jueves, 28 de febrero de 2013

YA ESTÁ BIEN DE TOMADURAS DE PELO


El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba,  cansa hasta las piedras con sus continuas insidias y con sus prédicas extemporáneas. Una de dos, o este es otro Rubalcaba o, si es el mismo, le pasó lo que a Saulo cuando iba camino de Damasco persiguiendo a los cristianos: una oportuna caída del caballo, seguida de una conversión radical. Y al igual que Saulo, Rubalcaba se encontraría, además, con su Ananías particular para que le impusiera sus manos,  para completar tan maravillosa transformación.

De ser un personaje torvo, temido por todos por su maestría en dominar las alcantarillas del Estado, ha pasado a ser otro muy distinto, totalmente transparente y leal con los ciudadanos. Y es que ahora se nos presenta sin doblez alguno, presto incluso a sacarnos de esa  “crisis de moral pública” en que hemos caído. Por lo visto, ya lo hizo con su partido al que adecentó y vacunó definitivamente contra la corrupción. Antes era como Licaón, el famoso tirano de Arcadia que disfrutaba haciendo perecer a todos los que ponían los pies en su reino. Ahora ya no, porque se ha transmutado en Zeus y está dispuesto a impartir justicia. Por eso abandona voluntariamente el Olimpo, para ajustar las cuentas a dicho tirano y para redimir a toda la sociedad española.

Y es que el Rubalcaba que conocíamos tiene un historial extremadamente tortuoso y preocupante, sobre todo desde que,  en 1993, fue nombrado ministro de la Presidencia y de Relaciones con las Cortes. Tan pronto llegó a ese puesto, hizo todo lo posible por granjearse la amistad de algunos miembros del CNI, aunque le importaba muy poco acrecentar sus amigos. Rubalcaba buscaba algo más que una simple amistad, buscaba, ante todo, hacerse con información privilegiada para enfrentarse con ventaja a los demás ciudadanos.

Cuando Rubalcaba llega al Gobierno, ya llevaban años actuando los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), de manera muy especial  en el País Vasco francés. Los crímenes de estos grupos parapoliciales comenzaron a ser altamente sospechosos para la prensa, lo que dio lugar a que se abrieran varias fuentes de investigación periodística. No tardó mucho El Mundo en acusar al Gobierno de estar detrás de esos actos criminales. Aunque sin éxito, Rubalcaba puso todo su empeño en desmontar tan graves acusaciones. Cada vez que intervenía en alguna comunicación como portavoz del Ejecutivo, negaba reiteradamente cualquier implicación del Gobierno con los GAL.

Fue especialmente llamativo el cinismo desplegado por el ministro de la Presidencia, allá por el verano de 1995,tratando de acallar a quienes cargaban a Felipe González con la famosa X de los GAL. Abrió el fuego Ricardo García Damborenea. El ex secretario general de los socialistas vascos había sido interrogado por el entonces despechado juez Baltasar Garzón,  a raíz del secuestro de Segundo Marey. Y Damborenea no dudó en acusar al presidente del Gobierno de su implicación en cada una de las actuaciones de la banda parapolicial española en su lucha ilegal contra los terroristas de ETA.

Y aquí aparece el sorprendente y tortuoso portavoz del Gobierno tratando de despistar a la opinión pública. Rubalcaba estaba perfectamente enterado de la participación activa del Ejecutivo en el nacimiento de los GAL. No en vano formaba parte de ese Gobierno. También sabía con todo detalle, que se estaban  utilizando, de manera irregular, fondos reservados para  subvencionar generosamente a esta banda criminal. Es entonces cuando Rubalcaba, para desviar las fundadas sospechas que recaían sobre Felipe González, pone en marcha sus retorcidas artimañas y acusa sorprendentemente a Damborenea, de “apología de terrorismo”.

Par hacer más plausible su versión, Rubalcaba anuncia la querella inmediata del Ejecutivo contra el díscolo ex secretario general de los socialistas vascos.  Así se pronunciaba aquel día el portavoz del Gobierno:  “El Gobierno entiende que hay motivo para una querella (contra Damborenea) y por eso elevamos al fiscal general del Estado un escrito para una querella que, por una parte, tiene que ver con desacato al presidente del Gobierno y, por otra parte, con un delito de apología del terrorismo”. No entiendo que se pueda acusar de “apología del terrorismo” a una persona que estaba sentado en el banquillo de los acusados por un delito de secuestro. Como era de esperar, nunca se presentó esa querella.

