Durante
la larga etapa del franquismo, se utilizaron, con relativa frecuencia,
distintos lemas como elementos meramente propagandísticos que condensaban y
simplificaban la doctrina oficial del régimen. Se trataba de unos simples
gritos patrióticos que, al igual que los símbolos nacionales, trataban de
movilizar y enfervorizar a las masas populares. Se recurría también muchas
veces a estos lemas con el claro
propósito de modelar y conformar interesadamente la mentalidad del pueblo, de
acuerdo con unos patrones marcados desde el poder.
Allá
por los años sesenta del pasado siglo, España rompe definitivamente con la
economía autárquica y maltusiana e inicia una política financiera y monetaria completamente ortodoxa
y coincidente con la practicada en el mundo occidental. El resultado no se hizo
esperar. Además de copiar el estilo de vida europeo, liberalizamos nuestro
comercio interior y comienzan a menudear nuestros intercambios comerciales con
el exterior, lo que nos reporta un crecimiento económico envidiable,
desconocido hasta ese momento. Para afianzar ese desarrollo económico, se
buscan nuevas fuentes de riqueza promocionando el turismo exterior.
Es
entonces cuando a Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo de aquella
época, piensa que, publicitando inteligentemente nuestras playas y nuestro sol, se podían mejorar
aún más los resultados económicos. Y para eso, siguiendo la costumbre
inveterada del régimen, se inventó un lema especial, destinado a captar turismo
exterior. El lema o eslogan era este: “Spain is different”. Así es como Fraga
trataba de transmitir a los europeos que, justo al lado de su país, estaba
España con un clima inmejorable y excelentemente preparado para la
práctica del turismo.
Fuera
de España, la frase “Spain is different” produjo el oportuno impacto, y el
turismo extranjero pasó a ser, durante aquellos años, uno de nuestros mejores y
más productivos negocios. En España, sin embargo, ya tuvo de aquella sus
detractores. Hasta se usó malintencionadamente por algunos para dejar
constancia de la anormalidad y la excepcionalidad de una situación política sin
concordancia alguna con las distintas
democracias de la Europa Occidental. Hoy mismo, como no, nos encontramos con
personas que ponen su acento en el aspecto puramente negativo de este lema ya
que, según dicen, nos presenta la imagen de una España de pandereta y
castañuelas, o, como dicen en mi tierra, de tambor y gaita.
Es
muy posible que semejante eslogan proyecte un perfil cultural de España
excesivamente pobre y lamentable. Pero no cabe la menor duda de que describe
perfectamente nuestra idiosincrasia, nuestra propia manera de ser y deja al
descubierto que poseemos ciertas peculiaridades específicamente españolas,
distintas a las comunes de los demás países europeos. Para empezar, nunca
valoramos debidamente lo nuestro; siempre es mejor lo que viene de fuera,
aunque esté fabricado en Corea o en Taiwán. No hay europeo que no se sienta
orgulloso de su país, sea éste francés, alemán o polaco o de cualquier otro
sitio. Sin embargo, es relativamente
frecuente que en España te encuentres con gentes que se avergüenzan de ser
españoles.
Otra
muestra bien reciente del acierto de ese lema lo tenemos en la concentración de
la plaza de Colón del pasado día 6 de diciembre. Ese día, fueron muchos los
españoles que salieron a la calle, convocados por DENAES, para reivindicar la unidad de España y para pedir al Gobierno que actúe “con
determinación y firmeza” contra quienes buscan irresponsablemente su ruptura. En ningún otro país del mundo
occidental ocurren estos esperpénticos desafíos secesionistas. Jamás se dará la
circunstancia de que haya ciudadanos europeos que no sean españoles que se vean
obligados a salir a la calle para defender la unidad de su propio país, ya
que ninguno de sus compatriotas pondrá
nunca en cuestión esa unidad. Podrán protestar por otras cosas, salir incluso a
la calle para pedir mayor autonomía, lo que se quiera, pero a nadie se le
ocurre dudar de esa unidad nacional y mucho menos ponerla en peligro.
