miércoles, 23 de marzo de 2022

SÁNCHEZ LLEGA A LOS MUNDOS DE YUPI

 


Tenemos que aceptar que, entre los miembros de ese conclave de jerarcas insaciables que siempre quieren más y aspiran a dominar el mundo, está el multimillonario George Soros. Quizás no sea tan conocido, ni tan popular como el financiero Bill Gates. Pero eso sí, cuando se proponen elaborar el tablero geopolítico global, comparten las mismas teorías conspirativas, que son prácticamente iguales a las del resto de este tipo de mandatarios figurones.

Aunque el magnate húngaro-estadounidense Soros está conspirando en más de medio mundo, tenemos que reconocer que España es precisamente uno de sus objetivos preferentes. Y se le acusa, entre otras cosas, de estar detrás  de todas las iniciativas que guardan relación con el ‘gran reseteo’ del globalismo. Y para garantizar el ‘gran reinicio’, busca la manera  de fragmentar la sociedad, ahondando las diferencias que hay entre los hombres y las mujeres, con la trasnochada ideología de género.

 Cuando no hay confianza entre la pareja, se desestabiliza la familia, que es uno de los objetivos básicos del magnate húngaro-estadounidense George Soros. Y eso le lleva, cómo no, a romper la institución familiar, a incrementar lo más posible el número de abortos y, para que no falte nada, a fomentar descaradamente la inmigración irregular, haciendo creer a los que llegan de otros países que, sin necesidad de  trabajar, van a vivir en España mejor que Alicia en el País de las Maravillas.

Para manejar más fácilmente a los ciudadanos y conseguir un mundo más igualitario y saludable, el gerifalte Soros, se ha propuesto acabar con la familia, borrando para siempre los conceptos de Dios y de patria y haciendo partícipes a los niños de la nueva ciencia LGTB. Y para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, pretende debilitar al máximo el Estado, convirtiéndolo en un simple satélite de esa élite mundial.

Para conquistar semejantes retos, George Soros y sus compinches  tratan de distraer a la opinión pública. Y en esta ocasión, tal como refleja  el informe Davos 21, contaron con la imprevista ayuda del coronavirus. El miedo provocado por esa tragedia sanitaria, ha doblegado a la población, obligándola a aceptar diversos cambios sin rechistar. A partir de ahora, todos esos magnates multimillonarios aprovecharán intencionadamente esa circunstancia, para aumentar su poder y sus beneficios y para imponer por las bravas un sistema totalitario a nivel global.

Y no cabe la menor duda que el plan del mandatario Soros ha triunfado plenamente en España, y tenemos muchas personas que trabajan por esa causa, algunas hasta sin saberlo. Tal es así que, en España, la Agenda 2030 tiene un Ministerio propio, que estuvo en manos del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y que ahora está regentado por Ione Belarra Urteaga. Y querámoslo o no, creen ciegamente en las predicciones del Foro Económico y Mundial de Davos, dando por buena, incluso, a esta expresión: “En 2030 no tendrás nada y serás feliz”.

Y  como no podía ser menos, Pedro Sánchez,  aguijoneado por su obsesión patológica por el poder, pasó inmediatamente a desempeñar el papel de leal siervo del preboste George Soros. A partir de ese momento  político, el ‘ocupa’ de La Moncloa asumió con entusiasmo la tarea de construir una sociedad española nueva, adaptada a las pretensiones de ese impertérrito cenáculo de multimillonarios que defienden interesadamente el globalismo. Y como, al parecer, los españoles somos todos tontos de remate, aprovechó esa coyuntura, para hacer de España su finca particular y colmar así su desmedida ambición de poder.

Para lograr ese objetivo, el avaricioso presidente del Gobierno necesitaba, por supuesto, anestesiar a toda la sociedad para evitar sus protestas. Y tenía que rematar su actuación, silenciando al Parlamento y sometiendo al Poder Judicial y a las fuerzas de seguridad. Para conseguir esos retos y no dejar ningún cabo suelto, contaba con el apoyo de Unidas Podemos y de los que buscan desesperadamente romper la unidad de España, como es el caso de los golpistas y secesionistas, y de los filoetarras o herederos de ETA.

Claro que, para transformar la sociedad y conservar indefinidamente esa situación y mantenerse en el Poder, el malabarista Pedro Sánchez precisa algo más que su habitual palabrería hueca. Necesita ante todo, aparentar que lucha contra la pobreza y que busca la manera de reducir las desigualdades. Es igualmente necesario que todos los ciudadanos disfruten de las mismas oportunidades, sin tener en cuenta, claro está, ni su origen, ni su orientación sexual o identidad de género. Y por descontado, también hay que alcanzar una igualdad plena entre hombres y mujeres.

Para no fallar y lograr semejante propósito, el presidente Sánchez defiende con verdadero entusiasmo el Nuevo Orden Mundial, impulsado por esa camarilla de insolentes multimillonarios, que pretenden romper la cohesión social e imponer el pensamiento obligatorio. Y eso le lleva realmente, como ya hemos visto, a utilizar la pandemia con la malévola intención de fraccionar nuestra sociedad para controlarla mejor. Sin ir más lejos, se aprovechó del confinamiento ilegal del estado de alarma, para aislarnos en casa y para promulgar, a base de decretazo limpio, nada menos que treinta y cuatro leyes diferentes.