Sin embargo, a Rubalcaba sí que se le podría acusar de  “apología del terrorismo”. No olvidemos que el ex policía José Amedo le inculpó, dando pelos y señales, de reunirse con su abogado para  “negociar la ocultación de la creación de los GAL por el Gobierno de González”. Pero Rubalcaba no se conformó con encubrir intencionadamente el terrorismo de Estado, que había sido impulsado desde el Gobierno. También intervino directamente en la ruptura definitiva del conocido Pacto Antiterrorista firmado a finales del año 2000 por el Partido Popular  y el Partido Socialista Obrero Español.

Desde que Rubalcaba fue nombrado ministro del Interior en abril de 2006 por José Luis Rodríguez Zapatero, las violaciones de este acuerdo fueron continuas y cada vez más graves, hasta terminar pactando el “final de la violencia” con la banda antiterrorista. Ya no se busca la derrota total de ETA, se conforman simplemente con que dejen de matar. Poco tiempo después de hacerse cargo del Ministerio del Interior, el Gobierno de Zapatero reconoció, sin más,  la legitimidad de los objetivos marcados por ETA.

Las negociaciones con la banda etarra se fueron intensificando poco a poco. Se llevaban, eso sí, a espaldas de los ciudadanos, y ni siquiera fueron interrumpidas con el salvaje atentado de la Terminal 4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas. Negociaciones que sirvieron tristemente para abrir de par en par las puertas de las instituciones a los terroristas vascos. Y este hecho, se mire como se mire, es una magnífica victoria política de los etarras y una bochornosa derrota del Estado de Derecho. Esto supone, además, que las casi mil víctimas mortales producidas por ETA sacrificaron inútilmente su vida. Murieron por nada y para nada.

En el marco de esas aberrantes negociaciones, y para dar una muestra de buena voluntad en busca de esa paz negociada, se produce el lamentable caso Faisán. El 4 de mayo de 2006, un policía  entra en el bar Faisán y entrega un teléfono a Joseba Elosua, dueño del bar y presunto miembro de la red de extorsión de ETA. A través de ese teléfono, alguien previene a Elosúa de la operación, montada por la policía, para detener a los miembros de la red de extorsión en el momento de la entrega del dinero recaudado.

Quieren hacernos creer, sin embargo,  que este chivatazo fue protagonizado exclusivamente por la Policía Nacional, para proteger a un compañero infiltrado en el entramado extorsionista etarra. Pero no hay nadie que se crea semejante embolado. No hay policía que, por su cuenta, tome una decisión tan transcendental como esta sin la debida autorización de sus mandos políticos. Es más, seguro que  ni el secretario de Estado de Seguridad, entonces Antonio Camacho, se atrevería a cargar con semejante responsabilidad, sin la complicidad de su inmediato superior jerárquico, que en ese momento era Alfredo Pérez Rubalcaba.

Se trata evidentemente de una operación exclusivamente política o de partido, que forma parte esencial de la nefasta y desgraciada negociación con ETA. Hace falta ser tan retorcido como Rubalcaba para colaborar con tanto desparpajo con una banda terrorista. Jamás le han importado los medios, siempre y cuando le sirvan para lograr el fin que se haya propuesto. No es pues de extrañar que un personaje sin conciencia colabore con ETA, en un momento determinado, con la misma naturalidad con que intervino antaño en la guerra sucia contra esa misma banda terrorista.

Todos sabemos el respeto que siente el actual secretario general del Partido Socialista Obrero Español por las leyes y, sobre todo, por los reglamentos, cuando no le aportan beneficio alguno y más aún si le perjudican. Ahí está, por ejemplo, su desvergonzada actuación a raíz del terrible atentado del 11-M, que aún no ha sido debidamente esclarecido. Se saltó todas las normas legales que rigen en las jornadas de reflexión, previas a unas elecciones generales. Hasta del mismo atentado sabía mucho más que el Gobierno y actuaba como si alguien le estuviera soplando donde estaban cada una de las trampas, las reales y las falsas, que habían dejado grogui al ministro del Interior de entonces.

Son ya casi treinta años los que lleva Rubalcaba desempeñando ininterrumpidamente cargos políticos de importancia. Durante ese periodo, el PSOE ha protagonizado los mayores escándalos de corrupción, de los que son responsables solidarios los miembros del Gobierno y los máximos dirigentes del partido. Rubalcaba, por lo tanto, tiene su alícuota parte de culpa en el affaire de Filesa, Malesa y Time Sport; en los bochornosos casos del BOE, de RENFE,  de Cruz Roja, en el robo sistemático de los fondos reservados, en el espionaje descarado y en el terrorismo de Estado a través de los GAL.  Y no digamos nada de los ERES falsos de la Junta de Andalucía.

