Es evidente la afición de José Luís Rodríguez Zapatero por los mítines, en los que ofrece siempre mejoras sociales y económicas, que no llegan nunca. Ni que fuera la bruja Lola, pronosticando nuestro inmejorable futuro económico y político. Pero, al igual que dicha bruja, no acierta ni por casualidad.
Ahora prevé un cambio de tendencia importante en la destrucción de empleo para el mes de marzo o, como mucho, para el segundo semestre del año. Esa reactivación positiva del empleo, vendrá dada, según él, por la operatividad del dinero puesto en manos de los Bancos y de los Ayuntamientos. Si Zapatero espera que se cumpla este pronóstico, es que confunde la ilusión con la cruda realidad. Y en tal caso, estaría incapacitado para ver el alcance del grave problema económico que nos aqueja. Pues ese dinero, dado de esa manera y sin control alguno, únicamente servirá para aumentar nuestra ya muy abultada deuda pública.
Zapatero y su gobierno debieran medir mejor las consecuencias de sus decisiones, pues corremos el riesgo de caer en una preocupante depresión económica. Es evidente que, por falta de demanda, a la recesión que padecemos, se está uniendo una caída generalizada del nivel de precios de bienes y servicios. Y no hay peor mezcla explosiva, para dinamitar puestos de trabajo, que la conjunción de recesión y deflación. Y más si, como parece, no hay manera de ajustar la oferta a la baja, al mismo ritmo que cae la demanda.
Todo indica que Zapatero no tiene ni idea del problema que nos aqueja. No sabe por qué crecíamos cuando crecíamos, ni ahora sabe por qué nos estamos hundiendo en esta crisis sin parangón. No ha sabido medir las consecuencias de nuestro alto nivel de endeudamiento y de nuestra abultada dependencia de la financiación exterior. Añadamos, además, el elevado peso que el sector inmobiliario tiene en nuestra economía.
Nuestro principal problema tiene su origen en nuestro crecimiento económico, que, visto estructuralmente, es prácticamente tercermundista. No hemos sido capaces de adaptarnos a la globalización, lo que nos ha llevado a perder un 15% de cuota de mercado en el comercio mundial. Nuestro crecimiento pasado fue posible gracias al alto consumo interno, motivado por el incremento masivo de la población inmigrante y por el turismo.
El consumo interno, sin control, produjo un endeudamiento masivo de las familias. Endeudamiento que afectó también a las empresas y a las entidades financieras. Por si esto fuera poco, nuestro déficit exterior está, incluso, por encima del 11% del PIB. Esto es, producimos, como mínimo, un 11% menos de lo que realmente consumimos. Y no debemos olvidar que casi un 50% de la población ocupada es, desgraciadamente, mileurista.
Y en el horizonte, no hay nada que nos lleve a mirar el futuro con optimismo. Son muchos los organismos independientes, nacionales e internacionales, que nos auguran aún peores perspectivas económicas para el año 2009. Según ellos, España será uno de los países desarrollados que más acuse la crisis en dicho año. La Fundación de Cajas de Ahorros calcula un descenso del PIB, al igual que el Gobierno, en torno al 1,6%. Es el pronóstico más favorable. La UE, desde Bruselas, indica que esa caída llegará inevitablemente al 2% del PIB. El Deutsche Bank eleva esta caída hasta el 2,6%.
Si a todo esto añadimos la situación actual del consumo privado y la caída en picado del turismo, la destrucción de puestos de trabajo continuará aumentando escandalosamente. Así lo interpreta también M. Á. Fernández Ordóñez, cuando dice que “Los consumidores no consumen, los empresarios no contratan, los inversores no invierten y los bancos no prestan”.
Tenemos el triste privilegio de encabezar las estadísticas del paro, con un 14,4% frente al 7,8% de media de la UE. Y si miramos a los menores de 25 años, el resultado es aún más escandaloso: mientras que en la Comunidad Europea nos encontramos con una media de 16,4% de paro, en España llegamos al 29,4%. Y esto teniendo en cuenta solamente nuestras cifras oficiales de paro, que son completamente falsas. Habría que incluir a las personas del “efecto Caldera” (DENOS), y a todos aquellos que están parados y no figuran en las listas del INEM.
En 2008 ya superamos ampliamente la barrera del 3% de déficit, violando el Pacto de Estabilidad acordado en Maastricht. Esto ya supuso que el organismo Standard & Poors cuestionara nuestra solvencia primero y nos rebajara después en un punto la calificación máxima. Esto restringe la Inversión extranjera en España y encarece el poco dinero que llegue.
Y lo peor aún está por venir. La mayoría de los analistas internacionales están de acuerdo con el Deutsche Bank que augura para 2009, que nuestro déficit público cerrará el año por encima del 4,7% del PIB, cifra que Bruselas eleva hasta el 6,2%. Solbes cuestiona esta posibilidad y, adoptando un aire de funcionario de Pompas Fúnebres como es su costumbre, confiesa que, como mucho, puede llegar ese déficit a un 5,8%.
Para remediar estos males, Zapatero pone en marcha el plan “E”. Se trata de unas cuantas medidas enlatadas, ya expuestas en planes anteriores. Medidas, por otra parte, típicamente socialistas: una fuerte expansión del gasto público y un incremento brutal de la presión fiscal. El déficit creciente de nuestras Administraciones Públicas y los avales al sistema financiero, cortan de raíz todo margen de maniobra ante contingencias futuras. Nada que hacer si, como dicen algunos, la deuda pública supera el 43 % para el conjunto de nuestras administraciones públicas.
Dadas estas circunstancias, necesitamos más que nunca una política de cohesión decidida, y una auténtica solidaridad interregional. La insolidaridad autonómica y el aumento del gasto público, agravará notablemente el problema. Si todo sigue igual, según Bruselas, terminaremos el año con un 16,1% de paro. Y en 2010 rozaremos el 19%.
Es más: hasta pueden quebrar, en un futuro muy próximo, la Seguridad Social y nuestro sistema de pensiones. Hay ya estimaciones autorizadas que prevén la quiebra para el año 2014. Este va a ser el gran legado que recibirán los jubilados de Zapatero, que, al igual que los trabajadores que pierdan su empleo, están abocados a vivir entre la pobreza y el desamparo.
José Luís Valladares Fernández
Muy bien por tu análisis político de la actual realidad española, empañada, como siempre que hay elecciones, por las estratagemas de los líderes socialistas. Unos hacen el juego sucio y otros dan la cara de "inocentes anumalillos". Enhorabuena. Sigue en tu línea digan lo mque digan.
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