Y revestido con los ropajes del progresismo más barato e insolidario, el presidente actual del Gobierno, comenzó sin más  a cumplir las consignas del chantajista George Soros. Y todos sabemos que una de las prioridades de este desvergonzado magnate es construir sociedades extremadamente débiles, cuyos individuos vivan aislados y enfrentados unos contra otros. Los seres humanos desenraizados de la familia y de la sociedad en la que viven, pierden la capacidad de pensar y hasta son incapaces de protestar y, por lo tanto, son mucho más obedientes y mucho más fáciles de controlar y de camelar.

Pero Pedro Sánchez no se queda ahí y aprovecha también la ideología de género para corromper también a la pareja. Es evidente que, si dinamitamos el entendimiento entre los hombres y las mujeres, desaparecerá la confianza mutua y habremos asegurado la limitación de nacimientos. Y eso es justamente lo que busca esa partida de avaros magnates, mantener el aborto e instaurar la eutanasia, que son auténticos asesinatos. En todo caso, como no quieren asustar, procuran dulcificar las palabras y hablan de ‘salud reproductiva’ y de ‘muerte digna’.

Y para que no le tilden de pacato, el ambicioso presidente Sánchez va mucho más lejos y, además de cercenar el derecho inalienable de los padres a elegir la educación de sus hijos, transfiere la ideología de género sobre la infancia y sus juegos, y afirma tranquilamente, ahí es nada, que tu no naces ni hombre ni mujer y que puedes ir cambiando a merced de tus deseos. Y por si esto fuera poco, atribuye al aborto, a la agenda LGTB y a la sexualización de los niños, nada menos que efectos benéficos sobre el cambio climático. Y remata la faena, intentando incluir la perspectiva de género y el sentido  emocional, en la asignatura de Matemáticas.

Es verdaderamente lamentable que, en un momento político, social y económico tan complicado como éste, tengamos en la Presidencia del Gobierno a un personaje tan inútil e irresponsable como Pedro Sánchez, que está más atento a conservar el poder que a servir a España. Y claro, así nos va. Si nos hacemos caso del Fondo Monetario Internacional, que creo que no es nada sospechoso, debemos admitir que, en toda la Unión Europea no hay ninguna economía que haya tenido tantas pérdidas de PIB como la española. Y para mayor desgracia, ocupamos la cabeza en inflación y la cola en recuperación. 

De todos modos, hay que señalar que los psicópatas, como es el caso del presidente Sánchez, nunca tienen la culpa de nada. Su narcisismo patológico le mantiene siempre muy por encima de los acontecimientos reales. Así que perdemos desgraciadamente el tiempo, si esperamos que asuma algún tipo de responsabilidad por los pésimos resultados económicos que padecemos, gracias a su desafortunada gestión.

Antes de la invasión de Ucrania por Rusia, echaba la culpa de la desastrosa evolución de nuestra economía a la pandemia. Ahora, sin embargo, ante los ataques brutales que sufren injustamente  los ucranianos, el inmarcesible y sempiterno Pedro Sánchez tiene la desfachatez de culpar a Putin de la subida excesiva de la inflación, y de los precios astronómicos de la energía y de los carburantes.

A pesar de todo, es completamente absurdo, achacar al coronavirus el deterioro fulminante que sufrió nuestra economía. Para empezar, la funesta epidemia, provocada por el coronavirus, afectó por igual a todos los países de Europa y, sin embargo, en ninguno de ellos se produjo una contracción tan drástica de la economía como en España. Y pasa tres cuartos de lo mismo con la guerra ucraniana. Cuando Vladimir Putin comenzó a bombardear Ucrania, ya llevábamos meses estando en máximos históricos tanto en inflación como en los  precios de la luz y de los distintos combustibles. Tendrá que buscar otra disculpa más creíble.

Una de dos, o el presidente del Gobierno socialcomunista y sus ministros son incapaces de aportar una solución viable al problema económico que soportamos, o buscan expresamente el empobrecimiento de los sufridos ciudadanos. También puede darse el caso, por qué no, que  sean ambas causas a la vez. En cualquier caso, es evidente que a los socialistas, qué le vamos a hacer, les gusta elevar el nivel de pobreza lo más posible, porque los pobres son mucho más dóciles y manejables, si se les proporciona lo indispensable para subsistir. Como dijo Winston Churchill, “la virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de la miseria”.

Es público y notorio que el impresentable Sánchez está al cabo de la calle que, la subida desproporcionada de los impuestos, lleva consigo inevitablemente un aumento progresivo e imparable de la pobreza. De modo que trata de justificar esa desbocada  escalada de esas cargas impositivas sin asustar a los ciudadanos, gastando sin control alguno y endeudándonos hasta límites insostenibles.

Y no contento con esto, el aprendiz de brujo que nos gobierna, resucita nuevamente la vieja ‘lucha de clases’ para dividir a las personas entre ricos y pobres. Y completa la faena, digámoslo claramente, acabando con la molesta e indisciplinada clase media. Es verdad que, una vez que desaparezca la clase social que cuenta con un nivel socioeconómico medio, crecerá aún más el número de descontentos. Pero le da igual, porque sabe que así cuenta con el apoyo de los pobres para  expoliar sin miramiento alguno a los ricos. Y así fue como Pedro Sánchez llegó a los Mundos de Yupi de la mano de Soros.

 Gijón, 21 de marzo de 2022

 José Luis Valladares Fernández


4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. O mucho cambian las cosas, o Sánchez nos lleva directamente al precipicio

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  2. Esta basura moral que gobierna nuestra patria,se aliaria con el mismísimo Satanás para retener el poder.Una prueba es su bajada de pantalones ante Marueco,por el tema del Sáhara,saludos.

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  3. Lo malo es que no tenemos remedio posible, porque el farsante Sánchez cuanta con el apoyo de todos los anti España que viven a costa de los españoles. Saludos

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