Ya desde muy antiguo, y a lo largo de la historia de la
humanidad, ha sido una constante la clasificación de las personas basándose en
las desigualdades étnicas de las mismas. Cualquier hecho diferencial, como el
color de la piel, la pureza de la sangre, la religión que se profese, la
ocupación profesional y hasta el mismo tipo de matrimonio realizado han servido
siempre para clasificar a los individuos por el conocido sistema de castas.
Este sistema de castas fue popularizado hace miles de años
en la India y en aquellos otros países donde se impuso el hinduismo como
religión tradicional. El hinduismo nos enseña que no todos los seres humanos
proceden de la misma parte del cuerpo de ese ser supremo, conocido en esa
religión con el nombre de Brahma. Según esta doctrina, unos provienen de la
boca de Brahma, los hay que provienen de sus hombros, otros de sus caderas y
algunos más de sus pies. Por lo tanto, según los hinduistas, estamos ante
cuatro varnas o castas básicas: los
brahmanes, los chatrías, los vaishías y los shudrás. También tenemos a los “descastados”, los
intocables que están fuera del sistema de castas.
Los brahmanes, al ser creados de la boca de Brahma, forman
la casta más elevada dentro de la sociedad hindú. Teniendo en cuenta que los
brahmanes fueron considerados como dioses, no es de extrañar que, al formar
parte de un orden sagrado, se les asigne un rol en consonancia con su elevada
categoría. De ahí que ejercieran de sacerdotes y de asesores del rey, lo que
les daba un inmenso poder.
A los brahmanes les siguen en importancia los chatrías o
guerreros, creados a partir de los hombros del ser supremo. Los pertenecientes a esta casta serían los
Señores, los Jefes de guerra, en definitiva, los encargados del gobierno del
pueblo. Detrás vienen los vaishías o comerciantes y artesanos, procedentes de
las caderas de la deidad hindú. Dentro de este orden, según la tradición
védica, tendríamos a los prestamistas, los comerciantes y ganaderos que
encajarían en el grupo que hoy denominamos “clases medias”. Finalmente tenemos
la casta más baja, la casta de los shudrás o esclavos, nacidos de los pies de
Brahma. Serían exactamente los jornaleros, los trabajadores de la ciudad y del
campo o, usando la terminología marxista, los proletarios de entonces.
Los intocables, los que no tienen casta, son los auténticos
parias de la India. Pertenecen a este grupo marginal la gente de piel negra que
habita en la península y que se ocupa de
los trabajos serviles o profesiones impuras, prohibidas a los miembros de las distintas
castas, incluidos los sudras que es la casta más baja. En realidad, se trata de
esclavos comunales, que se les tolera simplemente porque desempeñaban aquellos trabajos considerados denigrantes
pero que son absolutamente indispensables.
Para el hinduismo, el sistema de castas forma parte de un
orden sagrado y es determinante del estatus social de los integrantes de cada
casta. Dicho sistema especifica claramente el tipo de trabajo que puede
realizar cada uno de ellos y hasta con quién se puede casar. A los integrantes
de cualquiera de las cuatro castas, les resulta totalmente imposible cambiar de
casta mientras viva. Les queda el consuelo
de que, después de muertos, cuando se reencarnen nuevamente, pueda caberles
la suerte de nacer en el seno de una casta superior.
Ese intento de clasificar a los mortales teniendo en cuenta
su origen étnico o la “limpieza de la sangre” proliferó intencionadamente por
toda Europa y por España también. Estas divisiones raciales eran utilizadas sin
miramiento alguno para justificar los
privilegios y las ventajas que tenían los grupos dominantes sobre otros menos
afortunados. Hubo quien decretó sin más la superioridad de los nórdicos sobre
el resto de europeos. Y van más allá y afirman, sin ningún género de dudas, que las razas negra y
amarilla son inferiores a la blanca. Y entre los blancos, son indiscutiblemente
superiores los arios.
Es tremendamente llamativa la interpretación que se hizo en
Europa de la Biblia, según la cual habría tres razas humanas, provenientes de
los hijos de Noé: los judíos y los árabes descenderían de Sem; la raza negra
de Cam y los blancos de Jafet. Según
esta interpretación, la maldición de Noé a Canaán fue más bien una maldición de
Dios a la “raza negra” condenándola a servir a los descendientes de Sem y de
Jafet: “Bendito sea Yahvé, el Dios de Sem, y que Canaán sea esclavo suyo. Que
Dios permita a Jafet extenderse, que habite en los campamentos de Sem, y que
Canaán sea esclavo suyo”.
El imperio español impuso en América un sistema de castas
totalmente injusto, al ratificar la superioridad de los miembros de la
aristocracia peninsular y criolla sobre el resto de los españoles. Aún entre
los mismos españoles había diferencias notables, dependiendo de la pureza de su
sangre. Las personas de sangre “pura” estaban evidentemente por encima de las que tenían la sangre
“manchada” o “mezclada” con la sangre de los conversos, fueran estos moros o
judíos. Tanto la aristocracia occidental, como la colonial, aplicaban
rigurosamente este sistema de castas en beneficio propio.
