Ha faltado muy poco para que el Gobierno en pleno comenzara a cantar el conocido Te Deum laudamus y algún que otro aleluya, ya que considera que el comienzo de la recuperación económica es algo evidente. Los medios afines al Gobierno, sin pérdida de tiempo, han sacado a la calle toda su trompetería para celebrar la aparición de los primeros datos esperanzadores de Alemania y Francia. Piensan que, del mismo modo que la crisis financiera universal nos llevó a los españoles a este desastre económico, una recuperación global supondrá inevitablemente también nuestra salida de la crisis. No se dan cuenta de que nuestra recuperación está aún muy lejana y tan verde como las famosas uvas de la zorra.
Es normal que Alemania, tradicional locomotora económica de la Unión Europea, comience a atisbar el final del túnel. Se da, además, la circunstancia de que la fracasada Ángela Merkel sabía muy bien lo que traía entre manos y tomo a tiempo las medidas precisas. Más o menos lo que hizo Sarkozy, ese amigo de Zapatero, que estaba muy nervioso al ver que económicamente le estábamos pisando los talones. Veía la posibilidad de que la economía francesa se estancara mientras nosotros seguíamos con paso firme fortaleciendo la nuestra.
Tanto alemanes como franceses, por fin, han experimentado un crecimiento de un 0,3% que, con la que ha caído, no es poco y que, para estos países, abre unas perspectivas esperanzadoras. Pero de momento, se trata de un crecimiento tan pequeño que aún no pueden cantar victoria. Y menos caer en el espejismo de Zapatero que piensa que estos países iniciaron su despegue y que inevitablemente arrastrarán tras de sí al resto de países de la Unión Europea, entre ellos a España.
Nuestro Gobierno da señales de que no tiene las cosas muy claras y no sabe qué camino tomar para salir del atolladero. Se limita a simples medidas coyunturales, que es tanto como no hacer nada o complicar aún más nuestra situación. La economía española, mientras alguien con sentido de estado no lo remedie, seguirá en caída libre y nuestro futuro hipotecado hasta extremos sumamente peligrosos. Y Zapatero, por su izquierdismo patológico, está incapacitado para reconvertir esta situación. La escasa productividad y la falta de competencia, algo específico de nuestra economía, exigen medidas estructurales e innovadoras que propicien la creación de empleos estables y, para esto, necesitamos otros gestores más capacitados.
Con este Gobierno corremos seriamente el riesgo de quedar descolgados del pelotón de cabeza europeo, toda vez que el agotamiento de nuestro modelo económico es incontrovertible. A esto hay que añadir que, con respecto a los demás países de la Comunidad, tenemos un diferencial enorme en materia de desempleo. Todo esto lastra nuestra recuperación. Y si los síntomas de recuperación de Alemania y Francia tienen continuidad, juntamente con EE UU y Japón, es muy posible que la reactivación sea general y no se circunscriba exclusivamente a estos países. Dadas las características específicas de nuestra crisis económica, quedaríamos excluidos los españoles de esa ocasional remontada que tanto precisamos.
Las socorridas salidas de Zapatero serán defendidas, con uñas y dientes, por esa legión de voceros mediáticos, que no hacen más que cacarear las ocurrencias del inquilino de la Moncloa. Quiere transmitir optimismo y se presenta como el campeón del progresismo con esos simples parches que suelen ser verdaderos disparates económicos, ya que sin solucionar nada elevan, cada vez más, nuestra deuda pública. Además, suelen ser discriminatorios, como los famosos 420 euros, que se priva de ellos a los que más tiempo llevan sin cobrar subsidio alguno.
Las pretendidas soluciones a base de generar más deuda pública, se convierten de inmediato en problemas insolubles a corto y medio plazo. El aumento constante de la misma solamente sirve para ahondar aún más nuestras diferencias económicas con los demás países de nuestro entorno. Diferencias que, con gran trabajo, habíamos ido reduciendo en legislaturas anteriores. Acudir a la deuda pública por sistema, es tanto como dificultar el acceso a las distintas fuentes de financiación, tan necesaria cuando la economía no es boyante. Terminaremos, para poder colocar nuestra deuda, por ofrecerla a precio de saldo y, aún así, será sumamente complicado.