Siempre
hubo algún loco separatista en España, al estilo de Antonio Cubillo que acaba
de fallecer, pero nunca encontraron el más
mínimo apoyo popular. Esta constante se rompe ahora y explota peligrosamente, sobre todo en Cataluña, con esa marea
irracional de independentismo. Y José Luis Rodríguez Zapatero es el principal responsable
de este brote separatista. Primero, frivolizó torpemente con las palabras
nación y nacionalidad, llegando incluso a identificar una con la otra. Después
vino aquello de que nación es un concepto “discutido y discutible”. Pero con
Zapatero se confirma, una vez más, lo que indica el famoso eslogan “Spain is
different”, ya que es totalmente imposible que, tipos como éste, lleguen a
presidir un Gobierno en cualquier otra
nación occidental.
Hay
otros muchos hechos que certifican que España es diferente, por lo menos, a
cualquier otro país europeo. Pero vamos a fijarnos en uno sumamente típico y de
rabiosa actualidad: la inmersión lingüística en Cataluña. Desde que Jordi Pujol
sustituyó a Josep Tarradellas en la Generalidad, el catalán ha pasado a ser la
única lengua vehicular de enseñanza y aprendizaje en el sistema escolar de
Cataluña. Y esta situación ha sido celosamente mantenida por Pascual Maragall,
por José Montilla y por el actual presidente Artur Mas.
Empecemos
por Jordi Pujol, el principal patriarca del desaguisado que sufren los
catalanes. El jefe de la saga Pujol estudió en el Deutsche Schule o Colegio
Alemán de Barcelona en tiempos del tercer Reich y en la academia Pérez Iborra.
Me imagino que ninguno de sus hijos creció en las aulas de la escuela pública,
y sus nietos tampoco. Alguno de ellos ya está en el mismo colegio que los
retoños de Montilla, en el Colegio Alemán. En cuando a Artur Mas sabemos que se
educó en el Liceo Francés y que, como buen padre, reniega de la inmersión
lingüista para sus hijos, ya que quiere que sigan sus mismos pasos y se eduquen
donde les enseñan a partes iguales catalán, español, ingles y francés.
Y
como los padres del engendro, seguro que la mayor parte de los convergentes y
los socialistas defienden con todas sus fuerzas la inmersión lingüista para el
prójimo, pero huyen de ella, y procuran para sus hijos una enseñanza más
selecta y más racional. La escuela pública queda exclusivamente para los que carecen de medios económicos y
no pueden optar a otro tipo de educación para sus hijos y, cómo no, para los pigmeos intelectuales que anteponen
el catalanismo a sus propios intereses. Ni siquiera piensan que puede haber
algo detrás, toda vez que los responsables de semejante aberración buscan otros
tipos de colegios para sus hijos.
No
hay manera de que en Cataluña se utilicen equitativamente el catalán y el
español como lenguas vehiculares, al menos durante la etapa de la enseñanza
obligatoria. Aunque estamos en España, el español ha sido proscrito
prácticamente de la escuela pública, se
niega su oficialidad. Ni siquiera atienden las comprensibles demandas de muchos
padres que quieren, por razones obvias, que con sus hijos se utilice
preferentemente el castellano. Hasta en esto somos diferentes. ¿Concibe alguien
que en algún lugar de Francia, o de Italia, o de Alemania, o de la misma
Inglaterra, se impida enseñar francés, o italiano, o alemán o inglés? En
España, por supuesto que sí. Por lo
menos en Cataluña, que es España, se niega a los niños españoles la enseñanza
en castellano, a pesar de que está obligado a saberlo y tiene todo el derecho
del mundo a utilizarlo.
Pero
aún hay más cosas que nos hacen muy diferentes a los ciudadanos de otras
latitudes europeas. Según doctrina del Tribunal Constitucional, los artículos
del Estatuto catalán, referidos a la educación obligatoria, serán
constitucionales "si no impiden el libre y eficaz ejercicio del derecho a
recibir la enseñanza en castellano como lengua vehicular y de aprendizaje en la
enseñanza". De acuerdo con esta doctrina, el Tribunal Supremo dicta una
sentencia que obliga a la Generalidad catalana a establecer expresamente que el castellano sea una lengua vehicular en
el mismo plano que el catalán.
