Siempre ha habido personajes desvergonzados
que se sirven del pueblo llano para mejorar así su situación personal. En la
antigua Roma, por ejemplo, la gente era muy supersticiosa y se distinguía
precisamente por su candidez y por su credulidad. En consecuencia, aquellos
romanos primitivos eran muy dados a los ritos adivinatorios y querían tener
siempre a su lado a algún espontaneo que, siguiendo la costumbre de los
etruscos, se atreviera a escrutar los designios y los propósitos ocultos de los
dioses.
Y tuvo tanto éxito la adivinación
ocasional que, interpretar la voluntad de los dioses, terminó siendo una profesión
oficial, ejercida preferentemente por dos grupos sacerdotales, loa Augures y
los Arúspices. Los Augures, que contaban con una veneración sin límites entre
los romanos, vaticinaban el futuro a través del vuelo de las aves y del apetito
de los pollos sagrados. Los Arúspices, en cambio, formaban parte de una
jerarquía notablemente inferior a la de los Augures, y predecían el futuro
examinando minuciosamente las entrañas de las víctimas ofrecidas en sacrificio.
Estos adivinos profesionales se
convirtieron en los intérpretes oficiales de los dioses, y su prestigio se
mantuvo hasta el fin de la República. Eran los encargados legales de
interpretar cualquier clase de presagio y todos aquellos fenómenos catalogados
como extraordinarios, y que aparentemente no tenían nada que ver con la
normalidad. Contaban con la admiración de todos los ciudadanos de Roma, incluidos,
claro está, los que se ocupaban de las más altas magistraturas del Estado. Y a
veces, se aprovechaban descaradamente de su enorme popularidad y de su
indiscutible reputación, para manejar a su antojo a la gente llana del pueblo
que, en realidad, es lo que hace ahora la ultraizquierda para manipular a los
indignados con el sistema.
La última crisis económica
mundial, que afectó a España de una manera especialmente dramática, comenzó en
septiembre de 2008 con la caída del banco estadounidense Lehman Brothers y la
quiebra de otros bancos menores de inversión. Y aunque la nueva depresión
estaba ya causando verdaderos estragos en nuestra economía, el presidente del Gobierno de entonces, José
Luis Rodríguez Zapatero, no sé si por incuria o por dejadez, no dudaba en
afirmar que España seguía participando en la “Champions League de las economías
mundiales” y que progresábamos “más rápidamente” que los demás países de
nuestro entorno.
En ningún otro país de La Unión
Europea tuvieron que cargar, por culpa de esa crisis económica, con unos resultados
tan catastróficos y tan generalizados como en España. Y todo, porque Zapatero
no supo gestionar adecuadamente semejante depresión. Y como suele ocurrir casi
siempre, cuando el Gobierno de turno trata de ocultar esa situación, la crisis
económica termina provocando también una crisis política, una crisis social y
hasta una crisis institucional y territorial. Y esto fue lo que sucedió con la
última crisis económica mundial que padecimos y que aún sigue dando sus
coletazos.
Para protestar contra la
indolencia y la desidia del Gobierno, varios colectivos de parados y desahuciados,
que estaban siendo especialmente castigados por la recesión, constituyeron la
plataforma Democracia Real Ya. Las multitudinarias manifestaciones del 15 de
mayo de 2011 que se celebraron en casi
todas las principales ciudades españolas, fueron convocadas, a través de las distintas
redes sociales, por los que en realidad manejaban los hilos de esa plataforma
ciudadana.
Así fue como nació el famoso Movimiento 15-M, o de los indignados, que en todas sus protestas
se posicionaban claramente a favor de una democracia más participativa, totalmente
alejada del bipartidismo clásico formado por los partidos políticos
tradicionales del PSOE y del Partido Popular y alejada, faltaría más, del dominio de los bancos y corporaciones y,
por supuesto, de todos los poderes fácticos que no controlan ellos. Al día
siguiente de esa manifestación, comenzaron realmente las acampadas en la madrileña
Puerta del Sol. A partir de entonces, se generalizaron en toda España las protestas anti-establishment y anti-sistema.
