Los miembros del Gobierno de Mariano Rajoy, desde hace
algunas fechas, aprovechan todas sus salidas en los medios de comunicación para
señalar cumplidamente las bondades de las distintas reformas económicas puestas
en marcha, casi al principio de la legislatura. Según dicen, se atisba ya luz
al final del túnel, gracias principalmente a la reforma laboral y a la reforma del
sector financiero. Su optimismo, fingido o real, no tiene límites y afirman muy
ufanos que estamos llegando al final de la recesión. Y alegan como medida que
avala esa previsión, el aumento notable de las exportaciones de bienes y
servicios.
El primero en echar las campanas al vuelo ha sido el ministro
de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, basándose precisamente en el supuesto
superávit en la balanza de pagos que se augura al final de este ejercicio.
Según las previsiones del ministro y del Gobierno, creceremos negativamente en
los dos primeros trimestres del año, para tener una tasa de crecimiento muy
próxima a cero en el tercer trimestre y que pasará a ser positiva en el cuarto.
Y dice que, en 2014, creceremos en torno al 1% y comenzaremos a crear empleo.
Las previsiones económicas del Ejecutivo son demasiado
optimistas y difieren notablemente de lo pronosticado por otras destacadas
fuentes nacionales e internacionales. Son muchos los expertos analistas y las
entidades financieras que vaticinan para España un año 2013 peor que el de
2012. Comparando las previsiones para 2013 con los datos obtenidos en 2012, admiten,
eso sí, una mejora considerable en las exportaciones y un avance muy tímido en
el IPC. Pero aseguran rotundamente que tanto el porcentaje del PIB, como el consumo de los hogares y la
tasa de desempleo van a quedar muy lejos de lo augurado por el Gobierno.
El panel de expertos de la Fundación de las Cajas de Ahorro
(FUNCAS) es meridianamente claro al respecto. De acuerdo con los datos
reflejados en dicho panel, el PIB español seguirá cayendo, hasta llegar al
-1,5% en 2013. Y el Gobierno, sin embargo, nos habla de una caída del -0,5% del PIB. Las instituciones que
conforman ese panel, en cambio, aventuran un crecimiento del 0,7% de la
economía española, gracias sobre todo al empuje del sector exterior y, en muy
poca medida, al leve repunte del consumo
privado.
Estamos en el mismo caso con el consumo de los
hogares españoles. De acuerdo con el panel publicado por FUNCAS,
el consumo privado podría alcanzar la preocupante cifra negativa del -2,3% en 2013. El Gobierno, como era de
esperar, mejora sustancialmente este dato y lo deja en un -1,4%. Para el grupo
de expertos incluidos en dicho panel, en 2014 dejará de caer el consumo privado
y crecerá nuevamente la inversión en maquinaria y en bienes de equipo.
Tampoco va a ser halagüeña la evolución del desempleo en
España. De acuerdo con los datos de la EPA, la tasa de paro en 2012 se situó en
el 26% de la población activa española, alcanzando la espeluznante cifra de
5.965.400 parados. Según dichos expertos, el porcentaje de desempleados en
España alcanzará el 26,8% en 2013, y del 26,5 para 2014. El Gobierno de Mariano
Rajoy cifra en 24,3% la tasa de paro para 2013.
En cuanto al déficit público, no se han cumplido nunca las
previsiones adelantadas por el Ejecutivo, y menos aún los objetivos marcados
por Bruselas. En 2012, por ejemplo, Bruselas había fijado para España un
déficit del 4,4% del PIB y lo elevó posteriormente al 5,8% a petición del
Gobierno de Rajoy. Pero ni utilizando trucos contables fuimos capaces de ajustarnos
a estas exigencias comunitarias y finalizamos el año con un déficit del 6,98%
del PIB, en vez de en el 6,74% pregonado por Cristóbal Montoro. Y según todos
los indicios, tampoco cumpliremos el objetivo de déficit público marcado por
Bruselas ni 2013, ni en 2014. Los analistas coinciden en señalar que el déficit
de España estará en el 5,6% en 2013 y en el 4,4% en 2014.
La mejora del 2,1% del IPC, prevista por los expertos para
España durante el año 2013, sigue siendo claramente insuficiente para salir de
la crisis. Y como el Gobierno de Mariano Rajoy no se atreve a pinchar la
burbuja administrativa y necesita continuamente cantidades astronómicas de
dinero para hacer frente a los enormes gastos derivados de nuestro desmesurado
sistema burocrático, mantiene esa presión fiscal desorbitada que tanto
perjudica a las clases más desfavorecidas. Por lo tanto, no es de extrañar que
disminuya peligrosamente la ya escasa inversión pública y que se acentúen
paralelamente las desigualdades sociales.