Hasta en la Fundación IDEAS, que preside Jesús Caldera, se han distraído últimamente importantes cantidades de dinero procedente de las subvenciones oficiales. Y si después de todo esto, viene Rubalcaba y se atreve a proclamar a los cuatro vientos que  “en el PSOE no hay un euro negro, ni cuentas en B, ni comisiones ilegales”, una de dos: o nos toma por tontos, o nos está tomando el pelo de la manera más desvergonzada posible. De todas maneras es evidente que, en ningún caso, puede dar lecciones de moral a nadie ni exigir la transparencia que él jamás ha practicado. Y es que Rubalcaba, después de tantos años en política,  ya está demasiado visto hasta dentro de su propio partido. Apestan sus continuas admoniciones  o, como dicen en Asturias, ya  ‘fiede’.

Gijón, 9 de febrero de 2013

José Luis Valladares  Fernández

12 comentarios:

  1. Rubalcaba está amrotizado desde hace tiempo.

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  2. RuGalFaisán está acabado a medias. Es un ser hartero que cómo cualquier alimaña ataca con saña cuanto más herido o cercado se siente. En pleno proceso de desintegración de su partido, del cual presumía por federalista, tiene que buscar una salida que no le deje cómo el acabo con el proceso de autodestrucción iniciado por otro negado de la politicástria, su mentor zETAparo.

    Un saludazo.

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    1. Según las últimas encuestas, hasta en el PSOE están de Rubalcaba hasta la coronilla. Y si todavía está ahí, es porque sabe muchas cosas y se defiende como gato panza arriba. A ver si se va ya de una vez.

      Saludos cordiales

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  3. Hola, José Luís:
    Como siempre, un relato ajustado a la memoria histórica real.
    Nada de particular que el que estaba manchado desde los GAL, con el señor X, en su pertinaz empeño de favorecer el terrorismo estuviese presuntamente implicado en el caso Faisán, en negociaciones secretas con la banda terrorista o favoreciese el cierre en falso del 11M. Y como rúbrica, los escándalos de la fundación IDEAS, que se sepa. Y otras cosas.
    Un abrazo

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    1. Es un personaje que tiene más capas que la cebolla. Menos mal que en el PSOE ya se están cansando de él.

      Un abrazo

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  4. A ese ser de los mil nombres, Faisan, 11M, Gal, El Topo, compañero de las ratas en las cloacas tendrían que destinarlo de por vida al lugar que se merece, ese submundo o subsuelo de Madrid, o de su tierra más al norte.

    Saludos,

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  5. El problema de Rubalcaba...es Rubalcaba.
    Un indivíduo con un pasado como el que arrastra -portavoz del Gobierno del GAL, violentador de la jornada de reflexión tras la masacre del 11M, Ministro del Interior en el "chivatazo" a ETA...- en cualquier país serio estaría fuera de la vida política hace mucho tiempo y muy probablemente se habría sentado en un banquillo.

    Saludos.

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  6. Rubalcaba tiene los dias contados, como jefecillo de este acabado partido que es el PSOE.El pobre hombre no sabe que hacer para no se eclipsado por la Chacona,jejeje,un abrazo,

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  7. Por eso no remontan, porque no hay quien se los crea, y porque vale para los apaños pero el foco le achicharra.

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  8. Rubalcaba es un buen químico, un sanador intrigante como Rasputín, un cantabrón de Cantabria; el mono del anís de Cabárceno que, ebrio de poder, se enjabona con GAL como se traga un faisán enterito, porque tragaderas no le faltan. La formulación no se le escapa, como buen químico, siguiendo la ley de Dalton y Lavoisier: la masa total de los reactivos es igual a la masa total de los productos resultantes; y el resultado de nuestro químico-Rubalcaba-es una transposición a la política, jugando con los átomos (del griego actual ατομο, persona)sin el menor pudor atómico, cosa tan sensible y peligrosa, como aquella bomba neutrónica que era "marabillónica" cuando se trataba de OTAN de entrada TURURÚ.
    Recapitulando: que Rubalcaba ha ido evolucionando de Rasputín a Rasputón, de cántabro a cantabrón y de Rubalcaba a Rubalcabrón, porque, según las leyes químicas antes citadas, la materia/energía no se destruye sino que solo se transforma; y si es en España, la transformación es "a peor". Rubalcaba es un químico trasnochado que ya no está en la vanguardia de la química ni de la política y resulta peligroso.
    Un saludo.

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  9. A mí me va y me viene el tema, aparentemente está acabado pero ¿qué no será capaz de hacer semejante elemento para recobrar el poder?

    Una coalición entre IU y el PSOE de Rubalcaba sería acabar como en Bosnia, y sabe que puede conseguirlo.

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