Y la historia sigue y ésta es muy distinta de lo que se
enseña en los colegios catalanes. Cataluña nunca fue una Nación independiente,
ni antes, ni después de la cacareada fecha de 1.714. Fue éste un territorio
colonizado, como toda la península, por diferentes culturas, en especial la
griega y la cartaginesa, que influyeron decisivamente en la formación de la
cultura ibérica. Llegarían más tarde los romanos y darían un nuevo aire a nuestra
cultura con la inevitable romanización. Y como en los demás pueblos de España, también allí echaron raíces los musulmanes.
Desde que adquirieron conciencia de pueblo con la creación
de la Marca Hispánica por el imperio carolingio, los catalanes siempre fueron
vasallos de los francos o de la Corona de Aragón. Después de la unión de los
reinos de Castilla y Aragón, los catalanes continuaron siendo parte integrante de España o de Francia. Ese Estado
independiente catalán que duró 700 años, no es más que un invento torpe de esos
separatistas irredentos que tanto daño
están haciendo a Cataluña.
En la Guerra de Sucesión, que terminó en 1714 con la
victoria de los partidarios de Felipe V sobre el archiduque Carlos de Austria,
los catalanes luchaban contra Francia y, a la vez que sus intereses
particulares, trataban heroicamente de preservar la independencia de España. Como
volvieron a hacerlo en 1808 durante la Guerra de la Independencia tras la
ocupación de España por las tropas napoleónicas.
El 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se echa a la
calle y planta cara a las tropas napoleónicas. Los demás pueblos de España,
siguiendo el ejemplo del madrileño, se rebelan contra la ocupación francesa. Las
gentes de Cataluña escriben una historia gloriosa en la Batalla del Bruch,
rechazando por dos veces el paso de soldados franceses por allí y
ocasionándoles cuantiosas pérdidas. Cabe destacar también el comportamiento heroico y asombroso de los habitantes de Gerona,
asediados por tres veces por la Grande Armée napoleónica.
Mantener el dominio de Gerona era vital para los franceses
y pensaban que no sería muy difícil sofocar la sublevación de aquellas gentes.
Se trataba de una ciudad mu pequeña, con no más de 10.000 habitantes y con una
guarnición de no más de 300 soldados. Pero la
Junta General, recientemente constituida, organizó con toda celeridad
dos tercios de miqueletes, milicias populares como los somatenes. Un corto
número de marineros, llegados de Sant Feliu de Guixols, se ocupó de las pocas
piezas de artillería disponibles.
Fue el 20 de de junio de 1808 cuando el general Philibert-Guillaume Duhesme
se presenta en Gerona al mando de 5.000 hombres y con una dotación artillera de
ocho cañones. Pide a los defensores de Gerona que se rindan y que entreguen la
plaza. Ante la respuesta negativa de los gerundenses, Duhesme inicia el asalto
a la ciudad fracasando estrepitosamente. Lo intenta otras dos veces más con el
mismo resultado. En vista de su fracaso, se retira y decide volver a Barcelona
para allegar más refuerzos. En el camino de vuelta es duramente hostigado por partidas
de somatenes y soldados, infligiéndole numerosas bajas.
Los franceses volvieron a la carga exactamente un mes
después. Esta vez el general Duhesme, con más soldados y más cañones que la vez
anterior, plantea un asedio a la ciudad en toda regla. Pero la Junta General,
que no se había dormido durante ese mes de tregua, había preparado
convenientemente la defensa de la ciudad. A las fuerzas que aguantaron el
primer embate francés, se unieron ahora otros tres batallones españoles y se
formaron nuevas columnas de somatenes. Todos los defensores disponibles se
emplearon con arrojo y valentía, frustrando una vez más el intento de las tropas
francesas de tomar la ciudad. Ante la imposibilidad manifiesta de dominar a los
aguerridos defensores de Gerona, después de un mes de asedio, el ejército
francés decide retirarse otra vez, pero ahora con bajas mucho más numerosas.
