico del país.
Saludos.
Jose Luis, casi se me despista el post. Justo con lo que me gustan a mí estos sindicalistas chupópteros que se han convertido en otra casta "decisoria" junto a la casta política.
ResponderEliminarDemasiados trincando, dentro de poco serán más ellos que los expoliados y tendrán que emigrar a Marte a buscar nuevas fuentes de alimento. Yo los tiraba a todos a la puñetera rua.
Vergonzoso lo de estos liberados del trabajo. Y yo matándome a trabajar, pagando mis impuestos, cumpliendo mis horarios etc...
ResponderEliminarEs que se te cae el alma a los pies...
Un saludo.
Pues hombre yo creo que liberados sindicalistas hay de todo como en todo; de buenos, de malos, de honrados y llanos y de sinvergüenzas. Saludos Jośe Luis.
ResponderEliminarPues claro qie había pocos, amiga Maribeluca, liberados sindicales. Desde la llegada de Zapatero a La Moncloa, los liberados crecen como las setas. O les pagan las empresas o les pagamos nosotros con nuestros impuestos. Así que de ya puestos...
ResponderEliminarUn abrazo
Así es, querida Natalia. Pero es la mejor forma que ha encontrado Zapatero, para que nadie le altere su paz social. ¿Qué no hay dinero? Se suben más las tasas y lños impuestos y problema solucionado. Y el que venmga detrás que se las arregle como pueda.
ResponderEliminarUn abrazo
Políticos y sindicalistas, amigo Tío Chinto de Couzadoiro, viven todos del pueblo soberano, de los impuestos. Lios sindicalistas, si tuvieran que vivir de los trabajadores afiliados, tendrían que salir a pedir limosna, porque son muy pocos los afiliados a estos sindicatos. Están demasiado desacreditados como para que los trabajadores confien en ellos.
ResponderEliminarSaludos cordiales
No se, amigo Xesús López, si llegaremos hasta el extremo de Portugal. Lo que si es cierto que ahora somos nosotros los que vamos a sufrir todos los embates, porque estamos en pista de salida.
ResponderEliminarSi se convocaran elecciones generales, y el Gobierno surgido ofrece la suficiente confianza a los inversores extranjeros, nos librariamos de semejante penuria. Pero si Zapatero se empeña en acabar la legislatura, es muy posible que nos veamos en ese trance.
Los sindicalistas aunque sea de manera inconsciente nos estan empujando por ese camino.
Saludos cordiales
Ya lo creo, querida Candela. Vaya si se han convertido en casta. Y además en una casta que nos está saliendo excesivamente cara. Y utilidad, tal como funcionan, no tienen ninguna. Lo único, hacer que las empresas sean menos competitivas, ya que tienen que pagarles, aunque no curren,.
ResponderEliminarUn abrazo
Así es, amigi Sefirot. Es vergonzoso que con la que está cayendo, vivan del cuento sin aportar nada a cambio.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Es de suponer que así sea, amigo Rafa. Ahora que yo, a lo largo de mi dilatada vida laboral, he tenido la experiencia de que aterrizaban en los chiringuitos sindicales los más vagos y aprovechados.
ResponderEliminarSaludos cordiales