El pasado 19 de noviembre, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Alfredo Pérez Rubalcaba anuncia formalmente que el Gobierno está preparando una ley de muerte digna para los enfermos terminales que “no tiene nada que ver con la eutanasia”. "La eutanasia –señala Rubalcaba- es una decisión de alguien, que por la razón que sea, decide morirse y la Ley que vamos a aprobar es para aquellos enfermos terminales que lo único que les queda por delante es un calvario por vivir". Esta Ley de Muerte Digna, cuyo proyecto se presentará en marzo del próximo año, únicamente pretende, según confiesa el vicepresidente primero del Gobierno, la protección adecuada de “los pacientes, los familiares y los médicos”.
El propio Pérez Rubalcaba, lo mismo que los demás miembros del Gobierno, se cuidan mucho de disociar de este proyecto toda referencia a la eutanasia, e insiste una y otra vez en que se trata de garantizar plenamente los derechos que tienen los pacientes terminales a morir de manera digna y sin dolor. Quieren dejar muy claro que esta regulación va dirigida exclusivamente a aquellas situaciones en las que el enfermo morirá irremediablemente y con grandes sufrimientos. No es una ley de eutanasia afirma insistentemente Rubalcaba. “La eutanasia es una decisión de alguien que sencillamente decide morirse”. Aquí se trata de aquel que “está desahuciado clínicamente y la espera un calvario antes de morir. Ahora la medicina tiene mecanismos para que la muerte sea digna y sin dolor”.
Posteriormente a esta rueda de prensa, en uno de sus mítines preelectorales en Cataluña, Rubalcaba no duda en erigirse en garante de los derechos sociales y de la vida y de la muerte dignas. “Somos los socialistas -dice- los que nos ocupamos de que la gente tenga una vida digna, y ahora también una muerte digna. Si se puede morir sin dolor y sin hacer sufrir a los demás, ¿por qué no usar la ciencia para esto?” Tiene su gracia que nos hable ahora de dignidad quien, durante el ejercicio de sus responsabilidades públicas, pasó olímpicamente de practicar la más elemental decencia política.
El vicepresidente del Gobierno olvida voluntariamente que en España está funcionando, a pesar de la falta de medios económicos suficientes, la llamada medicina paliativa. Esta especialidad médica se ocupa muy directamente de paliar el sufrimiento, tanto físico como moral, de las personas que, por haber sufrido un deterioro irreversible en su salud, requieren un cuidado permanente. Nace esta especialidad médica en Londres a finales de la década de los 60, en el centro médico creado por la doctora Cicely Saunders para atender a los enfermos terminales. Ante los evidentes resultados benéficos obtenidos en ese centro, se comenzarán a utilizar esos tratamientos en todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud describe perfectamente cual es el alcance de la atención prestada a los enfermos terminales: "Los Cuidados Paliativos son un modo de abordar la enfermedad avanzada e incurable que pretende mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes que afrontan una enfermedad como de sus familias, mediante la prevención y el alivio del sufrimiento a través de un diagnóstico precoz, una evaluación adecuada y el oportuno tratamiento del dolor y de otros problemas tanto físicos como psicosociales y espirituales”. Aplicando correctamente estos principios, es absolutamente innecesaria esa ley de muerte digna que quiere sacar de la manga el Gobierno para colarnos la eutanasia por la puerta de atrás.
Entre la aplicación actual de los cuidados paliativos al enfermo en situación terminal y el proyecto de muerte digna explicado por Pérez Rubalcaba hay una diferencia esencial. Los cuidados paliativos prestados por los servicios médicos procuran mejorar la calidad de vida y evitar el sufrimiento de los enfermos y dejar que sea la propia naturaleza la que fije el día y la hora del fallecimiento. El proyecto de ley previsto por el Gobierno soluciona el problema del dolor, de manera irreversible, acelerando la muerte del enfermo. Quiere oficializar la práctica puesta en marcha por el doctor Luis Montes en el servicio de urgencias del Hospital Severo Ochoa y acortar, por ley, la vida de este tipo de enfermos. Se trata, ni más ni menos, de legalizar subrepticiamente la eutanasia disfrazándola con otros nombres más piadosos.