Es el 6 de mayo de 1809 cuando las tropas napoleónicas inician
el tercero y definitivo asedio. Lanzan un furibundo ataque contra la ciudad
para terminar de una vez con su resistencia heroica. No lo van a tener tan
fácil como piensan y eso que suman un total de 18.000 hombres, mientras que sus
oponentes no cuentan nada más que con
5.600 efectivos, al frente de los cuales, eso sí, estaba ahora el experimentado
general Mariano Álvarez de Castro, granadino por más señas y con claras raíces
sorianas. Y este pequeño ejército, ayudado por todos los gerundenses, ni se
intimida ni se arredra ante el panorama que se le presenta, y su gesta será una
de las más memorables de la Guerra de la Independencia, llevada a cabo por el
pueblo español.
Aunque el ejército francés bombardea incesantemente la
ciudad desde sus alrededores, los sitiados no se amedrentan y resisten
valientemente a pesar de la brutalidad empleada ahora por las tropas
napoleónicas. Los fracasos anteriores sufridos en esta plaza y las dificultades
crecientes que encuentran en el resto de pueblos españoles hacen que sus
acciones sean mucho más crueles y feroces. Pero Gerona, a pesar de todo,
resiste y no cae. El general Álvarez de Castro crea la cruzada Gerundense,
constituida por ocho compañías. Cada oficio tenía su propia compañía, incluidos
los clérigos y los estudiantes. Todos los residentes, fueran estos hombres,
mujeres o niños, intervenían valerosamente en la defensa de la ciudad.
Después de cuatro meses de constante asedio y brutales ataques
artilleros, cuando ya las murallas mostraban enormes brechas, las fuerzas de
Napoleón entran en tromba por ellas para acabar de una vez con aquella incomprensible
resistencia. Se combate cuerpo a cuerpo sin descanso y de nuevo, a base de
fiereza y pundonor, los gerundenses logran detener el asalto. Los franceses no
daban crédito a lo que estaban viendo y, como siempre salían malparados en sus
enfrentamientos directos con los defensores, cambian de estrategia y reducen
todos sus esfuerzos a mantener el cerco y a abatir con sus piezas artilleras lo
poco que queda en pie dentro de la ciudad. Y esperan a que el hambre y la sed
lo que doblegue, por fin a aquellos intrépidos y valientes defensores.
Llevaban ya siete meses defendiendo denodadamente la ciudad.
Aunque las murallas estaban rotas, allí seguía ondeando la bandera de España,
mostrando a los franceses la españolidad y la voluntad indomable de los
gerundenses. Pero dentro de la ciudad, no quedaba nada en pie. Los edificios
estaban derruidos, estaban en pleno invierno y los supervivientes no tenían
donde guarecerse. No les quedaban víveres ni medicamentos y al hambre se unió otro nuevo aliado de los sitiadores: la
enfermedad.
Lo que no lograron los soldados de Napoleón, se consiguió
con el hambre, las epidemias y el frio. Pero para llegar hasta aquí, los
franceses tuvieron que pagar también un alto tributo bélico, ya que durante el
asedio perdieron gran cantidad de hombres
y de medios. Después de siete meses de enconada lucha, las gentes de
Gerona habían llegado ya al límite de sus fuerzas. Así que el día 10 de
diciembre de 1809, por la noche, deciden rendirse. Los vencedores se apoderaron
de la plaza estratégica, asegurándose así una vía de comunicación con Francia. No
contentos con esto, Cataluña es incorporada en 1812 al imperio francés y
dividida en departamentos como la misma Francia.
Gracias a la alianza con Inglaterra, España pudo irse
liberando poco a poco de la ocupación francesa. El éxito de esta alianza,
comandada por Arthur Wellesley, el después famoso duque de Wellington, comenzó a fraguarse en 1812 en
la Batalla de Arapiles. Aquí fue donde la estrella de Napoleón comenzó a eclipsarse.
