Resulta extremadamente difícil encontrar
historiadores catalanes, que nos cuenten hoy día, de manera fiable, la historia
de Cataluña. Se olvidan frecuentemente del proceso histórico, tal como sucedió,
y lo amañan y acomodan a sus propios intereses y a la voluntad de los que
mandan. Llevan ya muchos años inventando, adulterando y cambiando la historia,
para poder crear esa “nación” catalana que necesitan para justificar de alguna
manera sus pretensiones secesionistas.
Estos historiadores, en estrecha
colaboración con políticos carentes de todo escrúpulo, intentan reconstruir un
imperio catalán que nunca existió o que, por lo menos, paso totalmente inadvertido
hasta hace cuatro días. La Cataluña que tratan de vendernos no tiene nada que
ver con la realidad. Y aunque, en realidad, se trata de una Cataluña virtual,
procuran empaquetarla cuidadosamente en los libros de texto para confundir y
engañar a los estudiantes.
Las vicisitudes y los avatares
históricos soportados por Cataluña fueron exactamente los mismos que los
sufridos por las demás regiones de España. Consta documentalmente que la
península Ibérica fue invadida, allá por el año 1.200 a.C., pueblos de origen
indoeuropeo, a los que se les ha
denominado celtas históricos. Después llegarían
los fenicios y se establecieron en las costas levantinas y andaluzas. Posteriormente
llegaron los griegos, que ocuparon principalmente la zona de la actual
Cataluña, y algo más tarde, hicieron acto de presencia los cartagineses, que
terminaron controlando las islas Baleares, Córcega, Cerdeña, la parte
occidental de Sicilia y una importante franja en el sur de la península Ibérica.
No tardaron en chocar los intereses de
Cartago, que dominaba todo el mediterráneo occidental, con las pretensiones de
la emergente República de Roma que aspiraba a dominar todo el mediterráneo. El
estallido de la Primera Guerra Púnica se produjo en Sicilia de donde fueron oportunamente
desalojados los cartagineses. Después de períodos de paz muy precarios, vendrían
la Segunda Guerra Púnica y más tarde la Tercera, que terminaría con el
descalabro total de los cartagineses, pasando todo el solar ibérico a depender
de los romanos. Roma terminó imponiendo su cultura, su idioma y hasta su estilo
de vida a todos los territorios peninsulares que, con el nombre de Hispania,
pasaron a formar parte del Imperio romano.
Pero después de varios siglos, el
Imperio romano termina descomponiéndose y desapareciendo totalmente de la
península Ibérica. Esto fue debido a diversos problemas internos, tanto
políticos y militares como sociales y económicos y, cómo no, a la presión
ejercida por los pueblos bárbaros de origen eminentemente germánico. De hecho, a
comienzos del siglo V, Hispania fue invadida
por los suevos, los vándalos y los alanos. Pocos años más tarde, llegarían los visigodos que, a pesar de ser una minoría
con respecto a la población hispano-romana, terminaron por hacerse con todo el
territorio de la antigua Hispania romana.
Los monarcas visigodos lograron la
unidad política de todo el territorio ibérico. Aunque habían adoptado
inicialmente el título de reges gottorum, no tardaron mucho en
llamarse reges Hispaniae. A la muerte de Recaredo II en el año 621, fue
elegido rey Suintila. Este soberano se enfrentó a los bizantinos y logró
expulsarlos de la costa levantina y consiguió culminar también la unidad
política de todos los territorios ibéricos.
Los visigodos dominaron prácticamente
todo el conjunto peninsular hasta principios del siglo VIII. En el año 710, se
produce el enfrentamiento violento de dos grandes familias de la alta nobleza
visigoda por la sucesión de Witiza que acababa de morir. Uno de los que
aspiraba a ceñirse la corona, era don Rodrigo y el otro Agila II. La unidad del
reino visigodo saltó por lo aires y el Califato Omeya, que ya había ocupado
todo el norte de Africa, aprovechó hábilmente esa situación para conquistar la
península Ibérica. Cruzó el estrecho de Gibraltar y comienza la conquista de la
península Ibérica.