La determinación tomada por el Gobierno de introducir, precisamente ahora, la eutanasia, aunque de manera eufemística le den otro nombre, tiene doble intención. Por un lado, se trata de dar carnaza a los medios para que no critiquen la política de saltimbanqui de Zapatero en cuestiones económicas y en las relaciones con otros países, sobre todo con Marruecos. Además, con esta manera tan expeditiva de dignificar la muerte de los enfermos terminales, acelerando artificialmente su fallecimiento, alivian las maltrechas finanzas de la sanidad pública. Y sin remilgos éticos, al igual que ya hicieron un día con el aborto, provechan la oportunidad para imponer por la brava la eutanasia.
Con la disculpa de evitar sufrimientos insoportables a estos enfermos desahuciados, querrán hacernos ver que el acelerar su muerte es un acto piadoso y caritativo. Dirán que para realizar este tipo de actos de compasión se requiere el consentimiento del enfermo o de sus familiares. Pero al final, como pasó en el Severo Ochoa de Madrid en la época en que el Dr. Montes era el jefe del servicio de urgencias, se pasaportea a los enfermos, sin autorización de nadie, por puro interés crematístico. Es más barato, claro está, provocar la muerte de quien ha llegado a esta situación extrema, que aliviar su sufrimiento a base de cuidados paliativos y esperar a que sea la naturaleza la que determine su fallecimiento.
Gijón, 25 de noviembre de 2010
José Luis Valladares Fernández
El propio Pérez Rubalcaba, lo mismo que los demás miembros del Gobierno, se cuidan mucho de disociar de este proyecto toda referencia a la eutanasia, e insiste una y otra vez en que se trata de garantizar plenamente los derechos que tienen los pacientes terminales a morir de manera digna y sin dolor. Quieren dejar muy claro que esta regulación va dirigida exclusivamente a aquellas situaciones en las que el enfermo morirá irremediablemente y con grandes sufrimientos. No es una ley de eutanasia afirma insistentemente Rubalcaba. “La eutanasia es una decisión de alguien que sencillamente decide morirse”. Aquí se trata de aquel que “está desahuciado clínicamente y la espera un calvario antes de morir. Ahora la medicina tiene mecanismos para que la muerte sea digna y sin dolor”.
Posteriormente a esta rueda de prensa, en uno de sus mítines preelectorales en Cataluña, Rubalcaba no duda en erigirse en garante de los derechos sociales y de la vida y de la muerte dignas. “Somos los socialistas -dice- los que nos ocupamos de que la gente tenga una vida digna, y ahora también una muerte digna. Si se puede morir sin dolor y sin hacer sufrir a los demás, ¿por qué no usar la ciencia para esto?” Tiene su gracia que nos hable ahora de dignidad quien, durante el ejercicio de sus responsabilidades públicas, pasó olímpicamente de practicar la más elemental decencia política.
El vicepresidente del Gobierno olvida voluntariamente que en España está funcionando, a pesar de la falta de medios económicos suficientes, la llamada medicina paliativa. Esta especialidad médica se ocupa muy directamente de paliar el sufrimiento, tanto físico como moral, de las personas que, por haber sufrido un deterioro irreversible en su salud, requieren un cuidado permanente. Nace esta especialidad médica en Londres a finales de la década de los 60, en el centro médico creado por la doctora Cicely Saunders para atender a los enfermos terminales. Ante los evidentes resultados benéficos obtenidos en ese centro, se comenzarán a utilizar esos tratamientos en todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud describe perfectamente cual es el alcance de la atención prestada a los enfermos terminales: "Los Cuidados Paliativos son un modo de abordar la enfermedad avanzada e incurable que pretende mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes que afrontan una enfermedad como de sus familias, mediante la prevención y el alivio del sufrimiento a través de un diagnóstico precoz, una evaluación adecuada y el oportuno tratamiento del dolor y de otros problemas tanto físicos como psicosociales y espirituales”. Aplicando correctamente estos principios, es absolutamente innecesaria esa ley de muerte digna que quiere sacar de la manga el Gobierno para colarnos la eutanasia por la puerta de atrás.