Los activistas radicales y de
ultraizquierda, que manipulan a su antojo todo ese colectivo de indignados, transformaron esas acampadas en asambleas populares
abiertas a todos los ciudadanos. Los grupos de trabajo de dichas asambleas se
reunían periódicamente en las plazas o parques públicos de las principales
ciudades españolas y aportaban, cómo no, distintos proyectos políticos, vinculados
todos ellos a los colectivos originados con el Movimiento 15-M. En algunos
casos, esos proyectos
cristalizaron en verdaderos partidos políticos. Es el caso, por ejemplo, del Partido X, fundado en enero de 2013 y Podemos en marzo de 2014. Posteriormente
fueron surgiendo otras formaciones políticas que pasaron a ser confluencias o
meras marcas blancas de Podemos.
Pero eso sí, la identidad
ideológica de los líderes de todos estos
partidos es francamente muy particular. Son populistas, radicales, anti-sistema
y, por supuesto, claramente antieuropeos. No ocultan su afiliación leninista y
bolivariana y practican un izquierdismo maximalista un tanto utópico, pero que
gusta a los que están descontentos con su suerte. Tanto Pablo Iglesias como sus
huestes, presumen de una manera muy chulesca de ser violentos y de estar
siempre prestos a “aplicar la justicia proletaria”. Y hay veces que, para
disimular sus inconfundibles rasgos mesiánicos, se comportan como auténticos
matones de barrio.
Los dirigentes de Podemos o de
cualquiera de sus marcas blancas, han pasado casi todos ellos por el tristemente célebre campus
de Somosaguas, y se dedican como los antiguos Augures y los Arúspices, a
embaucar descaradamente a las gentes llanas que sufren algún problema. Dice
Pablo Iglesias que con Podemos se repite la historia del 2 de mayo de 1808,
cuando “los de siempre, los de abajo, los humildes” se alzaron contra los
invasores, contra los “gobernantes que solo defendían sus privilegios”. Y para
eso surge Podemos, para regenerar la vida
pública y "recuperar las instituciones de las manos de la
mafia".
Es un hecho incuestionable que
Podemos, con el apoyo expreso de todas sus confluencias, lleva tiempo tratando
de hacerse con las instituciones de Estado, para ponerlas, según dicen, al
servicio exclusivo de los ciudadanos decentes. Y prometen, es verdad que,
cuando suceda eso, se acabará la corrupción y desaparecerán definitivamente las
famosas puertas giratorias que utilizan impunemente los representantes públicos
de “la casta” para sentarse en los consejos de administración de las empresas
estratégicas.
Los miembros de esa soldadesca de
Somosaguas irrumpieron en la vida política española dando continuamente lecciones
de honestidad democrática. Todo cambió cuando, con la inestimable ayuda del
PSOE, lograron asaltar el cielo y
comenzaron a gobernar los municipios más importantes de España. Continuaron, es
verdad, anatematizando a los de la casta y predicando a todas horas decencia
política, pero haciendo, a partir de entonces, lo que ellos tanto criticaban:
conceder cargos a dedo a sus parientes y amigos más próximos.
Gracias a la irresponsabilidad y
al sectarismo de un líder socialista tan gris como Pedro Sánchez, las gentes del
entorno de Podemos se hicieron con varios ayuntamientos. Y aunque llegaron,
según dicen, con la intención de
regenerar la vida pública y acabar de una vez por todas con la reprobada
actuación de “la casta”, hicieron desde el primer momento aquello que
criticaban. Y en muchos casos, empequeñecieron a Pisístrato, aquel destacado
tirano griego del siglo VI a. C., que entrego la mayoría de los cargos
políticos y públicos a sus familiares y
amigos más cercanos para proteger su poder de los aristócratas atenienses.
Si nos atenemos a los hechos,
ninguno de los dos grandes partidos tradicionales practicó el nepotismos con
tanta intensidad, como están haciendo ahora las mesnadas de Podemos y de su
jungla de marcas blancas. Sin molestarse en buscar excusas y omitiendo
cualquier clase de autocrítica, utilizan de manera recurrente su dedo para dar
empleo a sus familiares directos, a sus allegados y amigos, a sus
correligionarios y, por supuesto, a sus parejas y ex parejas sentimentales. Y como
era de esperar, con unos sueldos francamente generosos, siempre por encima, ahí
es nada, de los 50.000 euros anuales.
