De acuerdo con una
antigua leyenda griega, la diosa del amanecer, la bella Eos -Aurora, según la
mitología latina-, se enamoró perdidamente del mortal Titono. Ella, como los
demás dioses del Olimpo, tenía asegurada la inmortalidad y una eterna juventud.
Y deseando estar siempre junto su amado príncipe troyano, pidió a Zeus, padre
de los dioses, que le hiciera también inmortal. El deseo de la siempre joven y
eterna Eos fue concedido de inmediato. Pero a la enamorada diosa se la escapó
un detalla de vital importancia, se la olvido pedir también la eterna juventud para su deslumbrante
esposo.
Y como Titono no podía
morirse porque disfrutaba del don de la inmortalidad, envejecía progresivamente,
llegando a convertirse en un anciano decrépito, encogido y arrugado. El
deterioro era cada vez más intenso, transformándose por fin en una cigarra, o
en grillo según otras versiones. Entre tanto Eos, cuando se despierta por la
mañana, sigue abriendo las puertas del infierno para que su hermano Helios pueda
conducir por el cielo su carro de fuego cada día, pero lo hace rutinariamente,
sin gracia alguna y llorando, produciendo el rocío con sus lágrimas. Le
atormenta el hecho de ver a su viejo marido totalmente deteriorado por el
exceso de años.
El problema de Titono afecta
desgraciadamente a muchas personas, que han hecho de la política una profesión
definitiva. Pasa el tiempo y siguen ahí, años y más años, simulando una supuesta
defensa de los ciudadanos que nadie les ha pedido, cuando no son más que unos
descarados vividores, que buscan desesperadamente eternizarse en el puesto.
Esto les lleva a impedir el desembarco en política de gentes nuevas con ideas renovadas,
y dispuestas a trabajar de manera desinteresada para mejorar la complicada
situación real de la sociedad española. Son, en realidad, como el conocido
perro del hortelano.
El secretario general del
PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, es uno de esos viejos que, como Titono, arrastra
torpemente el exceso de años en política, tratando de mantenerse en unos cargos
públicos que lo desbordan de manera muy amplia e inevitable. Rubalcaba siempre
se dedicó a urdir toda clase de enredos e intrigas políticas. Y lo hacía
cobardemente, sin dar la cara y desde las cloacas o alcantarillas del Estado. Pero
ahora, le desbordan los acontecimientos y ya está muy viejo hasta para
conspirar.
La verdad es que
Rubalcaba hace esfuerzos sobrehumanos, faltaría más, intentando demostrar que aún tiene suficiente
cuerda para prestar a la sociedad importantes servicios, continuando al frente
de las huestes del PSOE. De ahí que trate de aprovechar la delictiva actuación
del ya tristemente famoso Luis Bárcenas, antiguo ex tesorero del Partido
Popular, para aparentar que resurge siempre de sus cenizas como hace el Ave
Fénix.
Toda la oposición exigió
insistentemente al presidente del Gobierno y del Partido Popular que diera en
el Parlamento cumplidas explicaciones sobre el caso Bárcenas. Pero esta
comparecencia fue vetada una y otra vez gracias a la aritmética parlamentaria. Ante
la evidente imposibilidad de llevar a Mariano Rajoy al Parlamento, el líder del
PSOE y jefe de la oposición hizo esta contundente afirmación: "Si el PP
vuelve a vetar la comparecencia del presidente del Gobierno, presentaré
una moción de censura". Reconoce, eso sí, que “la oposición no tiene
fuerza parlamentaria” ni votos suficientes para que prospere esa hipotética
moción de censura.
Semejante propuesta no ha
tenido mucho éxito entre las demás fuerzas políticas de la oposición. No ha
gustado mucho a los nacionalistas y el resto de la izquierda tiene otras
aspiraciones más en consonancia con sus propios intereses, quiere elecciones
anticipadas. Rubalcaba explica que, de ninguna manera, quiere sustituir al
presidente del Gobierno, que solamente busca las explicaciones de Mariano
Rajoy. Y da una explicación muy clara: se trata de saber “si este presidente
del Gobierno puede continuar o no”. Pero, vista la postura del Partido Popular,
“con su bloqueo a esta cámara, no nos ha dejado otra solución".
De momento, Rubalcaba no
ha querido desvelar ni el alcance de esta amenaza, ni cuando la hará efectiva. Quizás porque se trata de
una iniciativa que, más que suya, es de su propio partido, y que le pide
insistentemente que la oficialice lo antes posible. El secretario general del
PSOE, curándose en salud y para que no le pase lo que a Hernández Mancha en
1987, prefiere la dimisión personal de
Rajoy a la presentación de esa problemática moción de censura. Dice sentirse
con fuerza moral y política para exigir al presidente del Gobierno que deje
paso a otra persona. Y va aún más lejos y dice
que Rajoy tiene que dimitir por "imperativo
ético ineludible".