Entre la aplicación actual de los cuidados paliativos al enfermo en situación terminal y el proyecto de muerte digna explicado por Pérez Rubalcaba hay una diferencia esencial. Los cuidados paliativos prestados por los servicios médicos procuran mejorar la calidad de vida y evitar el sufrimiento de los enfermos y dejar que sea la propia naturaleza la que fije el día y la hora del fallecimiento. El proyecto de ley previsto por el Gobierno soluciona el problema del dolor, de manera irreversible, acelerando la muerte del enfermo. Quiere oficializar la práctica puesta en marcha por el doctor Luis Montes en el servicio de urgencias del Hospital Severo Ochoa y acortar, por ley, la vida de este tipo de enfermos. Se trata, ni más ni menos, de legalizar subrepticiamente la eutanasia disfrazándola con otros nombres más piadosos.
La determinación tomada por el Gobierno de introducir, precisamente ahora, la eutanasia, aunque de manera eufemística le den otro nombre, tiene doble intención. Por un lado, se trata de dar carnaza a los medios para que no critiquen la política de saltimbanqui de Zapatero en cuestiones económicas y en las relaciones con otros países, sobre todo con Marruecos. Además, con esta manera tan expeditiva de dignificar la muerte de los enfermos terminales, acelerando artificialmente su fallecimiento, alivian las maltrechas finanzas de la sanidad pública. Y sin remilgos éticos, al igual que ya hicieron un día con el aborto, provechan la oportunidad para imponer por la brava la eutanasia.
Con la disculpa de evitar sufrimientos insoportables a estos enfermos desahuciados, querrán hacernos ver que el acelerar su muerte es un acto piadoso y caritativo. Dirán que para realizar este tipo de actos de compasión se requiere el consentimiento del enfermo o de sus familiares. Pero al final, como pasó en el Severo Ochoa de Madrid en la época en que el Dr. Montes era el jefe del servicio de urgencias, se pasaportea a los enfermos, sin autorización de nadie, por puro interés crematístico. Es más barato, claro está, provocar la muerte de quien ha llegado a esta situación extrema, que aliviar su sufrimiento a base de cuidados paliativos y esperar a que sea la naturaleza la que determine su fallecimiento.
Gijón, 25 de noviembre de 2010
José Luis Valladares Fernández
Buenos días Señor José Luis:
ResponderEliminarPlantea usted un debate, que es muy difícil llegar a un acuerdo global,pues hay quien tiene conciencia y hay quien no la tiene; hay quien tiene inteligencia y hay quien no; hay quien tiene sentimientos y hay quien no: hay quien tiene moral y hay quien no, y un largo etcétera pues la sociedad es muy dispersa,y variable,
en lo que coincido con usted es que,la persona cociente de su situación ;no tendría que permitir que se le dirigiera y manipulara,pero este seria otro gran debate,Señor José: usted me cae bien es usted sincero y honesto por sus palabras puedo deducirlo.
P.D."Las personas inteligentes tienen un derecho sobre los ignorantes: el derecho de instruirles"
Ya estamos otra vez "mar adentro"...los cuidados paliativos ya existen, aunque habrá que mejorarlos, el encarnizamiento terapéutico lo condena hasta la Iglesia, y no hace ninguna falta que el Estado meta sus narices ni en la vida ni en la muerte de las personas, ni regular las relaciones entre médico y paciente que se las han arreglado perfectamente durante siglos sin su "ayuda"...ergo, piensa mal y acertarás, etc...un saludo, amigo.
ResponderEliminarHay dos cosas que siempre me impresionan de la izquierda española: una es su deseo de matar a los que molestan (niños no deseados, retrasados mentales, viejos, enfermos, etc...) y la otra es su facultad para decir algo absolutamente falso (sabiéndolo) sin siquiera pestañear. El contenido de la Ley descrita por Rubalcaba es, de forma inequívoca, "eutanasia", lo llame como lo llame.