En la batalla de Guadalete, don Rodrigo
es traicionado por un grupo de visigodos rebeldes y muere en el enfrentamiento
con los musulmanes y sus tropas leales son ampliamente derrotadas. A partir de
esta victoria, los Omeyas dominan rápidamente toda la península sin apenas más
resistencia que la ofrecida por las zonas montañosas del norte. Al terreno
conquistado lo llamaron Al-Ándalus.
Una vez que los musulmanes ocuparon todo
el territorio de la Hispania visigoda peninsular, más o menos lo que hoy es
España, comenzaron a extenderse al norte de los Pirineos. En su continuada
expansión por la Galia, fueron sometiendo ciudades y establecieron su centro de
actuaciones en Narbona. Pero la oportuna reacción carolingia cortó en seco su avance por la Europa occidental y cristiana al
derrotar a los árabes, primero en la batalla de Toulouse y, después, en la de
Poitiers.
Para eliminar la persistente amenaza
musulmana, el Imperio carolingio continuó ensanchando su dominio y los francos
ocuparon sucesivamente varias comarcas pirenaicas, Gerona y, más tarde
Barcelona, formando así una franja que servía de frontera defensiva y ponía
freno al expansionismo de Al-Ándalus. Este
territorio, fronterizo con el de los sarracenos, recibiría el nombre de “Marca Hispánica” y
estaba organizado políticamente en condados que dependían del rey franco.
Para consolidar las tierras conquistadas
a los musulmanes y defenderse eficazmente de sus ataques, los condes de la
“Marca Hispánica” comenzaron a fortificar sus líneas construyendo castillos y
recintos fortificados, desde los que hacían incursiones periódicas a los territorios
ocupados por los árabes y bereberes para incendiar y devastar sus campos y
propiedades. Los habitantes de las
tierras donde se levantaban esos castillos comenzaron a ser llamados castlanus,
castlá y catlá, que es tanto
como decir castellano o guardián del castillo.
Estas palabras, en plena Edad Media, terminaron
por dar el nombre de Catalaunia y Cataluña al territorio de la “Marca
Hispánica” del noreste peninsular y sus habitantes comenzaron a ser designados
con el gentilicio de catalanes. En esa
misma época ocurre algo parecido en Castilla.
En estos territorios, desaparece igualmente la “Marca Hispánica” o frontera y, por la proliferación de las fortificaciones o
castillos, comienza a hablarse de Castilla y de castellanos.
Pero en el aspecto político y social,
nos encontramos con una diferencia fundamental. En la zona de Castilla, los que
pilotaban la Reconquista se fueron
alejando paulatinamente de la monarquía franca,
y sus condes terminaron por ser totalmente independientes. Así que en
Castilla, y también en Navarra, como su lucha contra los musulmanes era
totalmente autónoma, comenzaron a sentirse nación y, por lo tanto, Estado. La
historia de Cataluña, aunque no les guste a los secesionistas actuales, siguió
ligada, durante los dos primeros siglos de la Reconquista, a la historia
franca. Los que dirigían los avances en
tierras sarracenas, los condes catalanes continuaron siendo francos o prestando
algún tipo de vasallaje a la monarquía carolingia.
Los de la irredenta ERC y, por lo que
estamos viendo, también buena parte de las mesnadas de CIU, quieren hacernos
creer que Cataluña comenzó a sentirse nación, cuando los cargos de condes
comenzaron a ser hereditarios. Y fue precisamente Wifredo el Velloso el primero
que legó el Condado de Barcelona a su hijo que pasaría a llamarse Wifredo II. Este
hecho ha llevado a los separatistas y a los nacionalistas catalanes, tan dados
unos y otros a tergiversar la Historia, a pregonar falsamente que Wifredo el
Velloso ejerció su poder de una manera
totalmente independiente y que comenzó a adquirir carta de naturaleza la nación
catalana, lo que es completamente falso.