En España, gracias a la tenaz labor de los que gestionan la
cosa pública, hemos superado sobradamente a todos los sistemas de castas
conocidos en el mundo entero y hemos alumbrado una nueva casta, la casta
política. Según el artículo 14 de nuestra Constitución seríamos todos iguales,
con los mismos derechos y obligaciones: “Los españoles son iguales ante
la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento,
raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia
personal o social". Pero no, el celo excesivo de los políticos por sus
privilegios nos ha hecho ver que se trata simplemente de un malévolo espejismo.
La realidad es que hay unos ciudadanos que son más iguales que otros y que, por
lo tanto, disfrutan de ciertas prerrogativas vetadas a los ciudadanos de “a pie”.
Según esta
nueva teoría española tendríamos estas tres castas: los políticos, los
banqueros y los currantes. La casta de los políticos está por encima del mal y
del bien. Si hace falta, imitando a Zaratrusta, rompen “las viejas tablas de
valores”, crean una nueva moral a su medida para estar invariablemente siempre
más allá del bien y del mal. Estaríamos ante la reencarnación del superhombre
de Nietzsche en la casta política. Los banqueros, y sobre todo los currantes,
tienen que estar siempre dispuestos a servir y a complacer a los políticos. No
en vano son los que se ocupan de gestionar nuestras cosas y de orientar
nuestros destinos.
Gijón, 20 de
septiembre de 2012
José Luis
Valladares Fernández
Hola,José Luís:
ResponderEliminarNo hay más que dar una vueltam por las promesas electorales de Alberto Núñez Feijóo, cuando dejó incumplidas algunas de sus ofertas de la campaña anterior, o bien echar un vistazo a la nueva Ley de Costas para comprender que, efectivamente, la casta política está demasiado tocada de la corrupción y las cosas no van a mejorar.
El litoral gallego, por culpa de esa casta política, en franco deterioro.
Un abrazo.
No se, pero la nueva Ley de Costas tiene la pinta de que está hecha así para no derribar construcciones recientes, como la Villa PSOE. No he seguido de cerca la actuación de Nuñez Feijóo, por lo tanto no puedo enjuiciar su comportamiento, pero por analogía es muy posible que no haya cumplido; pero no lo se.
EliminarUn abrazo
Mira cómo han saltado todos a una ante el auto del juez Pedraz, que sí, que se habrá pasado en sus atribuciones al aprovechar un auto judicial para emitir un juicio de valor, pero lo que me llama la atención es cómo se han puesto toditos a llamarle al orden.
ResponderEliminarPor otra parte, el juicio de valor de Pedraz, consiste en decir lo que muchos pensamos, y aunque haya sido por el medio equivocado, no deja de ser verdad.
Trecce:
EliminarSon completamente corporativistas y se defienden unos a otros. y claro que les sentó mal que el juez Pedraz les criticara.
Un abrazo
..Y como esto siga por este camino, dentro de poco "nuestra casta" solo tendrá derecho a trabajar por un trozo de pan duro y volverá el derecho a pernada..
ResponderEliminarSaludos D. Jose Luis.
Talmente parece que les molestan las clases medias. Y eso que son estas las que pagan sus platos rotos sin tener culpa de nada. Los privilegios de la casta política son intocables por lo que parece.
EliminarSaludos cordiales
Las Castas las hemos creado los españoles con la aprobación en referendum de una Constitución que nadie se leyó y que aún hoy muy pocos conocen. Sómos un pueblo destinado a estar sojuzgado. En su tiempo lo estuvimos por la nobleza y ahora por politicastros y banqueros. Antes se usaba el látigo. Ahora el fútbol y la prensa del corazón. Es español el que no puede ser otra cosa, porque sómos lo más bajo e inculto y no hacemos por salir de ahí. El día que dejemos de lamentarnos, empecemos a dejar de lloara y vivir de la subvención y los subsidios, dejemos de mirarnos el ombligo, nos culturicemos y rechacemos el adoctrinamiento desde el poder, entonces dejarán de haber Castas en España. Hasta entonces seguiremos lamentándonos, que es lo que mejor se nos da.
ResponderEliminarUn saludazo.
Estoy de acuerdo sr peinado
EliminarC.S. Peindo:
EliminarY, como no, yo también estoy de acuerdo
Un abrazo
Excelente, como siempre, la exposición y el preámbulo de tu post. pero nuestros políticos ni siquiera tienen casta: son unos seres de muchas leches parecidos a los perros callejeros, que no tienen pedigri y que acceden al poder por la tontería de los votantes y las listas cerradas. Después, los "chuchos" se forran a nuestra costa porque nunca tendrán la posibilidad de subir su estatus por méritos propios: España vendida a los canes más chusqueros ¡Cave canem!