ResponderEliminarInicialmente puede parecer bien a quien lea: "se trata de aliviar el sufriminto de quién está desahuciado". Pero es moralmente inaceptable, de lo que se trata es de que el Estado se faculta a sí mismo con la capacidad de matar a un ser humano en determinadas condiciones, ¡inaceptable!
Además la norma siempre termina en "casos particulares", p.e.: si una persona no da su autorización por estar inhabilitada, su familia o tutores legales podrían ordenar su "ejecución" legalmente. Puede ser perfecto para librarnos de los que nos molestan, cobrar una herencia, etc... Todo legal.
PD: Odio al Dr. Montes con todo mi corazón, es un asqueroso asesino en serie que sedaba hasta la muerte a pacientes que no deseaban morir, y que por pertenecer a una opción política concreta se ha salvado de una condena justa. El caso del celador de Olot es el mismo, pero como no es sindicalista ese sí irá a prisión.
Un saludo José Luis. Este tema es de los que más me hace enfadar, porque atenta contra débiles enfermos e indefensos a los que se asesina en nombre del progreso social.
El Gobierno lo que debería es preocuparse de que los ciudadanos vivan dignamente, en vez de intentar plasmar en una ley las mengelianas teorías del Dr Luis Montes.
ResponderEliminarSi fuese una ley de muerte digna, se centraria en los cuidados paliativos, la mejora de las unidades del dolor...
Pero lo ùnico que busca esta ley, es como siempre con juegos de palabras esconder la despenalizacion de la eutanasia activa.
Coda:
"La piedad conoce sólo una acción: dejar morir a los enfermos" (Adolf Hitler).
Señor José Luis:
ResponderEliminarPlantea usted un debate, que es muy difícil llegar a un acuerdo global,pues hay quien tiene conciencia y hay quien no la tiene; hay quien tiene inteligencia y hay quien no; hay quien tiene sentimientos y hay quien no: hay quien tiene moral y hay quien no, y un largo etcétera pues la sociedad es muy dispersa,y variable,
en lo que coincido con usted es que,la persona cociente de su situación ;no tendría que permitir que se le dirigiera y manipulara,pero este seria otro gran debate,Señor José: usted me cae bien es usted sincero y honesto por sus palabras puedo deducirlo.
P.D."Las personas inteligentes tienen un derecho sobre los ignorantes: el derecho de instruirles"
Artículo estremecedor que conviene leer y releer.
ResponderEliminarEstos sociatas creen que, con el lenguaje que usan, con los tópicos de los que echan mano, nos emboban a los demás, como si ya no tuviésemo capacidad de pensar.
¿Darnos lección de moral estas gentes si lo que hay que montar contra ellos, cuando sea posible, un proceso "Nüremberg" en toda regla?
En las declaraciones de Rubalcaba citadas por Vd. veo una "tentación totalitaria" de controlar nuestras vidas desde la cuna a la sepultura, como decía el clásico. Son siniestras lágrimas de cocodrilo de uno de los personajes más siniestros de la democracia española.
ResponderEliminarCordiales saludos.
Uf es un tema muy delicado, pero personalmente no quiero creer que la finalidad de la ley sea ahorrar, la verdad que ni me lo había planteado. Ayer precisamente escuché en la radio una secuencia de la peli aquella de Bardem y se me puso la piel de gallina, un abrazo :-)
ResponderEliminarHasta que la saquen, no sé de qué va ley en términos concretos, pero sí te diré, querido José Luis que, por incríble que parezca, aún hay gente que ante situaciones irreversibles de sus allegados, desean que se les retenga en esta vida a costa de lo que sea, auqnue les tengan que enchufar todo lo enchufable y que hay aspectos concretos en los que hay que dotar al médico de instrumentos legales adecuados que no le dejen a los pies de los caballos ante determinadas decisiones.
ResponderEliminarOtra cosa muy distinta, es como estos "sabios" que nos gobiernan lo hagan.
Gracias, Antonio, por tu deferencia. Por lo que a mi respecta, no veo bien ni medio bien que, de una manera disimulada, se meta por la puerta de atrás la eutanasia. No se si este Gobierno va buscando aminorar los sufrimientos o eliminar gastos de la sanidad. Porque si de trata de aliviar dolores, mejoren Vdes la dotación de los Centros donde se prestan esos cuidos paliativos.