Pero
para las autoridades autonómicas de Cataluña, las sentencias del Tribunal Constitucional
y las del Supremo son papel mojado. Y hasta ahora nadie les ha obligado a
cumplirlas, algo que es impensable en cualquier país del mundo occidental. Como
han venido gozando de cierta impunidad desde hace tantos años, se han crecido y
ya no hay quien les saque de que el catalán es la lengua propia de Catalunya.
De ahí que sea esta y no otra la lengua
vehicular y de aprendizaje, en cualquiera de los niveles educativos, incluidas
las guarderías. El español, para ellos, es simplemente una lengua más, sin
preferencia alguna sobre el inglés o el
francés.
Cualquier
intento del Gobierno español de reconducir
esa situación de rebeldía y desacato a las leyes estatales, incluida la
Constitución, contestan inmediatamente que se les está desafiando y amenazando y que no admiten que nadie
invada sus competencias. Y ya no se esconden para decir abiertamente que José
Ignacio Wert pierde el tiempo miserablemente con su nuevo proyecto de
educación, porque no lo van a cumplir. Y además lo dijeron bien alto hasta en
una sesión del Congreso. Una prueba más de que “Spain is different”.
Gijón,
14 de diciembre de 2012
José
Luis Valladares Fernández
Si habla mal de España es español, ya se sabe.
ResponderEliminarSin duda tenemos cosas muy buenas, pero hay otras que nos impiden equipararnos a los vecinos y ahí están nuestros complejos por una democracia muy joven y deficitaria en tantos aspectos, y yo también destacaría nuestra tendencia a la tragedia y al tremendismo y a echar siempre la culpa a otros de los problemas y veo un gran infantilismo en la sociedad española qué quieres que te diga, así será bastante difícil salir de la crisis ya que incluso aunque haya datos macroeconómicos objetivos que indican un cambio de tendencia muchísimos se niegan por sistema a verlos e incluso hay quien se aferra con ahínco a los peores si con ello abona sus particulares tesis lo que me resulta más que curioso muy sintomático de una peculiar idiosincrasia...¿el pesimismo crea empleo?
Maribeluca:
EliminarQuizás sea esa nuestra principal característica, la que nos distingue de los demás europeos: el hablar mal de España y no valorar nunca nuestras virtudes, que alguna tendremos.
En el escenario y las circunstancias que supone el desafío soberanista esa táctica de perfil bajo y de laxitud de Rajoy se antoja fallida.
ResponderEliminarMás que nada por que desde el lado nacionalista se percibe como un sítnoma evidente de debilidad e incluso de atolondramiento ante la respuesta nacionalista a una aplicación del art 155 CE.
Dejar marcado el terreno con una "linea roja" infranqueable evitaría grandes disgustos a corto y medio plazo.
EliminarNatalia Pastor:
Yo francamente pienso, que Rajoy debiera ser más enérgico y contundente con el soberanismo. Es que de puertas afuera, están creyendo que los independentistas le están toreando, y, aunque no sea nada más que como aviso a navegantes oportunistas, eso no se puede consentir.
Un dia ya no seremos tan diferentes ante el resto de Europa,Ese dia llegara cuando una verdadera regeneracion ya sea violenta o pacifica,vuelva a poner a nuestra patria al mismo nivel que el resto de Europa.entonces las diferencias ya no sera necesaria.Claro eso costara sangre digo yo,un abrazo,
ResponderEliminarAgustín:
EliminarEsperemos que podamos llegar pacíficamente a los Estados Unidos de Europa. Llegar a base de violencia, no creo que nos compense.
Magnífico como siempre, José Luis.
ResponderEliminarEspaña es diferente porque en sí es diferente, pero también es diferente en algo más que el clima, la variedad regional y las costumbres.
