EN DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD PARA MAYORES (1)

Si nos atenemos a los hechos, Gijón siempre llega tarde a todo. Cuando aquí  se pone en marcha algún proyecto, lleva ya años funcionando plenamente en otras ciudades, que son incluso menos importantes que Gijón. Es el caso, por ejemplo, de la Universidad para Mayores. Y en esto, algo tendrían que decir, me parece a mí, los distintos responsables políticos que, a lo largo de tantos años, han estado dirigiendo  la vida municipal gijonesa.

Cuando los responsables máximos de la Corporación Municipal deciden abrir en 2012 una sede para impartir en Gijón el Programa Universitario para Mayores de la Universidad de Oviedo (PUMUO), llevaba ya años funcionando satisfactoriamente en casi todas las ciudades importantes de España. Sin ir más lejos, cuando se puso en marcha este programa en Gijón, las personas mayores de Oviedo llevaban ya diez años disfrutando de ese programa y cinco las de la Villa del Adelantado. Y eso que Gijón, siempre ha contado con más habitantes  y, por supuesto, con más personas mayores que Oviedo y que Avilés.

Con este programa de formación, la Universidad para Mayores, trata de abrir un espacio de encuentro y participación a todas aquellas personas que, teniendo más de cincuenta años, dispongan de tiempo libre  y quieran aprovecharlo para ampliar sus conocimientos. Se trata, en realidad, de proporcionar a los interesados una formación universitaria de carácter general, es verdad, pero sumamente útil para mantener incólume su propia autoestima personal, fomentar su gusto por el conocimiento y la cultura, y desarrollar plenamente su creatividad para que se animen a permanecer activos al servicio de la sociedad.

En los cursos organizados por la Universidad para Mayores tenemos una parte eminentemente teórica, con asignaturas de Humanidades, de Ciencias Jurídico-Sociales, de Tecnología y de Ciencias de la Salud. Son todas ellas obligatorias y comunes a todos los alumnos. Hay otra parte predominantemente práctica, que es optativa y está orientada a desarrollar las habilidades de las personas que siguen estos cursos. Se completa el programa asistiendo voluntariamente a otras actividades culturales complementarias, como puede ser el teatro, los conciertos de música, las exposiciones o las conferencias.

Como dijo el dramaturgo griego Esquilo, “el viejo se halla siempre a tiempo de aprender”. Y la Universidad para Mayores trata de hacer precisamente eso con su Plan de Estudios, que quienes nos estamos haciendo viejos, sigamos manteniendo intelectualmente activa nuestra mente, que aprendamos al menos a envejecer, dejando a un lado recuerdos y nostalgias inútiles. El saber por el saber es ya un premio más que suficiente, porque así, culminamos creatívamente nuestra propia existencia, que no es poco, y nos sentiremos más útiles al servicio de la sociedad

Por lo tanto, pedimos a los responsables del Gobierno Municipal de Gijón, que hagan todo lo que esté en su mano para que siga abierta esta sede de la Universidad para Mayores.. Hasta ahora, es verdad, no han sido muchas las personas que han pasado por sus aulas. Hay que tener en cuenta, que ni se ha hecho una publicidad adecuada de este servicio académico, ni se ha encontrado aún una ubicación apropiada para impartir esas clases. Esperemos que, desde este momento, se solucionen definitivamente esos problemas para que sean muchas las personas mayores que realicen esos cursos y, así, sigan manteniendo intacta su ilusión y sus ganas de vivir y de ser útiles a la sociedad y no una carga.

 José Luis Valladares Fernández

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(1) Publicado en EL Comercio del 1  de marzo de 2016