Pero llama poderosamente
la atención que Alfredo Pérez Rubalcaba, con el bochornoso historial que lleva
a sus espaldas, se atreva a invocar principios éticos y morales para que
Mariano Rajoy abandone inmediatamente la Presidencia del Gobierno. Rubalcaba ha
sido la persona que más mentiras ha dicho en el desempeño de su función
política y sin el menor rubor. Mentir con tanto desparpajo, le ha dado más de un triunfo político. Y es
que en las sociedades enfermas, como la española, siempre triunfan los que se
comportan deshonestamente y los mentirosos.
Recordemos, entre otras
cosas, que fue el portavoz de los GAL y el auténtico responsable del chivatazo
a ETA y el que ha pilotado toda la negociación con esta banda terrorista hasta
llevarla a las Instituciones. Ahora aprovecha el censurable caso Bárcenas para presumir
ostensiblemente de la extrema honradez de su partido y pregonar a los cuatro
vientos que “en el PSOE no hay un euro negro ni cuentas en B, ni comisiones
ilegales”. Habla como si la corrupción
en su partido fuera historia completamente pasada y agrega muy ufano que
el PSOE “aprendió la lección” y que no la olvidan. Se refiere evidentemente a
los escandalosos casos de financiación ilegal del partido socialista a través
de Filesa, Malesa y Time Sport.
Pero se olvida de otros
muchos casos más recientes, que afectan directamente a su partido y eso que es
él su secretario general desde febrero de 2012. No recuerda, por ejemplo, el escandaloso
y delictivo caso de los ERE, organizado por el PSOE para cobrar comisiones
fraudulentas, pagar prejubilaciones irregulares a familiares y amigos, sin
haber trabajado nunca en las empresas afectadas. Con este dinero incontrolado
del “fondo de reptiles”, sustraído a los propios parados, se dieron
sustanciosas subvenciones a empresas que no tenían nada que ver con los ERE y a
personas físicas que no crearon ninguna empresa. También sacaron cuantiosas
partidas de los ERE, faltaría más, sindicalistas de CC.OO. y de la UGT.
Tampoco quiso saber nada
de los contratos a dedo, realizados por la Fundación Ideas para favorecer
descaradamente a familiares directos de la Ejecutiva, como es el caso de la
hermana de la número dos del PSOE, Elena Valenciano. Y esa Fundación Ideas, que
integra a las demás fundaciones ligadas al partido socialista, la preside
precisamente Alfredo Pérez Rubalcaba. Y Rubalcaba, cómo no, subscribe la
afirmación de Soraya Rodríguez, que dice que se trata de contratos “legales y,
por supuesto, morales”.
Está visto que a
Rubalcaba la importan muy poco España y los españoles. Lo único que le preocupa
es afianzar su tambaleante liderazgo al frente del PSOE. Y para eso, nada mejor
que desgastar a Mariano Rajoy utilizando a Bárcenas, el caso Gürtel o cualquier
otro dato comprometido, sea este supuesto o real. Es cierto que Rubalcaba
quiere hacernos ver que es una víctima más de la crítica injusta y de la
maledicencia de sus adversarios políticos. El secretario general de los
socialistas dirá lo que quiera, pero la corrupción política y el trinque
organizado afecta por igual a todos los partidos importantes, es algo
consustancial a toda la clase política actual. Y de momento, no hay indicio
alguno de que haya comenzado la regeneración de esta casta.
Barrillos de Las
Arrimadas, 27 de julio de 2013
José Luis Valladares
Fernández
Uno de los grandes problemas de este país (antes llamado España), es tener que sufrir a una oposición incapacitada para poner los puntos sobre las íes al gobierno.
ResponderEliminarHola, José Luís:
ResponderEliminarYo creo que Titono Rubalcaba tiene la nariz que tiene porque la Ética la huele mal.
Muy bonito post, paseados estos nasturcios de políticos por el mundo griego.
Un abrazo
Mira quien fue a hablar de Etica un maestro del engaño,aparte de un pasado tenebroso.Claro que en verano es la epoca ideal para todos estos muertos vivientes,un saludo,
ResponderEliminarPobrecillo, después de llevar más años en la política que Dios, y haber formado parte de dos gobiernos desastrosos, ahora se le apreció la Virgen.
ResponderEliminarPues eso, patético espectáculo del que no se resigna a que su tiempo ha terminado y tiene la suerte de morir matando. Al final, un cadaver, pero el daño que ha hecho es del todo irreparable.
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