El Gobierno había puesto muchas esperanzas en el tan traído y llevado Plan E, de cara a la creación de empleo. La EPA ha demostrado fehacientemente que no es para tanto, como quieren hacernos ver. Ahí están los 5 millones de parados previstos para fines de año. En torno a un 20% de la población activa. Demasiados parados para camuflar y pasar desapercibidos. Veremos que inventa ahora Zapatero para que el escandaloso dato del paro pase inadvertido.
Barrillos de las Arrimadas, 17 de agosto de 2009
José Luis Valladares Fernández
Es normal que Alemania, tradicional locomotora económica de la Unión Europea, comience a atisbar el final del túnel. Se da, además, la circunstancia de que la fracasada Ángela Merkel sabía muy bien lo que traía entre manos y tomo a tiempo las medidas precisas. Más o menos lo que hizo Sarkozy, ese amigo de Zapatero, que estaba muy nervioso al ver que económicamente le estábamos pisando los talones. Veía la posibilidad de que la economía francesa se estancara mientras nosotros seguíamos con paso firme fortaleciendo la nuestra.
Tanto alemanes como franceses, por fin, han experimentado un crecimiento de un 0,3% que, con la que ha caído, no es poco y que, para estos países, abre unas perspectivas esperanzadoras. Pero de momento, se trata de un crecimiento tan pequeño que aún no pueden cantar victoria. Y menos caer en el espejismo de Zapatero que piensa que estos países iniciaron su despegue y que inevitablemente arrastrarán tras de sí al resto de países de la Unión Europea, entre ellos a España.
Nuestro Gobierno da señales de que no tiene las cosas muy claras y no sabe qué camino tomar para salir del atolladero. Se limita a simples medidas coyunturales, que es tanto como no hacer nada o complicar aún más nuestra situación. La economía española, mientras alguien con sentido de estado no lo remedie, seguirá en caída libre y nuestro futuro hipotecado hasta extremos sumamente peligrosos. Y Zapatero, por su izquierdismo patológico, está incapacitado para reconvertir esta situación. La escasa productividad y la falta de competencia, algo específico de nuestra economía, exigen medidas estructurales e innovadoras que propicien la creación de empleos estables y, para esto, necesitamos otros gestores más capacitados.
Con este Gobierno corremos seriamente el riesgo de quedar descolgados del pelotón de cabeza europeo, toda vez que el agotamiento de nuestro modelo económico es incontrovertible. A esto hay que añadir que, con respecto a los demás países de la Comunidad, tenemos un diferencial enorme en materia de desempleo. Todo esto lastra nuestra recuperación. Y si los síntomas de recuperación de Alemania y Francia tienen continuidad, juntamente con EE UU y Japón, es muy posible que la reactivación sea general y no se circunscriba exclusivamente a estos países. Dadas las características específicas de nuestra crisis económica, quedaríamos excluidos los españoles de esa ocasional remontada que tanto precisamos.
Las socorridas salidas de Zapatero serán defendidas, con uñas y dientes, por esa legión de voceros mediáticos, que no hacen más que cacarear las ocurrencias del inquilino de la Moncloa. Quiere transmitir optimismo y se presenta como el campeón del progresismo con esos simples parches que suelen ser verdaderos disparates económicos, ya que sin solucionar nada elevan, cada vez más, nuestra deuda pública. Además, suelen ser discriminatorios, como los famosos 420 euros, que se priva de ellos a los que más tiempo llevan sin cobrar subsidio alguno.
Las pretendidas soluciones a base de generar más deuda pública, se convierten de inmediato en problemas insolubles a corto y medio plazo. El aumento constante de la misma solamente sirve para ahondar aún más nuestras diferencias económicas con los demás países de nuestro entorno. Diferencias que, con gran trabajo, habíamos ido reduciendo en legislaturas anteriores. Acudir a la deuda pública por sistema, es tanto como dificultar el acceso a las distintas fuentes de financiación, tan necesaria cuando la economía no es boyante. Terminaremos, para poder colocar nuestra deuda, por ofrecerla a precio de saldo y, aún así, será sumamente complicado.
El Gobierno había puesto muchas esperanzas en el tan traído y llevado Plan E, de cara a la creación de empleo. La EPA ha demostrado fehacientemente que no es para tanto, como quieren hacernos ver. Ahí están los 5 millones de parados previstos para fines de año. En torno a un 20% de la población activa. Demasiados parados para camuflar y pasar desapercibidos. Veremos que inventa ahora Zapatero para que el escandaloso dato del paro pase inadvertido.
Barrillos de las Arrimadas, 17 de agosto de 2009
José Luis Valladares Fernández
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