La realidad, sin embargo, fue algo muy
diferente. Es cierto que el conde Bernardo de Gotia, se reveló contra sus
señores el rey Carlos II el Calvo y su sucesor Luis el Tartamudo, pero fue
fulminantemente desposeído de sus cargos y nombraron a Wifredo Conde de
Barcelona, Gerona y Ausona. Y mientras vivió, gobernó estos territorios y los
amplió, pero siempre en nombre del rey
franco, al que rindió siempre vasallaje. En el año 877, es cierto, aparece la
orden real, que conocemos como “Capitular de Quercy” en la que se reconoce el
carácter hereditario de los condados, pero tenían que ser dignos y confirmados
en el cargo por su señor, el rey franco.
Como consecuencia del debilitamiento sufrido
por el Imperio como consecuencia de las divisiones internas, hubo condados que supieron aprovechar esta
circunstancia para hacerse independientes y alejarse, cada vez más, de la Corte
Real. Y de hecho, algunos condados proclamaron efectivamente su independencia,
como el de la baja Borgoña, al año siguiente la alta Borgoña y Saboya un siglo más tarde.
Pero los condados del noreste de la península Ibérica, no, porque no se les
ocurrió o porque no les interesaba. Se conformaron con poder transmitir sus
feudos a sus propios hijos.
Fue Borrell II, el primer conde de de
Barcelona que se dejó llevar por su ambición y quiso cortar, aunque muy
tímidamente, con la monarquía carolingia y hacerse súbdito del Papa. Pero pagó
muy caro su torpe atrevimiento. Cuando Almanzor, famoso caudillo de Al-Ándalus,
se cercioró de que Borrell II tenía notables discrepancias con su rey franco
Lotario, lanzó una de sus clásicas y fulminantes razias contra los dominios de este conde. Borrell II pidió ayuda a
los francos, pero estos, que estaban sumergidos en sus habituales problemas
sucesorios, dejaron que el conde desleal se las arreglara el solo. El caudillo
musulmán saqueó Barcelona y la incendió posteriormente de manera inmisericorde.
Murieron muchos barceloneses y otros fueron enviados a Córdoba como esclavos. Así pagó Borrell II su osadía y
su ambición.
Fue el año 711 cuando los musulmanes
invadieron la península Ibérica y nueve años más tarde, en el año 720, ya
habían sometido todo el territorio peninsular, incluyendo lo que hoy conocemos
como Cataluña. Después de liberada y constituida la “Marca Hispánica” por el
Imperio carolingio, fue especialmente cruel la incursión o aceifa al condado de Barcelona, organizada por Almanzor en el año
985. Y hoy Cataluña está siendo nueva y pacientemente invadida, aunque sin
formar algaradas violentas, por los herederos de aquellos Califatos. Para
cerciorarse de ello, no hay más que leer la carta que Mohamed al-Rachid ben
Omar Belkhadem escribió en agosto del año pasado a los catalanes.
En dicha carta, Mohamed al-Rachid ben
Omar Belkhadem, que se siente “inspirado por el mensajero de Alá, el
Magnánimo, el Bienaventurado, el Omnipotente”, en nombre de la comunidad
islámica de Cataluña, envía un mensaje muy claro a sus “hermanos catalanes de la ‘nostra terra’
amada y compartida”. Sus palabras son extremadamente claras: “Hemos vuelto a
este país que nuestros antepasados ya enriquecieron y santificaron con su
presencia hace largos siglos y al que Alá (¡alabado sea Su nombre!) nos ha
hecho regresar para cumplir Su voluntad divina”. Y agrega más adelante: “El
verdadero catalán es un musulmán que se ignora, un creyente que puja por salir
a la luz, un piadoso caminante en el sendero que lleva a la verdadera Fe.