ResponderEliminarSaludos cordiales
De eso se trata precisamente, amiga Maribeluca: de que se mejoren las dotaciones donde se prestan esos remedios paliativos. Nadie pide el ensañamiento terapéutico, alargando artificialmente la vida. Se trata de quitar el dolor del enfermo y dejar que actue la naturaleza y sea esta la que ponga fin a una vida y no un Dr. Montes.
ResponderEliminarSaludos cordiales
El problema de esta izquierda que padecemos, amigo sibarita, es precisamente ese: que quieren controlarlo todo, la vida y la muerte.Eso de la muerte digna, tal como la explica Rubalcaba, es un camelo. Muerte digna es la que se produce de manera natural y se muere cuando en realidad le llega la hora. Que se preocupen de que la gente lleve una vida digna y de la muerte no se ocupen nada más que para facilitar los medios a las Unidades de Dolor, para que el enfermo no sufra, pero que muera cuando Dios quiera. ¿O acaso es que los cuidados paliativos resultan muy caros?
ResponderEliminarSaludos cordiales
La intención del Gobierno, querida Natalia, es muy clara. Quiere introducir la eutanasia activa por la puerta de atrás. Quizás sea porqwue esto es más barato para la Sanidad.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Así es, amigo Xesus López. El socialismo español, con el cariz que le ha dado Zapatero al retrotraerle a los peores tiempos de la Segunda República, deforman la realidad con palabras. Hablan de muerte digna y lo que menos les preocupa es que los ciudadanos lleven una vida digna. Se aprovechas de que la sociedad tiene cirto complejo de rebaño.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Siempre ha sido esa la intención del socialismo, amigo José Miguel. El socialismo sin ese ansia de intervencionismo dejaría de ser socialismo. No nos controlan la frecuencia de la respiración porque no pueden, no porque no tengan ganas de hacerlo.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Ya lo creo que se trata de un tema muy delicado, querida Vir. Pero es intolerable que sea otro el que decida por tí el momento de abandonar este mundo.
ResponderEliminarQue se ocupen más de que los ciudadanos puedan tener una vida digna y de la muerte, que dejen a la naturaleza que es mucho más sabia que ellos.
Saludos cordiales
La eutanasia activa, amigo Trece, es lisa y llanamente, poner fin a la vida de un enfermo sin encomendarse ni a Dios ni al diablo. Sin tener en cuenta la voluntad del enfermo, el médico decide que ya ha vivido bastante. Tampoco es de recibo el ensañamiento terapeutico y mantener vivo artificialmente a quien ha llegado a un estado incompatible con la vida. Se trata de dejarle morir en paz, pero no matarle.
ResponderEliminarUn abrazo
Sólo puedo decir que no creo que nadie pueda determinar cuando acabar con la vida de nadie.. es un instrumento de poder muy peligroso. No estoy de acuerdo con esta nueva ley encubierta de eutanasia.
ResponderEliminarLa eutanasia es "una forma de asesinato" A los enfermos lo que hay que hacer es curarlos, y tratarlos con el máximo cariño y respeto; y menos hablarles de muerte.La madre Teresa de Calcuta y millones de personas tratan y cuidan a los enfermos como ellos se merecen.
ResponderEliminarGracias Señor José Luis, por su fenomenal articulo en defensa del menos favorecido eso le ennoblece grandemente.
P.D."De virtud hay una especie, de maldad, muchas"..
La "intervención" es la política favorita del ideario socialista, tan trasnochado como las cataplasmas de la tatarabuela. Estamos en el siglo XXI y no se resignan.
ResponderEliminarParte de esta política es el meter las narices en cosas tan íntimas como el nacimiento y la muerte. Y las mentiras, comprendo que hay médicos cafres pero son excepciones, las Unidades de Cuidados Pliativos y las UHD están cumpliendo muy bién su labor de evitar dolor y sufrimiento a los enfermos. Esta ley se va a encontrar con una oposición frontal de la gran mayoría de los profesionales de la medicina.
Un cordial saludo.