Nadie en Europa ha sido golpeado tan duramente por la crisis
económica como la familia media española. El mercado de trabajo en España
alcanza, en estos momentos, una tasa de paro de casi un 27% y sin perspectiva
alguna de recuperación. Nuestra tasa de desempleo supera en más de dos veces y
media al promedio comunitario. Superamos incluso a Portugal y a Irlanda. No es
pues de extrañar que estas familias dispongan cada vez de menos renta y, al
final, se vean obligadas a utilizar los
pequeños ahorros para cubrir adecuadamente el consumo básico.
Da buena prueba de ello el continuado descenso de los
depósitos bancarios familiares y las ventas frecuentes de los pocos activos
financieros que les van quedando. Pero no todas esas familias disponen de
ahorros de los que puedan echar mano para sufragar, en un momento determinado,
alguna necesidad imprevista. La famosa burbuja inmobiliaria influyó
decisivamente para que muchas de esas familias, en vez de disponer de ahorros, tengan
enormes deudas por hipotecas sobre
viviendas que cada vez valen menos.
Estos datos, por sí solos, son determinantes para que caiga
estrepitosamente el consumo privado y
ahonde aún más la ya prolongada recesión española. Y no digamos nada, si
añadimos que, en muchos de los hogares españoles, todos los miembros de la
unidad familiar están en el paro y ya no cobran ninguna prestación económica. Esta
desastrosa situación se ha llevado por delante a muchas empresas que, como el
comercio minorista, dependen en mayor o menor medida del consumo familiar. Y los
más afectados, los que más sufren los efectos perversos de esta crisis, son
precisamente las personas más pobres, los que menos tienen.
Y no hay indicios claros de que pueda cambiar en breve tan dramática situación. La inversión sigue
descendiendo y cada vez son más las empresas que se ven abocadas al cierre y no
hay nada que nos lleve a pensar que está muy cerca nuestra recuperación
económica y la creación de puestos de
trabajo. Entre tanto, el aumento del desempleo, los recortes salariales y
sociales no harán más que ahondar la ya enorme brecha que existe entre pobres y
ricos. Cáritas Española, a través de la Fundación Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada (FOESSA), ha
explicado muy bien ese proceso que se traduce en un ensanchamiento considerable
de la franja de los menesterosos.
De acuerdo con el informe FOESSA, la distribución de la renta
agranda las desigualdades en España,
profundizando simultáneamente el proceso de empobrecimiento tanto en
extensión como en profundidad. Y como bien dice Cáritas en su reciente informe,
el “incremento de la desigualdad ha venido acompañado de una disminución de los
recursos de protección social pública en su vertiente redistributiva y
asistencial”.
Tal como advierte esta organización asistencial de la Iglesia
católica, los ingresos de los hogares modestos han caído, desde 2006, casi un
5% cada año. Los hogares de los más
ricos han tenido, sin embargo, el crecimiento mayor de toda la población. De
modo que hoy día, las personas más ricas de España disfrutan de unos ingresos
medios siete veces superior a los de quienes menos rentas tienen. Y esta diferencia
se ha incrementado un 30% desde el comienzo de la crisis económica.
La destrucción de empleo, los recortes salariales y los
incrementos de los tipos marginales del IRPF y los del IVA, han tenido como
resultado esa reducción tan espectacular
de la capacidad adquisitiva de los hogares españoles. Su nivel de renta
cayó un 4% desde el año 2007 y, para agravar aún más la situación, subió un 10%
el precio de los artículos básicos, lo que les hace mucho más vulnerables y los acerca
considerablemente a la pobreza más severa. Y hoy ya tenemos más de 1.833.700
hogares españoles con todos sus miembros activos en el paro, un 10,53% del
total, según cálculos de la EPA.
Los datos que nos ofrece Cáritas son aterradores. El 21,8% de
los españoles, unos 10 millones de personas en números redondos, vive en
situación de pobreza relativa. Son ya tres millones los españoles que están en
situación de pobreza severa y, por lo tanto, padeciendo la exclusión social. En
total, son más de 630.000 los hogares españoles
que, sin ingreso alguno, con lo que todos sus miembros afrontan situaciones
terribles de pobreza, vulnerabilidad y marginación, que se exacerban cuando hay
niños de por medio.
Gijón, 1 de abril de 2013
José Luis valladares Fernández
Y, por si fuera poco, hoy el FMI, anuncia que de recuperación en el 2014, nada de nada, todo lo contrario, según sus previsiones, la tasa de paro alcanzará el 27%. Y A largo plazo, las perspectivas no son nada alagüeñas, estaremos pagando intereses de la deuda años y años.
ResponderEliminarAsí que el optimismo, debe ser para esos que tú dices, los ricos, a los que se ve que la situación les va de maravilla.
Una vez mas un post demoledor en donde hace un riguroso examen,de como esta la situacion economica y social en nuestra nacion.Luego que no se quejen si a las masas le da por ponerse borde,un abrazo,
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