Debajo de toda barretina bien llevada asoman los flecos de un turbante, y esa realidad
es cada día más visible y esperanzadora. Muchas muestras de esa gran verdad
bendicen nuestros días en esta tierra catalana que se halla en el camino recto
de la salvación”.
Afirma el autor de esta misiva que los
catalanes del mundo acertaron al elegir venir a esa tierra para cumplir “su
deber de retomar lo que antiguamente fue suyo”. Dice que “Estamos sólo al
inicio de una era de cooperación en la que hemos de llevar a cabo conjuntamente
grandes trabajos para la consolidación del proyecto de una Catalunya libre y
soberana bajo los poderosos principios políticos y morales que el islam aporta
a toda sociedad sometida a la voluntad de Alá (¡la Paz sea con Él!)”. Según
confiesa el propio Mohamed al-Rachid, han comprado el Barça (Qatar Fundation), están comprando también,
son sus palabras, “otras muchas cosas y personas en la mayor de las
discreciones, y compraremos la Generalitat, el Parlament, los ayuntamientos de
las grandes ciudades…”.
Y para que no queden dudas, agrega: “Estamos
dispuestos a financiar la construcción de la Sagrada Familia para su rápida
terminación, y nuestra propuesta es tan sincera como es inevitable que esta
gran obra será una día una mezquita que eleve sus orgullosos minaretes en el
cielo de una Catalunya por fin retornada al recto camino de la Verdad.
¡Inshala!. Os invitamos, hermanos catalanes a reflexionar sobre el futuro de
nuestra patria común y sus realidades ineludibles. El islam avanza y el pueblo
de Alá se expande como una promesa cumplida. El caso esperanzador de Salt es el
ejemplo más entusiasmante (sic) de la nueva realidad que ha venido a santificar
a Catalunya”.
José Luis Valladares Fernández
Excelente. Historia pura y dura sin concesiones a la fantasía. Cuando los catalufos (término usado exclusivamente para los nacionalistas independentistas) hablan de la Historia de Cataluña SE SALTAN siempre esa Edad Media en que eran súbditos (Marca significa "frontera" y la establecieron los carolingios de Toulouse para parar al moro) de los FRANCOS en calidad de "condes" o responsables de la frontera.
ResponderEliminarDejaron de ser francos cuando uno de esos condes se casó con la reina de Aragón, Doña Petronila, para pasar a formar del REYNO DE ARAGÓN y hasta nuestros días.
Claro, huyen de la Edad Media, porque esa época pone de relieve los orígenes reales de la región de Cataluña y echa por tierra todos sus sueños de nación.
EliminarSe quejaba Vives de que “entre tots hem creat una historia de Catalunya falsa en la seva mayor part, i completament absurda en tractar-se de l’época de la decadencia”; de que la “grandeza nacional de Catalunya” no necesita esa historia “misérrima”). José Luis la región catalana si ha tenido historiadores serios como Vicent Vives.
ResponderEliminarDespués tuvo juntaletras falsarios como Rovira i virgili y la legión que llegó más tarde al servicio del régimen. Ya el que más corresponde a un circo, eso es el nacionalismo catalán, un circo, es el supuesto historiador Jordi Bilbeny, jefe del Instituto Nueva Historia (inventada). Según este portento el descubrimiento de América fue obra de un miembro de la Casa Real catalana (????) llamado Cristoforo Colon y las carbelas partieron del puerto del Pals dÉmporda donde fueron reclutados los hermanos Pinzón que por supuesto usaban barretina calada .hasta los ojos.
Pero no para aquí este Iluminado, concluye que el origen catalán de Miguel de Cervantes es incuestionable aunque se llamaba Joan Miquel Serrvent. Los descubrimientos de este lunático de Bilbeny superan al lunático Arturo Menos y a todo ERC , también fijó la autoría catalana de La Celestina.
Una nación inventada que tiene como héroe a aquél pobre hombre, Casanova, que el 11 de septiembre de 1714 huyó de Barcelona por mar disfrazado de fraile dice mucho de estos destripa-historia que en sus genes no se les encuentra la palabra "vergüenza".