Está visto que, el “amiguismo”, en vez de disminuir o
desaparecer, aumentó considerablemente en todos aquellos Ayuntamientos que pasaron a manos de
Podemos o de alguna de sus confluencias. Procuran, eso sí, justificar esos
nombramientos a dedo, aduciendo que se trata, en realidad, de
“cargos de confianza”, contratados exclusivamente como personal eventual,
y que además, según explican, cuentan todos ellos con conocimientos
profesionales debidamente contrastados y con
una experiencia profesional adecuada.
Y es en los Ayuntamientos de
Madrid y de Barcelona, donde tenemos
actualmente los casos más escandalosos de “enchufismo”
irregular o nepotismo. La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, por ejemplo, se
ha pasado unos cuantos pueblos, rifando contratos de asesores y cargos de
confianza entre la gran familia de Ahora Madrid, marca blanca de Podemos. El
mismo día de su investidura, Manuela
Carmena ya fichó a Luis Cueto, su sobrino, como coordinador general de la
Alcaldía, nombrándole posteriormente
presidente de la Junta rectora de
Ifema.
Poco tiempo después, la regidora
madrileña enchufa a Luis Maestre, el
padre de la portavoz municipal, Rita Maestre, como subdirector de Atención al
Contribuyente en la Agencia Tributaria del
Ayuntamiento de Madrid. A los pocos días, nombra a Francisco Pérez
Ramos, Consejero de Mercamadrid. En la
lista de agraciados, aparecerán después Samuel Romero Aporta, hijo de una
candidata a las primarias de Ahora Madrid, y Pablo Carralero Ortiz, amigo
personal del concejal de urbanismo José Manuel calvo, y un largo etc., hasta completar al menos casi
medio centenar de enchufados.
Cuando Ada Colau abandona su
activismo social y callejero para dedicarse a la actividad política, promete
expresamente erradicar la lacra del “enchufismo”
del Ayuntamientos de la Ciudad Condal. Pero nada más aterrizar en la
alcaldía, comenzó a repartir también cargos a dedo entre sus deudos, allegados
y amigos. Y mira por donde, encontramos entre los agraciados a Adriá Alemany,
su actual pareja ya Vanesa Valiño, la compañera sentimental de su número dos,
Gerardo Pisarello.
Es muy llamativo el caso de Adriá
Alemany, porque Ada Colau trató de colocarlo como portavoz municipal, sin ser
concejal y sin haber ido en ninguna lista electoral. Al final, ante las duras
críticas hasta de las formaciones políticas afines, desiste de su intento y le nombra
responsable de Relaciones Políticas e Institucionales de su propio partido, Barcelona
en Comú
Asusta la doble moral de todos
estos salvapatrias de la última hornada que dicen que vienen para poner orden y
regenerar la vida pública. Y con gente así, no vamos a ninguna parte.
José Luis Valladares Fernández
El enchufismo es lo mas rentable,para los mediocres del chollo politico.Aqui se trata una vez mas de asegurarse las habichuelas.El modesto votante es un cero a la izquierda,saludos,
ResponderEliminarEstá visto que no es lo mismo predicar que dar grano. No han llegado y demuestran estar tan podridos, o más, que aquellos a los que critican.
EliminarSaludos
Estos partidos se desenvuelven bien en el río revuelto, pero en cuanto llegan al poder, se les ve el plumero, si es que alguien no se lo había visto ya, que parece que algunos no se enteran o no quieren hacerlo.
ResponderEliminarQue los compre quien no les conozca. Pero a estas alturas de la película, todo el mundo sabe ya lo que pueden dar de sí.
EliminarPor desgracia, esta especie ahora mismo sobreabunda y sobreactúa y demasiados les compran la burra coja, un fantasma vuelve a recorrer Europa (y más sitios) y es realmente preocupante.
ResponderEliminarSaludos y feliz Pascua.
Desgraciadamente, les ha apoyad mucha gente, para castigar a las otras formaciones políticas, sin darse cuenta que pueden ser ellos también castigados, si semejante tropa llegara a gobernar.
EliminarSaludos cordiales, y feliz Pascua de Resurrección.
Lo primero que hicieron nada más ocupar el poder fue enchufar amigos, con la justificación de que "es legal", la misma que usaba "la casta".
ResponderEliminarEstán demostrando que son ellos más casta que el PP y PSOE juntos. ¡Vaya tropa!
Eliminar