Las sucesivas derrotas y la necesidad de allegar tropas para su guerra contra
Rusia, le obligan a firmar el Tratado de Valençay a finales de 1813,
reconociendo nuevamente a Fernando VII como rey de España. Pero tendría que pasar más de un año para que
Cataluña, que entonces pertenecía al Imperio, quedase totalmente liberada de
los franceses.
Como consecuencia de una serie continuada de derrotas,
Napoleón abdica el 6 de abril de 1814, regresando Luis XVIII al trono de la
Corona de Francia. Poco tiempo después,
el mariscal francés Louis Gabriel Suchet y el general británico
Wellington firman un armisticio que es determinante para que Cataluña vuelva a
la Corona española y los franceses abandonen definitivamente Barcelona y el
resto de poblaciones catalanas. Y Gerona, por derecho propio, pasara desde entonces
a ocupar un lugar de privilegio en la historia de España por su abnegación y
por su acendrado patriotismo.
Gijón, 16 de octubre de 2012
José Luis Valladares Fernández
Una vez más, amigo José Luis, pones al alcance de quien quiera conocerlos hechos históricos que muchos querrían ver silenciados. ¡No es posible! La mentira siempre será silenciada por la verdad, aunque lleve muchos años conseguirlo. Tu documentado trabajo me parece digno de aplauso.
ResponderEliminarUn cordial abrazo.
Nada de lo que tino explicas en tu post,querido Jose Luis,se imparte a los estudiantes en Cataluña, donde o bien se oculta la historia o bien se falsea y tergiversa de manera falsaria y mendaz.
ResponderEliminarBuena entrada con datos relevantes de la historia que seguramente ocultan en los colegios catalanes.
ResponderEliminarLa historia por mucho que la quieran retorcer es la que es.
Veremos que deriva toma el asunto secesionista, pronto dirán donde dije digo.... después de escuchar desde Europa que se quedarían fuera.
Un abrazo.
"La historia por mucho..." Lo que tu digas. Tal cual que tu perfil representa las mejores esencias de España. Muchos catalanes son separatistas, simplemente por que les avergüenza tener pasaporte español, como a mí, y no soy catalan. Nací en Carpetovetonia. La España Negra. Que asco !!!
EliminarHola,José Luís:
ResponderEliminarCreo que Mas significa menos peligro del que en otras ocasiones representaron los franceses; que la historia del tambor del Bruch puede reescribirse.
Cierto que ahora falta lord Wellington, pero sus tropas actualizadas pueden estar en la propia sociedad catalana, que el "seny" ha de prevalecer sobre el aldeanismo tribal que predica Mas.
Un abrazo
El auténtico crimen no es pedir una independencia que no desean, es haber privado a los niños catalanes del conocimiento de su verdadera historia, un fraude que tarde o temprano pagarán esas criaturas porque Mas y toda esa gentuza no pagarán nada, al contrario, se han forrado a costa del futuro de Cataluña y de los catalanes.
ResponderEliminar¡Cuánta razón! saludos!
ResponderEliminarEl españolismo sigue existiendo en Cataluña por mucho que los nazimbéciles nos quieran vender la moto con lo contrario. Lo peor que le puede pasar a Cataluña es la independencia por cuanto amplias zonas de su territorio desearían seguir siendo españolas o cómo el Valle de Arán, simplemente no catalanas. Lo de la Guerr de Independencia es claro ejemplo del bando en que se posiciona Cataluña a la hora de luchar, pero eso nos pone en la tesitura de una nueva y fraticida confrontación interna que nadie quiere ni desea.
ResponderEliminarUn saludazo.
El que no se entera de las cosas en plena era de las comunicaciones es porque no quiere y le va la marcha, esa excusa podría tener sentido en otras épocas, pero ahora requiere de un alto grado de "complicidad"...ya hemos podido comprobar que el nacionalismo es un mal que no se cura viajando, por más que se dice (y menudos viajecitos se pegan)
ResponderEliminarSaludos JL