Para que seguir, tendremos que pagar, otra vez, todos los españoles los 418 millones que estos separatistas deben a las farmacias catalanas, ellos necesitan el dinero para hacer nación.
!Manda Collons!
Continúan con la vieja táctica de reescribir la historia de manera interesada. Saben que hay oídos y ojos dispuestos para ver y escuchar aquello que les cuentan.
EliminarLo de Jordi Bilbeny es de psiquiatra. Porque, una de dos, o está para encerrar en un manicomio, o es un cara dura y un sinvergüenza, porque, si rige bien, no es posible que se crea todas las babayadas que cuenta.
EliminarJosé Luis hoy leyendo prensa nacional y sobre el viaje de Arturito Menos, ese estafador a Israel en los comentarios a el artículo salta un indigente intelectual cataliban diciendo: "Si pero mientras España no existía Cataluña era un Principado"
EliminarSin saberlo nos ha salido otro Mónaco, ellos que solo han sido condaditos en manos de condes franceses van y se hacen Principado, y también tenían Casa Real de la cual era miembro Cristóforo Colombo.
!Manda Collons!!!
Yo creo que más que ignorancia, es desfachatez y caradura lo que les lleva a decir semejantes cosas. Que aprendan de los republicanos que declararon a Cataluña como República, pero federada dentro del Estado Español. Tuvieron que llegar estos espabilados para decir que es una nación independiente.
EliminarEl nacionalismo es una enfermedad, y es mentira que se cure viajando porque algunos se están poniendo las botas y van haciendo por doquier el ridículo pero no se les pasa.
ResponderEliminarCasi todos están de un modo u otro al servicio de la causa y por ello viven y respiran, pero en estos tiempos ya no hay excusa para no saber y el que no conoce la verdadera Historia es porque quiere.
Veo lógico que quien no haya estudiado y tenga muy poca cultura que crea todas esas simplezas que cuentan. Pero es inconcebible que si ha terminado el bachillerato se crea todas esas fantochadas.
EliminarTodo muy bien explicado. Mientras, esos indigentes pretenden que creamos sus inventos... Bueno, Montoro parece que se los cree, que incluso ha llegado a decir que Cataluña, que tan cara nos está saliendo, "nos va a sacar de la crisis".
ResponderEliminarY ahora Artur Más ha viajado, con abundante séquito, a Israel. Seguramente que la kipá la lleva siempre en el bolsillo. Y que me perdonen los judíos.
Un abrazo.
Somo así de torpes (o de tontos), porque se ríen a mandíbula batiente de nosotros y les damos más dinero que a nadie. Montoro regatea hasta el último céntimo a las demás autonomías y a Cataluña, lo que pidan. ¡Va arreglado, si piensa que así dejan de ser díscolos!
EliminarUn abrazo
Una mentira, a fuerza de repetirla, se convierte en verdad. Si los que saben repasaran la historia en condiciones y no la adulteraran, muchas sorpresas nos llevaríamos. En Cataluña ya hace mucho que el daño se hizo con el beneplácito del gobierno nacional al darle competencia en educación: los niños aprendieron la historia "catalana". Ve y diles ahora que eso no es cierto.
ResponderEliminarSobre la parte que corresponde al asalto e incendio por parte de los musulmanes, da que pensar. Para mi que tienen el miedo metido en el cuerpo desde entonces y por eso ahora les abrieron la puerta, para que los invadan pacíficamente y no les hagan pupa.
Efectivamente, el problema de que aparezcan separatistas hasta debajo de las piedras viene de la cesión torpe de las competencias de Educación. Enseñan a los niños, por ejemplo, que el río Ebro es un río catalán que nace en el extranjero. En cuanto a los musulmanes, terminarán por hacerse con Cataluña y ser ellos y no los catalanes los que rijan los destinos de esa región.
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