Que le aplique él mismo la eutanasia política a su jefe el inane monclovita y deje a los enfermos morir sin la sospecha de cuando será cuando le den la puntilla porque ya no conviene a nadie, ni el "estao" buenista y benefactor.
ResponderEliminarPero que fascinación tiene con la muerte estos mangantes del gobierno.
Saludos.
Claro que la eutanasia es una forma de asesinato, amigo Antonio. Un asesinato con premeditación y alevosía. Se trata de deshacerse de los viejos, para evitar las inevitables molestias que sin duda dan y, como no, para aligerar los gastos en Sanidad. Toda una verdadera vergüenza.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Está en los genes de los socialistas, amiga Candela, el querer meter sus narices en topdas las cosas. No quieren que nadie de un paso, si antes no lo han programado ellos. Y, además, se creen con el derecho de decir cuando debe abandonar cada uno este mundo.
ResponderEliminarSaludos
Los socialistas, amiga Eleonora, quieren fiscalizar hasta la sombra de uno. No puedes ni subir ni bajar si antes no lo han programado ellos. Eso de decretazo y tiente tieso es lo que mejor se les da. Pero, claro, para aplicarselo a otros. A ellos no les toques, o eres un fascista empedernido.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Cuando al Estado le das el poder de matarte, te mata sin que tú lo quieras. Cuanto menos poder tenga, mejor para todos y mayor libertad para el ciudadano.
ResponderEliminarSaludos.
El tema desde luego es muy delicado y complejo. Yo creo que si cada uno puede hacer con su vida lo que le plazca, también en momentos cruciales y duros debería exigir como morir. De que sirve mantener con vida a una persona con un cáncer terminal sabiendo que no tiene salvación y mientras viva va a estar padeciendo. Saludos José Luis.
ResponderEliminarYa están jugando a ser dioses que deciden quién vive y quién muere.
ResponderEliminarEl Estado, amiga Eva, no debe tener más poder que el justo. Es la única manera de que no abuse. El Poder en el pueblo.
ResponderEliminarHoy día, amigo Rafa, la medicina no podrá curar muchos cánceres. Pero lo que si puede hacer esevitarte el sufrimiento sin necesidad de terminar con tu vida. Otra cosa muy distinta es que no se ensañen terapeuticamente con el deshauciado. En todo caso que sea la naturaleza la que decida el momento del óbito.
ResponderEliminarEs el papel del socialismo, anigo aspitrante. Si le dejas, gtermina por hacerse con todos los resortes del poder y los utilizará hasta para fijarte el volumen de oxígeno que debes consumir al respirar.
ResponderEliminarApreciado José Luis, un temita fuerte como el del aborto. Creo que cada persona pensará a favor o en contra de esta ley.
ResponderEliminarNo tendremos que preocuparnos mucho al paso que vamos nos van a matar pero de otra forma.
Manipulan nuestras vidas desde antes de nacer hasta después de nuestra muerte, bien sea pepito o juanito.
Eso si yo lo tengo muy claro para sufrir y hacer sufrir por algo que no tienen cura y estar hecho un vegetal y que voy a morir sufriendo, prefiero descansar en cuanto antes y me refiero a mi.
Otra es lo que vallan hacer o puedan hacer con esa ley que tendra truco seguro.
Saludos cordiales.
buff... has abierto la caja de los truenos
ResponderEliminarno sé si leíste el artículo del País Semanal del pasado domingo... (aunque no creo que leas el País).
Actualmente existen asociaciones que proporcionan cocteles de pastillas que faciliten una muerte digna. Enfermos terminales, por su situación extrema que ni tu y yo nos podemos imaginar, solicitan estos cocteles y toman esa determinación.
Podríamos discutir si es moral o no, pero la verdad es que estos enfermos se amparan en un vacío legal y cometen a escondidas este acto que tanto criticas.
Me parece perfecto que se haga una ley para que estos enfermos puedan cometer esta acción respaldados por profesionales, ya que la cometerán de todos modos, pero es mejor si se les proporciona esta seguridad.
Porcierto, aunke no comparto muchas de tus ideas, me gusta tu juicio crítico