España es diferente porque nuestra Historia reciente está marcada por una Guerra Civil, fruto de la mala cura de una herida llamada 1ª Guerra Mundial, que cerró en falso y originó la 2ª Guerra Mundial en el resto de Europa, anticipándonos nosotros en la contienda, a nivel casero. Aún persiste la división entre españoles por haber sufrido la peor resolución de las tensiones que se desencadenaron en Europa en el S. XX: La Guerra Doméstica.
España es diferente por tener décadas de retraso en la adquisición de libertades, por todo lo anterior y por tener la tasa de políticos ramplones por 1000 habitantes del mundo entero, que solamente sirven para lucrarse y no dudarán en avivar las cenizas de la vieja hoguera del odio con tal de conseguir sus fines.
España es diferente por sus muchos ciudadanos que tiene la víscera partida por la mitad y todavía no se han enterado de que el cerebro, partido también en dos hemisferios, es el órgano que nos permite pensar y no la gónada de la "puta idea" que manejan los Partidos y Sindicatos para permanecer en el poder y utilizar a los descerebrados para sus fines, con argumentos tan pobres como los que son capaces de esgrimir hasta ahora.
España es diferente porque los españoles no hemos sabido diferenciarnos aún de la masa y nuestros políticos, cuando hablan sus estupideces, no son capaces de "hacer subir el pan".
Un abrazo, José Luis.
Jano:
EliminarAsí es, amigo Jano, son muchas las cosas que nos diferencian del común de los mortales de Europa. Tendremos que ponernos las pilas, al menos, para no desentonar e integrarnos en ese proyecto común de Europa. No es hora de poner fronteras, de volver a revivir el caciquismo. Necesitamos todo lo contrario.
Gracias por ese resumen. La verdad que como un extranjero que ha vivido en Barcelona durante unos años, tengo muchas opiniones sobre esa ilogica situacion. Desde luego que España tiene sus peculiaridades porque nunca he encontrado semajante situacion, ni en los Maoris de NZ, ni en la gente de Quebec, etc.
ResponderEliminarLa unica raza que tiene esa necesidad de afirmar constantemente su razon de ser son los palestinos, que igual que los catalanes provienen de los fenicios si no me equivoco. Y no es por casualidad que hoy en dia no existe una nacion formado mayoritariamente por un pueblo de origen fenicio. Algo tiene que ver con su carencia como una raza para formar una nacion y luchar por su trozo de terreno.
Un saludazo
Edwin
maskfighter23:
EliminarEl problema lo genera una minoría que maneja el Poder. Y como desde ese poder han manejado la educación de manera torticera, está ahora saliendo una juventud que se cree todo eso que le han metido en la cabeza. Pero observa una cosa: esos políticos irresponsables mandan a sus hijos a colegios donde no adulteran la historia y les enseñan más bien el español y el ingles ( el catalán muy superficialmente) y así sus hijos tendrán enormes ventajas sobre los demás catalanes para situarse debidamente el día de mañana, e incluso para heredar los puestos políticos de sus papis.
Un abrazo
Esto ya no tiene marcha atrás, solo con mano dura se conseguría algo y Mariano no está por la labor, hoy mismo, Camacho decía que sólo Duran puede frenar la independencia dando instrucciones a sus diputados para romper con Convergencia y formar un grupo propio en el Parlamento catalán. Tamaña estupidez solo es posible en España.
ResponderEliminarAnte el mutismo del Gobierno español, los separatistas en Cataluña se han crecido y, al final, nos va a pasar como a la antigua República romana a la que, a pesar del poder de sus legiones, puso de rodillas Espartaco con su indisciplinado ejército de esclavos.
ResponderEliminarLa táctica de los señoritos catalanes es clara: pedir, pedir y pedir. El Gobierno, quiera o no, acabará por ceder en algo obligado por su condición a "frenar cualquier conflicto", siguiendo la actitud cobardona (mantenida por la derecha) o claramente traidora (la eterna izquierda).
ResponderEliminarAsí era el juego hasta la entrada de los radicales de ERC que, a cambio de su apoyo, le han puesto la soga al cuello a Mas... y por consiguiente, a Rajoy.
No tiene esto buenas perspectivas, José Luís.
Un saludo.