ResponderEliminarEjemplos hay para aburrir: ministros, consejeros, alcaldes, concejales, que han ocupado cargos relevantes para una comunidad, sin la menor preparación intelectual ni moral, que han dejado su "mala huella" en la incompetencia de su gestión y han medrado económicamente como no podría hacer un ciudadano con un trabajo honrado para el que está sobradamente preparado.
Esta es la España de la la "caspa política" que afortunadamente no entiende de castas pero padece el "todo vale" entre la chusma-que no casta-de nuestra ralea política. Para pensar.
Un saludo a todos.
Jano:
EliminarEfectivamente hay políticos, que lo harán mejor o peor, pero no se puede discutir su preparación. Y buena prueba de ello, que dejan la política sin ruido y se ganan la vida con su profesión.
Para mi los de la casta política, son esos que empiezan de jovencitos en las juventudes de los partidos, los que tu dices sin pedigrí, y comienzan a ocupar puestos políticos sin la debida preparación. Y que nadie les mande a casa, porque no saben nada de nada y hay que buscarlos un puesto político para que sigan viviendo. Y así nos va.
Un abrazo
La casta politica es la Elite,Y ellos siempre estan en su particular Nirvana,Un dia su despertar pudiera ser una pesadilla.El pueblo tambien puede decir basta ya,un saludo,
ResponderEliminarAgustin:
EliminarEl pueblo es muy comodón y espera que todo se lo den hecho. Así que yo no espero que despierte y comience a poner a cada uno en su siti o.
Un abrazo
Es cierto que el nivel de la actual clase política no es comparable al de sus antecesores en la Transición.
ResponderEliminarEntre otras cosas, por que aquellos eran personajes con una dilatada trayectoria que venían servir a diferencia de los actuales que han hecho de la política su "modus vivendi".
Pero con todo, no me sumo a esta moda consistente en achacar a los políticos todos los males que nos acucian.
Más que nada, por que el siguiente paso es cuestionar las instituciones.
Y de ahí desembocamos en la turba golpista que rodea el Congreso y pretende abolir la constitución e incluso la Jefatura del Estado.
La clase política no atraviesa su mejor de acuerdo.
De acuerdo.
Pero esta es un reflejo de la sociedad de la cual emana.
Seamos justos.
Natalia Pastor:
EliminarDe todos los males, no serán culpables, pero de la mayoría sí. Los principales males se derivan de la mala formación de la gente. Y ya sabes, la izquierda utiliza la educación para adoctrinar. Y cuando gobierna la derecha, no se atreve a cambiar radicalmente los modos y maneras de la educación y más o menos todo sigue igual, porque ha calado en ella que eso es cosa de progres
Un abrazo
La de la foto parece que se ha muerto...
ResponderEliminarYo, en este caso, discrepo de Natalia, creo que ellos han creado y favorecido una sociedad a su justa medida.
Candela:
EliminarEsa fotografía es del Parlamento Europeo. y les pagamos 12.000 euros por dormir.
Un abrazo
Entrando en el debate de qué fue primero, si el huevo o la gallina, yo creo que la casta creó las condiciones necesarias para este Sistema corrupto y corruptor, mientras que el ciudadano de a pie se tragó el anzuelo creyendo que, con un Sistema que prima la injusticia, sus defectos podrían pasar como virtudes.
ResponderEliminarLa sociedad se dejó corromper para llevarse sus migajas del pastel, así que, para mí, el principal problema reside en la ciudadanía.
Un saludo, José Luís. Interesante la referencia al hinduismo.
Es muy posible que sea así.
EliminarUn abrazo
Cuando he leído la descripción que hace la Biblia sobre Europa, para seguir leyendo las castas de España, seguido de la Constitución, joder! no veía inter relación claro que al entender tus pasaje y leer las nuevas castas españolas, ya entendí y debo decirte que te felicito sobre todo por el amplio "prologo" para tan corto final.
ResponderEliminarY ya de paso agradecerte José Luis me sigas en mi blog, he querido corresponderte pero esa función la tienes "deshabilitada" así que en la próxima.
Un abrazo
He estado mirando y no veo que función tengo "deshabilitada" en mi blog.
EliminarTampoco encontré la manera de incluirte en la lista de blogs seguidos.
Espero me lo aclares para poner remedio.
Un abrazo
Unos se duermen en el tajo, otros van a pasar el día, otros se dedican al chantaje por que es lo único que saben hacer bien, aparte de arruinar sus comunidades,no olvidemos a enchufados, presuntos reelegidos, a los inútiles, a los vagos, como los que hacen de todo y nada bueno, sin cortarse un pelo.
ResponderEliminarHemos llegado al punto de mantener a buitres y garrapatas, después hablan de la imagen que damos al exterior....Miraros vosotros el ombligo que la mala imagen quién realmente las dais soy vosotros...La casta española.
Esta claro que vivimos una mentira difícil de arreglar a estas altura, que da ya vergüenza ajena.
Un cordial abrazo José Luis.